⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

Thiel e Iandros salieron de la habitación de Ferdian y Rudian como si estuvieran huyendo. 

Desde lejos, vieron acercarse a Cedric, el ayudante de Iandros. 

—¿Cedric?

Iandros frunció el ceño y preguntó. Cedric se acercó y saludó a Thiel, Iandros, Ferdian y Rudian. 

—Es un honor ver al señor de Asterian.

El saludo de Cedric fue conciso, pero respetuoso. Thiel respondió asintiendo con la cabeza. 

—Tengo una orden de Su Majestad para llevar a Su Alteza y a Thiel al palacio.

Cedric fue directo al grano. Thiel abrió los ojos como platos y Iandros entrecerró los ojos. 

—¿A Thiel? ¿Por qué? 

—No lo sé con detalle. Solo transmito la orden de Su Majestad.

Cedric respondió. 

Iandros, mostrando descontento, pasó de largo a Thiel y dijo con pasos firmes. 

—Hoy es el cumpleaños de Thiel. No pudo celebrarlo, no tengo ninguna intención de llevarla al palacio, así que dile a Su Majestad que nos llame otra vez.

—Sí, Su Alteza.

Thiel, al escuchar las palabras de Iandros, se dio cuenta de que hoy era su cumpleaños. 

Estaba tan distraída que lo olvidé….

Ha pasado tanto desde esta mañana que Thiel había olvidado que era su cumpleaños. 

Iandros le prometió a Thiel que le enviaría un regalo pronto y le dio un suave beso en la frente. 

—Volveré pronto. Y lo siento, pero parece que debo llevarte al palacio por orden real…

—Yo estoy bien hoy…

—Hoy no estoy bien. Es tu cumpleaños. Estoy seguro de que le dije a Su Majestad que era tu cumpleaños, ¿ha perdido la cabeza o algo así.

—¡Su Alteza!

Cedric, que había estado escuchando en silencio las palabras de Iandros, se quedó boquiabierto y lo llamó. 

Iandros asintió de forma desinteresada y le dijo a Thiel que se quedara descansando, antes de abandonar la mansión. 

Luego, Thiel fue arrastrada por las manos de Ria y forzada a acostarse en la cama, donde comenzó a probar uno a uno los postres que el chef de Asterian había preparado exclusivamente para ese día. 

Durante intervalos, Ferdian, Rudian y Karthus pasaron a hacerle compañía y compartir los postres, así que Thiel no se sintió tan aburrido en la cama. 

Además, 

Es un alivio que haya un espacio así en el espacio de Iandros….

Thiel murmuró mientras sentía la energía llena de su cuerpo. Pequeñas piezas de luz brillaban incesantemente en sus palmas, como granos de arena. 

Aunque era una energía insignificante en comparación con la que había tenido antes, fluía dentro de él. 

Eso era suficiente para Thiel… 

—… ¿Eh?

Los peces que nadaban alrededor de Thiel comenzaron a moverse de manera agitada. 

Thiel dejó de pensar y miró a los peces en silencio. 

—¿Qué sucede?

Los peces nadaban alrededor de Thiel, pareciendo querer decirle algo. 

Thiel, aturdida, se levantó. 

Pero los peces empezaron a señalar debajo de la cama y a dar vueltas. 

—¿Qué hay debajo de la cama?

Al escuchar la pregunta de Thiel, los peces emitieron una suave luz y agitaron sus aletas. 

Thiel se arrodilló con cuidado y se inclinó para mirar debajo de la cama. 

Y allí había… 

—¡…!

Una pequeño salamandra, que parecía un poco torpe, estaba escondida debajo de la cama, mirándolo. 

Thiel extendió la mano hacia la salamandra con una expresión de asombro. Entonces, la pequeña salamandra rápidamente subió a la palma de Thiel. 

—¿Por qué estás aquí?

Thiel sabía bastante sobre las salamandras. 

Estas salamandras, como los peces de Thiel, estaban hechos de la energía de fuego de Asterian, pero a diferencia de los peces, que actuaban como si tuvieran conciencia propia, los salamandras solo obedecían las órdenes de su dueño. 

Sin embargo, esta salamandra se comportaba de manera extraña, como si tuviera una conciencia. 

Incluso ahora… 

—…

Thiel observó en silencio al salamandra, que trataba de esconder su cabeza en su mano con timidez. 

