⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Maldita sea…
Ian abrió los ojos en medio de la oscuridad. Se frotó la frente, que le ardía, y se levantó.
—¿Por qué he terminado aquí?
Iandros se dirigía a la mansión Asterian para celebrar el cumpleaños de Thiel, cuando de repente una dimensión espacial se abrió sin previo aviso y lo arrastró.
Para colmo de males, al ser absorbido, se golpeó la frente, y ahora le ardía. La idea de que podría haberse cortado le causaba fastidio. Cerró los ojos con fuerza para mitigar el dolor de cabeza y luego se puso de pie.
Intentó usar su poder para salir de la dimensión espacial.
Sin embargo…
—¿…?
No podía usar su habilidad.
Aunque el lugar era oscuro como la noche, Iandros supo de inmediato que estaba en su propia dimensión espacial. Después de todo, había entrado y salido de allí incontables veces antes, así que lo reconocía al instante.
Dentro de su propia dimensión espacial, Iandros era capaz de hacer lo que quisiera: podía moverse de un lugar a otro o reorganizar los objetos a su antojo.
Pero que no pudiera usar su poder significaba…
—Estoy atrapado.
Iandros murmuró con irritación mientras se dejaba caer en la cama.
Esta no era la primera vez que sucedía algo así. Aunque la regla inmutable siempre había sido que Iandros tenía control total dentro de su dimensión, esa norma se había roto hacía tiempo.
Iandros ya sentía que sus poderes estaban en peligro.
Si seguía así, podría perder el control en cualquier momento, o incluso ser consumido por su propia habilidad.
Pero lo que más le asustaba y preocupaba no era su propia seguridad, sino la de su compañera marcada por el vínculo.
Thiel estaba vinculada a él, así que cada vez que su poder se descontrolaba, su cuerpo también sufría las consecuencias.
A Iandros le horrorizaba la idea de seguir siendo una carga para Thiel.
Debo intentar abrir la dimensión desde afuera.
Actualmente, Iandros se encontraba en una de las habitaciones de la mansión dentro de su dimensión espacial.
Normalmente, cuando usaba sus poderes, entraba por la puerta principal de la mansión, no por una pequeña habitación como esta, lo que le parecía extraño.
Decidió intentar usar su habilidad desde la puerta principal. Salió de la habitación, abriendo la puerta de golpe.
Pero entonces…
—¿…?
Iandros quedó sin palabras ante lo que vio.
Al abrir la puerta de la habitación, había… otra habitación.
Con una expresión desconcertada, volvió a acercarse a la puerta y la abrió de nuevo. Pero detrás de la puerta, había otra habitación más.
No era cualquier habitación. Era la misma habitación. La cama, la cómoda, los objetos desordenados… todo estaba exactamente igual.
La cuarta habitación, la quinta, la sexta…
Cuando entró en la décima habitación, Iandros, casi al borde de la locura, se aferró al pomo de la puerta.
El resultado fue el mismo. Era la misma habitación, una y otra vez.
—¿Qué está pasando?
¿Había perdido el control de sus poderes y se había encerrado a sí mismo?
Era una posibilidad. La última vez que su habilidad se descontroló, también había sido arrastrado a su dimensión espacial.
Iandros se calmó, intentando ordenar sus pensamientos.
Si su poder se había descontrolado y lo había atrapado, era posible que, como antes, otras personas también hubieran sido arrastradas a su dimensión.
Tenía que evitarlo a toda costa, pero no podía salir de aquella habitación. Sentía como si alguien lo hubiera encerrado a propósito.
En ese momento…
—¿Thiel?
Los ojos de Iandros se abrieron de par en par. Sus esmeraldas brillaron intensamente. Se levantó de un salto y se acercó, incrédulo.
Lo que vio delante de él era… el pez de Thiel.
El pez, creado por la habilidad de Thiel, parecía reconocer a Iandros. Movía sus aletas alegremente mientras daba vueltas en el aire.
—¿Por qué está aquí? No puede ser…
¿Thiel también estaba atrapada?
El pensamiento de que Thiel podría estar atrapada hizo que su corazón, que antes había logrado calmarse, se llenara de preocupación. Iandros caminó a grandes zancadas, decidido a salir de allí, aunque tuviera que destrozar las paredes.
Pero justo en ese momento…
¡Fshhh!
El pez de Thiel giró frente a él, como si tratara de bloquear su camino.
