⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Con manos temblorosas, Etienne tomó la caja y la observó en silencio durante un largo rato sin decir palabra.
Los que reconocieron lo que había dentro de la caja bajaron la mirada, sumidos en un ambiente sombrío.
Rudian incluso agachó la cabeza.
—Bueno, Thiel.
Etienne bajó a Thiel al suelo, y la niña se puso de pie frente a ella.
Etienne se agachó para estar a la altura de los ojos de la pequeña.
—Esto… es tuyo.
—¿Mío?
—Sí, esto es para ti.
Etienne le entregó la pequeña caja a Thiel.
Thiel la observó por un momento y, con sus pequeñas manos, la tomó.
Luego, desabrochó el pestillo.
¡Click!
El pestillo se abrió y, lentamente, la niña levantó la tapa de la caja.
Dentro había…
—……
Había una pequeña prenda de ropa.
Era tan pequeña que parecía más una manta para envolver a un recién nacido que una prenda de vestir.
Instintivamente, Thiel supo que esa ropa era la primera prenda que se le pone a un bebé recién nacido.
El tamaño era tan diminuto.
En el centro de la tela, estaba bordado el emblema de la familia Asterian.
Aunque había algunas partes que parecían toscas y desiguales, esos detalles pasaron desapercibidos.
—Esto…
—Tu madre lo hizo. Lo había preparado para ponértelo cuando nacieras.
Con las palabras de Etienne, todos guardaron un respetuoso silencio.
Ferdian y Rudian, que eran demasiado pequeños cuando Lena desapareció, no recordaban que ella misma había hecho esa prenda.
Pero sabían de ella.
Y la recordaban.
( ¡Etienne! )
Recordaban a Karthus, aferrándose al brazo de Etienne y gritando durante el funeral de Lena.
( ¡Esto no puede ser, no puede ser verdad! )
Recordaban a Etienne aferrándose desesperadamente a esa pequeña prenda como si fuera su último rayo de esperanza.
Karthus y Alpheus habían intentado convencer a Etienne de poner esa prenda en el ataúd vacío durante el funeral de Lena.
Como ni siquiera pudieron recuperar el cuerpo de Lena, tuvieron que enterrar sus pertenencias en el ataúd vacío…
Pero Etienne se negó a dar esa prenda.
Ella sabía con qué expresión Lena había bordado esa ropa.
Y Etienne tenía razón.
La prenda, con el tiempo, finalmente volvió a las manos de su legítima dueña.
A las manos de su dueña, quien ahora había crecido lo suficiente como para ya no poder usarla.
—……
Los ojos grandes de Thiel se llenaron de lágrimas, y sus pupilas temblaban sin saber qué hacer.
Plop.
Aunque no había parpadeado, las lágrimas que habían estado llenando sus ojos comenzaron a caer, resbalando por sus mejillas. Thiel, temblando, abrazó la pequeña prenda contra su pecho.
—¿Eh, eh…?
Desde el día en que llegó a la mansión de Asterian, la niña no había derramado una sola lágrima.
Se lo había prometido a sí misma.
Sería valiente.
No lloraría, no haría berrinches, no sería débil, ni se comportaría como una niña.
Pero todas esas promesas se desmoronaron ante el calor de una madre a la que nunca había conocido.
Thiel seguía siendo una niña.
No importa cuántas veces hubiera desafiado la muerte, no por eso se convertiría en un adulto.
Una niña sigue siendo una niña.
—Mamá…
Thiel abrazó la prenda con fuerza, enterrando su rostro en ella. Gracias a que Etienne la había cuidado tan bien, la ropa tenía un aroma agradable.
Ese aroma era como el de su madre, como el de los brazos de Lena, y Thiel no pudo levantar la cabeza.
En ese momento, Karthus, quien había estado a cierta distancia, se acercó rápidamente.
Llegó junto a Thiel y levantó a la niña llorosa, sosteniéndola en sus brazos.
—Está bien, pequeña.
Con voz suave, trató de consolarla.
—Papá…
—Todo está bien. Has regresado, y eso es lo que importa.
Parecía que Karthus también se decía esas palabras a sí mismo.
Sentía cómo su pecho se humedecía con las lágrimas de su hija mientras murmuraba:
—Estás viva, y eso es suficiente.
—……
—Lena también lo sentiría así.
Thiel lloró durante un largo rato.
Hasta que el pecho de Karthus estuvo completamente empapado y el pañuelo que le dio Ferdian también quedó mojado.
Todo el dolor que había reprimido a lo largo de su vida, las lágrimas, lo dejaron fluir.
Había algo que Thiel había querido decir durante toda su vida.
Pero no pudo decirlo mientras vivía en Nesstian.
Allí, Thiel era una pecadora.
No podía estar orgullosa frente a su madre.
Pero ahora, por fin, podía decirlo.
Los labios de Thiel se entreabrieron, y una voz temblorosa surgió de ellos.
—Mamá, mamá.
—……
—Quiero ver a mamá…
Sintió como si una fortaleza de hielo en lo más profundo de su corazón se estuviera derrumbando.
Thiel lloró y lloró.
Hasta que la fortaleza de hielo que la había aprisionado toda su vida se derritió por completo.
