⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Thiel! ¡Eres tan, tan adorable!
Olivier abrazó rápidamente a Thiel. Ferdian, con una expresión de exasperación, separó a Olivier de Thiel.
—No la abraces tan fuerte. ¿Te harás responsable si arrugas su vestido?
—¡Si se arruga, le compramos otro!
Thiel, abrazada por Ferdian, se rió suavemente. Ria, al enterarse de que a Thiel le habían permitido salir, la había arreglado con esmero.
Le trenzó bien su cabello, que ahora brillaba con suavidad, y lo ató con un lindo lazo. Le puso un bonito bonete azul claro para proteger su rostro del sol, que combinaba perfectamente con su vestido de tonos azulados.
Thiel, vestida con tanto esmero, parecía una pequeña muñeca. Olivier finalmente comprendió por qué Ferdian la cuidaba tan celosamente.
Olivier le dio unas palmaditas a Ferdian.
—Eh, Ferdian.
—¿Ahora qué?
—Lo entiendo. Yo también dudaría en dejar a una hermanita como Thiel en brazos de otra persona…
Olivier hizo un gesto de limpiar lágrimas, fingiendo llorar. Ferdian lo miró como si quisiera golpearla en ese mismo momento.
Pero decidió contenerse, en parte porque Olivier tenía razón. Thiel era demasiado valiosa como para dejarla en manos de otros.
Los caballeros de Asterian, seleccionados por Ferdian y Rudian, estaban esperando alrededor del carruaje. Thiel, tomada de las manos de sus hermanos, se dirigió hacia él.
—Buenos días, jóvenes maestros y señorita. Hoy estaré a cargo de su escolta.
El caballero que parecía tener el rango más alto inclinó la cabeza con respeto. Thiel lo miró y también inclinó la suya ligeramente.
—Sí, mucho gusto. Cuento con ustedes.
Los caballeros, encantados por la pequeña señorita educada y cortés, sonrieron ampliamente.
—¿?
Rudian los miró con curiosidad. Los caballeros rápidamente recuperaron la compostura y dejaron de sonreír.
—Thiel, pisa aquí para subir.
Ferdian ayudó a Thiel a subirse al carruaje, asegurándose de que no tropezara ni cayera.
Gracias a su ayuda, Thiel subió al carruaje sin problemas. Luego subieron Olivier, Ferdian y, por último, Rudian.
Una vez que todos los niños estaban dentro, la puerta del carruaje se cerró.
Thiel, con una expresión llena de anticipación, miraba emocionada por la ventana.
No pasó mucho tiempo antes de que se escuchara el sonido de los caballos y el carruaje comenzara a moverse.
—Siéntate bien, Thiel.
Ferdian la acomodó en el asiento, asegurándose de que no se resbalara, e incluso colocó un cojín suave detrás de ella. Thiel sonrió con gratitud por el gesto atento de su hermano.
—Gracias, hermano Ferdian.
—No hay de qué. Si te sientes incómoda, dímelo. Puedes sentarte en mis rodillas si lo prefieres.
Olivier, que los observaba, entrecerró los ojos y dijo:
—Ahh, hermano Ferdian. Si trataras así a otras damas, todas las jóvenes del Imperio caerían rendidas a tus pies.
—Deja de decir tonterías, Olivier.
—Pero es verdad, ¿no crees? Hay una fila de jóvenes que suspiran por ti desde aquí hasta allá. Si fueras un poco más amable, podrías conquistar a todas las jóvenes del Imperio. Thiel, ¿sabías que tu hermano…?
—¿Qué pasa con mi hermano?— preguntó Thiel, inclinando la cabeza con curiosidad.
Ella siempre había pensado que Ferdian era amable y cortés con todos. ¿No era así?
En ese momento, una pequeña llama apareció en la punta de los dedos de Ferdian como advertencia. Olivier no se quedó atrás y creó una ráfaga de viento con los suyos.
—¡No! ¡No lo hagan, los dos! —exclamó Thiel, deteniéndolos justo a tiempo.
Si no los hubiera interrumpido, las llamas de Ferdian y el viento de Olivier habrían causado otra explosión. Thiel agarró las manos de Ferdian y levantó la mirada con firmeza.
—¡Hermano! Dijiste que no pelearías. Si siguen así, ¡le contaré todo a papá!
—…Lo siento, Thiel. No fue mi intención.
—No pueden pelear aquí. ¿De acuerdo? Si quieren pelear, háganlo afuera.
Thiel les habló con calma. Ferdian asintió, dócil como un cordero.
Rudian y Olivier se rieron tanto que casi se caen del asiento, sujetándose el estómago. Thiel se giró para fulminarlos con la mirada.
—¡Tú también, hermana, y hermano Rudian!
—Está bien, Thiel. Jajaja, lo siento —dijo Olivier, aún riendo.
—¡De acuerdo, Thiel! Ya no lo haré más. ¡Ayy, es que hasta cuando te enojas eres adorable…!
Ambos continuaron riéndose por un buen rato después de disculparse.
Cada vez que sentía que las manos de Ferdian temblaban ligeramente, Thiel las apretaba con más fuerza.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¡Hola, señor!
