⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Ian!
Thiel bajó corriendo por las escaleras en espiral, sosteniendo ligeramente su vestido para que no se pisara la falda, y se lanzó a los brazos de Iandros. Ian la recibió, como si estuviera acostumbrado, abrazándola. El encaje en el borde del vestido de Thiel revoloteó como mariposas blancas.
—Thiel, te dije que no corrieras.
Ian le dijo con tono de reproche, frunciendo el ceño. Sin embargo, no parecía tener intención de apartar a Thiel de su abrazo. Iandros había crecido mucho, casi alcanzando la altura de Karthus, por lo que Thiel tenía que levantar la barbilla para mirarlo, como hacía con Karthus.
Cuando levantó la barbilla y sus miradas se encontraron, vio a un apuesto joven que la observaba con el ceño ligeramente fruncido. Iandros, que ya había superado la mayoría de edad, era considerado uno de los ‘tres hombres más guapos de Cracion’ junto con Ferdian y Rudian entre las damas nobles. Sin embargo, al tener ya una prometida, era un poco menos popular que Ferdian y Rudian.
Pero Thiel no pensaba que Iandros fuera menos atractivo que sus hermanos. De hecho, a veces pensaba que Iandros era incluso más guapo que ellos, aunque si Ferdian y Rudian la escucharan decir eso, probablemente armarían un escándalo.
—Corrí porque te extrañaba, ¿no me extrañabas tú a mí, Ian?
Thiel, después de contemplar el rostro de Ian durante un rato, murmuró mientras lo abrazaba suavemente por la cintura y luego lo soltaba. Aunque aún no habían tenido su ceremonia de compromiso oficial, ambos se consideraban el uno al otro como pareja y prometidos desde hacía mucho tiempo, por lo que no había vergüenza al abrazarse como si fueran un matrimonio.
Ian la miró como si no hubiera remedio y, inclinándose ligeramente, continuó hablando.
—Por supuesto que te extrañaba, Thiel Asterian. Por eso vine personalmente hasta aquí, ¿me ves como alguien tan desocupado que puede venir a Asterian sin razón alguna?
Thiel sacudió la cabeza rápidamente. Iandros era el príncipe heredero de Cracion y el único que podría heredar el trono una vez que el emperador abdicara. ¡No había forma de que Iandros estuviera desocupado!
Thiel, sonrojada y feliz, tomó la mano de Ian y lo llevó al jardín.
Cuando Thiel e Iandros llegaron al jardín, los sirvientes de Asterian, como era costumbre, prepararon la mesa más bonita del jardín, cubriéndola con un mantel y colocando un florero, para que ambos pudieran sentarse y conversar cómodamente.
¡Paf!
En ese momento, una paloma blanca voló desde la distancia y se posó en el hombro de Thiel. Era la paloma mensajera que Ian le había regalado cuando Thiel cumplió doce años.
—¡Siéntate aquí!
Thiel señaló la mesa mientras giraba sobre sus talones y miraba a Ian. El broche que llevaba en el pecho brillaba constantemente. Era otro regalo de Ian.
Gracias a él, Thiel, que solía ser muy sensible al calor, podía estar en Asterian sin sentirse incómoda por el calor.
—No me negaré.
Ian respondió con una sonrisa mientras se sentaba en la mesa en el centro del jardín. Thiel se sentó justo frente a él. Las sirvientas trajeron dos tazas de té, terrones de azúcar y galletas recién horneadas.
—Bien, entonces… ¿Puedo preguntarte ahora?
—¿Preguntarme qué?
—No viniste solo porque me extrañaras, ¿verdad? ¿Ha pasado algo más?
Los ojos redondos de Thiel se fijaron en Iandros. Ian, con los ojos entrecerrados, tomó un sorbo de té sin azúcar.
—Te digo que vine porque realmente te extrañaba, y también para preguntarte qué te gustaría como regalo de cumpleaños.
—Mentira…
—¿Acaso dudas del príncipe heredero del imperio?
—Soy la prometida de Su Alteza el Príncipe Heredero… Dímelo, ¿qué ha pasado ahora?
Thiel preguntó con urgencia.
Ian continuó bebiendo té en silencio antes de levantar la mirada hacia la joven que tenía frente a él. Los labios delgados de Thiel estaban firmemente cerrados. Ian conocía bien esa expresión. Ahora, Thiel estaba siendo obstinada con él.
—No ha pasado nada, lo que sabes es todo. Jay sigue desaparecido, y Su Majestad…
—¡No me refiero a eso!
