⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

La niña recogió apresuradamente los fragmentos del espejo roto que estaban en el suelo. Se cortó ligeramente la punta del dedo con uno de los bordes afilados, pero no le importó.

Con los ojos muy abiertos, Thiel observó el fragmento de espejo.

En el reflejo vio una niña de mejillas flacas, con un cabello blanco y desordenado, y unos ojos dorados. Su apariencia era deplorable.

De verdad…

Estoy viva.

Thiel murmuró mientras tocaba su propio rostro reflejado en el espejo.

¿Cómo es posible que siga viva?

Thiel estaba segura de que había muerto.

Fue el día en que nevó mucho, en el balcón de su abuelo.

Aún, cuando cerraba los ojos, podía recordar claramente los gritos de su abuelo.

El balcón frío, solitario y aterrador.

…Y también las risas de Rowen y su abuelo que escuchó mientras perdía la conciencia.

Pero ahora estaba viva.

¿Será que estoy soñando?

Thiel miraba absorta el fragmento de espejo en su mano.

Una gota de sangre brotó de su dedo cortado por el cristal.

No es un sueño.

Realmente estaba viva.

El dolor en su dedo cortado y la sangre que fluía eran prueba de ello.

Además…

Thiel levantó con cuidado su flequillo incómodo.

Había una cicatriz visible.

Esa cicatriz la tenía desde un mes antes de morir, cuando Rowen la había empujado por las escaleras y ella se había lastimado al caer.

Justo antes de morir, casi se había curado y estaba cubierta por una costra seca, pero ahora, la herida era grande y clara.

Es como si me la hubiera hecho ayer.

Thiel murmuró mientras tocaba cuidadosamente la cicatriz en su frente.

—Ouch…

El área herida le dolía. Un poco de sangre se quedó en la punta de su dedo.

Entonces,

¿Será que he regresado al pasado? Pero, ¿cómo…?

Thiel murmuraba en voz baja mientras miraba sus manos.

Las manos llenas de rasguños emitieron un leve brillo que desapareció rápidamente.

¿Lo había imaginado?

Frotó sus palmas una vez más, pero no volvió a ver el mismo destello de luz.

Creo que fue mi imaginación.

No era sorprendente ver ese tipo de ilusiones, considerando que hacía poco había muerto y vuelto a la vida.

Thiel dejó de mirar sus manos y levantó la cabeza lentamente.

Sus ojos vacíos se encontraron con el techo del desván, lleno de telarañas.

Había vuelto al pasado.

Eso significaba que si no hacía nada, volvería a morir en un mes.

Thiel frunció el ceño.

Todavía podía escuchar los ecos de las voces de su abuelo y su tía en su cabeza.

El frío del balcón aún parecía atrapado en su corazón, congelando su cuerpo.

Thiel, con sus pequeñas manos, se tocó el pecho mientras pensaba.

No quiero volver a morir.

Tampoco quería quedar atrapada en el balcón de nuevo.

…Y mucho menos escuchar las risas de su familia mientras moría.

Thiel se frotó los ojos enrojecidos con la manga de su ropa.

El roce de la tela áspera dejó sus ojos aún más rojos.

Pero Thiel, ignorando el dolor, apretó sus pequeñas manos y tomó una decisión.

Voy a escapar.

Aunque tuviera que vagar sola hasta perderse y morir, escaparía.

Thiel asintió con determinación.

Pero, ¿adónde voy?

Sentada en el suelo, Thiel se quedó pensando.

El territorio de su familia, los Nesstian, era una tierra nevada.

Aunque lograra escapar, no tardaría en morir congelada.

Debo decidir a dónde ir antes de escapar…

Mientras mordía sus uñas, Thiel miraba el espejo distraídamente.

Entonces, vio reflejados sus propios ojos dorados.

…¿Mis ojos?

En el momento en que miró esos ojos que su abuelo y su tía siempre despreciaban y consideraban repugnantes, un pensamiento brillante cruzó su mente.

—…Asterian.

Thiel pronunció la palabra con cuidado, sorprendida de inmediato.

Instintivamente, miró a su alrededor. Solo cuando se aseguró de que nadie la veía, se sintió más tranquila.

Estaba prohibido mencionar la familia ‘Asterian’ en los Nesstian.

La familia del leopardo negro, Asterian.

Las relaciones entre la familia del leopardo de las nieves, Nesstian, y la familia del leopardo negro, Asterian, habían sido hostiles durante mucho tiempo.

El hecho de que Thiel no fuera reconocida como nieta se debía a que llevaba la sangre de la familia Asterian.

( Cosa vulgar. )

Esas eran las palabras que su abuelo, Zender, murmuraba entre dientes cada vez que la veía.

( ¡Inútil! Si el líder de la familia de los leopardos negros te viera, te mataría en el acto. Deberías estar agradecida por seguir viva… )

Recordar las palabras de Zender hizo que Thiel se acurrucara.

No solo su abuelo, sino también su tía Cornelia, la futura líder de los Nesstian, Rowen y los sirvientes de la familia repetían lo mismo.

Decían que si los leopardos negros de la familia Asterian la vieran, la matarían inmediatamente.

Que ningún clan aceptaría a una mestiza como ella.

Pero Thiel, que había vivido toda su vida dentro de los Nesstian, no sabía nada sobre otras familias, aparte de los Asterian.

…No tengo adónde ir.

Para una niña sin vínculos como ella, el mundo era demasiado cruel.

Pero si se quedaba en la familia Nesstian, era seguro que moriría dentro de un mes.

Entonces,

—Voy a ir con la familia Asterian.

Era la única familia sobre la que tenía algo de información.

El territorio de los Asterian estaba en el lado opuesto al de los Nesstian.