Sin detenerse.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¿Has terminado de llorar?
Ferdian limpió con cuidado los ojos hinchados de Thiel mientras le hablaba.
Thiel asintió con la cabeza.
—Sí…
Sus ojos hinchados le dolían, pero no le importaba.
Después de haber llorado tanto, en cierto modo, se sentía aliviada.
Aunque me da un poco de vergüenza…
Toda su familia, incluidos los sirvientes y las doncellas, habían presenciado su llanto en ese lugar.
Pero… no puedo hacer nada al respecto.
No serviría de nada lamentarse ahora. Además, Thiel sentía que los sirvientes de la mansión Asterian no la criticarían ni la odiarían por haber llorado.
Así que decidió dejar de sentirse avergonzada.
Olivier, que estaba sentada con una copa de helado, tomó una cucharada de helado frío y dulce y se la metió en la boca a Thiel.
Thiel recibió el helado con entusiasmo, como un pajarito que come de la mano.
—¿Está rico?
—¡Sí!
—Cuando vayamos a Wolfgang, habrá algo aún más…
—Ya basta, Olivier.
Olivier hizo un ruido de desaprobación y apartó la cabeza, mientras Thiel se reía entre ellos.
Ver a sus hermanos mayores bromear le hizo sentir más tranquila.
—Entonces…
—¿Eh?
—¿Cuándo se van tú, tía y el tío?
La voz de Thiel, al hacer la pregunta, tenía un toque de tristeza.
Olivier, dándose cuenta de que Thiel se sentía triste, sonrió de manera juguetona y le rodeó las mejillas con las manos.
—¡Aww, cómo vamos a irnos dejando a esta niña tan adorable aquí…! ¿Cómo vamos a volver a casa sin Thiel?
—Entonces, dile que te den un hermanito.
—¡Ay, ni me hables! Ya lo intenté. Pero dicen que sería un lío con el tema de la sucesión, por eso no quieren tener otro hijo. ¿Quién decide no tener otro hijo por algo así?
Olivier apartó a Ferdian con un gesto de la mano y miró a Thiel.
—Probablemente nos iremos pasado mañana. No falta mucho para el Luminaria. Tengo que preparar el vestido y otras cosas. Y mamá y papá tienen aún más que preparar.
—Pero…
—¿Pero qué?
—¿Volverás, verdad?
Ante la pregunta de Thiel, los rostros de los niños mostraron emociones encontradas.
Mientras que la expresión de Rudian y Ferdian se tornó sombría, el rostro de Olivier se iluminó aún más.
—¡Por supuesto! ¡Vendré siempre! Nuestra familia puede moverse más rápido que nadie. En un abrir y cerrar de ojos, estaré aquí.
—Presumida.
—Así como va, en la próxima generación el liderazgo del clan de los lobos podría cambiar. ¿Quiénes eran los que tenían poderes?
El liderazgo de los clanes a veces cambiaba, ya que cada clan tenía dos o tres familias con habilidades especiales.
La familia con las habilidades más poderosas se convertía en la cabeza del clan. Y la familia real no interfería en las disputas de jerarquía entre los clanes.
Este era el mundo de los hombres bestia.
Solo los fuertes sobrevivían.
Y Olivier encajaba perfectamente en esa regla.
Sonriendo con confianza, levantó el puño como si estuviera demostrando su capacidad.
—¿Quieres morir?
—Hey, hey. No derrames el helado y sosténlo bien.
—Eres increíble. Nos veremos en el Luminaria. Te mostraré cómo cambia la jerarquía del clan.
—¿La jerarquía del clan cambia?
Thiel, que había estado escuchando en silencio, inclinó la cabeza. ¿Qué sucedía en el Luminaria para que la jerarquía del clan pudiera cambiar?
Por lo que había escuchado de Olivier y Rudian, parecía más una especie de festival de caza.
Como Thiel no sabía mucho sobre Luminarie, no entendía bien lo que estaban diciendo.
Ferdian la levantó y la sentó en su regazo mientras le susurraba:
—Están diciendo tonterías.
—Ah…
—Ignóralos. Es mejor no hacerles mucho caso. ¿Verdad, hermanita?
Ferdian sonrió. Mientras tanto, Olivier y Rudian seguían discutiendo ruidosamente entre ellos, sin prestarles atención.
Thiel, después de pensarlo un momento, se levantó del regazo de Ferdian y dejó a Rudian y Olivier pelear.
—¿A dónde vas?
—A dejar esto.
Thiel señaló la caja que había estado abrazando todo el tiempo. Ferdian no hizo más preguntas y simplemente la observó.
Thiel dudó un momento antes de esconder cuidadosamente la caja debajo de la cama.
Aquí estará bien.
No podía evitar el hábito que había adquirido en Nesstian de buscar rincones oscuros y apartados cuando quería esconder algo.
Sin embargo, nadie la regañó por eso. Ferdian se acercó y bajó la manta de la cama para ayudar a ocultar la caja.
Una sonrisa apareció en el rostro de Thiel. Sus mejillas se sonrojaron ligeramente.
Finalmente, parecía que todos habían encontrado su lugar.
Todos.
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