⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
El carruaje avanzó rápidamente y llegó a la capital.
Los caballos atados al carruaje de la familia Asterian, bendecidos con el poder del viento de Wolfgang, eran mucho más rápidos que los de otros carruajes.
—Hemos llegado, Thiel.
—¿Ya…?
Thiel se levantó aturdida mientras preguntaba. ¡Parecía que no había pasado mucho tiempo desde que partieron y ya habían llegado!
El poder de Wolfgang es realmente impresionante…
Thiel parpadeó con sus ojos somnolientos mientras se levantaba de su asiento.
Al verla, Rudian la levantó y la sostuvo en sus brazos, bajando del carruaje con ella.
—Si estás cansada, puedes seguir durmiendo cuando entremos.
Thiel, acurrucada en los brazos de Rudian, bostezó. Al abrir su pequeña boca, sus colmillos puntiagudos se hicieron visibles.
La niña frotó sus ojos soñolientos mientras miraba a su alrededor.
Los caballeros de Asterian estaban formados en fila a ambos lados, y los sirvientes estaban alineados frente a la mansión.
Era casi idéntico a cómo había sido al salir de la mansión Asterian… Thiel abrió los ojos con sorpresa.
El hombre que estaba al frente dio un paso adelante y se inclinó.
—Bienvenidos, señor Karthus, señor Ferdian, señor Rudian, y…
El hombre miró a Thiel.
—Señorita Thiel.
Thiel miró al hombre en silencio. Su vestimenta se parecía a la de Farden.
—Soy Roger, el mayordomo a cargo de la mansión de campo. Un placer servirle, señorita.
Roger sonrió amablemente mientras miraba a Thiel.
Todos, excepto Thiel, conocían a Roger.
Era natural. Karthus, Ferdian y Rudian solían alojarse en esta mansión cuando debían permanecer en la capital.
Thiel era la única que no lo conocía. Todavía en los brazos de Rudian, Thiel asintió con la cabeza.
—Encantada de conocerte, Roger.
Roger sonrió ampliamente. Se inclinó profundamente, señalando la entrada de la mansión con una mano.
—Por favor, entren. Tal como se solicitó, todo está preparado.
—Buen trabajo.
Karthus asintió con la cabeza.
Roger, sin perder la sonrisa, preguntó respetuosamente una vez más.
—¿Cuándo llegará el señor de la casa?
—Mi padre llegará esta noche, después de terminar sus asuntos.
Roger asintió y se retiró. Karthus se giró hacia ellos.
—Thiel, he ordenado que te preparen una habitación, así que ve a echar un vistazo.
—¿Mi habitación?
—Sí, la habitación en la que te alojarás mientras estemos aquí. Si hay algo que no te guste, avísame.
—¡Sí!
Thiel asintió con entusiasmo.
Karthus, que parecía tener asuntos urgentes que atender, desapareció dentro de la mansión.
Rudian y Ferdian, que conocían bien la disposición de la mansión, subieron las escaleras con Thiel en brazos.
—¿Dónde está la habitación de Thiel?
—Está justo al lado de las habitaciones de los señores.
Las expresiones de los gemelos se iluminaron ante las palabras de la criada. Rudian murmuró para sí: Me gusta la disposición de las habitaciones.
Sin siquiera detenerse por sus propias habitaciones, Rudian y Ferdian se dirigieron directamente a la de Thiel.
Pidieron a las criadas que los dejaran solos y abrieron la puerta de la habitación de su hermana.
—¡Guau…!
Los ojos de Thiel se agrandaron ante la vista que se desplegaba ante ella.
Aunque era un poco más pequeña y sencilla que las habitaciones en la mansión Asterian, se notaba que los sirvientes de la mansión de campo habían puesto mucho esfuerzo en decorarla.
Las paredes estaban pintadas en suaves tonos pastel, en consonancia con el gusto de los niños, y en la ventana abierta colgaban captadores de sol, reflejando la luz por toda la habitación.
Además, había pequeños muebles decorativos colocados por todo el lugar, e incluso…
—¡El sofá es tan pequeño!
Un pequeño sofá, perfectamente ajustado al tamaño de Thiel, estaba situado en el centro de la habitación.
Thiel saltó de los brazos de Rudian y comenzó a explorar cada rincón de la habitación.
Había una pequeña habitación adjunta, y estaba llena de montones de juguetes nuevos.
—¡Parece que esta es tu sala de juegos!
—Está bastante bien, creo que es perfecta para Thiel.
El primero en hablar fue Rudian, seguido de Ferdian. Thiel se ruborizó al ver la montaña de juguetes.
—¡Miren esto, hermanos! ¡Aquí hay una muñeca súper adorable!
—Y aquí hay una muñeca fea que se parece a Ferdian.
—Y este leopardo de peluche con cara tonta se parece a Rudian.
Los gemelos comenzaron a gruñir mientras sostenían los juguetes que consideraban más feos.
Ahora que Thiel se había adaptado completamente a sus dos hermanos, no les prestó atención y abrazó las muñecas.
