⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Los registros sobre la ‘princesa loca de Cracion’ se habían perdido casi por completo. Lo poco que quedaba solo describía cuán desquiciada era.
El único documento detallado que hablaba de cómo era la princesa antes de volverse loca era aquel ‘registro’ que Iandros había visto en la biblioteca del emperador.
Lo curioso era que en ninguna parte se mencionaba su nombre. En los textos solo la llamaban ‘la princesa loca’ o ‘Su Alteza la princesa’, pero no se especificaba cuál era su nombre.
Por ello, aunque Iandros sospechaba que la ‘chica’ que estaban viendo ahora podía ser esa princesa, no podía asegurarlo con certeza.
En ese momento, la silueta del niño pequeño tiró de la manga de la chica.
El joven, con una voz suave, murmuró a su hermana mayor:
—Hermana, esto es tan aburrido. El palacio no tiene nada divertido. Hermana, ¿puedes abrir el espacio dimensional?
De inmediato, Thiel e Iandros se miraron. Ambos habían escuchado con claridad la voz del niño, y sus ojos brillaron en la oscuridad.
—¡El espacio dimensional!
El poder de crear espacios dimensionales era una habilidad que solo se manifestaba en la familia real de Cracion. Hasta ahora, solo tres personas habían tenido esa habilidad, incluida Iandros.
Entre ellos, solo había una ‘chica’.
La princesa loca de Cracion.
Mi suposición era correcta.
Lo que estaban presenciando era sin duda algo relacionado con la fallecida princesa de Cracion.
No sabían si estaban viendo un fragmento de sus recuerdos o si el tiempo mismo se había distorsionado, pero era evidente que estaban observando algo que la princesa había vivido.
—Pero padre dijo que no lo abriera sin permiso —protestó la chica.
—Solo será un momento —insistió el niño.
—¿De verdad?
La silueta de la chica se inclinó hacia el niño y le colocó una mano sobre la cabeza.
En ese momento, como si se formaran músculos sobre huesos, las siluetas de los dos comenzaron a definirse con más detalle.
Ya no eran solo sombras, sino dos personas reales.
El negro que envolvía sus cabellos empezó a teñirse del dorado, el color que simbolizaba a Cracion.
—¡El color está cambiando! —susurró Thiel.
Iandros asintió.
El cabello de los dos hermanos ahora tenía el mismo color que el de Iandros. Thiel miró alrededor con cautela.
Incluso el entorno del palacio, que al principio parecía solo viejo, ahora se veía más elegante y majestuoso. Thiel inclinó la cabeza, confundida. ¿Sería normal que todo cambiara así, como si se añadieran capas constantemente?
Mientras Thiel e Iandros se hacían preguntas, los hermanos soltaron una risa alegre y se pusieron de pie de un salto.
—Solo una vez —susurró la chica con una voz traviesa.
El niño asintió con entusiasmo.
¡Flash!
Una grieta brillante apareció en la punta de los dedos de la chica. Aunque se parecía a las que generaba Iandros, esta brillaba mucho más.
Además, la entrada redonda era mucho más estable que la de Iandros.
El acceso al espacio dimensional de Iandros siempre titilaba y se movía de manera inestable, pero la entrada de la chica era como una verdadera —puerta— que no se movía en absoluto.
—Ven, entremos —dijo la chica mientras tomaba la mano de su hermano.
Thiel entrecerró los ojos. Desde donde estaban, ni ella ni Iandros podían ver el interior del espacio dimensional que la chica había abierto.
—Ven, observemos más de cerca —sugirió Iandros, tomando a Thiel de la mano y llevándola más adelante.
Después de pensarlo un momento, Thiel decidió seguirlo. Después de todo, los dos hermanos no podían ver ni a Thiel ni a Iandros.
Entonces, supongo que no hay problema en acercarnos, pensó Thiel.
Se acercaron lo suficiente para poder ver dentro del espacio dimensional que la chica había abierto.
Tanto Thiel como Iandros nunca habían visto el interior de un espacio dimensional ajeno.
Hasta ahora, Iandros era la única persona viva que tenía esa habilidad.
Ambos temían que, al igual que no podían ver los rostros en el retrato ni escuchar ciertas palabras, el interior de ese espacio dimensional también se mantuviera oculto. Pero para su sorpresa, podían ver el interior perfectamente.
—¡Vamos adentro! —exclamó la chica con entusiasmo.
Thiel e Iandros abrieron los ojos de par en par al ver lo que había dentro del espacio dimensional.
