⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Señorita, feliz cumpleaños!
Ria despertó a Thiel con una amplia sonrisa. Thiel, aún adormilada, se incorporó lentamente y le devolvió una sonrisa.
—Gracias, Ria…
Hoy era el cumpleaños de Thiel.
Para ser más exactos, era el ‘cumpleaños que Asterian le había dado’.
Chender Nestian había considerado el cumpleaños de Thiel como un ‘día de mala suerte’, y por eso nunca le reveló cuándo había nacido, así que Thiel no sabía su propia fecha de nacimiento.
Lo mismo ocurrió con Asterian. Al no saber la fecha exacta de la muerte de Lena, Asterian había tomado el día en que ella desapareció como su aniversario de muerte.
Pero los cuatro hombres de Asterian no pudieron aceptar que Thiel no tuviera un cumpleaños, así que le dieron uno.
Decidieron que, ya que estaban inventando una fecha, lo mejor sería escoger un día que le agradara a Thiel, y le pidieron a la pequeña Thiel, que tenía siete años, que eligiera su estación favorita.
Aunque Thiel se sintió un poco extraña escogiendo su propio cumpleaños, eligió la primavera cuando se lo pidieron.
A Thiel le encantaba la primavera.
La primavera es la estación en que la nieve de Nestian empieza a derretirse un poco. Aunque en Nestian, debido a su ubicación en una región nevada, las flores no florecían, el viento se volvía más cálido.
Y la primavera en Asterian era incomparablemente hermosa en comparación con la de Nestian. Por todos lados florecían flores primaverales, y los brotes verdes emergían.
Después de un invierno duro, siempre llega la primavera. Por eso Thiel la amaba tanto.
Basándose en la opinión de Thiel, Alpheus y Karthus eligieron el día más agradable de la primavera de ese año y lo establecieron como su cumpleaños.
Desde entonces, todos los años en primavera, en Asterian celebraban el cumpleaños de Thiel.
Con el rostro todavía adormecido, Thiel se levantó y usó las manos, en forma de garra, para peinarse.
Ria, que esperaba con un cepillo en la mano, comenzó a peinar con suavidad el hermoso cabello blanco de Thiel, mientras le preguntaba:
—¿No le da pena que no haya una fiesta de cumpleaños?
—No tengo amigos, así que no hay de qué lamentarse… Me gusta más pasar el día con la familia.
Thiel sonrió con dulzura, y Ria, aliviada, sonrió también. Aunque Thiel decía que lo mejor era pasar el día en familia, parecía que a Ria le incomodaba un poco que no tuviera una fiesta de cumpleaños.
Pero si apenas he tenido fiestas en mi vida.
A los doce o catorce años, Ferdian y Rudian habían organizado algunas pequeñas fiestas de té para ella, pero nunca había habido una gran fiesta en la mansión de Asterian.
Antes de que Thiel llegara, en la mansión de Asterian se celebraban grandes fiestas en los cumpleaños de Rudian y Ferdian, pero después de su llegada, y considerando que Thiel no disfrutaba estar rodeada de extraños, tampoco ellos celebraban fiestas con regularidad.
Por eso, Thiel no tenía mucho interés en las fiestas. Y como no pensaba en ello, tampoco lo echaba de menos.
Thiel se cambió a ropa de estar por casa y salió de su habitación.
—¡Señorita, felicidades!
—¡Señora, feliz cumpleaños!
Cada uno de los sirvientes que pasaban a su lado le sonreía cálidamente y le deseaba un feliz cumpleaños. Thiel respondía con una sonrisa brillante.
—¡Gracias!
Aunque a Thiel le incomodaba un poco que la llamaran ‘señora’, los sirvientes de la mansión Asterian solían llamarla ‘señorita’ en lugar de ‘señora’. Sin embargo, a medida que Thiel se acercaba a la edad adulta, poco a poco empezaron a llamarla ‘señora’.
Aún así, la mayoría seguía llamándola ‘señorita’, por lo que Thiel recibía felicitaciones mezcladas entre los dos títulos.
El jardinero había decorado el jardín con flores primaverales especialmente para ese día, y los sirvientes habían limpiado la mansión a fondo.
Los pasillos estaban adornados con las flores primaverales favoritas de Thiel.
Por supuesto, entre esas flores también había algunas ‘flores de Nestian’ que Ferdian había conseguido, lo que demostraba una gran atención al detalle.
Aunque no podían organizar una gran fiesta debido a las circunstancias, dentro de la mansión, el cariño de Karthus por Thiel y su deseo de hacer su cumpleaños especial estaban claramente presentes.
—Thiel.
Thiel giró la cabeza al sentir una mano que le acariciaba suavemente el hombro. Era Ferdian.
—¡Hermano!
Al ver a Ferdian, Thiel rápidamente abrió la boca.
—Aún no he podido hacer la esfera. Debo insertar el poder, pero me está tomando más tiempo del que esperaba…
Sin embargo, Ferdian la interrumpió y tomó su mano para llevarla con él.
—No te preocupes por la esfera. No te esfuerces demasiado. Si te resulta difícil hacerla, no es necesario que la hagas. Yo me encargaré.
