⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

—¡Thiel!

—Thiel, ¿estás bien?

—Thiel, déjame ver, ¿no te has lastimado?

Rudian, Karthus y Ferdian corrieron hacia Thiel, preocupados por el bienestar de su querida hija y hermana.

—Sí, estoy bien. Pero Ian… ¿qué hay de Ian?

Thiel era la única que se preocupaba por Ian, quien yacía en el suelo.

—¡Alteza! ¿Está bien?

No, Alpheus también estaba allí.

Iandros, como príncipe heredero supremo, nunca había sido tratado de esa manera en ningún lugar. Sin embargo, en Asterian, ese trato era habitual. Iandros se había acostumbrado a ser dejado de lado. Además, cuando se trataba de Thiel, a los demás no les importaba.

—Estoy bien.

Iandros se levantó del suelo. Thiel también intentó levantarse, pero no lo logró debido a que Ferdian, Rudian y Karthus la rodeaban.

—¿Qué pasó ahí dentro?

—Thiel, ¿estás segura de que no te has herido…?

Ferdian y Rudian sostenían con fuerza las manos de Thiel mientras hablaban. Thiel rápidamente negó con la cabeza para tranquilizar a sus hermanos.

—No me he lastimado, estamos todos bien. Y…

Mmm, ¿debería decir esto?

Thiel se mostraba muy cautelosa al hablar con los demás sobre el espacio dimensional de Iandros, ya que ese lugar era, literalmente, un reflejo del inconsciente de Ian.

Lo que había visto dentro del inconsciente de Iandros no era algo que pudiera compartir libremente con otras personas. 

Cuando Thiel observó a Ian, él se sacudió el polvo de su ropa y habló.

—Dentro del espacio dimensional vi a una princesa que murió hace mucho tiempo.

Iandros habló breve y concisamente. Las palabras de Iandros dejaron a Ferdian, Rudian, Karthus y Alpheus con una expresión de asombro.

—¿Qué viste?

—¿Qué dices que viste?

—Alteza… ¿qué quiere decir con eso?

—¿Vio a una princesa que murió hace mucho tiempo?

Las cuatro personas se unieron en coro, llenando rápidamente la habitación de caos. Mientras todos lanzaban preguntas sorprendidos por la explosiva revelación de Iandros, él permanecía impasible.

¿O estaba realmente tranquilo?

Eso no es… no está tranquilo, pensó Thiel mientras miraba a Iandros rodeado por Ferdian y Rudian.

No, eso no era calma. Iandros estaba… sorprendido.

Estaba tan impactado que no tenía la cabeza para dar una explicación larga. Thiel sabía que actuar con indiferencia era el mecanismo de defensa de Iandros.

—No lo sé con certeza. Ni siquiera sé si lo que vi fue real. Lo que vi es muy diferente de lo que conocía.

Thiel asintió con la cabeza, de acuerdo con lo que Ian había dicho.

Era cierto que habían visto un fragmento de la memoria o una ilusión de la princesa, pero no sabían si lo que vieron fue algo que realmente sucedió.

No había forma de probarlo, ni manera de comprobarlo.

Por eso no podían contarle a nadie. Esta era la razón por la cual Thiel dudaba en hablar desde el principio.

Sin embargo, no podían ocultarle nada a Alpheus, quien había sido testigo de cómo Iandros y Thiel eran arrastrados juntos al espacio dimensional. Por eso, Iandros les contó todo lo que vieron.

Un palacio imperial de un estilo muy antiguo, un retrato cuyo rostro no se veía bien, dos hermanos que primero aparecieron en silueta y luego con cabello dorado.

Y el momento en que el joven hermano le pedía a su hermana que abriera el ‘espacio dimensional’.

Sin embargo, Iandros no mencionó que había espiado dentro del espacio dimensional de la princesa, así que Thiel decidió no hablar de eso tampoco.

—Entonces… ¿realmente espiaron los recuerdos de la princesa?

—No sé si fueron recuerdos, o si al atravesar el espacio dimensional fuimos momentáneamente transportados al pasado —Respondió Ian—. O tal vez el espacio dimensional nos mostró una ilusión para engañarnos. No hay nada seguro.

Ferdian, que había estado escuchando en silencio, habló.

—Ian, ¿esto está relacionado con lo que mencionaste la última vez? Dijiste que alguien había invadido tu espacio dimensional.

—… ¿Alguien invadió el espacio dimensional de Su Alteza?

Alpheus, que escuchaba por primera vez esta historia, murmuró con expresión aturdida.

