⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Qué demonios es esto?
Sin embargo, nadie podía responder al murmullo de Rudian. Todos estaban viendo esa escena por primera vez.
Observaron a Thiel durante un buen rato, pero finalmente salieron de la habitación, dejando a Thiel atrás.
No solo no había forma de resolver ese extraño fenómeno con sus habilidades, sino que también temían que Thiel se despertara.
—Vigila bien a Thiel.
—No se preocupe, señor Karthus.
Ria inclinó la cabeza en señal de respeto, luego llevó una silla al lado de la cama de Thiel y se sentó.
Planeaba vigilar el estado de Thiel mientras seguía dormida.
Cuando Ria vio cómo aquella cosa que parecía una serpiente negra seguía atacando a los peces de Thiel, su expresión se ensombreció.
Sin embargo, sin mostrarlo, tomó con cuidado la mano dormida de Thiel.
Los dedos estaban fríos.
Karthus, al ver cómo Ria cuidaba diligentemente de Thiel, finalmente dejó la habitación.
No regresaron a sus propias habitaciones; en cambio, se dirigieron a la que Karthus había recibido en Everard.
Aunque era tarde en la noche, ninguno de ellos mostraba signos de cansancio. En realidad, ni siquiera estaban cansados.
Después de lo ocurrido, todos estaban completamente despiertos. Ferdian, Rudian e Iandros especialmente.
En la habitación de Karthus había un sofá a cada lado de una mesa.
Karthus fue el primero en sentarse, y Ferdian, Rudian e Iandros tomaron asiento naturalmente frente a él.
Normalmente, el príncipe heredero Iandros habría ocupado el sofá solo, pero no le daba importancia a esas formalidades, así que se sentó de cualquier manera.
—Ya hemos confirmado lo que ha sucedido.
Karthus sacó una salamandra de su mano. No era la misma salamandra que había dejado con Thiel, sino otra que él mismo había creado.
A diferencia de la salamandra de Thiel, esta no tenía voluntad propia ni conciencia, solo seguía las órdenes de Karthus como una pequeña llama controlada.
Karthus y Alphius, que habían visto todo a través de los ojos de la salamandra, se dieron cuenta de que ya no podían ignorar lo que estaba ocurriendo.
De continuar así, la persona que más sufriría y recibiría más daño sería, sin duda, Thiel Asterian, su querida hija menor.
No, de hecho, Thiel ya había estado sufriendo desde hacía mucho tiempo. Desde el momento en que el equilibrio del Imperio Cracion empezó a desmoronarse.
—Recibimos un informe de que se ha detectado movimiento de Jay.
Karthus habló.
Los tres hombres reaccionaron al unísono.
—¿Movimiento de Jay en este momento?
—Maldita sea, ¡sabía que era cosa suya!
—Aún así, no lo entiendo. Por muy brillante que sea como científico, no debería ser capaz de manipular oráculos ni crear habilidades de luz, ¿verdad?
Cada uno agregó su comentario. Karthus escuchó atentamente antes de responder.
—Tendremos que capturarlo y averiguarlo. Por ahora, hemos confirmado que está cerca de aquí, en Arcadia.
—¿No está en Nesstian? —Preguntó Ferdian.
Karthus asintió.
—Así es, parece que ha salido de Nesstian. Por lo tanto, si queremos capturarlo, debemos hacerlo de inmediato.
Karthus desplegó un mapa de Arcadia. En realidad, Karthus no habría podido obtener un mapa de Arcadia, pero Karl se lo había proporcionado a pesar de la oposición de sus sirvientes, después de escuchar lo que había ocurrido con Thiel.
Karthus señaló con el dedo un rincón de Arcadia, donde se decía que fluía la fuente más pura.
—Este fue el último lugar donde se le vio.
Un sitio alejado del centro de Arcadia, donde se encontraba la mansión de Everard.
—Pero después de eso, desapareció. Incluso los caballeros de Asterian no pudieron rastrearlo. Sin embargo, no creo que haya huido fuera de Arcadia.
—Debe haber venido aquí con un propósito —Murmuró Iandros.
Todos estuvieron de acuerdo.
Un propósito.
Debe haber algo más grande y ambicioso que simplemente utilizar a Rowen para agitar el corazón de los suin.
Y no se iría de Arcadia hasta que lograra su objetivo.
La cuestión es…
¿Cuál es exactamente su propósito?
¿Matar a Thiel? Eso es prácticamente imposible. Para matar a Thiel, tendría que derrotar a los cuatro leopardos negros con habilidades de fuego, a Iandros, y a Olivier Wolfgang y Clemence Arne.
Por muy formidable que sea, derribar a todos ellos para llegar a Thiel es casi impensable.
Además, la seguridad alrededor de Thiel se había reforzado aún más después de lo sucedido con Rowen.
