⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

¿Un lugar?

¿A dónde podría ser?

Las dudas de Thiel no tardaron mucho en resolverse.

Casi de inmediato, Karthus la llevó en brazos hacia la habitación de Alpheus.

¿Será que el abuelo me llamó?

Karthus bajó a Thiel con suavidad.

El borde de su vestido rozó sus pantorrillas. Thiel se enderezó de inmediato, sujetando la mano de Karthus.

—Entremos.

Apenas Karthus terminó de hablar, los soldados que custodiaban la puerta la abrieron.

La puerta se deslizó suavemente sin hacer ruido.

—¡Abuelo!

Cuando Thiel sonrió radiante, Alpheus, que mantenía una expresión solemne, le devolvió la sonrisa ampliamente.

Alpheus se acercó rápidamente y la levantó en brazos.

—Thiel, ¿estás bien? Fui a verte, pero estabas profundamente dormida y no quise despertarte.

—¡Sí, estoy bien! Papá, Ría, el hermano Ferdie y el hermano Rudian cuidaron muy bien de mí. ¡Gracias por preocuparte, abuelo!

Cuando la palabra ‘papá’ salió de la boca de Thiel, las miradas de Karthus y Alpheus se encontraron, y ambos sonrieron levemente.

Alpheus, como si estuviera acunando a un niño pequeño, abrazó a Thiel mientras le daba suaves palmaditas en la espalda y le hablaba en tono tranquilizador.

—Así es, pero no debes volver a hacer algo así. Confío en que Karthus ya te lo habrá explicado bien.

—¡Sí, no te preocupes!

Thiel asintió con energía, sus ojos brillando con vida.

Alpheus, al ver a su nieta tan animada, no pudo evitar reírse a carcajadas.

—Está bien, no me preocuparé.

Alpheus comenzó a caminar lentamente.

Karthus lo siguió en silencio. Y el lugar donde Alpheus se detuvo fue…

—Thiel.

Era frente a una estantería que cubría por completo una de las paredes del estudio del patriarca.

Thiel levantó la cabeza con expresión intrigada.

Hay muchísimos libros…

Miró hacia arriba y los libros parecían no tener fin.

¡Ser el patriarca significa leer una cantidad enorme de libros!

Acurrucada en los brazos de Alpheus, Thiel observó durante un buen rato las cubiertas decoradas de los libros, llenas de letras difíciles.

—Presiona este libro.

Alpheus señaló un libro con una portada bastante sencilla.

Parecía hecho de cuero antiguo.

Thiel asintió y extendió su pequeña mano para tocarlo.

Si no fuera por la ayuda de Alpheus, Thiel nunca habría alcanzado el libro, pero gracias a que él la sostenía, pudo presionar el lomo sin problemas.

Clic.

Cuando Thiel presionó el lomo del libro, la enorme estantería emitió un sonido mecánico y comenzó a moverse.

La niña, asustada, se aferró al pecho de Alpheus.

Él rió suavemente y le dio unas palmaditas en la espalda.

Clic, clunk, rrrrrrrr…

La estantería continuó haciendo extraños sonidos mecánicos durante un rato, y luego se deslizó suavemente hacia un lado.

Thiel abrió los ojos sorprendida ante lo que estaba viendo por primera vez.

La estantería se dividió y reveló una enorme habitación oculta.

—¡Guau…!

—Este es un lugar secreto que solo conoce el patriarca de Asterian. Solo la sangre de Asterian puede abrir la puerta de esta sala secreta.

Alpheus tomó suavemente la pequeña mano de Thiel.

Thiel también miró su mano en silencio.

Solo la sangre de Asterian…

—Supongo que no será necesario hacer una prueba de paternidad.

Alpheus sonrió con picardía.

Thiel asintió tímidamente.

Acababa de ser reconocida por Asterian como parte de su linaje.

Asterian me ha aceptado.

Eso significaba que realmente era hija de estas dos personas.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Thiel.

Las preocupaciones que la habían atormentado hasta ese momento se desvanecieron por completo.

Alpheus, con la niña sonriente en brazos, entró en la sala secreta, seguido de cerca por Karthus.

La sala era diferente de lo que Thiel había imaginado.

A diferencia de la lujosa y majestuosa habitación de Alpheus, la sala secreta era sorprendentemente sencilla.

O más bien, vacía sería una descripción más precisa.

Las paredes de piedra estaban perfectamente lisas, sin ningún tipo de decoración.

Thiel miraba a su alrededor con ojos llenos de curiosidad.

En una esquina de la sala, se apilaban lingotes de oro y joyas sin ningún cuidado, mientras que en el centro de la habitación había una pequeña plataforma.

Pero no había ninguna luz en la sala.

Ni siquiera se veían restos de velas encendidas.

Todo estaba a oscuras, tan oscuro que apenas se podía ver.

Alpheus caminó con determinación hasta la plataforma y dejó a Thiel en el suelo junto a ella.

—Thiel.

—Sí, abuelo.

—Este es un lugar que ha sido transmitido a través de generaciones en la familia Asterian. Es una sala para aquellos que han manifestado el ‘poder de la luz’ según la leyenda.

—¿Una sala para los que tienen el poder de la luz…?

—Es una sala hecha para el legendario poder de la luz.

Alpheus asintió.

