⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
El tiempo pasó rápidamente, como el agua que fluye.
Alpheus y Karthus seguían ocupados con los preparativos del festival, mientras que Thiel aprendió más sobre cómo controlar su habilidad con la ayuda de Ferdian y Rudian antes del comienzo del Luminaria.
Aunque aún no podía controlarla completamente, gracias a incontables horas de práctica, ahora podía evitar el problema de que pequeños fragmentos de luz estallaran en cualquier momento.
Qué alivio.
Estaba muy preocupada por mostrar una imagen de sí misma sin poder controlar su habilidad, pero parece que ya no tenía que preocuparse por eso.
Thiel usó su habilidad una vez más. Un pequeño destello de luz brilló como estrellas entre sus palmas.
—Señorita, ya debería irse a dormir.
Ria, quien la observaba en silencio, se acercó y acarició suavemente la espalda de Thiel.
—Mañana es la víspera del Luminaria. Si no duerme temprano, se sentirá cansada cuando tengamos que salir.
—Sí, voy a dormir pronto.
Thiel sonrió brillantemente y asintió. Los fragmentos de luz se desvanecieron rápidamente en sus palmas.
Mañana ya es la víspera del festival.
Sintió cómo su pequeño corazón palpitaba con fuerza. La niña llevó una mano a su pecho.
—Por fin, mañana…
Mañana, la familia Asterian presentaría al mundo a su hija menor, Thiel Asterian, recién recuperada.
Aunque su abuelo, su padre, Ferdian y Rudian le habían dicho que no tenía nada de qué preocuparse…
Aún así, estoy muy nerviosa.
En sus dos vidas cortas, esta sería la primera vez que se presentaría ante tantas personas.
No debo cometer ningún error.
Con la boca cerrada, Thiel asintió con firmeza.
No importa qué ocurra, no pondría en vergüenza el nombre de la familia Asterian. Con esa determinación, Thiel levantó la cabeza y miró el emblema de la familia Asterian pintado en la pared.
Un emblema majestuoso que combinaba laureles dorados con los colmillos de una bestia.
Al contemplar el emblema, sintió que su pecho se llenaba de nuevo, por lo que, sin pensar más, se metió en la cama.
—Que duermas bien, linda señorita.
Ria apagó todas las luces de la habitación y cubrió a Thiel con la manta hasta los hombros mientras susurraba.
—¡Buenas noches, Ria!
Thiel también le devolvió el saludo con una sonrisa juguetona.
Ria, riendo suavemente, salió rápidamente de la habitación.
Thiel, con los ojos bien abiertos, miró el techo por un momento antes de cerrarlos con fuerza.
Pronto podré ver a Ian-nim también.
Al pensar en el amable Ian, su corazón se llenó rápidamente de una cálida sensación.
La niña se durmió poco después.
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—Señorita, ¿tiene mucho sueño?
—Mmm…
Thiel, en brazos de Ria, inclinó la cabeza con sueño. Ria sonrió dulcemente y acarició suavemente la espalda de la niña.
Las sirvientas habían estado ocupadas desde la mañana ayudando a Thiel a prepararse para salir.
Aunque el festival comenzaba oficialmente mañana, hoy solo necesitaban prepararse ligeramente, pero las sirvientas de Asterian no hacían nada a medias.
A pesar de que Thiel aún estaba adormilada, las sirvientas la sumergieron en agua tibia con buen aroma y la limpiaron a fondo, aplicándole aceites en la piel para evitar que se secara o agrietara.
Luego, le pusieron un suave vestido interior, seguido por un vestido para salir.
Este vestido era uno de los seis vestidos que Estella había confeccionado y enviado, un vestido encantador con un lazo amarillo claro y volantes blancos que resaltaban la ternura de la niña.
¡El conjunto incluía un gorrito muy lindo!
Las sirvientas peinaron a Thiel, dividiéndole el cabello en dos trenzas, que luego enrollaron una vez más.
El cabello de Thiel quedó enrollado como pequeños donuts. A las sirvientas les encantaba peinarle el cabello así.
Decían que cuando le enrollaban el cabello, la señorita, que ya era adorable, parecía aún más redonda y linda.
—Es tan adorable…
Entre murmullos, no olvidaron elogiar su propia obra maestra.
Después de peinarla, le colocaron el gorrito adornado con encaje, dándole un aspecto sacado directamente de un cuento de hadas.
Ria, viendo a Thiel ya preparada, preguntó con cautela.
—Señorita, ¿aún tiene mucho sueño?
—No, ya estoy bien.
Thiel negó con la cabeza. Aunque sus ojos todavía mostraban signos de sueño, al menos estaba más despierta gracias a las sirvientas que la habían lavado y vestido.
Debería haberme acostado más temprano…
Thiel se frotó los ojos con el dorso de la mano. Estaba bastante cansada porque se había quedado despierta hasta tarde practicando con su habilidad la noche anterior.
Al darse cuenta del estado de Thiel, Ria susurró suavemente.
