⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
¡Un rayo!
Thiel alzó la cabeza bruscamente y miró hacia la grieta. De esa grieta caían rayos sin cesar.
Thiel recordó el ‘gran plan’ del que Orpheo había hablado.
Aunque no lo entendía del todo, parecía que estaban justo antes de que ese plan se hiciera realidad. Thiel se levantó rápidamente.
Iandros, Ferdian y Rudian se apartaron de Thiel sin oponer resistencia. Ellos también comprendían que la situación era grave y no la retuvieron más.
—Tenemos que ir con Rowen… —Dijo Thiel mirando hacia atrás al ver la grieta distorsionarse.
Iandros frunció el ceño.
—¿Rowen?
—Sí, Orpheo lo dijo. Para completar este ‘plan’, es absolutamente necesaria la luz.
—Si se trata de luz… ¿no eres tú?
—No, como no soy fácil de controlar, hicieron una copia más controlable y domesticable. Y agregó que esa copia es Rowen. Así que… tenemos que encontrar a Rowen primero.
Thiel gritó. Debían capturar a Rowen de inmediato. Si Orpheo tenía razón, ellos tratarían de llevárselo primero.
¡Porque solo así completarían ese plan!
En ese momento, vieron a alguien subir corriendo desde la base de la montaña. Thiel los reconoció de inmediato.
Eran Karthus y la orden de caballeros de élite de Asterian bajo su mando. Habían llegado al altar siguiendo a Iandros, Ferdian y Rudian después de enterarse de que Thiel había sido capturada.
Karthus estaba bastante desaliñado, pero al ver que Thiel estaba sana y salva, corrió hacia ella y la abrazó fuertemente.
—Thiel… hija mía.
La voz de Karthus sonaba triste. ¿Sería porque casi había perdido nuevamente a una hija que ya había perdido una vez?
Thiel lo abrazó tan fuerte que apenas podía respirar, luego se apartó de él. No había tiempo para quedarse allí.
—Papá, ya te lo explicaré después. Ahora tenemos que asegurarnos de capturar a Rowen primero —Dijo Thiel apartándose de los brazos de Karthus.
Él la miró un momento con el rostro aturdido, luego asintió.
—Está bien, si eso es lo que dices, así será. Orden de caballeros, todos al templo. Asegúrense de capturar a Rowen, que está en la prisión subterránea del templo. Yo los seguiré de inmediato.
A la orden de Karthus, la orden de caballeros de Asterian se transformó rápidamente en varios leopardos. La manada de leopardos corrió hacia el templo de Lysette.
Thiel se dispuso a seguirlos, pero se detuvo un momento y miró la joya que debería tener en la mano.
Pero la joya no estaba.
—¿Eh?
Thiel se sorprendió y miró a su alrededor. Pero la joya no estaba en ninguna parte. La esmeralda, que brillaba débilmente, había desaparecido sin dejar rastro.
¿Acaso la solté cuando caí?
¡Pero no la había soltado! Incluso cuando fue expulsada del espacio vacío de la princesa, la esmeralda aún estaba en su mano. Entonces, ¿a dónde había ido?
Mientras Thiel miraba a su alrededor con el rostro pálido, buscando algo, Ferdian y Rudian siguieron su mirada hacia el suelo y le preguntaron.
—Thiel, ¿qué buscas?
—Sí, ¿qué se te cayó? Dinos, nosotros lo encontraremos por ti.
—Una… esmeralda. Grande y hermosa, de un color verde brillante… ¿Dónde está? Estaba segura de que la tenía…
Thiel, con el rostro alterado, buscó en el suelo. Fue entonces cuando Iandros, con una expresión extraña, le agarró la muñeca.
—¿Brillaba en color azul?
—¡Sí! ¿La has visto?
—¿Acaso es esto…?
Iandros le dio la vuelta a la palma de Thiel. Ella bajó la mirada hacia su mano.
En la palma de Thiel había una luz azul incrustada. No era que estuviera ‘brillando’ en color azul, sino que realmente estaba ‘incrustada’.
Porque el límite entre la luz y la piel de su palma era claro. Thiel parpadeó sorprendida.
Esta luz… sin duda es la luz de la esmeralda.
Entonces, ¿por qué la esmeralda había desaparecido y ahora estaba incrustada en su palma? No lo sabía.
Pero no había tiempo que perder. Si no se apresuraban, Orpheo se llevaría a Rowen.
Si eso sucedía, habría consecuencias irreparables y una gran catástrofe caería sobre esta tierra.
