⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Poco después de la partida del príncipe heredero, llegaron dos cartas a la mansión Asterian.
Una era la respuesta del pintor ‘Ali’, que Alpheus había buscado con gran esfuerzo, y la otra…
—¿Estella?
Alpheus inclinó la cabeza con curiosidad al ver el nombre escrito en la carta.
¿Estella no era la diseñadora exclusiva de la familia imperial? ¿Por qué le escribiría a los Asterian?
Alpheus abrió la carta.
En ella, Estella informaba brevemente que visitaría la mansión Asterian en cinco días para confeccionar un vestido para Thiel Asterian.
—¿Un vestido para Thiel…?
¿Por qué Estella?
¿Acaso el Emperador habría intervenido de alguna manera? La mirada de Alpheus se volvió afilada, como una cuchilla bien afilada, en ese momento.
Recordó al príncipe heredero del imperio, que había visitado inesperadamente la mansión Asterian hace poco para celebrar su cumpleaños.
¿Habrá sido una buena elección?
Bueno, si eso significa que Thiel tendrá un buen vestido, entonces todo está bien…
También recordó a sus dos nietos, que habían mostrado una actitud extrañamente insatisfecha.
Parecían prestamistas sin escrúpulos, incapaces de actuar contra alguien a quien le debían dinero, tumbados con expresiones de disgusto.
En ese momento, pensó que solo habían organizado una pequeña fiesta entre amigos cercanos…
Pero pensándolo bien, aunque Rudian lo hubiera permitido, Ferdian no era el tipo de persona que aprobaría algo así.
Ahora, sus nietos habían madurado, pero cuando eran más jóvenes, Ferdian habría preferido quemar toda la mansión antes que permitir que Iandros se paseara por allí.
Pensaba que sus nietos habían cambiado gracias a la presencia de Thiel, su hermana pequeña…
Alpheus miró la carta en su mano con una expresión fría.
Él era el cabeza de la familia Asterian y el líder de la tribu de los leopardos. Lo que significaba…
—Parece que han hecho un trato…
No era precisamente lento para darse cuenta de las cosas.
Un mensaje de la diseñadora exclusiva de la familia imperial, y un comportamiento inusual por parte de sus nietos.
Han hecho un trato, un trato.
No cabe duda de que sacaron un vestido de Estella a cambio de pasar tiempo con el príncipe heredero en la mansión Asterian.
Aprovechando que este año se celebra la Luminaria, probablemente querían vestir a Thiel con el vestido más hermoso, y por eso hicieron el trato…
Las piezas dispersas del rompecabezas se unieron en la mente de Alpheus.
¿Debería alegrarme?
¿Debería alegrarse de que sus nietos no consideraran al príncipe heredero del imperio como un amigo, sino como un simple socio de negocios?
Alpheus sabía que, debido a su edad similar, el príncipe heredero y sus nietos habían mantenido una relación cercana sin formalidades.
Pensé que se habían convertido en buenos amigos…
Por eso estaba orgulloso de ellos…
La expresión de Alpheus se tornó complicada. Y probablemente, cuando el Emperador escuchara que Iandros había celebrado su cumpleaños en la mansión Asterian, también se sentiría muy incómodo.
Alpheus se pasó la mano áspera por la cara.
Aun así… Si Ferdian se convertía en el cabeza de la familia, la familia Asterian no caería en desgracia. De eso estaba seguro.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¿No se lo dijiste?
—¡Tú debiste haberlo dicho, idiota!
El primero en hablar fue Ferdian, el segundo Rudian. Los dos muchachos miraron a Alpheus con los ojos bien abiertos.
—Entonces, ¿me estás diciendo que no pasaron un buen rato porque consideraban al príncipe heredero como su amigo?
—¿Qué quiere decir, abuelo?
Ferdian sonrió ampliamente.
Cuando el rostro del muchacho, que era más bello que guapo, sonrió, todo el lugar pareció iluminarse.
Pero quienes conocían lo que había detrás de esa sonrisa no se dejaban engañar por ella.
—Ese es el príncipe heredero del imperio. ¿Cómo podría alguien como yo ser su amigo?
—Pero normalmente ni siquiera lo tratas como príncipe heredero…
Alpheus hizo un sonido de desaprobación con la lengua. Ferdian, aún con una expresión inocente, se encogió de hombros.
—Es algo bueno, ¿no? Justo necesitábamos un vestido para Thiel.
—Es algo bueno, pero…
—Para su información, fue Thiel quien pidió que lo aceptáramos. No fue por el vestido.
—…
—¿De verdad?
—Hum.
Alpheus miró a sus nietos con desconfianza.
Alpheus era un viejo amigo del Emperador. Sabía muy bien cómo había sido la vida de Iandros hasta ahora, y cuán solitaria sería en el futuro.
Por eso había hecho que sus nietos se quedaran a su lado. Creía que, siendo de la misma edad, podrían ser buenos amigos.
Y el Emperador estaba agradecido con Ferdian y Rudian. Al fin y al cabo, eran prácticamente los únicos a quienes Iandros podía llamar amigos.
Pero…
Los rostros de Ferdian y Rudian estaban llenos de satisfacción. Parecían decir: ‘Solo hicimos algo bueno, ¿cuál es el problema?’