A diferencia de Nesstian, donde siempre nevaba, se decía que el clima en Asterian era muy cálido.

Así que, aunque la echaran de allí, sería más fácil sobrevivir sola en el territorio de los Asterian.

…Papá.

Thiel pronunció esa palabra desconocida varias veces en su mente, pero pronto dejó de hacerlo.

Podría matarme si lo llamara papá.

El abuelo y la tía siempre decían que la gente de la familia Asterian me odiaba con toda el alma.

—Porque mamá murió por mi culpa…

Pero aun así, soy su hija. Tal vez si le dijera que solo necesito un poco de comida y que no causaré problemas, me dejaría vivir.

Una luz de esperanza brilló en los ojos de Thiel.

—Sí, le diré que solo necesito un poco de comida y que no me notaré…

Podía sobrevivir comiendo solo un pedazo de pan cada dos días, así que mencionaría eso.

Ahora que tenía un destino en mente, el siguiente problema era cómo escapar.

El cuarto de Thiel estaba en el ático de la mansión, el lugar más apartado, por lo que las probabilidades de que la atraparan al intentar huir eran bajas.

Sin embargo…

—Pero hay tanta vigilancia.

Thiel suspiró mientras observaba por la ventana a los guardias patrullando el jardín.

Además, no había ningún sirviente en la mansión que no conociera su rostro. Si salía de su cuarto, seguramente la atraparían, la golpearían y la devolverían a la habitación.

—¿No habrá una manera de salir en secreto?

En ese momento, la puerta del ático se abrió de golpe

—¡Ah!

Con la repentina luz, Thiel entrecerró los ojos de forma instintiva.

Allí, en la entrada, estaba Emma, la sirvienta encargada de traerle la comida a Thiel.

Emma.

De todas las sirvientas de la mansión, Emma era la que más miedo le daba a Thiel.

No es que Emma la golpeara o insultara. Era más bien porque a menudo no le traía comida.

Como Emma era la única que subía al ático, si no le daba comida, Thiel tenía que soportar el hambre hasta que decidiera volver.

Emma, con el rostro lleno de ira, se acercó a Thiel dando pisotones. Thiel tembló involuntariamente.

Emma arrojó dos trozos de pan duro delante de ella mientras murmuraba enojada.

—¡Uf! Los demás hablando de ir al palacio imperial con la señorita Rowen, y yo aquí cuidando a esta bastarda… ¡Qué desgracia la mía!

Emma pisoteó el suelo con rabia.

—Toma. Cómelo despacio, porque no volveré en un buen tiempo.

¿No volverá en un buen tiempo?

Los ojos de Thiel se abrieron con sorpresa, y luego entreabrió la boca.

Es cierto, por estas fechas vino alguien del palacio imperial…

Ahora lo recordaba.

Un mes antes de su muerte, su prima Rowen Nestian había sido seleccionada como ‘candidata’ para convertirse en la princesa heredera.

Para ser exactos, todas las niñas de la edad del príncipe heredero fueron elegidas como candidatas.

Por ello, el palacio imperial había enviado al ayudante personal del Emperador para observar a Rowen, lo que provocó que la familia Nestian se ocupara frenéticamente en recibir a sus invitados.

Por supuesto, Thiel no fue tenida en cuenta.

Durante la estancia de los invitados del palacio, Thiel fue prácticamente ignorada, pasando días sin apenas comer nada.

Aunque la puerta de su cuarto no estaba cerrada, nunca se atrevió a salir. Su abuelo le daba demasiado miedo.

Recordar ese momento hizo que Thiel apretara los labios.

No, esto es perfecto.

Mientras los invitados estuvieran en la mansión, Emma ni siquiera se acercaría al ático.

Todas las sirvientas estaban ocupadas intentando impresionar a Rowen.

Cornelia estaba demasiado ocupada arreglando a Rowen como para preocuparse por Thiel, y lo mismo ocurría con Rowen y su abuelo.

Por lo tanto, si escapaba durante la estancia de los invitados, nadie la notaría.

Emma salió rápidamente de la habitación tras arrojar el pan.

Thiel recogió los dos pedazos de pan que había dejado.

Menos mal que me dio pan.

Escondió los trozos de pan bajo la manta con la que dormía mientras lo pensaba.

Su comida solía ser una sopa aguada o pan duro, y esa vez había tocado pan.

Si le hubieran dado sopa, habría tenido que escapar sin llevar comida.

Gruu…

Desde su delgado vientre, donde las costillas sobresalían bajo su fina pijama, sonó un ruido vergonzoso, pero Thiel lo ignoró.

Por más hambre que tuviera, no podía comerlo ahora.

Si su memoria no fallaba, esta era la última comida que Emma le traería mientras los invitados estuvieran en la mansión.

Thiel aguantó el hambre y dio una vuelta sobre sí misma.

¡Paf!

Con un leve destello, la niña desapareció, y en su lugar apareció un pequeño leopardo blanco, insignificante y débil.

Era la transformación de Thiel.

El pequeño leopardo se estremeció. Un leopardo normal habría soportado el frío sin problemas, pero Thiel no.

Como era una mezcla entre leopardo blanco y negro, su pelaje era corto, lo que la hacía vulnerable al frío.

Thiel se arrastró debajo de la manta donde había escondido el pan.

Los ratones que habían corrido al oler el pan se detuvieron en seco al ver al pequeño leopardo.

Con los dos trozos de pan bien apretados en su diminuto pecho, el leopardo cerró los ojos.

Tenía que recuperar fuerzas si quería escapar.

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—Por fin, hoy es el día.

Thiel apretó sus pequeños puños. Sus finos labios se cerraron con determinación.

Hoy escaparía de esa mansión.