¡Mientras no la haya perdido, está bien!
Thiel apretó la palma con la luz azul incrustada y asintió con la cabeza.
—Sí, es esta luz. Ya la encontramos, ahora debemos ir con Rowen…
En ese momento, Iandros, con una expresión solemne, agarró la muñeca de Thiel. Ella se detuvo cuando iba a echar a correr y se volvió para mirarlo.
—Thiel, la esmeralda que mencionas, ¿no será esa ‘joya’ de la que hablabas antes…?
—Sí… es esta joya. Al sostenerla, pude ver los recuerdos de la princesa.
—Entonces, ¿no es peligroso? ¿Por qué se absorbió en tu palma?
—Yo tampoco… lo sé.
Thiel recordó de repente lo último que la princesa le había dicho.
( Te he dado una oportunidad. )
¿Qué significaba eso de darle una oportunidad? La princesa le había pedido a Thiel que soltara la esmeralda, pero ella no lo hizo. En ese momento, simplemente sintió que debía hacerlo.
Después de eso, la princesa la sacó del espacio vacío, y la esmeralda se absorbió en la palma de Thiel…
No podía entender cómo todo esto estaba relacionado.
Pero como no había tiempo para pensar más, Thiel decidió no contarle a Iandros sobre la ‘última oportunidad’ de la que la princesa había hablado, ya que él estaba preocupado por ella.
Thiel puso sus manos en las mejillas de Iandros.
—Investigaremos lo de la joya juntos más tarde. Ahora lo urgente es encontrar a Rowen. No podemos dejar que esa grieta siga creciendo.
Thiel habló. Iandros apretó el labio inferior con expresión de evidente desagrado y, tras un momento, asintió lentamente.
Thiel soltó a Ian y salió corriendo hacia el templo. Desde allí ya se escuchaban explosiones. ¡Definitivamente algo estaba ocurriendo!
Thiel, Ian, Ferdian y Rudian corrieron hacia el templo como el viento. Karthus había partido hacia allí un paso antes que ellos.
Thiel llegó al templo, esforzándose por dejar de lado la inquietud que sentía. Al llegar, vio a los caballeros de Asterian luchando con alguien en medio de una nube de polvo.
¿Quién es?
Thiel se detuvo un momento y observó a la persona con la que los caballeros de Asterian estaban luchando.
Era un joven que parecía tener, a lo sumo, entre finales de la adolescencia y principios de los veinte años. Estaba enfrentándose solo a veinte caballeros de élite de Asterian.
Thiel pensó que su rostro le resultaba familiar, pero no lograba recordar dónde lo había visto.
De sus manos surgía una energía oscura que se esparcía por todas partes. Thiel decidió no quedarse atrás y usó su poder.
¡La luz brilló en sus manos! Aquí no estaba en el espacio vacío de la primera princesa, así que el poder fluyó sin problemas. El poder de Thiel se expandió como una niebla, disipando la oscuridad.
Solo entonces el joven pareció alarmarse, dando un paso atrás. Justo en ese momento, Karthus extendió la mano.
—Apártate, no tengo tiempo para enfrentarme a ti.
Karthus habló con voz llena de furia. A sus pies, una enorme llama brotó, como si fuera a devorar al joven.
Sin embargo, no se quemó. Karthus, en lugar de prenderle fuego, lo encerró en una prisión de llamas.
La ira de Karthus hizo que sus llamas fueran más feroces que nunca. Si el joven intentaba tocar el fuego para escapar, sin duda su cuerpo se quemaría por completo.
Thiel deseó que él no tomara una decisión imprudente mientras lo dejaba atrás y corría al interior del templo. Ian estaba a su lado.
—Ian, ¿y mi leopardo? —Preguntó Thiel mientras descendían al sótano.
Si el leopardo estuviera cerca, podría vencer fácilmente la oscuridad que acababan de enfrentar.
Ese era el lugar más luminoso que recibía el poder de Lucette. Además, con el poder de Thiel añadido, nadie podría sacar a Rowen de allí.
Así como Orpheo había confinado a Thiel en la oscuridad interminable, ella también había encerrado a Rowen en una luz infinita.
Sin embargo, Iandros parecía tener una expresión incómoda. Thiel, que bajaba las escaleras del sótano como si volara, miró hacia atrás a Ian.
Ian habló con una expresión incómoda.
—Thiel, tu leopardo…
Pero Thiel no pudo escuchar lo que Iandros iba a decir.
Ambos se quedaron mirando fijamente la puerta del sótano, que estaba destrozada por completo.
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