⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Thiel.
Karthus tomó en sus brazos a la pequeña cría de leopardo de las nieves y le dio un suave beso en la pequeña cabeza. Después de entregarle a Thiel, Ria dio un paso atrás e inclinó la cabeza.
—Cuando fui a ver a la señorita, como me pidió, estaba en su forma de semi-transformación.
—Buen trabajo, puedes retirarte.
Ria hizo una ligera reverencia y salió rápidamente del despacho.
—Miau…
Thiel presionó suavemente el pecho de Karthus con sus pequeñas patas. Las blandas almohadillas rosadas se hundieron ligeramente.
Si las patas de Thiel no estuvieran tan limpias, seguramente habrían dejado una huella con forma de almohadilla.
—¿Por qué te has transformado de repente?
—Miau…
La cría de leopardo de las nieves sacudió la cabeza, indicando que no se había transformado por voluntad propia.
¡Simplemente me desperté y ya estaba así! Thiel trató desesperadamente de comunicarse con gestos.
—¿No lo hiciste tú?
—Miau…
Thiel asintió vigorosamente. Karthus sonrió, como si entendiera vagamente. Su gran y ancha mano tocó suavemente la cabeza de Thiel.
Thiel dobló sus orejas al ritmo en que Karthus la acariciaba, buscando una postura más cómoda para recibir las caricias.
—Ya lo entiendo. Es porque todavía eres pequeña. Todavía no sabes controlar bien tus habilidades, así que te transformaste sin querer.
—Miau…
—¿Cuándo volverás a la normalidad? No estoy seguro, pero normalmente se tarda uno o dos días.
¿Uno o dos días? El rostro de Thiel se oscureció rápidamente, ya que pensaba que solo duraría medio día, como mucho.
Dejando a un lado lo frustrante que era no poder comunicarse, estar en su forma semi-transformada era demasiado, demasiado…
Demasiado calor…
El pelaje esponjoso hacía que sintiera el doble de calor que de costumbre. Thiel se dio la vuelta en los brazos de Karthus, mostrando las cuatro patas rosadas.
—…Qué adorable.
Karthus, sin saber lo que Thiel estaba sintiendo, comenzó a acariciar suavemente su vientre.
—Miau…
¡No, hace calor!
Las manos de Karthus eran mucho más calientes que las de los demás, ya que poseía habilidades de fuego. La pequeña cría de leopardo empezó a retorcerse.
Pero Karthus no entendió los gestos de Thiel, y al final, Thiel tuvo que resignarse a que Karthus acariciara su barriga.
Qué calor… El cuerpo de la cría de leopardo se fue quedando lánguido, pero Karthus seguía sin darse cuenta de lo mucho que sufría Thiel por el calor.
La mansión Asterian estaba llena de leopardos negros con habilidades de fuego. No solo no les molestaba el calor, sino que estaban acostumbrados a él.
Antes, Lena Nesstian, una leopardo de las nieves, había pasado un tiempo en la mansión Asterian.
Sin embargo, Lena podía regular su temperatura corporal usando sus habilidades de hielo, por lo que nadie en la mansión notó que Lena también sufría por el calor.
Ah, esto es insoportablemente caliente…
Pero Thiel no había nacido con habilidades de hielo, por lo que no podía regular su temperatura por sí misma.
No me daba cuenta de esto antes de transformarme.
Antes solo sentía un poco de calor, pero ahora, con todo su cuerpo cubierto de pelaje, casi se sentía como si estuviera a punto de cocerse.
Justo cuando Thiel estaba pensando que se sentía como un pastel bien horneado, Karthus miró de reojo el reloj y murmuró con cansancio.
—Ya es hora de la reunión.
Al escuchar la palabra ‘reunión’, Thiel se revolvió en los brazos de Karthus.
Karthus pensaba llamar a Ria para que la devolviera a su habitación mientras él iba a la reunión. De paso, Thiel podría encontrar un lugar más fresco en su habitación.
Justo cuando Thiel estaba a punto de saltar al suelo…
—¡¡…!!
Karthus se levantó, aún sosteniendo a Thiel en sus brazos. La cría de leopardo, sorprendida, presionó el brazo de Karthus con sus pequeñas patas.
¡Papá, dijiste que ibas a una reunión…!
Pero Karthus no le prestó atención y, con Thiel en sus brazos, comenzó a caminar. Los ojos de Thiel rodaron nerviosamente mientras seguía en el amplio abrazo de Karthus.
¿Será que me va a dejar en mi habitación mientras va a la reunión?
Sin embargo, las esperanzas de Thiel se desmoronaron rápidamente. Karthus cruzó con determinación la puerta de la sala de reuniones, aún con Thiel en brazos.
—…!!!
—!!!!
Thiel, que había sido llevada a la sala de reuniones en los brazos de su padre, y los asistentes, que vieron al Marqués Celeste entrar con una cría de leopardo, quedaron atónitos.
Solo Karthus parecía completamente tranquilo. Caminó con calma hasta su asiento y se sentó.
—Llegué tarde. Como pueden ver.
