⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Después de que Ian se fue.
—¿Pudiste hablar bien con él?
Ferdian apartó suavemente el flequillo de Thiel. Thiel, que estaba sentada en su regazo, asintió con la cabeza.
—¡Sí! Me dijo que le gustó mi regalo. Estaba muy preocupada de que no le gustara, pero por suerte sí le gustó.
—Por supuesto, ¿quién se lo dio?
Los ojos de Ferdian se curvaron en una sonrisa. Rudian, que estaba jugando con el cabello de Thiel, también intervino de repente.
—¡Claro! Seguro que le gustó solo porque tú se lo diste. Incluso si le hubieras dado cualquier cosa, te habría agradecido.
Aunque era un comentario un poco descortés para hablar del príncipe heredero del Imperio, nadie lo objetó.
—Ahora, debes ir a lavarte y dormir, ya que mañana tendrás que levantarte temprano.
Hoy era la víspera del Luminaria, y mañana sería el día principal de la celebración.
Thiel, siendo aún pequeña, no tenía que asistir a la víspera, pero era indispensable que participara en la celebración principal.
Mañana comenzaría la mayor festividad de los beastmen, que ocurre solo una vez cada tres años, y marcaría también el inicio del período dedicado al dios Lysette.
Además, sería el día en que la hija menor de la familia Asterian se presentaría por primera vez al mundo.
Thiel tragó saliva mientras miraba con asombro por la ventana oscura.
Aunque Ferdian y Rudian intentaban animarla y tranquilizarla, no podía evitar sentirse un poco nerviosa.
En ese momento.
—¿Estás nerviosa?
Sin que nadie se diera cuenta, Alpheus apareció y colocó su mano grande y robusta sobre la cabeza de Thiel.
Thiel alzó la mirada, reconociendo el calor familiar.
—¡Abuelo!
Alpheus acababa de regresar, después de haber estado fuera todo el día por asuntos pendientes. Thiel agarró fuertemente la mano arrugada de su abuelo.
—Sí, estoy un poco nerviosa.
No había necesidad de fingir que no lo estaba.
Lo primero que Thiel aprendió al llegar a Asterian fue a expresar sus emociones sin ocultarlas.
Por eso, Thiel ya no ocultaba su miedo. La niña agarró con fuerza la cálida mano de Alpheus.
—Pero estaré bien, porque estás aquí, abuelo, y también papá y mis hermanos.
Y también Olivier, su tía, y el tío Stefano.
Alpheus miró con orgullo a su pequeña nieta.
Ya fuera porque no había comido bien de niña o simplemente por su constitución, Thiel era muy pequeña.
Y ese hecho hacía que Alpheus se preocupara aún más por ella.
—Sí, Thiel, lo harás bien.
—No tienes que hacer nada, solo debes estar allí.
El primero en hablar fue Alpheus, y luego fue Ferdian. Tomando las palabras de su abuelo, Ferdian le sostuvo la mano a Thiel y la miró directamente a los ojos.
—No tienes que hacer nada. El resto lo haré yo. Así que no te preocupes, ¿de acuerdo?
La voz de Ferdian era tan suave y tranquilizadora que Thiel, que aún tenía algo de miedo en su corazón, logró deshacerse de esa sensación.
—¡Sí, lo haré!
Los ojos de Thiel brillaron con una pequeña luz mientras asentía.
Alpheus, sonriendo amablemente, levantó a Thiel en brazos. Ferdian y Rudian acariciaron su cabello uno tras otro.
Karthus, que había llegado tarde, observaba la escena desde lejos.
Familia.
—Familia, ¿eh…?
Karthus murmuró en voz baja.
( Karthus Celeste Asterian, ¡tú no entiendes lo que significa tener una familia! )
En ese momento, había pensado que era una tontería.
—¡Abuelo! ¡Me mareas!
Ahora comenzaba a entender lo que Lena había deseado.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
El día del festival.
Las doncellas de Asterian hicieron todo lo posible por arreglar a Thiel con esmero.
Aunque aún era una niña, no la llenaron de joyas incómodas y restrictivas, sino que le pusieron adornos ligeros y delicados.
Por supuesto, cada uno de esos adornos era una pieza valiosa hecha por artesanos renombrados, lo que hacía que, en lugar de verse recargada, todo brillara en armonía.
Y, vestida con el vestido que le había regalado Iandros, parecía una verdadera princesa de un gran castillo.
—Vamos, Thiel.
Rudian extendió su mano hacia Thiel. Ella la tomó sin dudar y asintió con entusiasmo.
—¡Sí!
Frente a la mansión, se encontraba una enorme carroza adornada con el escudo de la familia Asterian, y a ambos lados, una fila de caballeros formados en perfecta alineación.
Aunque Thiel siempre había pensado que la carroza era impresionante, hoy, al estar rodeada por cientos de caballeros, parecía aún más majestuosa.