Hizo una pausa antes de contarle a Thiel algo que nunca le había dicho antes.

—Todos piensan que solo hay dos leyendas sobre el poder de la luz.

Las leyendas sobre el poder de la luz que se habían transmitido de generación en generación entre Asterian y Néstian.

—Pero en realidad, hay una leyenda oculta más.

—¿Una leyenda oculta?

—Así es.

Alpheus pasó la mano por el altar cubierto de polvo, manchándose la palma de la mano.

Thiel, preocupada, le tomó la mano.

—¡Abuelo, te ensuciaste la mano!

—No importa. Thiel, te contaré sobre la leyenda oculta. La leyenda oculta dice…

Thiel abrió los ojos con curiosidad y prestó atención a las palabras de Alpheus.

Alpheus sacó un pañuelo y limpió cuidadosamente las manos de Thiel manchadas de polvo, luego limpió las suyas.

—Asterian y Nesstian recuperarán su poder original junto con la gloriosa luz.

Alpheus recitó la leyenda en voz alta.

Sin darse cuenta, Thiel repitió las palabras de Alpheus.

—¿Recuperarán su poder original… junto con la gloriosa luz?

En ese momento, Karthus, que había estado en silencio, intervino.

Su mirada se dirigió a su pequeña hija.

—Thiel, puede que esto no se aplique a ti, pero tanto Asterian como Nesstian padecen una enfermedad mental.

—¿Una enfermedad mental…?

—Así es, es una antigua maldición. Si se usa el poder sobrenatural más allá de cierto límite, este se descontrola, atacando al usuario desde dentro hasta consumirlo por completo.

Al escuchar las palabras de Karthus, una persona vino de inmediato a la mente de Thiel. Sus ojos se abrieron de par en par.

—¡Por eso el hermano Ferdian…!

—Exactamente, esa es la razón por la que Ferdian se descontroló. Y la locura generalmente no puede ser detenida. Continúa hasta que destruye todo a su alrededor y, finalmente, al propio usuario. En el caso de Ferdian, aún es joven, así que su poder no es lo suficientemente fuerte como para destruirse a sí mismo, por eso ha sobrevivido hasta ahora.

La locura que corre a través de la sangre.

Thiel miró en silencio la palma de su mano.

¿No se puede calmar? Pero yo… lo calmé.

Las llamas de Ferdian se habían reducido dócilmente como un cordero en los brazos de Thiel.

Karthus, al ver la expresión de confusión en el rostro de Thiel, se inclinó hacia ella.

Se agachó hasta ponerse a la altura de su hija, mirándola directamente a los ojos.

—Por eso eres especial, Thiel.

—……

—La frase ‘La gloriosa luz recuperará el poder original’ significa la cura de la locura.

Karthus extendió su mano hacia Thiel.

Ella, como hechizada, tomó su mano. Sobre la mano grande y robusta de Karthus, descansaba una pequeña y pálida mano.

—Thiel, este altar está destinado a aquellos que poseen el poder de la luz.

Karthus guió suavemente a Thiel hacia el altar.

Con los labios apretados, Thiel asintió mientras subía al altar.

—Sube.

Alpheus le habló con una voz amable. Thiel reunió coraje y subió al altar con ambos pies.

—¡¡…!!

Entonces ocurrió.

El altar se hundió repentinamente.

—¡Ah!

Sorpresa, Thiel se desplomó en el suelo. Los pliegues de su vestido se extendieron a su alrededor.

Clunk… Clunk, rumble…

Se escuchó otro sonido mecánico proveniente del interior de la sala secreta.

Karthus y Alpheus observaron a Thiel en silencio, conteniendo la respiración.

—¿Eh?

Pronto, una pequeña luz comenzó a formarse en la palma de Thiel.

En la oscuridad, los ojos de Thiel brillaron. La pequeña luz empezó a crecer poco a poco.

Thiel parpadeó lentamente.

La luz giraba a su alrededor, en sincronía con su respiración.

La estela que dejaba atrás se fue transformando lentamente en la forma de una aleta de pez.

—Papá…

Sorprendida por la repentina situación, Thiel lo llamó suavemente.

Era una palabra que había querido decir muchas veces pero no se había atrevido. Aunque la extrañaba con todo su ser, siempre había reprimido ese deseo.

—Así es, cariño.

Karthus respondió con ternura.

Los ojos de Thiel se curvaron de felicidad y una amplia sonrisa iluminó su rostro.

Pronto, la luz que giraba a su alrededor comenzó a crecer.

La luz se expandió hasta el punto en que parecía que iba a llenar toda la habitación, iluminándola por completo.

Sin embargo, a pesar de lo intensa que era, no resultaba cegadora ni dañaba los ojos.

Era ese tipo de luz, una luz cálida que podía envolver a todas las personas del mundo con su calidez…

No mucho después, las paredes de piedra que recibían la luz comenzaron a brillar.

Thiel, de manera instintiva, controló su poder y retiró la luz.

Poco a poco, la luz de Thiel se desvaneció, dejando solo las paredes de piedra iluminadas y brillando.

Karthus, Alpheus y Thiel, conteniendo la respiración, observaron el cambio en la sala secreta.

Y entonces…

Ssshhh…

—¡¡…!!

Las letras grabadas en la pared de piedra iluminada comenzaron a aparecer lentamente.