⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

—¡Mira! ¡Es exactamente igual!

Rudian, emocionado, movió los hombros mientras los peces creados por las llamas en su mano nadaban suavemente por el aire.

—¡Wow, es idéntico! ¿Cómo lo hiciste, hermano?

Thiel, con los ojos brillando de asombro, se acercó un paso más hacia el pez que Rudian había creado.

Ferdian intentó tomar suavemente la mano de Thiel, preocupado de que pudiera quemarse con las llamas.

Pero en ese momento.

Tap.

—Ja, ja, también me alegra verte.

El pez hecho de fuego rozó suavemente la punta de la nariz de Thiel.

Y en ese proceso, Thiel no sufrió ninguna herida.

Ferdian, quien había estado observando la escena en silencio, levantó una ceja.

¿Era eso posible?

Claro, si Rudian tuviera un nivel extremadamente avanzado en el manejo de habilidades como Karthus o Alpheus, podría ser posible.

Pero Rudian no era tan hábil en el uso de sus poderes. Entonces, ¿cómo era que no había ningún daño…?

Ah, ahora que lo pienso.

Thiel tampoco resultó herida cuando detuvo el descontrol de Ferdian.

Era como si las llamas que nacían de sus manos protegieran instintivamente a su pequeña y querida hermana.

Protección.

Sí, eso era. Era protección.

Los poderes de Rudian y Ferdian instintivamente protegían a Thiel.

Al darse cuenta de esto, Ferdian sonrió y soltó la mano de Thiel.

Sabiendo que Thiel no podía salir lastimada, ya no había necesidad de protegerla.

Sus poderes cuidarían de su hermana. Ferdian se dio cuenta de cuán importante era Thiel para ellos.

Fue entonces cuando Thiel extendió ambas manos con cuidado.

Sus pequeñas manos, tímidamente abiertas, parecían pequeños capullos de flor.

¡Fwaaash!

Pero de ellas brotó algo más cálido y hermoso que una flor.

Dos peces nacieron en las manos de Thiel y, al ver al pez hecho de llamas frente a ellos, parecieron encogerse de sorpresa.

Reaccionaban igual que su dueña: tímidos ante lo desconocido, pero sin huir ni temer.

La cálida luz envolvió con cuidado el poder que Rudian había creado.

Tanto Thiel como Rudian, junto con Olivier y Ferdian, observaron la escena en silencio.

Los peces nadaron juntos por un momento antes de explotar en el aire con un ¡puf! como fuegos artificiales.

—…Esto fue bastante bueno.

Ferdian asintió con la cabeza. Thiel también sonrió radiante.

—¡Fue realmente hermoso! ¡Lo mejor! Creo que fue mucho, mucho más bonito que cuando lo hago sola.

—Ejem, claro que sí. ¡Este hermano tuyo también puso su parte!

Rudian trató de mantener la compostura, pero su sonrisa ya llegaba de oreja a oreja con los elogios de Thiel.

—¡Muéstrame más! ¡Más!

Thiel saltaba de emoción. Rudian, también emocionado, se alejó un paso mientras movía los hombros.

—¿Quieres ver más?

—…Oye, Rudian. No te pases…

Justo cuando Olivier intentaba detenerlo, una enorme llama brotó de la mano de Rudian.

—Ese idiota nunca sabe cuándo detenerse.

Ferdian sonrió mientras lanzaba un comentario sarcástico. Thiel, viendo la situación, tiró suavemente de la manga de Ferdian.

—¿Mm?

—Eh… hermano, no deberías decir la palabra ‘idiota’. Tienes que usar palabras bonitas.

—¿Palabras bonitas? Ja, ja, es difícil decir algo bonito cuando se trata de Rudian. Pero está bien, lo tendré en cuenta, Thiel.

Thiel suspiró en silencio al ver a Ferdian.

Ferdian y Rudian, sus dos hermanos mayores, peleaban constantemente sin parar.

Y ahora que Olivier también se unía, parecían pasar más tiempo discutiendo que en paz.

Aunque, en su mayoría, es culpa de Rudian…

Aún así, la palabra ‘idiota’ parecía un poco excesiva…

¡Fwooosh!

En ese momento, la llama en la mano de Rudian se intensificó, formando una enorme espada de fuego.

Frente a esa colosal espada en llamas, los rostros de los tres niños se oscurecieron.

—Idiota.

Esta vez, ni siquiera Thiel pudo detener a Ferdian.

Olivier, con una expresión de evidente frustración, miró a Ferdian.

—¿Hoy no íbamos a ayudar a Thiel a practicar sus habilidades?

—¿Quién invitó a este imbécil?

Thiel levantó la mano tímidamente.

—No te preocupes, Thiel, no fue tu culpa. La culpa es del idiota que olvidó la verdadera razón por la que estamos aquí y decidió jugar con fuego.