Thiel asintió mientras lo seguía.
De hecho, había dormido hasta tarde ese día porque había estado trabajando hasta altas horas de la noche en la ‘esfera de luz’ que Ferdian le había pedido.
Pero, quizás por un problema con su habilidad, a diferencia de cuando era niña, no lograba insertar el poder dentro de la esfera.
Thiel incluso había intentado introducir los peces que controlaba, pero por alguna razón, también se rehusaban a entrar en la esfera.
Estaba preocupada por cómo decírselo a Ferdian, pero cuando él le dijo que ‘si te cuesta, no tienes que hacerla’, se sintió aliviada.
—Ven, es tu cumpleaños. Tienes que desayunar con la familia.
Thiel tomó la mano de Ferdian y se dirigió al comedor.
Karthus, Alpheus y Rudian ya estaban sentados y esperaban a Thiel.
Ella se sentó naturalmente al lado de Karthus. Enfrente estaba Rudian.
Ferdian parecía tener algo que decirle a Thiel, pero guardó silencio y se sentó un poco alejado de ella.
—Thiel, feliz cumpleaños.
Alpheus le sonrió cálidamente. Su expresión era completamente diferente a la que tenía cuando le había gritado a Olivier hacía poco.
—¿Dormiste bien? ¡Gracias por felicitarme, abuelo!
Thiel respondió alegremente mientras se sentaba.
Alpheus le entregó una pequeña caja de regalo a Thiel. Ella sonrió radiantemente mientras la recibía.
—Aquí tienes, es un regalo. No sé si te gustará… Pero lo escogí con mucho cuidado. Espero que te guste.
—¡Sé que me encantará sin siquiera verlo! Me gusta cualquier cosa que venga de ti, abuelo.
Las palabras de Thiel hicieron que Alpheus soltara una risa satisfecha.
—Yo te daré mi regalo cuando termines de desayunar y vayas a tu habitación.
—Yo también.
Ferdian y Rudian hablaron al mismo tiempo. Thiel, que había dejado el regalo a un lado por un momento, asintió con la cabeza.
—Yo también te daré mi regalo un poco más tarde.
Karthus miró a Thiel mientras hablaba. Ella volvió a asentir. En realidad, no le importaban mucho los regalos. Lo importante era que su familia estuviera con ella y que la quisieran.
—Entonces, vamos a comer.
Tan pronto como Alpheus terminó de hablar, todos tomaron sus cubiertos al mismo tiempo. Thiel cortó un pequeño trozo de su carne y lo metió en la boca.
Rudian, por su parte, cortó grandes trozos como un carnívoro y se los llevó a la boca, mientras que Ferdian cortaba la carne en pequeños pedazos, al igual que Thiel, y los masticaba lentamente.
Quizá porque era un día especial, o porque habían preparado algo especial, la comida de hoy estaba aún más exquisita y deliciosa de lo habitual.
—Hoy es tu cumpleaños, así que parece que también prestaron especial atención al postre.
—¡Después de la comida les daré las gracias!
—No es una mala idea.
Karthus respondió mientras cortaba su filete y se lo llevaba a la boca.
—Ahora que lo pienso, ¿no dijo Su Alteza el Príncipe Heredero que visitaría la mansión hoy?
Alpheus miró a Karthus, pero fueron Ferdian y Rudian quienes respondieron en su lugar.
—¿Desde cuándo Su Alteza el Príncipe Heredero necesita pedir permiso para entrar a nuestra casa?
—Yo pensé que vivía con nosotros.
—¡Eso no es manera de hablarle a Su Alteza!
Karthus los reprendió, pero Ferdian y Rudian simplemente se encogieron de hombros y continuaron comiendo.
Thiel asintió.
—Sí, dijo que vendría hoy a la mansión. También mencionó que tiene un regalo para mí.
Thiel masticó bien la carne, que no estaba nada dura, y después tomó un sorbo de agua.
Fue entonces cuando…
—¿…?
Los ojos de Thiel se abrieron de par en par.
Soltó el vaso que tenía en la mano, y la copa de cristal cayó al suelo con un fuerte ¡clang! que resonó en toda la sala.
A pesar de que los fragmentos de cristal volaron por todas partes, Thiel no podía prestarles atención. Sus ojos estaban bien abiertos y su cuerpo inmóvil.
—¿Thiel…?
Rudian, al notar que algo andaba mal, dejó su tenedor y preguntó.
Thiel intentó hablar, moviendo la boca varias veces, pero no podía emitir sonido alguno. Como si hubiera perdido la capacidad de hablar…
—¡Thiel!
Karthus llamó a su hija mientras la envolvía en sus brazos, pero Thiel no pudo abrazarlo de vuelta.
Su visión se volvió borrosa.
Sentía como si una fuerza poderosa e indescifrable estuviera desgarrando su cuerpo desde el interior.
Era una energía a la vez familiar y desconocida. Como si…
Se parece al poder de Ian…
En ese instante, Thiel lo entendió.
Algo le había ocurrido a Iandros.
Sin embargo, no pudo correr hacia él.
Porque, en ese mismo momento, se derrumbó.
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