—Thiel, vamos.
Karthus levantó a Thiel y la subió a la carroza. Luego subieron Ferdian y Rudian, y finalmente, Karthus.
Alpheus tuvo que viajar en otra gran carroza delante, por lo que no se unió a ellos en la misma.
—¡Vamos a partir!
Con el grito del caballero al frente, la carroza comenzó a moverse.
La visión de cientos de caballeros marchando a caballo detrás de la carroza era verdaderamente impresionante.
Con el corazón latiendo rápido, Thiel miraba por la ventana de la carroza.
La última vez que había viajado hacia la capital, los caballos, un regalo de la familia Wolfgang, iban atados a la carroza, por lo que el paisaje pasaba rápidamente sin poder apreciarlo.
Pero esta vez, el propósito no era llegar rápido, sino que los ciudadanos del Imperio Cracion pudieran ver a los miembros de la familia Asterian, por lo que la carroza avanzaba más lentamente, permitiendo disfrutar del paisaje.
Aunque todavía no habían llegado al centro, las calles ya estaban abarrotadas de ciudadanos imperiales.
—¡Waaah!
—¡Es Asterian, Asterian!
Los vítores resonaban por todas partes. Era la reacción de los ciudadanos, emocionados por ver la procesión de la familia Asterian por primera vez en tres años.
Ferdian y Rudian, acostumbrados a estos momentos, saludaban a los ciudadanos que les aclamaban.
Y entonces.
—Thiel, ven aquí.
Ferdian levantó a Thiel y la sentó sobre sus rodillas.
Para que las personas a lo lejos pudieran ver bien a su pequeña hermana a través de la ventana abierta de par en par, Thiel, sentada en las rodillas de Ferdian, abrió mucho los ojos y miró a los ciudadanos del Imperio.
Nunca había visto tanta gente, ni en su vida pasada ni en esta. Había muchísimas más personas de las que Thiel había imaginado, todas mirando hacia ella.
—Eso, eso…
—¡No puede ser! ¿Es la joven que encontraron hace poco?
—¡Es la princesa menor de Asterian!
—¿Es la que manifestó el poder de la luz, no es así?
—¡A partir de ahora, el Luminaria será una celebración en honor a la princesa menor de Asterian!
Los ciudadanos del Imperio murmuraban emocionados entre ellos. Thiel, con sus orejas atentas, escuchaba sus voces.
Aunque no podía oír claramente debido a los vítores, el sonido de los cascos de los caballos y las innumerables conversaciones…
—Vamos, debes saludar, Thiel.
Ferdian tomó suavemente la mano de Thiel y la agitó ligeramente, saludando en su lugar.
Thiel, todavía en estado de asombro, miraba a la multitud y agitaba la mano.
En ese momento, Rudian, que también saludaba, se inclinó y le susurró al oído:
—Seguro que la mitad de estas personas han venido solo para verte.
Y aún no habían llegado cerca del palacio imperial, pero ya había una multitud enorme.
Incluso teniendo en cuenta el prestigio de la familia Asterian, la cantidad de personas era asombrosa.
—Te lo digo en serio, es verdad.
Rudian se reía mientras observaba cómo los ciudadanos del Imperio no podían apartar los ojos de Thiel.
Tal como él pensaba, la mayoría de las personas allí reunidas habían venido para ver a la ‘princesa menor de Asterian’.
La hija menor, perdida durante siete años, la preciada joya de la familia ducal más prestigiosa del Imperio. Todos esos títulos eran más que suficientes para alimentar la curiosidad de los ciudadanos imperiales.
Es asombroso…
Thiel movió sus manos nerviosamente.
Le resultaba increíble que tantas personas se hubieran reunido solo para verla.
A la vez, estaba feliz. Sentía que este era el momento en que finalmente podría declarar formalmente a todos que era parte de la familia Asterian, que pertenecía a esta gente.
Thiel, con los ojos brillantes de emoción, observaba a cada una de las personas que se habían congregado.
Mientras tanto, la carroza avanzaba lentamente pero sin duda en dirección al palacio imperial.
La ceremonia de apertura del Luminaria se celebraba en una enorme plaza, justo al lado del palacio, gestionada directamente por el mismo.
Lo mismo ocurría con la ceremonia de clausura. Tanto el inicio como el final del festival se realizaban en esa plaza.
La carroza de la familia Asterian también se dirigía hacia esa plaza.
Pronto, las carrozas con los emblemas de las demás familias comenzaron a llegar.
La primera en llegar fue la familia Iker del Rayo, luego la familia Arne.
Después llegó la familia Nesstian, seguida de los Wolfgang, y por último…
—¡Waaaaaa!
Cuando apareció la enorme carroza de la familia Asterian, un grito ensordecedor surgió de los ciudadanos del Imperio.
Los vítores eran incomparablemente más fuertes que cuando aparecieron las otras carrozas.
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