Ferdian, sin prestar atención a la reacción de su abuelo, continuó.

—Recuerdo que dijiste que el invasor tenía el cabello dorado y ojos esmeralda, símbolos de la familia imperial Cracion. En ese momento, especulamos que podría ser un descendiente de esa princesa.

—… ¿Dijiste que el invasor llevaba los símbolos de la familia imperial Cracion?

Alpheus murmuró nuevamente, con el mismo aire desconcertado. Thiel se acercó a su abuelo y lo abrazó suavemente para consolarlo.

Iandros, después de escuchar pacientemente las palabras de Ferdian, asintió con la cabeza.

—Sí, pero ahora que las cosas han llegado a este punto, no puedo evitar pensar en algo absurdo. Algo como…

Ian y Ferdian murmuraron al mismo tiempo.

—Quizás la que invadió ese día no fue un descendiente de la princesa, sino la propia princesa.

Thiel recordó el rostro de la mujer con la que se había encontrado en el espacio dimensional.

Aunque desapareció rápidamente en la oscuridad, la mujer era innegablemente hermosa.

¿De verdad… es la princesa?

Si era así, tendría sentido que hubiera podido invadir el espacio dimensional de Ian.

Después de todo, Ian y Thiel habían confirmado hoy con sus propios ojos lo asombroso que era el poder de la princesa.

Pero la princesa murió hace mucho tiempo. La princesa había muerto hace cientos de años, y nadie puede regresar a la vida una vez muerto.

Entonces, ¿cómo había logrado aparecer aquí, saltando cientos de años en el tiempo?

La mente de Thiel estaba en caos.

—Tenemos que investigar sobre la princesa. Puede que todo esto esté relacionado con ella —Iandros añadió—. El equilibrio entre el día y la noche se ha roto. Cuando se rompe el equilibrio y se quiebran los límites, el balance entre la vida y la muerte se desmorona, y muchas cosas comenzarán a desafiar el orden natural. Ya están ocurriendo cosas extrañas en varios lugares.

—Entonces, ¿el regreso de la princesa, que ya había fallecido, es parte de esas ‘cosas extrañas’?

—Quizás. Puede que la princesa haya regresado y, por eso, se están desatando esos eventos extraños. No podemos establecer la relación causa-efecto.

Alpheus, quien escuchaba la conversación con una expresión de sorpresa, reflexionó antes de hablar.

—¿Y si fueras a la biblioteca del palacio? Puede que aún queden registros sobre la princesa en la sección a la que solo el Emperador tiene acceso.

Ian negó con la cabeza.

—Ya fui. Hay registros, pero son muy escasos. No es suficiente. Necesitamos todo: por qué murió, por qué enloqueció, cómo fue su vida antes de llegar a ese punto…

Las palabras de Iandros llenaron de silencio la habitación.

La ‘princesa loca’ siempre había sido considerada una vergüenza para la familia real de Cracion. Todos los registros sobre ella habían sido quemados o destruidos. 

Con el paso de los siglos, la historia de la princesa había quedado como una mera anécdota del palacio, pero eso no borraba el hecho de que seguía siendo motivo de vergüenza para la familia real.

Los registros que se habían perdido hace tanto tiempo no podían recuperarse de ninguna manera, ni había alguien que conociera la historia completa. 

Las expresiones de todos se oscurecieron.

—¿Y Arne?

—También revisamos Arne. No encontramos nada.

—Quizás en Wolfgang haya algo. Deberíamos pedirle a Olivier que busque información relacionada.

—De acuerdo, encárgate de eso.

Iandros suspiró profundamente. Se frotó el entrecejo, abrumado por la situación.

Habían descubierto que estos sucesos extraños estaban relacionados con la princesa que murió hace tanto tiempo.

Pero, ¿y después? ¿Qué debían hacer?

Fue entonces cuando Thiel habló con cautela.

—Um… ¿Podría ser que en Everard haya registros sobre esto?

—¿Everard?

Thiel asintió.

—Los registros sobre la princesa no se perdieron todos de una sola vez, sino a lo largo de muchos años. Tal vez en Everard quede algo…

Thiel recordó las historias que había oído sobre Arne y Everard.

—Se dice que en Arne y Everard hay métodos para preservar linajes en forma de retoños o huevos. Si conservaron los huevos, quizás también hayan preservado otros registros, ¿no?

De hecho, Karl Everard había sido preservado de esa manera y ahora, en esta generación, el sucesor de la casa Everard había eclosionado.

Por lo tanto, la idea de Thiel no era del todo descabellada.