Iandros, aunque sorprendido, no apartó la vista del pez.
Podría ser una ilusión, pero el pez parecía estar intentando ayudarle.
El pez comenzó a moverse, dejando una estela de polvo brillante mientras se dirigía hacia la puerta por la que Iandros había entrado momentos antes.
Sin dudarlo, Iandros lo siguió.
Sabía que ese pez pertenecía a Thiel y que ella nunca le haría daño.
Y aunque lo hiciera, estaba dispuesto a aceptarlo. No dudó ni por un segundo en seguirlo.
El pez se giraba ocasionalmente para asegurarse de que Iandros lo seguía, moviendo sus aletas suavemente.
Iandros continuó tras él.
Décima habitación, novena habitación, octava habitación…
Iandros pasó por cada una de las habitaciones que había cruzado antes, recordando con exactitud cuántas puertas había abierto.
Pero había algo que le inquietaba.
—¿Siempre ha tenido una luz tan tenue?
El pez de Thiel, una manifestación pura del poder de Thiel, siempre brillaba con una luz intensa y radiante.
Cada vez que Thiel invocaba a sus peces, Iandros los veía como si brillaran más que el sol.
Pero ahora no es así…
A pesar de la densa oscuridad, la luz parecía tenue. La distancia entre Iandros y el pez no era tan grande, por lo que no había manera de que se estuviera equivocando.
Antes, el pez brillaba con tanta intensidad que parecía poder ahuyentar toda la oscuridad a su alrededor, pero ahora, parecía que la oscuridad iba a devorarlo…
En ese momento, el pez comenzó a girar alrededor de Ian como si hubiera llegado al lugar indicado.
Iandros miró a su alrededor.
Aunque no podía ver bien por la oscuridad, estaba seguro de que esta era la misma habitación en la que había aparecido al principio.
¿Por qué lo había traído aquí?
Había solo una puerta en la habitación, y si la abría, vería las mismas habitaciones que acababa de atravesar, una tras otra, como antes.
Para empeorar las cosas, la habitación no tenía ventanas por las que pudiera salir.
Entonces, el pez comenzó a girar rápidamente en su lugar, como si leyera los pensamientos de Iandros.
Más rápido, y aún más rápido.
Cuando el pez aceleró su giro alrededor de él, una línea de luz comenzó a formarse a su alrededor.
Esa luz lentamente se extendió, rodeando a Iandros por completo.
Iandros no apartó la vista, observando atentamente todo lo que ocurría. Después de todo, la luz de Thiel nunca le había molestado, era ‘la luz más cálida del mundo’, así que no necesitaba cerrar los ojos.
Pronto, la habitación se iluminó, y su estructura comenzó a cambiar.
La cama se movió, la mesita de noche también, y la pequeña mesa desapareció, al igual que la silla.
Iandros, con una expresión de desconcierto, observó todo a su alrededor.
La luz revelaba el verdadero aspecto del lugar.
Estaba en la ‘puerta principal’, el lugar al que había intentado llegar todo el tiempo.
—Entonces, ¿dónde estaba antes?
Instintivamente, Iandros miró hacia donde había estado la puerta.
Allí, en lugar de una puerta, se había abierto un espacio negro, que a cualquiera le habría parecido sospechoso.
Había caído en una ilusión.
Estaba siendo arrastrado repetidamente a esa oscura dimensión, y fue el pez de Thiel quien lo rescató.
—¿Qué habría pasado si hubiera seguido entrando?
¿Qué habría sucedido si hubiera pasado de la décima a la undécima habitación, y así sucesivamente?
Quizá se habría quedado atrapado para siempre, sin poder salir.
Solo de pensarlo, un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
El pez de Thiel, tras cumplir su misión, se desvaneció, convirtiéndose en un puñado de luz.
Al ver cómo el pez desaparecía en un polvo luminoso y tenue, Iandros sintió una extraña sensación de inquietud.
Agradeció mentalmente a Thiel por haberlo salvado una vez más, y trató de usar su poder.
Por suerte, pudo hacerlo, aunque no de la manera habitual. En lugar de una gran puerta, el portal que se formó era la mitad de su tamaño normal.
Pero no había tiempo que perder, así que Iandros agarró el portal con ambas manos y lo rasgó.
El portal, que conectaba un espacio con otro, se desgarró entre sus manos como si fuera de papel.
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