Entonces… ¿cuál es su verdadero objetivo?
—Tendremos que averiguarlo a partir de ahora —Murmuró Ferdian.
Todos asintieron al mismo tiempo.
En ese momento, Karthus miró en una dirección específica y habló.
—Traigan a la niña.
Con la orden de Karthus, los caballeros de Asterian que estaban esperando afuera de la puerta comenzaron a moverse.
Rudian inclinó la cabeza, confundido.
—¿A quién se refiere? ¿Thiel? Thiel está dormida.
—Idiota, ¿cómo crees que padre se referiría a Thiel como ‘la niña’?
—Lo sabía.
En ese breve momento, Rudian y Ferdian intercambiaron palabras. Iandros, por su parte, seguía absorto en sus propios pensamientos, mientras que Karthus aún miraba la puerta, esperando a alguien.
Y no mucho después.
Un caballero de Asterian trajo, tal como Karthus había ordenado, a —alguien— a la habitación.
—¡Tú…!
Los ojos de Ferdian se abrieron de par en par.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
Thiel estaba soñando.
Un sueño muy malo.
Las serpientes negras seguían envolviéndola. Se enroscaban alrededor de sus blancos brazos y piernas, abriendo sus bocas como si fueran a devorarla de un solo bocado.
Thiel había tenido este sueño hace mucho tiempo.
Aunque no lo recordaba con claridad, estaba segura de que había tenido un sueño muy similar.
Un sueño en el que las serpientes negras la aprisionaban. Un sueño en el que caían interminablemente como lluvia o nieve. Un sueño en el que, atrapada bajo las serpientes negras, apenas podía respirar y solo podía llorar en silencio, impotente.
Thiel estaba teniendo ese sueño de nuevo.
Pero esta vez, era diferente.
En aquel entonces, las serpientes negras no hablaban. Solo la aprisionaban, como si devorarla fuera su único propósito.
Pero las serpientes negras que la envolvían esta vez abrieron sus enormes fauces, mostrando sus colmillos afilados mientras hablaban.
«Mi error fue no haberte matado a tiempo.»
«Debí haberte matado en el primer intento.»
«Pero aún no es tarde.»
«Voy a matarte.»
«Voy a devorarte.»
«Voy a destrozarte.»
«Te meteré en mis entrañas y te disolveré lentamente, digiriéndote…»
La serpiente susurraba al oído de Thiel con una voz tan aguda que ponía los pelos de punta.
Thiel sacudió la cabeza, intentando librarse de esa voz, pero la serpiente seguía pegada a su oído, susurrando palabras crueles sin cesar.
«Voy a devorarte, voy a tragarte, te mataré, te mataré y te digeriré, debí haberte matado antes, pero ahora lo haré, te mataré… »
Los ojos de Thiel se abrieron de golpe. Sus brillantes ojos dorados se llenaron de un miedo oscuro. Thiel recordó que las serpientes detestan la luz, así que intentó usar su habilidad para ahuyentarlas, pero no funcionó.
Porque ya no podía usar su poder.
Es cierto, ya no tengo mi habilidad…
Thiel había perdido su poder. Su habilidad había sido transferida a Rowen. Thiel ya no podía usar la luz.
¿Significa eso que será devorada por la serpiente? Los ojos de Thiel perdieron su brillo. Su cabello blanco y sedoso empezó a oscurecerse desde las puntas.
La enorme serpiente la miraba con satisfacción, como si estuviera esperando que Thiel perdiera completamente sus fuerzas.
Esperaba el momento en que Thiel dejara de resistirse para devorarla de un solo golpe.
Thiel lo sabía perfectamente, pero también era consciente de que poco a poco estaba perdiendo la voluntad de luchar.
Una desesperación interminable comenzó a subir desde la punta de sus dedos. La desesperación se enroscaba alrededor de su cuerpo, como las serpientes.
Pero entonces, de repente, escuchó una voz desconocida.
«¡Recobra el sentido, Thiel!»
Una voz extraña sonó desde algún lugar.
«Recobra el sentido, pequeña…»
Era una voz desconocida.
«Pequeña, pequeña…»
Pero, de alguna manera, no le resultaba extraña.
Thiel no sabía quién era el dueño de esa voz, pero sí sabía que esa persona estaba llorando por ella.
Así que Thiel extendió la mano.
«No llores.»
No sé quién eres, pero no llores por mí.
Sin embargo, la serpiente la tenía tan fuertemente atrapada que apenas podía extender su mano.
Y entonces.
¡Flash!
Una luz brilló desde algún lugar.
—¡Kieeeeek!
La serpiente abrió la boca de par en par y gritó de dolor.
En ese instante, la serpiente que rodeaba a Thiel aflojó su agarre.
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