Karthus señaló a su hija, que aún estaba en shock en sus brazos, con la barbilla, sonriendo ligeramente.
—Hubo un problema con mi hija.
—¿Thiel? ¿Es Thiel?
Alpheus se levantó de un salto y se acercó. Thiel, aún sorprendida, asintió con la cabeza y levantó sus patas.
¡Abuelo!
—Miau…
Sin embargo, Alpheus no pudo levantar a Thiel. Karthus la agarró rápidamente y la sostuvo firmemente en sus brazos.
—Comencemos la reunión.
—Maldito seas…
Karthus inclinó la cabeza con una sonrisa relajada.
Era la sonrisa de un ganador.
Gracias a eso, Thiel se vio obligada a asistir a la reunión de la familia Asterian, sentada en el regazo de Karthus.
Esto es increíble… realmente es adorable.
Mi hija también era así de pequeña, jeje…
Thiel podía oír los murmullos de los asistentes. Sus orejas se movieron en esa dirección.
Aunque Karthus les lanzó una mirada, los ojos de los asistentes no se apartaron de Thiel.
El pelaje tan blanco como la nieve y los ojos dorados que brillaban como el sol eran tan adorables y hermosos que cualquiera que pasara no podía evitar voltear a mirar.
Y quien tampoco podía concentrarse en la reunión era Alpheus, el jefe de la familia Asterian.
¿Por qué se habrá transformado de repente? Maldición, ¡es mi nieta, pero es tan endemoniadamente adorable!
Alpheus miraba de reojo a Thiel. Cada vez que sus ojos se encontraban, Thiel le sonreía tímidamente.
Esa imagen era… tan adorable que hacía que el corazón doliera. Alpheus se prometió a sí mismo que, en cuanto terminara la reunión, llamaría a un pintor para que capturara la imagen de Thiel en un cuadro.
Mientras Thiel, acurrucada en los brazos de Karthus, parpadeaba lentamente, luchando contra el sueño, la reunión terminó rápidamente.
Fue la reunión más adorable y menos productiva desde la fundación de la familia Asterian.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—Thiel, pequeña.
Alpheus finalmente pudo sostener a Thiel en brazos después de que la reunión terminó. Su rostro se iluminó al tener en sus brazos a la pequeña cría de leopardo de las nieves.
—Miau…
Thiel frunció ligeramente el ceño y empujó suavemente el rostro de Alpheus que se había acercado demasiado.
El abuelo es incluso más cálido que papá…
Aunque el calor de Karthus era soportable, la calidez de Alpheus era demasiado para Thiel en su estado actual.
Cuando Thiel lo apartó, Alpheus la miró con una expresión de sorpresa y tristeza.
—Pequeña…
—Miau…
—¿Este abuelo tuyo… ha hecho algo mal?
Con una voz temblorosa y claramente herido, Alpheus le preguntó a su nieta. Thiel lo miró con los ojos bien abiertos y sacudió la cabeza.
Alpheus no había hecho nada malo. Si había algo, tal vez sería que su temperatura corporal era demasiado alta.
Thiel se quedó pensativa por un momento, ya que Alpheus parecía profundamente herido.
Detrás de él, Karthus ocultaba una sonrisa con el dorso de la mano, como burlándose.
La pequeña cría de leopardo reflexionó un instante y luego frotó su cabeza contra la barba de su abuelo. Un ronroneo suave y agradable salió de su garganta.
¡Abuelo, no has hecho nada malo!
—Miau…
Thiel movía su cabeza de un lado a otro mientras también agitaba enérgicamente sus pequeñas patas. Sus dos pequeñas patas se movían en el aire.
Conmovido por la adorable escena, Alpheus abrazó fuertemente a Thiel, acariciando su suave pelaje sin parar.
—¡Inmediatamente, llamen a un pintor! ¡Debemos inmortalizar la adorable imagen de mi nieta en un cuadro!
¿Eh? ¿En un cuadro?
¿Hasta ese punto…? Thiel inclinó la cabeza confundida y lanzó una mirada a Karthus.
Con la cara de Alpheus casi enterrada en su redondo y mullido vientre, Thiel empezó a sentir un calor aún más intenso.
Con la mirada, Thiel le envió una señal de auxilio a Karthus. Por suerte, Karthus captó la señal a tiempo y rescató a Thiel de los brazos de Alpheus.
—Buscaré un pintor. Pero por ahora, es mejor que la sueltes. La niña se siente incómoda.
—¿Qué? ¡Pero si vino hacia mí! ¡Incluso hizo ese sonido tan agradable!
—Thiel no suele decir que no, aunque algo le incomode.
Karthus se encogió de hombros mientras liberaba a Thiel de los brazos de Alpheus.
Lo siento, abuelo, pero estar en tus brazos es demasiado caluroso… Thiel estiró suavemente una de sus patitas hacia Alpheus, como si intentara consolarlo, y le guiñó un ojo.
En ese momento.
—¡Padre-!
—¡Abuelo!
La puerta del despacho se abrió de golpe y Rudian y Ferdian entraron corriendo.
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