Olivier entró bruscamente en la panadería, saludando en voz alta.
—¡Señorita Olivier!
El hombre que estaba horneando pasteles y galletas salió corriendo para saludarla. Su rostro y su delantal estaban cubiertos de harina. Era Michel, el dueño de la panadería.
La panadería estaba ubicada en el territorio de Asterian, y Olivier, que había pasado la mayor parte de su infancia en la casa de Asterian, tenía una estrecha amistad con Michel.
Olivier miró con ojos brillantes el mostrador lleno de pasteles.
—¿Cuál es el más rico hoy?
—Es temporada de higos, están muy dulces y deliciosos. ¿Qué le parece una tarta de higos con crema?
—¡Suena genial! Cinco porciones, por favor. ¡Nos las comeremos aquí!
—Por supuesto, en un momento se las traigo.
Michel respondió con una sonrisa amable. Olivier se giró hacia Ferdian, Rudian y Thiel.
—Nadie aquí tiene alergia a los higos, ¿verdad?
—¿No crees que ya es un poco tarde para preguntar eso? —replicó Rudian.
—¡Se ve delicioso! ¿Verdad, Thiel?
Olivier lo ignoró.
Thiel asintió. Nunca había probado una tarta de higos, y estaba curiosa por saber a qué sabría.
—Hoy la pequeña señorita también ha venido, así que les empaquetaré dos porciones extra de tarta de frambuesa como cortesía.
—¡Guau, muchas gracias!
Olivier, emocionada, exclamó mientras tomaba la mano de Thiel y se sentaba junto a la ventana. Ferdian y Rudian los siguieron, murmurando con disgusto.
—Vaya, si en la mansión también podemos comer pastel hasta hartarnos.
—Comer fuera es diferente, tonto. La sensación y el sabor cambian completamente.
Rudian y Olivier comenzaron a discutir. Thiel, con cuidado, bebió un sorbo de jugo y asintió tímidamente, estando de acuerdo con Olivier.
Definitivamente es diferente.
El lugar donde Thiel, Olivier, Ferdian y Rudian se sentaron estaba cerca de la ventana, por lo que los cálidos rayos del sol de la tarde entraban a raudales.
Además, cada vez que se abría la puerta de la panadería, sonaba una campanita con un —tilín—. Afuera, una multitud de personas paseaba tranquilamente por las calles… Thiel no podía apartar la vista de la ventana.
Así que esto es lo que hay afuera.
Ahora comprendía por qué a Rowen le gustaba tanto salir. ¿Cómo no iba a gustarle un lugar así? Sus ojos dorados, parecidos al sol, brillaban.
—¡Aquí tienen el pastel!
Michel trajo los pasteles en un plato de madera. A diferencia de la vajilla de la mansión, aquí todo estaba hecho de madera.
Pronto más clientes comenzaron a entrar, así que Michel, dejando un ’¡Que lo disfruten!’, se apresuró a volver al trabajo.
—Este es para ti, Thiel.
Olivier empujó dos porciones de pastel hacia Thiel. Ferdian le entregó un tenedor y Rudian le colocó una servilleta en el regazo.
—¡Pruébalo ya!
Olivier la animaba con ojos llenos de expectación. Thiel asintió y, con su tenedor, cortó un trozo de pastel, llevándoselo a la boca.
—¡…!
El pastel era… realmente delicioso.
Los que había probado en la mansión de Asterian también eran deliciosos, pero este tenía un sabor diferente.
La crema se derretía suavemente en su boca, combinando a la perfección con el sabor dulce y refrescante de los higos.
—¡Está delicioso! —exclamó Thiel con una sonrisa radiante.
Aunque no era tan refinado como los pasteles de la mansión, para Thiel, era el más delicioso del mundo.
Porque…
—Thiel, bebe un poco de jugo también.
—Si te gusta, cuando volvamos podemos llevarnos varios.
—¡La tarta de frambuesa también debe estar deliciosa!
Era el pastel que estaba comiendo durante su primera salida, junto a sus hermanos y hermana, quienes la miraban con ojos cálidos y llenos de cariño.
Probablemente no olvidaría el sabor de ese pastel por mucho tiempo.
Pequeñas luces comenzaron a estallar a su alrededor.
Era la habilidad especial de Thiel.
Sin darse cuenta, debido a la emoción que sentía, su poder se escapó.
—¡Oh, Thiel!
Olivier fue la primera en darse cuenta. Poco después, Ferdian y Rudian también notaron que Thiel estaba usando su habilidad de manera inconsciente.
—¡Oh, no lo hice a propósito! Es solo que, yo…
En ese momento, una luz con forma de pez nadó desde la mano de Thiel.
La pequeña luz en forma de pez rozó el pastel, tocó suavemente la punta de la nariz de Thiel, y luego desapareció.
Thiel observó la luz desvanecerse por un momento antes de sonreír ampliamente.
—Cuando me siento muy feliz, a veces mi habilidad se escapa de esta manera…
Afortunadamente, como el lugar donde estaban sentados recibía abundante luz solar, nadie más notó que Thiel había usado su habilidad.
Aliviados, los niños continuaron disfrutando del pastel.
Comments for chapter "47"
MANGA DISCUSSION