⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

—¿Cómo puedo creerte?— dijo Karthus mientras miraba a Ossian desde arriba. 

Ossian levantó la vista hacia Karthus, sin saber qué decir.

¡Realmente lo habían dejado atrás! ¿Pero cómo podía probarlo?

Justo cuando Ossian iba a abrir la boca para defenderse de nuevo, Karthus lo interrumpió.

—Está bien. Te interrogaré en la mansión. Llévenselo y enciérrenlo. Lo interrogaré personalmente.

—¡Espera…!

Ossian intentó resistirse, pero los caballeros de Asterian fueron más rápidos. Lo arrastraron afuera.

Mientras lo llevaban, Ossian temblaba de miedo, sin saber cuánto sabía Karthus. ¿Lo sabía todo? ¿Incluso con quién él y ‘Jay’ habían hecho tratos?

Con el rostro pálido, Ossian fue cargado como un bulto sobre el caballo de un caballero de Asterian y trasladado a la mansión.

Después de que Ossian fue llevado, los caballeros que habían estado registrando la parte trasera de la mansión corrieron hacia Karthus e inclinaron la cabeza, indicando que tenían algo que informar.

Karthus asintió, dándoles permiso para hablar. Entonces, uno de los caballeros comenzó su informe.

—Hay huellas que indican que alguien escapó por la puerta trasera. Por la profundidad de las huellas, parece que no se han ido hace mucho.

—¿Cuántas huellas hay?

—Una pareja de huellas de adulto y tres de lo que parecen ser niños. Un adulto y tres niños. En total, cuatro personas escaparon de la mansión.

Después de escuchar todo el informe, Karthus dio su orden.

—Persíganlos de inmediato. No deben escapar. No deben matarlos. Deben traerlos con vida. Y asegúrense de que los niños no tengan ni un solo rasguño.

—Entendido.

Los caballeros respondieron brevemente y salieron a seguir las huellas. No encontraron nada más en la mansión, pero en una esquina del jardín hallaron restos de algo que había sido quemado. 

Probablemente, ‘Jay’ había quemado algo importante antes de huir, para que no quedara nada que pudiera ser descubierto o entendido.

Karthus dudó sobre si ordenar que examinaran los restos, pero decidió no hacerlo. Solo encontrarían cenizas.

Ordenó que todas las cosas que parecían importantes fueran trasladadas a Asterian y que los caballeros vigilaran la mansión vacía. 

Entre los fugitivos, probablemente estaba el hermano menor de la joven, Lys, que había sido capturada.

Debo encontrarlos lo antes posible.

Dado que Liss estaba capturada, Jay podría intentar silenciar al hermano menor de alguna manera.

Karthus montó su caballo y regresó a Asterian. 

Gracias al poder especial de Wolfgang, no tardó mucho en llegar.

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Los caballeros arrojaron a Ossian en la prisión subterránea de Asterian.

¡BAM!

La piel de Ossian se raspó contra el frío y húmedo suelo. Se desplomó gritando de dolor.

Lo arrojaron en una celda aún más oscura y estrecha que donde había estado Liss, el peor calabozo de Asterian.

El ruido resonó cuando su cuerpo pesado cayó al suelo, pero nadie en el lugar parpadeó siquiera.

Ossian Russell.

Aunque era un noble, la familia Russell, que alguna vez tuvo habilidades especiales, ahora era tan insignificante que nadie se sorprendía de que Asterian lo tratara de esa manera.

Los caballeros de Asterian sabían esto bien. Y además, ¿quién era este hombre?

Este era el bastardo que había intentado herir a Thiel, la niña de luz, la única esperanza del Imperio Cracion, el tesoro más preciado de Asterian.

En realidad, querían matarlo en el acto, pero siguieron las órdenes de Karthus y lo encerraron.

El resto lo manejaría Karthus.

Ossian notó las miradas asesinas de los caballeros, como si estuvieran a punto de apuñalarlo en cualquier momento. Si no fuera por las órdenes de Karthus, ya lo habrían hecho.

Por eso, Ossian no intentó provocarlos y se acurrucó en un rincón de la celda.

Luego, dio la espalda y, con cautela, intentó usar su habilidad especial.

La celda era tan oscura que no había una pizca de luz, por lo que nadie podría notar que estaba usando su poder.

—¡Por favor, por favor!

Ossian intentó usar su habilidad especial.

Su poder era la ‘niebla’.

En la familia Russell, la habilidad casi había desaparecido, pero desde que conoció a Jay, Ossian había recuperado su poder.

