⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Ese día, Estella visitó silenciosamente la mansión Asterian.
Debido a la petición de Estella de no informar a nadie y a la advertencia de Ian, la mansión Asterian mantuvo en secreto su visita.
Sin embargo, muchas más sirvientas que de costumbre merodeaban por los pasillos, intentando verla aunque fuera una vez.
—¿Por qué están merodeando aquí? Vayan a trabajar.
Por supuesto, todas se dispersaron rápidamente bajo la estricta mirada de la jefa de las sirvientas, Sophie.
Estella visitó la mansión sola.
Era inusual, considerando que los propietarios de los salones que visitaban para confeccionar vestidos normalmente traían a al menos cinco personas para atenderlos.
Sin embargo, Estella ya era una persona bastante peculiar por sí misma, así que a nadie le sorprendió que viniera sola.
—Hola, señorita. Soy Estella, y me encargaré de hacer su vestido.
La mujer mayor se inclinó cortésmente. Thiel, sin vacilar, también inclinó la cabeza en respuesta.
—Hola, Estella. Soy Thiel.
Thiel sonrió amablemente. La dulce y tranquila impresión de Estella, junto con el hecho de que era una invitada de Ian, rápidamente desarmaron la cautela de Thiel.
Estella asintió.
—He oído hablar de usted, joven señorita. ¿Tiene algún vestido en particular que desee?
Estella habló con claridad y sin apuro. Thiel pensó por un momento.
¿Un vestido que desee?
No tenía nada en mente. De hecho, Thiel no sabía qué tipo de vestido se consideraba bonito.
Aunque no había nadie en la alta sociedad, sin importar la edad, que no conociera el nombre de Estella, Thiel era la excepción.
Thiel había vivido siempre lejos del mundo de los vestidos.
Así que, en lugar de responder de inmediato, Thiel observó la expresión de Estella.
Había venido desde lejos a petición de Ian, y Thiel temía que decir ‘no tengo preferencias’ pudiera parecer descortés.
Fue en ese momento cuando Ferdian intervino.
—Mi hermana aún es pequeña, así que no está familiarizada con esas cosas. Sería bueno que lo decidieras por ella.
Ferdian le puso una mano suave y familiar en el hombro, que estaba algo tenso. Con ese toque, Thiel finalmente se relajó un poco.
—Thiel, no tengas miedo. Es tu invitada.
Ferdian le susurró amablemente con una voz baja. Thiel asintió finalmente.
—No tengo un diseño específico en mente, pero… ¿puedo decirle mi color favorito?
—Por supuesto, señorita. Dígalo con confianza.
Estella respondió con una sonrisa amable.
Thiel pensó por un momento, y luego habló con una voz tan suave que apenas se escuchaba.
—Me gusta el color amarillo.
Pero fue clara y firme.
Cuando Thiel llegó por primera vez a la mansión Asterian, las sirvientas le habían preguntado cuál era su color favorito.
Sin embargo, Thiel no supo qué responder. Nunca había pensado en algo tan simple como su color favorito.
Ria le había dicho que no tenía que apresurarse en decidir esas cosas, calmándola con dulzura.
Pero ahora ya puedo pensarlo.
Ahora tenía el lujo de pensar en su comida favorita, en su color favorito. Todo gracias a la familia Asterian.
—¿Amarillo?
Rudian y Olivier, que estaban tumbados en el sofá, se incorporaron de golpe y miraron a Thiel. Parecían repentinamente interesados.
—¿Por qué te gusta el amarillo?
—El amarillo es el color del oro. Thiel, nunca te faltará dinero.
Rudian y Olivier brillaron de emoción. Thiel sonrió con torpeza ante su entusiasmo.
¿Qué tendrá que ver el color amarillo con el oro y con no quedarse sin dinero?
Afortunadamente, la incomodidad no duró mucho, porque el mayor, Ferdian, les advirtió con firmeza.
—¿Qué tonterías le están diciendo a la niña? Olivier, si no te callas, te echaré.
Aunque fue un poco brusco.
Thiel entrecerró los ojos mientras miraba a Ferdian. De alguna manera, sentía que su hermano mayor estaba hablando de forma diferente últimamente.
Antes de que llegara Olivier, no era tan extremo… ¿Qué habría hecho que su hermano mayor cambiara así?
Era una curiosidad pura de una niña, pero si lo hubiera dicho en voz alta, probablemente habría herido los sentimientos de Ferdian. Afortunadamente, solo lo pensó.
—Entonces, Thiel, ¿por qué te gusta el amarillo?
Ferdian, habiendo silenciado a los demás, le preguntó con suavidad. Thiel miró más allá del hombro de Ferdian, algo nerviosa.
Estella había dado un paso atrás, observando con paciencia, como si les diera permiso para continuar la conversación.
Con la tácita aprobación de Estella, Thiel habló tímidamente.
—El amarillo es…
—¿El amarillo es?
