⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Ferdian Asterian y Rudian Asterian eran el objeto de admiración de todos los niños de su edad.
Con su poderosa habilidad de fuego y su apariencia deslumbrante, que quedaba corta al describirse como atractiva.
Por eso, no solo las jóvenes de las familias nobles, sino también los ciudadanos comunes del imperio, esperaban con ansias ver a los gemelos de la casa Asterian durante las festividades.
Lo que esperaban ver, por supuesto, era ese ímpetu ardiente capaz de derretir a cualquiera con solo mirarlos y su habilidad de fuego abrumadora.
…Sin embargo.
—Thiel, dámelo.
Ferdian tomó un gran malvavisco de las manos de Thiel. Y entonces…
¡Fwoosh!
Encendió una pequeña llama en su mano y asó cuidadosamente el malvavisco de Thiel por todos los lados.
—Listo, puedes comerlo. Puede que esté caliente, así que sopla un poco antes.
El chico sonrió mientras le ofrecía el malvavisco perfectamente tostado a su hermana menor. Thiel sonrió radiante y asintió con la cabeza.
Pronto, su boca se llenó del esponjoso dulzor, y sus grandes ojos se abrieron aún más, llenos de sorpresa.
Los ciudadanos que observaban la escena se dieron cuenta de que algo no cuadraba.
Lo que ellos esperaban de los Asterian era, por supuesto… ¡un fuego poderoso! ¡Una increíble habilidad! Algo por el estilo, en todo caso.
Fwoosh.
Al lado de Ferdian, Rudian también asaba cuidadosamente otro malvavisco.
La pequeña llama en sus manos estaba lejos de lo que habían imaginado.
Además…
—Thiel, ¿tienes calor?
Olivier agitó la mano y generó una brisa. Los ciudadanos cercanos tuvieron que sujetar bien sus sombreros para que no volaran.
—¿No es ese el heredero de Wolfgang?
Entonces, ¿por qué está haciendo de abanico personal?
Era algo tan incomprensible que decidieron dejar de intentar entenderlo.
En cambio…
—Señorita, pruebe esto.
Los ciudadanos, que sentían afecto por Thiel, comenzaron a ofrecerle obsequios con cuidado.
El dueño de una tienda de caramelos llenó un puñado de sus mejores dulces y se los ofreció a Thiel.
El vendedor de manzanas cubiertas de caramelo eligió las dos más grandes y brillantes y se las entregó.
Ferdian y Rudian aceptaron los regalos sin vacilar y los llevaron por ella.
Al seguir caminando un poco más, incluso los caballeros de Asterian, Ferdian, Rudian, y los de Wolfgang estaban sosteniendo una cantidad considerable de regalos.
Thiel, sorprendida por la abrumadora y generosa escena, preguntó tímidamente.
—¿Es normal dar regalos a otros en Luminaria?
—Para nada, todos te están dando regalos porque eres adorable.
La verdad es que esa no era la única razón.
Thiel era la niña que había manifestado la legendaria habilidad de la luz. Y eso, en Cracion, era algo de suma importancia para todos.
La luz tenía un significado especial en este imperio. Por eso, los ciudadanos ofrecían lo más preciado que tenían como una muestra de gratitud hacia la niña de la luz.
Ferdian y Rudian lo entendían bien, por lo que aceptaban los obsequios con gratitud.
—Así que disfrútalo. Olivier tenía razón, hoy es tu día —dijo Rudian.
Nadie lo negó. Thiel, aunque algo avergonzada, asintió.
Negar ese hecho sería como rechazar a todos los que le habían mostrado tanto cariño y regalos.
Pero en ese momento…
—¿…?
Thiel giró bruscamente la cabeza. Sus grandes ojos dorados brillaron en la oscuridad.
¿Qué fue eso…?
Había sentido algo extraño.
Era una sensación inquietante, como si hubiera metido un pie en un pantano y luego lo hubiera sacado. Esa sensación viscosa y persistente seguía presente en su tobillo.
—Thiel, ¿qué pasa? —Preguntó Ferdian con cautela. }
Thiel lo miró.
