⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Umm…
Thiel se despertó con el rostro desordenado y parpadeó desde su cama. Su cabello ligeramente ondulado estaba completamente enredado.
Thiel se giró para ver la hora. Todavía eran las tres de la madrugada.
Normalmente, Thiel solía despertarse alrededor de las ocho de la mañana, por lo que haberse despertado tan temprano era algo extremadamente inusual.
Thiel abrió la boca, bostezando, y se estiró, con lágrimas brotando en las esquinas de sus ojos.
—Ahhh… ¿Por qué no puedo dormir bien estos días?
Murmuró Thiel mientras se dejaba caer de nuevo sobre la almohada. Era la tercera vez que se despertaba sin haber dormido adecuadamente.
En días como este, siempre había tenido pesadillas, pero al despertar no recordaba qué había soñado, solo quedaba un molesto sentimiento de incomodidad.
¿Desde cuándo fue?
Thiel rodó los ojos, tratando de recordar cuándo había empezado a tener dificultades para dormir.
Había sido hace poco más de una semana, tal vez desde aquel día en que salió con Ferdian Rudian y se encontró con ‘esa persona’.
¿Me habré asustado?
Aunque pensó que no se había sorprendido demasiado ese día, tal vez en el fondo había estado más impactada de lo que creía.
Quizás por eso continuaba teniendo pesadillas y despertándose.
Sin embargo, no quería culpar a esa persona. Thiel ya había escuchado de Karthus por qué esa persona la había atacado.
Además, también había oído que su hermano estaba siendo retenido como rehén. Por eso, no quería culpar a la chica.
Thiel apoyó su mejilla en la almohada y trató de dormir de nuevo, con la esperanza de descansar un poco más. Su mejilla suave se hundió en la almohada esponjosa.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—Thiel, ¿estás despierta?
Ferdian abrió la puerta de la habitación de Thiel y preguntó mientras entraba. Thiel, que solía dormir profundamente hasta que el sol estaba en su punto más alto, se movió perezosamente al escuchar pasos.
Ferdian se acercó a la cama y acarició el cabello de Thiel. Ella parpadeó varias veces antes de abrir los ojos y mirar a Ferdian.
—Uhm… ¿Hermano?
—Te has estado despertando tarde últimamente.
—Es que no he dormido bien… He estado dando vueltas toda la noche. Ahh…
Thiel, bostezando con la boca abierta, se levantó lentamente de la cama. Ria, sabiendo que últimamente Thiel se despertaba tarde, había decidido no molestarla.
Ferdian, con destreza, sacó un cepillo de cuerpo redondeado del cajón de la mesita de noche. Luego, giró a Thiel y comenzó a cepillar su cabello. Su pelo bien cuidado brillaba mientras Ferdian lo peinaba suavemente.
—¿Dices que no has dormido bien? ¿Has estado teniendo problemas para dormir últimamente?
—Sí, creo que he tenido algunas pesadillas…
—¿Pesadillas? Debe ser el estrés por lo que ocurrió. Voy a pedir que te preparen un té que ayude a dormir mejor.
—Ria ya me lo ha traído, así que lo estoy tomando todas las noches antes de dormir.
—Bueno, tampoco es bueno tomarlo tan seguido… Me preocupa.
Ferdian terminó de cepillarle el cabello y acarició la cabeza de Thiel. Ella, con una amplia sonrisa, intentó tranquilizarlo.
—¡Estoy bien! Solo es de vez en cuando. No es que no pueda dormir todas las noches.
—Aun así, me preocupa. Ahora entiendo por qué tu doncella no te ha estado despertando… Esa es la razón.
Ferdian murmuró, mientras Thiel asentía con la cabeza. Luego, de repente, ella pareció percatarse de algo y ladeó la cabeza en señal de curiosidad.
—Pero, hermano, ¿por qué me despertaste? Tú tampoco sueles hacerlo cuando estoy durmiendo…
—Ah, tienes una visita. No quería recibirlo, pero es un invitado que no podemos rechazar.
Al escuchar ‘un invitado que no podemos rechazar’, Thiel inmediatamente supo que se refería a Iandros.
Últimamente, Iandros había estado visitando la mansión Asterian con demasiada frecuencia, lo que causaba una gran molestia a Ferdian y Rudian.
Aunque habían expresado varias veces su preocupación de que, como príncipe heredero, Iandros no debería abandonar el palacio tan a menudo, este simplemente los ignoraba con elegancia.
Como el Emperador había dado su consentimiento, no había mucho que pudieran hacer, y así, Ferdian y Rudian se veían obligados a observar cómo Iandros entraba y salía de la mansión Asterian como si fuera su propia casa.
En ese momento, Ria entró en la habitación con una jofaina de agua para que Thiel se lavara la cara, y luego se retiró.
Mientras Ferdian recogía el cabello de Thiel para peinárselo, murmuró.