Thiel interrumpió a Ian. Él la miró sin mostrar molestia. La joven, con su hermoso cabello blanco, recogido en una trenza a medio hacer, lo observaba con ojos desafiantes.
—¡No es eso lo que me preocupa!
Thiel miró a Iandros. Años atrás, cuando Thiel tenía doce años, alguien había irrumpido en el espacio dimensional de Iandros. Desde entonces, sus poderes se habían vuelto inestables, a pesar de que Thiel e Ian estaban unidos por el vínculo de pareja.
Quizás era porque el vínculo aún no estaba completo. Pero lo importante no era eso. Lo realmente importante era que los poderes de Iandros se habían vuelto extremadamente inestables desde entonces.
Thiel había intentado calmarlo, como lo había hecho en su infancia cuando evitaba que los poderes de Ferdian, Rudian e Iandros se descontrolaran, pero no había sido fácil.
Aunque en algunas ocasiones había logrado calmarlo antes de que sus poderes estallaran, los esfuerzos constantes de Thiel no lograban estabilizar completamente a Iandros.
Como resultado, él vivía constantemente al borde del peligro. A pesar de haber crecido tanto, Thiel se sentía profundamente triste por no poder ayudar más a Ian.
—Te preguntaba si ha pasado algo más con respecto a tus poderes.
—Hmm.
Ian suspiró brevemente. No podía ocultarle su estado a Thiel, ya que ella compartía su carga al estar vinculada a él.
Esconderle su condición no sería correcto, pero por alguna razón, Ian no quería hablarle a Thiel sobre su estado.
¿Será que me molesta que Thiel se preocupe por mí?
No, no era eso. A Iandros le gustaba que Thiel se preocupara por él. Entonces, ¿cuál era el problema?
Iandros entrecerró los ojos.
¿Será que no me gusta preocupar a Thiel?
Le agradaba que Thiel se preocupara por él, pero no le gustaba ser la causa de sus preocupaciones. ¡Qué contradictorio era todo esto!
Sin embargo, su prometida, ajena a los pensamientos de Iandros, lo miraba con sus grandes ojos redondos, ahora entrecerrados en un intento de presionarlo.
—¡Ian!
—Está bien, está bien. No ha habido más intrusiones en mi espacio últimamente, pero… algunas habitaciones han desaparecido.
—¿Desaparecido?
Thiel abrió los ojos con asombro.
El espacio de Ian, como Thiel sabía bien, era una enorme mansión. Una mansión majestuosa y grande, pero oscura, sin luces. ¿Y ahora desaparecían las habitaciones? Thiel, desconcertada, miró a Iandros con sus ojos bien abiertos.
—Es literal, algunas habitaciones en mi espacio han desaparecido. Mi espacio cambia con frecuencia, así que no le di mucha importancia, pero últimamente…
—¿Últimamente?
—Últimamente, algunas puertas no se abren o a veces no puedo moverme dentro del espacio. Pero hoy no vine para hablar de esto, de verdad vine a preguntarte qué te gustaría de regalo…
—¡Si algo así ha pasado, deberías habérmelo dicho enseguida!
—Thiel, ¿me estás escuchando?
Thiel, con las cejas caídas, asintió lentamente.
Ciertamente, aunque lo hubiera sabido antes, no era algo que ella pudiera resolver. Sin embargo, al descubrir que había otro problema con los poderes de Iandros, se sintió tan mal que no podía mirarlo directamente.
—…
—¿Thiel?
Iandros inclinó la cabeza para mirarla. Thiel, bebiendo té, trató de ocultar su rostro tras la taza.
—¿Estás molesta porque no te lo dije a tiempo?
—¡No estoy molesta!
—Entonces, ¿por qué pones esa cara?
—Porque tienes un problema y no puedo ayudarte. Soy tu pareja, pero…
—Thiel, ser mi pareja no significa que tengas que resolverlo todo.
Iandros dejó su taza en la mesa, dio la vuelta y se colocó detrás de Thiel.
Cuando Thiel extendió su mano, Ian la tomó suavemente desde el hombro de ella, y la miró desde arriba.
Thiel levantó la barbilla para mirarlo. Una sombra se proyectó sobre sus blancas mejillas.
—Ya me has ayudado mucho desde el momento en que te conocí.
—…
—Desde ese primer instante y hasta ahora, siempre. Así que no tienes que sentirte impaciente ni triste, Thiel…
Una suave brisa sopló.
La voz cálida y tierna de Iandros se desvaneció junto con la brisa.
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