Se dio cuenta de lo poderosa que era su habilidad, quizás lo suficientemente fuerte como para rivalizar con las cinco grandes familias, o incluso más.

Fue esa razón la que lo llevó a unirse a Jay: para hacer su poder aún más fuerte.

En este mundo, los humanos con grandes habilidades especiales gobernaban sobre los demás.

Y en efecto, su poder se había fortalecido después de conocer a Jay. No solo se hizo más fuerte, también adquirió otros poderes.

Pero entonces…

…¿Por qué?

Ossian miró fijamente sus manos. Aunque no podía ver nada en la oscuridad, sabía que su poder no estaba funcionando.

¿Qué? No… ¡No! ¿Qué está pasando?

Desesperado, intentó usar su poder una vez más. Pero seguía sin funcionar.

Lo intentó una y otra vez, pero fue inútil. Su poder había desaparecido.

Lloró y gritó como un loco, intentando usar su habilidad. No le importaba si los guardias o los caballeros lo veían.

Pero su poder seguía sin funcionar. Los guardias solo veían a Ossian agitando las manos en el aire como si estuviera loco.

—¿Está loco?

Uno de los guardias murmuró, mientras el carcelero junto a él asentía.

—Quizás sea así…

En ese momento, Ossian, que había estado agitando las manos frenéticamente como un loco, se detuvo. Los guardias y los caballeros pensaron que había desistido y apartaron la mirada. Ya era hora de que se rindiera. La prisión de Asterian era completamente impenetrable.

Había habido otros prisioneros que reaccionaron de forma similar a Ossian, por lo que no prestaron mucha atención a su comportamiento.

Por eso no se dieron cuenta. Si hubieran mirado más de cerca, habrían notado algo extraño: la celda donde estaba encerrado Ossian se había oscurecido mucho más, hasta el punto de que los guardias no podían ver siquiera su rostro.

—¡…Ah!

Ossian dejó escapar un corto jadeo. Mientras pataleaba en el aire, apretaba su propio cuello. Estaba suspendido en el aire.

En sus ojos dilatados se reflejaba algo indefinido. Era oscuridad, poder, una fuerza en la que creía y que veneraba.

—¡Hgh!

En ese instante, lo que lo sujetaba por el cuello lo soltó, y Ossian cayó al suelo, jadeando y tomando el aire que le faltaba. Su garganta, que había sido apretada hace un momento, aún le dolía. Tumbado boca abajo, temblando de miedo, murmuró con voz entrecortada.

—Dios… mi Señor… ¡Jay! Ese maldito se rebeló contra Su voluntad y huyó. ¡Nos traicionó! Debemos atrapar a Jay y matarlo… ¡Ah!

Ossian, intentando culpar de todo a Jay, fue interrumpido por un dolor repentino en su abdomen, que lo hizo encogerse y agarrarse el vientre.

En ese momento, una voz desconocida resonó sobre su cabeza.

«Jay no me traicionaría.»

—¡¿…?!

«El único a quien traicionó fue a ti.»

De repente, la oscuridad que flotaba alrededor de Ossian tomó forma. Era demasiado oscuro para que él pudiera ver la figura, y lo mismo ocurría con los guardias y los caballeros. Parecía que ellos ni siquiera escuchaban lo que sucedía dentro de la celda. Ossian levantó la cabeza, sintiendo una creciente incomodidad.

Fue entonces cuando algo similar a un grueso brazo atravesó su abdomen.

—¡…!

El dolor fue tan intenso que Ossian no pudo ni siquiera gritar. Sus ojos se abrieron de par en par, con los vasos sanguíneos estallando. Unos momentos después, un grito desgarrador salió de su boca.

Solo entonces los guardias y caballeros parecieron escuchar su voz y se volvieron hacia él.

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—¿Quieres ir a ver al señor Ian?

Ria miró a Thiel mientras le preguntaba. Thiel asintió sin dudar, ya vestida con su ropa de salir.

—Sí, debo ver a Ian.

—Pero, señorita Thiel…

Ria no olvidaba que Karthus y Alpheus habían insistido en que Thiel no saliera por un tiempo. Pero, al ser una audiencia con el príncipe heredero, no podía simplemente negarse, y estaba pensando en cómo manejar la situación cuando escucharon un suave golpe en la puerta.

Toc, toc.

La puerta se abrió poco después. Ria y Thiel miraron hacia la entrada al mismo tiempo. Una sirvienta entró y se inclinó cortésmente mientras decía:

—Señorita, el señor Karthus ha regresado.