⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Ian! ¡Feliz cumpleaños!
Thiel corrió emocionada para recibir a Ian.
Ian, que estaba acostumbrado a abrazar a Thiel, bajó discretamente los brazos al ver a los dos hermanos parados detrás de ella.
—¿Cómo has estado?
—¡Muy bien! ¡Mire esto!
Thiel agarró la manga de Ian y, con una pequeña mano, la abrió orgullosa.
Una expresión confiada apareció en su rostro.
¡Paaah-!
Enseguida, una pequeña luz estalló en la palma de la mano de Thiel.
La luz tomó rápidamente la forma de un pez que nadaba suavemente en su mano.
Los labios de Ian se curvaron ligeramente al observar la escena.
—¿Ha crecido en este tiempo?
La última vez que lo vio, las aletas del pez parecían un poco más cortas.
Ahora, las aletas eran más largas y el pez tenía una forma bastante decente.
Esto significaba que en tan poco tiempo, los poderes de Thiel habían avanzado visiblemente.
Esto era exactamente lo que Thiel quería mostrarle a Ian.
—¡He mejorado mucho! Aunque todavía es muy débil para ser considerado un poder como el de la señorita Lyssette… Si me esfuerzo más, podré crear un pez aún más impresionante.
Thiel susurró emocionada.
Para Thiel, Ian era más que un simple salvador.
Si fuera una luz tan grande como para iluminar a todos por igual, cualquiera podría reconocer su existencia.
Pero reconocer una luz que está a punto de apagarse, o que aún no ha brillado del todo, es mucho más difícil.
Sin embargo, Ian no pasó de largo. No sólo la salvó, sino que también la llevó hasta Asterian, un lugar lejano, y desde entonces la visitaba de vez en cuando para ayudarla.
¿Cómo podría describir a Ian como un simple salvador? Para Thiel, Ian era algo más que eso.
Ian, que intuía vagamente el significado de su existencia para Thiel, acarició suavemente su pequeña cabeza.
—Lo hiciste muy bien, Thiel. Eres increíble, y pronto podrás controlar completamente tu poder.
—¡Sí!
—Pero no te esfuerces demasiado. Como siempre digo, no necesitas excederte.
Con su voz amable, la niña sonrió ampliamente y asintió.
—¡Sí! ¡No se preocupe!
—Bueno, entremos. Si seguimos aquí, nos quedaremos de pie todo el día.
Ian tomó suavemente la mano de Thiel, y ella correspondió sin ninguna resistencia.
Olivier, que observaba la escena, inclinó su cabeza ligeramente y susurró al oído de Rudian.
—Oye, parece que se lleva mejor con él que contigo.
—Cállate.
—¿Vas a perder a tu hermanita?
—No te preocupes, Olivier —Esta vez fue Ferdian quien habló—. Eso no va a pasar.
Ferdian sonrió con una elegancia impecable, propia de un joven noble de la más alta estirpe.
Aunque todos en esa sala sabían que su carácter era su único defecto.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—…Guau.
La primera en hablar fue Olivier.
Delante de ellos había una cantidad incontable de platos, mucho más lujosos y deslumbrantes que los que habían comido antes.
Los cocineros de Asterian, tras ser informados de que tenían que preparar la comida para la fiesta de cumpleaños del príncipe heredero, habían puesto sangre, sudor y lágrimas en esos platos…
—¿Sangre y sudor? Hablando así, da un poco de asco comerlo…
Rudian se rascó la mejilla.
—¿Vas a seguir molestando?
—Tengo el estómago sensible.
—Pues entonces, simplemente no comas.
—Disculpe, príncipe heredero. No todo lo que suena elegante es un cumplido.
Ian sonrió y se sentó en la cabecera de la mesa. Aunque normalmente el anfitrión del lugar ocuparía ese asiento, obviamente el príncipe heredero no podía sentarse en un puesto inferior.
—Ven aquí, Thiel. Siéntate a mi lado.
Ferdian, sentado junto a Ian, retiró una silla para ella.
Un sirviente, que había estado esperando con un cojín acolchado para que Thiel pudiera sentarse cómodamente, se acercó con el cojín en la mano.
—Ah, no ahí, aquí.
Sin embargo, al recibir la orden del príncipe, el sirviente se detuvo de inmediato. Luego, colocó cuidadosamente el cojín junto a Ian.
Era un hombre de decisiones rápidas.
—…
Por esta vez, ni Ferdian, ni Rudian, ni Olivier pudieron decir nada.
No era porque Ian fuera el príncipe heredero, sino porque hoy…
—Hoy es mi cumpleaños. No creo que tengan ninguna objeción, ¿verdad?
No hubo objeciones. Probablemente.
Pero…
¿Por qué me siento tan molesto?
Rudian lo miró, extrañado. Aunque Ian siempre le resultaba irritante, hoy era especialmente insoportable.
Thiel se sentó junto a Ian sin dudar.
Antes de comenzar la comida, Ian inclinó ligeramente la cabeza.
—Cedric.
A su llamado, Cedric, el asistente de Ian, apareció de algún lugar cercano e hizo una reverencia.