Pero entonces sucedió.
¡Zas!
De repente, la palma de Thiel comenzó a brillar intensamente.
Ferdian y Rudian dejaron de discutir y miraron la mano de Thiel.
—Thiel, ¿qué está pasando?
Ferdian levantó una ceja y preguntó. Thiel, desconcertada, negó con la cabeza.
—No, yo no lo hice.
No había sido Thiel quien había usado su poder. El poder se había activado por sí solo.
—Qué extraño…
Thiel frunció el ceño, abriendo y cerrando la mano.
Sin embargo, en lugar de desaparecer, la luz en la palma de Thiel brilló aún más fuerte.
Esto es raro.
Thiel había practicado controlar su poder junto a Ferdian y Rudian.
Aunque aún no podía controlarlo a la perfección, ya podía usarlo o apagarlo cuando lo necesitara sin dificultad.
Pero ahora…
Era como si su poder estuviera reaccionando sin su intención.
Era una sensación similar a cuando el poder de Lysett, el dios del templo, había resonado con el suyo.
Los fragmentos de luz que chocaban entre sí en su mano se transformaron en un pequeño grupo de peces que comenzaron a nadar en círculos alrededor de Thiel.
¿Por qué está pasando esto…?
Thiel, confundida, inclinó la cabeza mientras observaba a los peces nadar a su alrededor. Sin prestar atención a su desconcierto, los peces continuaban nadando en grupo a su alrededor.
—¿Será que el Papa está aquí abajo?
Rudian bromeó sin mucha seriedad.
—¿Por qué estaría aquí? Deja de decir tonterías.
—Bueno, ¿si no es eso, entonces por qué el poder de Thiel está reaccionando así?
Ante las palabras de Rudian, Ferdian frunció el ceño y miró a Thiel.
El poder seguía rodeando a Thiel, completamente independiente de su voluntad.
…Era como si quisiera protegerla de algo.
¿Protegerla?
En ese momento, los peces que iluminaban toda la habitación nadaron rápidamente de vuelta a la palma de Thiel.
—¡Ah, ya está!
Thiel asintió al ver cómo los fragmentos de luz eran absorbidos en su mano.
Los fragmentos en forma de peces regresaron tranquilos dentro de su cuerpo, como si nada hubiera ocurrido.
—¡Ya está! Pero, ¿por qué sucedió eso de repente…?
El poder de Thiel era diferente al de los demás.
Mientras que para otros el poder era solo un ‘medio’, Thiel podía comunicarse con los peces de luz que creaba con su poder.
Aunque era una habilidad asombrosa, Ferdian y Rudian no sabían que Thiel tenía esta conexión con sus peces, ya que ella nunca lo había mencionado.
Thiel, con cautela, utilizó su poder nuevamente.
Un pequeño pez saltó de su mano con un ¡pop! y comenzó a nadar en círculos justo frente a su nariz.
¿Por qué apareciste de repente?
Thiel acercó con cuidado su dedo índice al pez. Como si la saludara, el pez frotó su cabeza contra el dedo de Thiel.
«Fuerza…»
Se oyó una voz muy débil. Thiel cerró los ojos y se concentró en el sonido.
Pero la voz no continuó. La niña abrió los ojos de nuevo y envió a los peces de vuelta dentro de sí.
—Thiel, ¿qué acabas de hacer?
—Estaba intentando averiguar por qué se activó mi poder de repente…
Thiel frunció el ceño. La voz que había escuchado era tan tenue e incierta que no podía contarles a Ferdian y Rudian.
—Pero fallé. ¿Será que aún no puedo controlar bien mi poder?
—Yo creo que no es culpa tuya. Creo que algo en la capital está haciendo que tu poder resuene. Quizá Rudian tenga razón y el Papa realmente haya venido…
En ese momento, alguien llamó suavemente a la puerta.
—Adelante.
Con la aprobación de Rudian, la puerta se abrió de golpe. Los tres niños miraron a la sirvienta que había entrado.
Ella hizo una reverencia y dijo claramente:
—El príncipe heredero, su alteza Iandros, ha llegado. ¿Debería guiarlo a la habitación?
—¿Iandros?
Ferdian repitió, y la sirvienta asintió con la cabeza. Ferdian dejó escapar una risa sarcástica y sacudió la cabeza.
Nos íbamos a ver mañana de todas formas, no cabe duda que es impaciente.
Ferdian miró a Thiel.
Thiel ya había reaccionado al escuchar el nombre de ‘Iandros’ y parecía lista para salir corriendo.
Aunque esa reacción le molestaba un poco a Ferdian…
—Bajaremos nosotros. Está en el salón, ¿verdad? Vamos, Thiel. Parece que Ian te quiere ver.
Ferdian sonrió dulcemente y le extendió la mano a Thiel. Ella asintió sonriendo alegremente.
—¡Sí! ¡Vamos rápido!
Los ojos de Thiel brillaban como si tuvieran joyas engarzadas.
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