⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
¿Qué es lo que no está permitido…?
Thiel, mientras se abrazaba al pecho de Karthus, seguía mirando hacia donde estaban Alpheus y el Emperador.
Parecía que Alpheus y el Emperador estaban teniendo una breve conversación, y luego se alejaron juntos.
—Thiel.
Thiel observaba esa escena fijamente, hasta que finalmente volvió en sí al escuchar la voz de Karthus que la llamaba.
—Papá, ¿por qué está enojado el abuelo?
—…No lo sé. De todas formas, Thiel, lo hiciste muy bien hoy.
Karthus evitó responder directamente y cambió de tema. Thiel no insistió y, con una sonrisa radiante, asintió.
—¿Lo hice bien?
—Sí, lo hiciste de maravilla.
Thiel sonrió ampliamente.
Qué alivio.
Era la primera vez que usaba su habilidad frente a tanta gente, y estaba preocupada de que algo saliera mal.
Para su sorpresa, lo había hecho increíblemente bien. Thiel, orgullosa de sí misma, abrazó con fuerza el cuello de Karthus.
—¡Thiel! ¡Buen trabajo!
—Fue impresionante, hermanita.
Los gemelos llegaron corriendo y acariciaron suavemente la cabeza de Thiel. Rudian tomó su pequeña mano con firmeza y, con una expresión seria, le preguntó:
—¿Cuándo creciste tanto?
El corazón de Thiel se sintió cálido con los elogios de sus hermanos. Avergonzada, escondió la cabeza en el pecho de Karthus.
En ese momento.
—¡¡Thiel!!
Una voz bulliciosa se oyó a lo lejos.
Thiel levantó la cabeza de repente. Las expresiones de Ferdian y Rudian se arrugaron visiblemente.
A lo lejos, Olivier venía corriendo con una gran sonrisa. Los caballeros de Wolfgang la seguían de cerca, pero como Olivier corría imprudentemente con su vestido, las expresiones en sus rostros eran dignas de ver.
—¡Señorita, no debería correr así…!
—Ah, no importa, no importa.
Olivier, fastidiada por los caballeros que se le pegaban, los apartó y corrió hacia Thiel, tomando su mano con entusiasmo.
—¡Thiel, te vi! ¡Fue increíble!
—¡Olivier, hermana!
—¡Realmente fue lo máximo! ¡Hoy fue tu día! ¡Y seguramente en cada Luminaria a partir de ahora será tu día! Oh, nuestra pequeña… ¿Cuándo creciste tanto?
—Hablas como si la hubieras criado tú.
—¡Es prácticamente lo mismo que si lo hubiera hecho!
Olivier respondió con descaro.
Karthus no hizo caso.
—Padre, ¿podemos ir a ver el festival con Thiel? Seremos muy cuidadosos, lo prometo.
—Sí, tendremos cuidado. Queremos ver el festival con Thiel.
Rudian y Ferdian miraron a Karthus con ojos suplicantes mientras le pedían permiso.
—¡Por favor!
Rudian parecía un cachorro pidiendo algo.
Karthus hizo un sonido pensativo, y luego bajó a Thiel de sus brazos, colocando su gran mano sobre su cabeza.
—Ve con tus hermanos. Cuida mucho de ti.
—¡Sí! ¡Tendré cuidado!
—Escolta.
Tan pronto como Karthus dio la orden, los caballeros de élite de Asterian se colocaron detrás de Thiel, Ferdian y Rudian.
Aunque Ferdian y Rudian eran lo suficientemente fuertes como para no necesitar protección, no podían dejar que los niños anduvieran solos en un lugar como este.
—¡Bien, vámonos!
—Sí.
Los caballeros de Wolfgang, que habían seguido a Olivier, inclinaron la cabeza en señal de respuesta.
Olivier puso una cara de disgusto. Frunciendo el ceño, preguntó:
—…¿Ustedes también?
—Sí, por supuesto.
—Ah, está bien, síganme.
Olivier asintió con la cabeza.
Thiel, sonriendo, tomó la mano de Olivier y la de Ferdian.
—¿Vamos a poder ver todo?
—Claro, es un festival que ocurre cada tres años, así que deberías disfrutarlo.
Ferdian apretó suavemente la mano de Thiel, y una cálida sensación recorrió su cuerpo.
Los niños salieron a la calle del festival.
La gente reía y charlaba animadamente por todos lados. A lo largo del oscuro camino, pequeñas luces estaban dispuestas para ayudar a los transeúntes a no tropezar.
Thiel observaba la escena en silencio, y luego, con cuidado, tiró de la mano de Ferdian.
—¿Eh? ¿Qué pasa?
—Hermano, ¿por qué el festival es de noche? Si es un festival para el dios de la luz, Lucette, ¿no debería hacerse de día?
—Es simple.
Rudian intervino de repente.