—Sí, su alteza.
—Trae lo que habíamos preparado.
Cedric hizo una reverencia nuevamente. Luego, murmuró algo a uno de los sirvientes, quien rápidamente salió del comedor.
Los otros niños miraron a Ian, murmurando entre ellos.
—¿Qué habrá traído?
—¿El pago de la comida?
—El pago es con un vestido, ¿no? No irá a sacar algo raro para compensar…
Los ojos de Ferdian se entrecerraron. La mirada de Ian se dirigió hacia él.
Antes, Ferdian solía ser el único de ellos que parecía consciente de que Ian era el príncipe heredero.
Ahora parecía que ninguno de ellos tenía esa consciencia. Aunque no importaba mucho…
Thiel, dejando a sus hermanos y a Ian hablando, volteó la cabeza. El sirviente que había salido hacía poco regresaba con algo en las manos.
—¿Una caja?
Para ser más exactos, era más parecido a un cofre de joyas. El sirviente, que llevaba un cofre lujosamente adornado, se lo entregó a Cedric.
Y Cedric se lo pasó a Ian. Parecía un proceso innecesariamente largo.
—Thiel, este es tu regalo.
Ian le entregó el cofre de joyas que había recibido a Thiel.
Los ojos de Thiel se agrandaron.
—¿Para mí? Pero hoy no es mi cumpleaños…
—Quiero dártelo, así que acéptalo.
Thiel, con cuidado, tomó el cofre de joyas. Ian inclinó la cabeza como si le preguntara por qué no lo abría.
Bajo la presión, las pequeñas manos de Thiel se movieron torpemente.
Clic.
Se escuchó el sonido de algo abriéndose, y la tapa del cofre se levantó, revelando su contenido.
—…Esto es…
Los ojos de Thiel se agrandaron como si fueran a estallar en cualquier momento, al darse cuenta de lo que contenía.
Los otros niños, que también reconocieron el objeto, abrieron los ojos con sorpresa.
—¡.,.!
—Eso es…
—Santo cielo…
Era imposible no reconocerlo.
Era un tesoro de Nesstian, encontrado solo en su territorio.
—El Aliento del Invierno… —Thiel murmuró en voz baja.
Esa flor, con el grandioso nombre de Aliento del Invierno, era un tesoro de Nesstian, y quedaban muy pocas en el lugar.
Y no era para menos, ya que se trataba de una flor extremadamente rara que solo florecía entre los acantilados helados una vez cada cien años.
Pero había una razón aún mayor para su valía.
Esta flor, por más calor que hubiera, nunca se derretía y tenía la capacidad de bajar la temperatura corporal de quien la portaba.
En otras palabras, era un objeto perfecto para la situación actual de Thiel.
—¿Cómo es que…? —Thiel preguntó con cautela.
El Aliento del Invierno era tan raro que incluso los miembros de la familia Nesstian apenas podían verlo.
¿Cómo fue que él…?
—Lo recibí como regalo hace mucho tiempo. Nesstian lo presentó a la familia real, y Su Majestad me lo dio.
Cuando era pequeño, Ian solía ser muy sensible al calor. Aunque ya no lo era.
—Como Su Majestad me lo dio, es mío. Pero ahora te lo regalo a ti, así que ahora es tuyo.
—¿Por qué me da esto a mí…? Hoy es su cumpleaños, así que debería recibir regalos, no darlos…
Fue una pregunta hecha con cautela.
Ian respondió de inmediato.
—Porque es algo que necesitas.
Ian sacó la flor llamada Aliento del Invierno, que parecía estar hecha de hielo, y la colocó en el bolsillo frontal del vestido de Thiel.
Una brisa fresca envolvió rápidamente su cuerpo, y la expresión de Thiel se relajó naturalmente.
—¿Está fresca?
—Sí, es… realmente muy refrescante.
Thiel asintió con la cabeza.
—Entonces, todo bien.
Ian lo dijo como si no fuera gran cosa.
Los otros niños seguían con una expresión de asombro en sus rostros. Especialmente Ferdian.
—Ah… ah…
—…
—¿Cómo no se me ocurrió antes?
Rudian murmuró.
¡El Aliento del Invierno! Con eso, nuestra Thiel podría estar cómoda y fresca. ¡El hecho de que su hermano mayor no pensara en ello antes que Ian era una vergüenza para la familia Asterian!
Olivier, que parecía entender los pensamientos de Rudian, asintió con la cabeza y le dio una palmada en la espalda.
—No te preocupes. Eres un tonto, así que no lo habrías pensado de todas formas.
Aunque lo entendía, no era precisamente un consuelo.
Rudian y Olivier empezaron a pelearse, como si en cualquier momento fueran a agarrarse del pelo.
Mientras tanto, Thiel, que había estado jugueteando con la flor en su pecho, levantó la mirada hacia Ian con una sonrisa tímida.
—¡Vamos a comer! ¡Yo también preparé un regalo para usted, Ian!
Thiel recordó el regalo que había preparado de antemano y sonrió. Sus mejillas blancas y suaves se sonrojaron.
Comments for chapter "52"
MANGA DISCUSSION