—¿Qué… qué es esto? —murmuró Iandros.
Thiel, igualmente asombrada, agarró con fuerza la manga de Iandros. Los peces de Thiel también se acercaron, curiosos, mientras nadaban cerca de la entrada que había abierto la chica.
Thiel miró el interior del espacio con asombro.
Dentro de la gran grieta abierta, se extendía un vasto prado bajo un cielo azul, donde varios caballos galopaban libremente.
—¿Esto es… un espacio dimensional? —murmuró Thiel con voz temblorosa, mirando a Iandros.
Él también estaba sorprendido, contemplando el interior.
Según los registros sobre la princesa, su espacio dimensional era tan aterrador como el infierno, una especie de guarida demoníaca.
Decían que una vez abierto, ese espacio podía devorar a cientos de personas; era un lugar cruel y horrible, o al menos, así lo describían los textos.
Pero lo que estaban viendo ahora…
—Es completamente diferente de los registros.
No solo era un poco diferente, era radicalmente distinto. El interior del espacio dimensional de la princesa parecía otro mundo: inmenso, majestuoso y lleno de vida.
Los hermanos desaparecieron dentro del espacio dimensional, riendo.
La entrada, que había permanecido abierta, comenzó a cerrarse lentamente. Thiel e Iandros se quedaron allí, observando en silencio cómo se cerraba.
—Impresionante… —murmuró Iandros.
El espacio dimensional de Iandros también era increíble. Él era su dueño y podía almacenar objetos ilimitadamente y encerrar a otros en su interior.
Pero la habilidad de la princesa era mucho más que eso.
Dentro del espacio dimensional había otro mundo.
Ambos se dieron cuenta de que ese era el verdadero poder de la habilidad de ‘creación de espacios dimensionales’ que poseía la familia real de Cracion.
Y en ese momento…
¡Crash!
El espacio dimensional de Iandros se rompió en pedazos. Thiel e Iandros, instintivamente, se agarraron fuertemente de las manos.
—¡Thiel!
—¡I-Iandros!
Iandros tomó la mano de Thiel y la atrajo hacia su pecho.
La ilusión que les mostraba el espacio dimensional empezó a desmoronarse.
Las elegantes paredes del palacio comenzaron a desmoronarse y la cama donde, hasta hace poco, los niños jugaban se convirtió en polvo y desapareció.
La ilusión que había sido sobrepuesta en el espacio dimensional de Iandros se desintegraba.
Thiel sintió, por un instante, un terror paralizante, temiendo que ella también desaparecería junto con esa ilusión.
—No te preocupes.
Pero la mano de Iandros que la sujetaba era tan firme, sus brazos la envolvían tan fuertemente, que Thiel pudo calmarse.
Desde el centro de la ilusión en ruinas, ambos vieron cómo lo que habían presenciado momentos antes desaparecía en la oscuridad.
Por supuesto, todo aquello siempre había estado oculto en la oscuridad, por lo que, sin la habilidad de Thiel, no habrían podido verlo.
Si Iandros hubiera entrado solo en el espacio dimensional, no habría visto nada de esto, y habría quedado atrapado dentro hasta salir.
Pero, afortunadamente, gracias a Thiel, ambos pudieron ver claramente la ilusión que el espacio dimensional quería mostrarles.
¿Por qué les había mostrado el espacio algo así?
¿Quería mostrarles que la habilidad de Iandros también había sido así de poderosa en algún momento? ¿O quizás…?
De repente, Thiel e Iandros sintieron que una fuerza poderosa los arrastraba y cerraron los ojos.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
¡Bang!
¡Thump!
Thiel e Iandros volvieron a la mansión Everard.
Como la entrada y salida del espacio dimensional de Iandros son las mismas, los que entran siempre regresan al lugar de donde partieron.
Sabiendo esto, Ferdian, Rudian, Karthus y Alpheus estaban esperando en la habitación de Thiel a que ella e Iandros volvieran a aparecer.
De pronto…
—¿Eh? ¡Ah! ¡Miren, allí!
Con un grito de Rudian, el espacio dimensional de Iandros se abrió y los expulsó hacia afuera como si los escupiera.
Por suerte, Thiel cayó suavemente sobre la cama, mientras que Iandros se estrelló en el suelo con un fuerte golpe.
Thiel, que había caído sobre la suave cama, aún un poco mareada, miró hacia abajo, hacia Iandros, y le preguntó:
—¡I-Iandros! ¿Estás bien?
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