En realidad, no había problema. Iandros había dado una recompensa justa, y la familia Asterian también. El trato era justo.
El problema era que el propósito inicial de Alpheus y el Emperador, que esperaban que los chicos se convirtieran en ‘buenos amigos’, parecía haberse desviado mucho.
Alpheus dejó la carta a un lado y miró a Ferdian y Rudian.
—Ferdian, Rudian.
—Sí, abuelo.
—Sí.
—Yo sé que no tratan con formalidad a Su Alteza. Y es probable que Su Alteza lo permita porque también los considera sus amigos.
La voz de Alpheus era más severa que nunca, tan diferente que costaba creer que fuera la misma persona que hablaba con Thiel.
—Pero él es el príncipe heredero del imperio. No es como ustedes. Aunque lo traten con familiaridad, mantengan el respeto.
—Sí, abuelo.
—…Sí.
A diferencia de Rudian, que mostraba un poco de descontento, Ferdian escuchaba atentamente a Alpheus con una actitud impecable.
Lo que decía Alpheus no era incorrecto. Sin embargo, a Ferdian tampoco le gustaba escuchar sermones demasiado largos.
Tras evaluar la situación por un momento, Ferdian cambió rápidamente de tema.
—Abuelo, ¿puedo preguntar de dónde vino la otra carta?
—Ah, ¿esta?
Alpheus levantó la otra carta, y una leve sonrisa apareció en su rostro.
—Es la respuesta del mejor pintor del imperio. Lo busqué para que pintara un retrato de Thiel.
—¿El mejor pintor del imperio, dices?
—Sí, el mismo que pintó tu retrato hace mucho tiempo. Su nombre es Ali.
El rostro de Alpheus ya estaba lleno de expectativa mientras hablaba.
—¡Y justo ahora que Su Alteza el príncipe heredero ha regalado un vestido, podemos inmortalizar a Thiel con ese vestido en un retrato!
—¿No pensarás en hacer solo un retrato, verdad? Deberías pedir varios pequeños, y me darás uno, ¿no, abuelo?
Rudian rápidamente se acercó a Alpheus.
—¡Claro! Le pediré que haga varios pequeños y también te daré uno.
Alpheus, que se había puesto de buen humor, olvidó por completo las preocupaciones de hace un momento y se rió a carcajadas con Rudian.
Ferdian observaba la escena desde atrás, casi como un espectador, pero poco a poco se unió. Él también planeaba conseguir uno de los retratos de Thiel.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¡Waa!
Los ojos de Thiel brillaban de emoción.
En su pecho colgaba el ‘Aliento de la Nieve’, un tesoro que Iandros le había regalado recientemente.
Aunque había sido necesario cortar parte del tallo para transformarlo en un broche, lo que quedaba era aún más que suficiente.
Thiel, que llevaba el broche puesto, no paraba de saltar emocionada, exclamando ¡Waa! y ¡Wooow!
El broche no solo era increíblemente hermoso.
¡Es que realmente se siente refrescante!
Al principio no lo notó tanto, pero al usarlo constantemente, empezó a sentir el poder del tesoro.
—¿Qué te parece, Ria?
—¡Es realmente hermoso! Es un broche que te queda perfecto, señorita.
Ria aplaudió, elogiando a Thiel.
Thiel sonrió feliz mientras miraba el broche. Solo podía pensar que era un regalo detallado, como todo lo que venía de Iandros.
—Ahora, voy a recogerte el cabello de nuevo.
Ria hizo que Thiel se sentara mientras le arreglaba el cabello.
El cabello tan enredado que alguna vez tuvo que cortar con determinación había desaparecido, y en su lugar, su pelo suave como algodón caía con gracia.
Esto era gracias a los esfuerzos de las criadas de la casa Asterian, incluida Ria. Algunas de ellas aún se emocionaban hasta las lágrimas en secreto al ver el cabello brillante y saludable de Thiel.
Después de peinarla cuidadosamente, Ria ató una cinta adornada con perlas en su cabello.
Aunque no iban de paseo, sino a reunirse con quien haría el vestido de Thiel, Lia no escatimaba en hacer que Thiel luciera perfecta.
No lo hacía por un interés personal, simplemente… porque la señorita debía verse perfecta en todo momento…
—…Es tan adorable… Snif.
…Bueno, tal vez sí lo hacía por un interés personal.
Finalmente, incapaz de contenerse ante la tierna figura de Thiel, con su cabello peinado de forma tan linda, Lia se llevó una mano al pecho.
Thiel, al escuchar el extraño sonido detrás de ella, se dio la vuelta para mirar a Ria.
—¿Ria?
—¡Es que eres tan adorable, señorita! Oh, ¿cómo puedes ser tan linda? Parece que te pones más bella cada día.
Ria ajustó el cabello de Thiel una vez más para asegurarse de que no se dañara, y luego tomó su pequeña mano.
—Es hora de irnos. Los jóvenes te están esperando.
—¡Sí! ¡Vamos ya!
Thiel asintió y se levantó de su asiento. Ria la siguió de manera natural.
Cada vez que la niña daba un paso, la cinta atada en su cabello ondeaba como las alas de una mariposa.
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