—La luz aparece cuando hay oscuridad.
—¿Eh?
La explicación de Rudian era tan simple que Thiel ladeó la cabeza, confundida.
Ferdian, acariciándole suavemente la mejilla, le explicó mejor.
—Thiel, hoy usaste tu habilidad, ¿verdad? Lo recuerdas, ¿no?
—Sí, claro.
—Tu luz fue increíble, llenó el cielo nocturno. Pero… ¿qué hubiera pasado si fuera de día?
—¿Eh? Bueno, obviamente…
Thiel frunció el ceño.
Si hubiera sido de día, no importa lo brillante o deslumbrante que fuera su luz, habría sido opacada por la luz del sol.
Thiel finalmente entendió por qué la gente del Imperio de Cracion celebraba este festival de noche.
—Thiel.
Olivier, con una gran sonrisa, le pellizcó suavemente la mejilla.
—La luz nace en la oscuridad. Nosotros hemos esperado pacientemente en la oscuridad, aguardando la luz que nacería de ella.
Es una historia que todos los niños del Imperio de Cracion han escuchado al menos una vez en su vida.
Aunque Thiel no la había oído antes, la mayoría de las personas presentes seguramente crecieron escuchándola.
Olivier estiró suavemente las mejillas blanditas de Thiel.
—En otras palabras, ¡te hemos estado esperando! Thiel, este festival tiene un significado muy especial que tú probablemente…
En ese momento.
—¿De verdad?
Una voz malhumorada se escuchó desde algún lugar.
Ferdian, Rudian, Thiel y Olivier levantaron la cabeza al mismo tiempo para ver quién había hablado.
Los caballeros de Wolfgang y los de Asterian también los miraban.
Donde todas las miradas se concentraban, había un chico.
—¿De verdad esa mocosa manifestó el poder de la luz? No puedo creerlo.
Un chico con una actitud insolente, apoyado sobre una pierna, miraba a Thiel.
Ese chico era Sterling Iker, el heredero de la familia Iker.
—¿Sterling Iker? ¿Por qué este fastidioso viene aquí a molestar?
Olivier gruñó con voz afilada.
Los caballeros se sobresaltaron al escuchar a su señorita hablar como una pandillera de barrio, pero ninguno se atrevió a intervenir.
—Lo siento, estaba distraído en ese momento y no lo vi. Pero…
Los ojos afilados de Sterling se clavaron en Thiel. Ella no retrocedió y lo miró directamente.
—El poder de la luz es bastante abstracto, ¿no? Ninguno de nosotros sabe exactamente cómo es ese poder de luz-.
—Sterling.
Ferdian, que había estado escuchando en silencio, sonrió levemente y dio un paso al frente.
Aunque las familias Asterian e Iker se consideran dos de las cinco grandes casas, la familia Iker es solo una casa de Marqueses, mientras que Asterian es una casa Ducal. El prestigio que acompaña sus nombres no es el mismo.
¿Cómo se atrevía el simple heredero de Iker a comportarse tan arrogante frente a un Asterian? Ferdian se adelantó con la intención de ponerlo en su lugar.
Pero, en ese momento.
—No, yo solo… ¡¡Ahhh!!
El cuello de Sterling se torció bruscamente, y el chico, que de repente había recibido un golpe en la parte trasera de la cabeza, se agarró la nuca adolorida y levantó la vista de golpe.
Los ojos de Sterling se abrieron de par en par al darse cuenta de quién lo había golpeado.
—¿P-padre?
—¡Este mocoso desobediente! ¡Finalmente has causado problemas!
Sterling podría jurar que nunca en su vida había visto a su padre tan enfadado.
—¿Y-yo?
—¡¿Quién más si no tú?!
Ferdian, Rudian, Olivier y Thiel se miraron entre sí de reojo, y luego levantaron la cabeza para mirar al jefe de la familia Iker.
En algún momento, la gente que disfrutaba del festival se había apartado, dejando espacio libre, mientras que los caballeros de la familia Iker se alineaban detrás de su líder.
En ese momento, Olivier se inclinó hacia Thiel y susurró en voz baja:
—Deberían dar lecciones de modales en otro lado, no aquí. Qué molestia.
Aunque Thiel no solía estar de acuerdo con los chismes, esta vez no pudo evitar coincidir con Olivier.
La llegada del jefe de la familia Iker había interrumpido el festival, haciendo que la gente se dispersara.
Por supuesto, Thiel, Olivier, Rudian y Ferdian también estaban siendo escoltados por caballeros, lo que había hecho que la gente del Imperio les cediera espacio.
Sin embargo, la diferencia de peso entre los herederos disfrutando de un festival y un jefe de familia presente en persona era notable.
El jefe de la familia Iker, todavía furioso, miró a su hijo durante un buen rato antes de volverse hacia ellos.
—Les pido disculpas por la falta de respeto de mi hijo.
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