—Esta vez dijo algo sobre que tenía algo que mostrarte. Entonces, ¿por qué envió un mensajero en lugar de dártelo él mismo?
—¿Que tiene algo para mostrarme?
—Sí, algo que pensó que te gustaría.
Ferdian se quejó. Thiel, que se estaba lavando la cara con agua tibia, levantó la cabeza ante las palabras de Ferdian.
—¡Es cierto! ¿Dónde está mi pájaro?
—Preparamos una nueva jaula para él. Dijo que la jaula que te dio Iandros era demasiado pequeña, así que ordenó una nueva con adornos dorados. Supongo que los sirvientes deben estar dándole de comer ahora mismo.
Thiel asintió mientras terminaba de lavarse la cara. Planeaba llevar consigo al mensajero cuando fuera a encontrarse con Iandros para agradecerle.
Ferdian, tras terminar de peinarle el cabello, le dio unas palmaditas en la espalda. En ese momento, las criadas entraron en la habitación con el desayuno de Thiel.
Ria había decidido que sería mejor que Thiel desayunara rápidamente en su habitación antes de salir, ya que Iandros la estaba esperando abajo.
Aunque, debido a la hora, técnicamente no era desayuno, sino almuerzo.
—¡Gracias!
Agradeció Thiel, y las sirvientas que habían traído la bandeja con la comida sonrieron y salieron de la habitación.
Thiel devoró rápidamente las jugosas salchichas a la parrilla, el pan tostado crujiente con mermelada de higo, un vaso de leche fresca y un plato de huevos, antes de levantarse de golpe.
Luego, recogió la carta que había escrito la noche anterior, la enrolló cuidadosamente y la guardó en su estuche. Planeaba atar la carta a la pata del mensajero para que la entregara a Iandros.
Ferdian, que la observaba en silencio, arqueó una ceja.
—¿Por qué no le entregas la carta directamente en lugar de ponerla allí?
—¡Voy a pedirle al mensajero que se la entregue por mí!
—Pero Iandros está abajo y tú vas a ir a verlo ahora, ¿no?
—¡Aun así!
—Te has contagiado de las malas costumbres de Ian…
Aun así, Ferdian no regañó a Thiel. Luego se apartó para darle espacio y permitir que Thiel se cambiara de ropa.
Al salir, se encontró con Rudian, que estaba esperando en la puerta para darle los buenos días después de escuchar que Thiel ya estaba despierta. Ferdian negó con la cabeza, indicándole que no entrara, ya que Thiel necesitaba cambiarse. Rudian se retiró, con una expresión de decepción en el rostro.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¡Ian-nim!
Thiel se acercó corriendo con una radiante sonrisa. Sobre su hombro descansaba un pájaro de plumas tan blancas como la nieve.
Era el mensajero que Ian le había regalado, y combinaba perfectamente con el cabello blanco como la nieve de Thiel.
Thiel soltó al pájaro suavemente, y este revoloteó desde el hombro de Thiel hasta el de Iandros. Luego, extendió la pata, mostrando la carta que llevaba atada.
Una sonrisa apareció en los labios de Ian al ver la escena. Mientras sacaba la carta del estuche, Iandros preguntó:
—Vine personalmente, ¿por qué envías la carta con el mensajero, Thiel Asterian?
—¡Porque quería ser la primera en enviarte una carta!
Ante la respuesta alegre de Thiel, Ian sonrió nuevamente. Colocó al pájaro sobre una silla cercana y guardó la carta en su bolsillo.
Entonces, tomó la mano de Thiel.
—Ven, tengo algo que mostrarte.
Thiel asintió con la cabeza.
Iandros agitó su mano en el aire, y se abrió una enorme entrada a una dimensión oculta, el espacio interdimensional de Iandros.
El agujero, que emitía una luz blanca, se abría y cerraba ligeramente, como esperando que Thiel e Iandros entraran. Iandros sostuvo firmemente la mano de Thiel.
Thiel, aún tomando su mano, dio un paso hacia el interior del espacio.
Tan pronto como ambos entraron, la puerta se cerró. Thiel, mirando a su alrededor, murmuraba emocionada.
—¿Esto es lo que querías mostrarme? ¡Hace tanto tiempo que no vengo aquí!
—Lo imagino… No te he traído aquí en años,
Desde hace tres o cuatro años, Iandros no había llevado a Thiel a su espacio interdimensional. Al principio, eso le había molestado un poco.
Sentía como si Iandros hubiera levantado una barrera entre ambos.
Sin embargo, una vez que se dio cuenta de que su actitud hacia ella no había cambiado, dejó de sentirse herida por ello.
Thiel le dio un suave apretón a la mano de Ian antes de soltarla y echó un vistazo al espacio.
Lo primero que llamó su atención fue un cojín… enormemente grande.
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