—Podrá dormir un poco en el carruaje. Tiene unos cojines muy suaves.
Ria le susurró al tomar la mano de Thiel. Thiel asintió con la cabeza y le apretó la mano.
Antes de salir, Thiel se miró una vez más en el espejo.
En el espejo, una niña adorable, como si hubiera salido directamente de un cuento de hadas, estaba de pie.
Estoy nerviosa…
Aunque solo iban a trasladarse a la mansión de campo, por alguna razón, se sentía nerviosa. Thiel exhaló con cuidado, y pareció calmarse un poco.
—Está bien, vamos.
Sosteniendo la mano de Ria, la niña salió de la habitación con bastante determinación. Fragmentos de luz tenue la seguían, pero afortunadamente, no eran muy visibles debido a la luz del día.
—¡Papá!
Los ojos de Thiel brillaron al ver a Karthus, que la esperaba a lo lejos.
En cuanto Karthus vio a Thiel, se agachó para que ella pudiera lanzarse a sus brazos. Ria soltó la mano de Thiel en el momento justo.
La niña corrió rápidamente hacia su padre y se acurrucó en sus brazos. Karthus olía muy bien. Thiel lo abrazó fuerte alrededor del cuello.
—Thiel, tienes los ojos llenos de sueño.
Karthus le apartó suavemente el flequillo con sus gruesos dedos mientras hablaba.
Thiel miró a su alrededor con rapidez. Solo cuando se aseguró de que no había nadie lo suficientemente cerca como para escuchar, susurró con cautela al oído de su padre.
—La verdad es que estaba tan nerviosa que me acosté tarde anoche…
—No hay por qué estar nerviosa. Estoy contigo, ¿no?
La voz profunda y firme de Karthus tenía un efecto tranquilizador sobre ella. Sus hombros, tensos por los nervios, se relajaron suavemente.
—¡Sí, estaré junto a ti todo el tiempo, papá!
Karthus soltó una pequeña risa y le dio un beso en la suave mejilla de Thiel.
Con Thiel en brazos, Karthus caminó por el camino cubierto de terciopelo rojo hacia el carruaje.
Todos los sirvientes de la mansión estaban alineados frente a la puerta principal. El tamaño imponente de la mansión y las filas de personas frente a ella resultaban impresionantes.
—Tengan un buen viaje, señor Karthus, señorita.
El mayordomo principal de la mansión, Farden, hizo una pequeña reverencia mientras los despedía.
Farden no podía acompañarlos, ya que debía encargarse de la mansión Asterian.
Karthus asintió levemente con la cabeza antes de subir al carruaje con Thiel en brazos.
Ferdian y Rudian ya estaban dentro.
—¡Thiel!
Rudian se levantó de inmediato. El niño intentó abrazar a su hermana menor, pero Ferdian y Karthus lo detuvieron, haciendo que se sentara de nuevo.
—¡Ah, por qué!
—No debes arrugar su vestido, tonto. Solo mírala.
Ferdian movió la cabeza con un gesto de desaprobación. Aunque Rudian bufó con frustración, sabía que Ferdian tenía razón, así que no insistió.
—¡Hermano Ferdian, hermano Rudian!
Thiel nunca había conocido a otros niños, pero estaba convencida de que sus hermanos eran los más guapos de todos.
Más que guapos, Ferdi y Ludian eran tan hermosos que se podría decir que eran más ‘bonitos’ que ‘apuestos’.
Los gemelos, vestidos con trajes elegantes, se veían tan impecables y bien parecidos que incluso si se desabotonaban la camisa o se quitaban la chaqueta, seguirían viéndose espectaculares.
Thiel estaba segura de que incluso si llevaran pijamas normales, seguirían luciendo extraordinarios.
Además, Rudian llevaba el cabello peinado hacia atrás, algo inusual para él, y Ferdian había peinado su cabello liso y lo tenía medio recogido.
Con ese aspecto, los gemelos parecían realmente perfectos, como si fueran parte de una pintura.
Ahora entendía por qué su hermana Olivier decía que ‘las damas del imperio caen rendidas ante su belleza’.
—Thiel, hoy estás realmente adorable, hermanita.
Con una sonrisa cálida, Ferdian, su hermano hermoso como un cuadro, extendió la mano hacia Thiel, y ella la tomó instintivamente.
—¡Claro! De verdad eres adorable. ¡Te aseguro que no hay nadie en este imperio más linda que tú!
Rudian también añadió, entusiasmado. Tan emocionado estaba, que se levantó de nuevo, y Karthus lo calmó con un gesto lento, como si tranquilizara a un potro.
—Siéntate, Rudian, te vas a caer.
—Sí.
Rudian se sentó sin quejarse más.
Mientras tanto, el carruaje comenzó a moverse.
Thiel echó una rápida mirada al paisaje exterior que pasaba rápidamente a través de la ventana ligeramente abierta.
—Por fin.
Susurró en voz baja.
Por alguna razón, su corazón latía con fuerza.
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