Ferdian habló de manera extremadamente amable, borrando rápidamente cualquier rastro de su actitud amenazante anterior.

—Por cierto, hermano… cuando aprendes a usar tus poderes, ¿todos pueden hacer cosas como esa?

Thiel preguntó con cautela, señalando lo que Rudian sostenía en su mano.

Era obvio que no era una espada apropiada para esa situación, pero aún así, era una espada imponente y sólida.

¿Podré hacerlo también?

El poder de Thiel era claramente diferente al de ellos.

La habilidad de los Asterian para quemar todo lo que tocan.

Pero el poder de Thiel era una fuerza cálida que iluminaba todo.

Por eso, crear algo como la gigantesca espada de fuego de Rudian parecía casi imposible.

Thiel lo sabía bien. No tenía interés en crear una espada. Solo que…

Quiero crear algo diferente.

Algo más que peces, que parecían salir de su poder sin que ella los controlara.

No podía limitarse a usar siempre la misma habilidad. Sin embargo, solo había nacido con un tipo de poder.

Ese era el motivo por el cual estaba aprendiendo a utilizarlo mejor: para poder crear cientos de formas con una única habilidad.

Al ver el brillo en los ojos de Thiel, Olivier y Ferdian se miraron, algo sorprendidos.

Y tras un breve silencio.

—…¡Claro que puedes lograrlo!

—¡Por supuesto! ¡Nuestra Thiel puede hacer cualquier cosa! Seguro que puedes crear algo mejor que ese idiota.

—No es que quiera superar a Rudian…

Thiel sonrió tímidamente.

—¡No haré que el nombre de Asterian se sienta avergonzado!

Sus dos pequeños puños, firmemente cerrados, parecían mostrar la determinación de Thiel.

—Thiel, todo está bien.

Ferdian murmuró mientras acariciaba suavemente el pelo de su hermana.

—Pero ten en cuenta que no tienes que hacerlo si te resulta difícil. No importa que pases tu vida disfrutando, el nombre de Asterian no se desvanecerá por eso.

—Sí, claro.

—Mira, ¿crees que ese tonto solo hace esas cosas dentro? Él lo hace también afuera. Pero el nombre de Asterian no ha sufrido un rasguño. Así que, Thiel.

—Él dice que no lo hagas si es difícil. Ay, tu hermano se preocupa mucho, ¿verdad? ¡Nuestra Thiel sabrá manejarlo!

Olivier continuó las palabras de Ferdian, sonriendo amablemente mientras acariciaba la cabeza de Thiel.

—Chicos, yo…

Más allá de esa cálida escena, se veía a Rudian, de pie solo y solitario.

La trayectoria de su espada roja parecía más solitaria que nunca.

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Un lugar oscuro.

Nadie sabía dónde estaba.

Incluso la mujer que parpadeaba distraídamente no sabía dónde se encontraba.

Era natural.

El lugar donde estaba era el más bajo del mundo.

Un espacio creado al reunir las cosas más oscuras, el más oscuro, frío y horrible de todos los lugares.

—…

Ella parpadeaba en silencio.

Con una actitud desapegada, como si no le importara cuánto tiempo pasara. Su expresión era de un vacío tan profundo que parecía que había perdido su alma, como si…

Hubiera perdido lo más preciado que había tenido desde su nacimiento.

Sin embargo, nadie se preocupaba por ella. No, sería más exacto decir que no había ninguna existencia que se preocupara.

Ese lugar era un espacio donde ninguna vida podía sobrevivir.

No había vida que pudiera sentir compasión por ella.

Su deslumbrante cabello dorado había perdido su color, sumergido en la oscuridad.

Sus ojos, que solían brillar, estaban teñidos de un color idéntico a la oscuridad desde hace mucho tiempo.

La mujer levantó la cabeza en silencio.

No sabía ni siquiera quién era. Por lo tanto, era obvio que tampoco sabía qué quería hacer.

Sin embargo, sabía claramente lo que ‘debía hacer’.

«Abre el camino.»

Una voz siniestra e indefinida ordenó en voz baja. Los delgados brazos de la mujer se movieron como los de una marioneta.

Sus dedos delgados se movieron haciendo un sonido chirriante, y un extraño sonido surgió al retorcerse su muñeca.

En ese momento.

Brrrrr.

Con un gran eco, apareció una entrada debajo de las manos de la mujer.

Era un espacio lo suficientemente grande como para que una persona pudiera entrar.

Entonces, los ojos de la mujer brillaron. Sus brazos, que estaban caídos, recuperaron fuerza y comenzaron a moverse. Su espalda, que estaba apoyada sin saber dónde estaban las paredes, se levantó.

—…

Los ojos de ella estaban más oscuros y negros que antes.

Al mover ligeramente las manos, la mujer dio un paso hacia el espacio que había abierto.

Y pronto, desapareció.

Sin dejar rastro.

Hacia la oscuridad.