—Porque es el color de Asterian.
—El color de Asterian es el dorado, ¿no?
Rudian intervino inoportunamente. Olivier lo pateó fuera del sofá.
—Desde hoy, será el amarillo.
Y lo declaró con confianza.
—¡Oye! ¡Tú ni siquiera eres un Asterian!
—¿Qué? ¡También llevo la sangre de los Asterian!
Rudian y Olivier se pusieron a gruñir. Thiel los escuchó mientras pensaba.
Uh, ¿será cierto?
Pensándolo bien, el color de Asterian sí era dorado.
Pero el emblema de la familia Asterian, bajo la luz del sol, brillaba de un suave color amarillo.
Por eso a Thiel le gustaba el amarillo. Y también…
El amarillo es el color de una luz cálida.
El primer color que me hizo sentir cálida.
Por eso a Thiel le gustaba el amarillo. Era un color cálido y amable, que abrazaba a todos por igual.
Desde detrás de ella, Estella, que había estado observando en silencio, dio un paso adelante.
—El color amarillo, lo entiendo. No se preocupe, señorita. Me aseguraré de recordarlo claramente.
Ella habló con amabilidad y luego abrió la boca con cautela.
—¿Le importaría si volvemos a tomar sus medidas? Recibimos las medidas anteriormente, pero creo que sería más preciso tomarlas de nuevo.
—¡Ah, sí!
Thiel se levantó de un salto.
Fue entonces cuando los ojos de Estella se fijaron en el broche que Thiel llevaba en el pecho.
—E-esto es…
Murmuró.
Ferdian, Rudian y Olivier giraron la cabeza al mismo tiempo. Thiel señaló su propio pecho con naturalidad.
—¿Te refieres a esto?
—Es… es un broche realmente hermoso…
El rostro de Estella se fue acercando cada vez más. Thiel no tenía miedo, pero pensó que tal vez su cara estaba demasiado cerca.
—Esto…
En ese momento.
—¡Lo tengo! ¡He pensado en el vestido perfecto que le quedará genial! ¡Voy a tomar sus medidas ahora mismo y regresaré enseguida! ¡Le enviaré el vestido terminado a la mansión!
Estella habló con los ojos brillando. En ese momento, parecía más llena de vida que los otros adolescentes presentes.
—Eh… pero, ¿no necesitas nada más? ¿Quizás un joyero, o algún asistente…?
Ferdian, que había planeado asignarle lo que necesitara en nombre de la familia Asterian, preguntó con cautela.
—El príncipe heredero ya me asignó un joyero, así que no te preocupes. Él también me proporcionó otras cosas.
Pero Estella fue firme.
—¡Vamos, señorita!
La anciana tomó meticulosamente las medidas de Thiel a una velocidad asombrosa, y antes de que alguien pudiera decir algo más, salió apresuradamente de la mansión.
Decía que tenía que volver rápido antes de olvidar lo que se le había ocurrido.
¿Y por qué no lo anota en un papel?, pensó alguien, pero para entonces Estella ya no estaba en un estado de razonamiento.
—Son dos vestidos para el festival, tres vestidos para usar dentro de la casa y tres más para la primavera, ¿correcto?
Por supuesto, no olvidó confirmar meticulosamente el pedido.
Rudian, que observaba la escena en silencio, murmuró suavemente.
—Dicen que hay una línea muy fina entre un genio y un loco…
Todos asintieron en silencio con esas palabras.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
El campo de entrenamiento de los Asterian.
—¡Thiel! ¿Quieres ver algo divertido?
Rudian se acercó sigilosamente a Thiel con una sonrisa traviesa.
Al verlo, Olivier y Ferdian lo bloquearon firmemente. Parecían estar protegiendo a su hermana menor de un villano.
—¡Vamos! ¡De verdad quería mostrarle algo divertido!
—Cada vez que dices eso, terminas causando algún problema. Eres tan tonto, Rudian. Me gustaría que no molestaras a Thiel y te fueras a jugar solo.
Ferdian habló en un tono calmado pero amenazante. Incluso Olivier asintió, en esta ocasión de acuerdo con él.
—¡Pero es en serio!
Ante la voz llena de frustración de Rudian, Thiel asomó la cabeza tímidamente entre los costados de Olivier.
—¿Qué es, hermano?
—Mira esto, Thiel. Lo preparé especialmente para ti…
Rudian se rió por lo bajo. Ferdian y Olivier seguían mirándolo con desconfianza.
Entonces, una llama un poco diferente de lo habitual apareció en la mano de Rudian.
—¡…!
Thiel abrió los ojos con sorpresa.
La llama que se encendía en la mano de Rudian comenzó a tomar la forma de un pez, idéntico al que Thiel tenía.
Aparte de estar en llamas, era exactamente igual.
—¿Qué te parece? ¡Es increíble, ¿verdad?!
Dijo Rudian, lleno de orgullo.
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