—¿Qué ha pasado? ¿De quién es esta salamandra? Según lo que sé, ninguna salamandra actúa así…

No podía ser una orden de ‘Mostrar vergüenza frente a su dueño’.

Así que, si estaba sintiendo vergüenza, eso significaba que se movía con su propia conciencia, y Thiel sabía que no había nadie en Asterian que pudiera crear tal salamandra. 

No, no solo en Asterian, sino en todo el Imperio Cracion, Thiel era la única que podía crear ‘fragmentos de energía que actúan como si tuvieran conciencia propia’.

Mientras pensaba en lo extraño de la situación, Thiel intentó acariciar la cabeza del salamandra con cuidado, y se dio cuenta de que una energía familiar fluía dentro de su cuerpo. 

—… ¿Eh?

—¿…?

—Esto es…

Cuando Thiel presionó suavemente la cabeza de la salamandra, ésta cerró los ojos fuertemente. 

Entonces, destellos de piezas de luz de diferente textura brillaron entre las llamas. 

El destello en el fuego fue tan fugaz que, si no hubiera sido Thiel, es muy probable que nadie lo hubiera notado. 

Pero ahora, el que tenía la salamandra sentada en la palma de su mano era nada menos que Thiel. 

Thiel se dio cuenta de que su energía fluía dentro del salamandra. 

¿Cómo es posible? ¿Esto era posible? ¿Quién es tu dueño? ¿Puedes llevarme a tu dueño?

La salamandra, pareciendo confundida, giró sus grandes ojos, y de repente saltó de la palma de Thiel. 

Y corrió hacia algún lugar. 

Thiel la siguió. La salamandra, como los peces de Thiel que la guiaban en el espacio, de vez en cuando miraba hacia atrás para asegurarse de que Thiel lo seguía.

Luego se detuvo frente a una puerta. Thiel reconoció de inmediato de quién era aquella puerta. 

—¿Papá?

Era obvio. 

El lugar donde se detuvo la salamandra era la habitación de Karthus. 

Era un lugar al que Thiel había entrado más de diez veces al día desde que era pequeño. Era extraño no reconocerlo. 

Thiel se agachó y extendió la palma de la mano, y la salamandra rápidamente subió a su mano. 

Thiel, con la salamandra en la palma, abrió la puerta. 

Karthus, que estaba revisando unos documentos, dejó de lado los papeles y miró a Thiel con curiosidad. 

—¿Thiel?

—¡Papá! No es nada, pero encontré algo en mi habitación y pensé que tal vez tú sabías lo que es…

Al terminar de hablar, Thiel se dispuso a mostrar la salamandra a Karthus, pero se detuvo en seco. 

¡Su mano estaba vacía! 

¿A dónde se había ido? Thiel miró a su alrededor con expresión de sorpresa y, de repente, vio la salamandra corriendo rápidamente hacia la esquina. 

Thiel atrapó a la salamandra. La salamandra lo miró con tristeza, sin luchar. 

—Estaba debajo de mi cama, pero creo que… tú eres su dueña, papá.

—…

Karthus se acercó a Thiel con una expresión de confusión. Thiel le entregó la salamandra a Karthus. 

La salamandra parecía estar a gusto en la mano de Karthus, frotando su cabeza contra la palma, aunque movía la cola de manera ansiosa. 

—Es mi energía.

—Como esperaba.

—Pero esto… ¿qué es? Mis salamandras no se mueven así. Así que esto debe ser… como si estuviera viva —Karthus murmuró. 

La salamandra se estremeció. La pequeña salamandra dejó de frotarse la mejilla contra la mano de Karthus y levantó la cola. 

—Le di una orden a esta salamandra. Le ordené que te protegiera silenciosamente sin que te dieras cuenta. Pero… ¿qué es esto?

Karthus no pudo ocultar su asombro y levantó a la salamandra, acercándolo a su cara. 

La salamandra agitó sus cuatro patas. 

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—¡Así no es como se hace!

Rowen gritó mientras se cubría la cabeza con las manos. 

Su grito era agudo y cortante como hielo afilado, parecía que podría cortar a una docena de seres con facilidad. 

Rowen arrojó al ‘pez’ que había creado con su energía contra la pared, furioso. 

El pez, hecho de la habilidad de congelación de Rowen, chocó contra la pared y se rompió sin fuerza. 

Luego comenzó a derretirse rápidamente, desapareciendo por completo. 

Rowen, incapaz de soportar incluso esa imagen, cerró los ojos con fuerza y dejó escapar su frustración.