¿Será que mi hermano no lo sintió?
Thiel inclinó la cabeza, volviendo a mirar al lugar donde había sentido esa sensación.
Pero no había nadie allí.
…¿Me lo habré imaginado?
Había tanta gente, tal vez estaba nerviosa y lo había malinterpretado.
No queriendo pensar más en esa inquietante sensación, Thiel tomó la mano de Ferdian.
—No es nada.
—Si estás cansada, podemos volver ya. Hemos jugado bastante.
—Sí, ya he jugado mucho.
Thiel asintió. Ferdian, Rudian y Olivier llevaron a su pequeña y encantadora hermana a la carroza que los esperaba.
O, más bien, intentaron subir a la carroza.
—Espera.
Ferdian bloqueó firmemente el paso de Olivier.
—¿Qué?
—¿Por qué subes aquí? Tienes que ir a tu casa.
—¿Qué? ¡Eso no tiene sentido! ¡Hoy voy a estar con Thiel!
Sin prestar atención a Ferdian, Olivier subió rápidamente a la carroza y se sentó.
Tomó firmemente la mano de Thiel.
—Thiel, ¿no quieres quedarte conmigo? ¿No te sentiste muy triste cuando estuvimos separadas?
—Sí, ¡te extrañé muchísimo!
—¡Eso dice! —gritó Olivier.
Ferdian negó con la cabeza, claramente sin ganas de seguir hablando.
En ese momento, Rudian intervino.
—¿Oye, eso tiene algún sentido? Al menos deberías esperar hasta que termine la competición mañana. ¿De qué estás hablando?
—¡Oh, por favor! ¡Eso no es gran cosa! —refunfuñó Olivier, girando la cabeza con desdén.
La competición.
Cada tres años, las cinco familias del Imperio Cracion compiten entre sí en el Luminaria.
De esta manera, se establecen las jerarquías y rangos entre las familias.
Perder en esta competición no solo significa caer en el escalafón de las familias, sino que en el peor de los casos, una familia podría ser expulsada de las cinco grandes casas.
Las familias con habilidades más fuertes reafirman su posición. Y la familia real no se involucra en estas luchas jerárquicas.
Esto es posible porque este es un mundo de personas con habilidades especiales, donde rige la ley del más fuerte.
Por supuesto, hace tiempo que la competición se ha vuelto un mero formalismo.
El escalafón de las familias no ha cambiado en más de doscientos años.
La jerarquía de las familias está determinada por las habilidades innatas que poseen, y siempre hay ventajas o desventajas entre ellas.
A menos que aparezca un genio descomunal que rompa el ciclo, no hay razón para que el orden de las cinco grandes casas cambie.
Aun así, la competición en el Luminaria sigue celebrándose.
Aunque no es una verdadera lucha.
Desafiar el orden establecido es tan arriesgado que podría costar todo lo que se tiene.
Por eso, los jefes de las familias no desafían ni son desafiados, y así se mantiene el orden jerárquico durante la competición.
Lo mismo aplica para los herederos de las familias.
Los herederos o los jóvenes que cargan con el nombre de la familia también deben participar en la competición.
Sin embargo, como el orden de los adultos también dicta el de los jóvenes, nunca ha habido una ‘verdadera’ competición entre ellos.
A pesar de todo, esta competición sigue siendo un ritual importante en el Imperio Cracion.
—Así que ve, tú también tienes que participar en la competición mañana —insistió Rudian.
—¿Por qué no puedo dormir aquí e ir mañana? —replicó Olivier.
—¿De verdad crees que eso es una opción?
Rudian la empujó fuera de la carroza. Olivier, enfadada, le lanzó insultos antes de mirar a Thiel con una expresión triste.
—Thiel… mañana vendré a verte.
—Sí, hermana, nos vemos mañana —respondió Thiel.
—Sí… aunque te extrañe mucho, intenta aguantar un poco, ¿vale? ¡Volveré enseguida! —dijo Olivier con una sonrisa forzada.
Ferdian, que parecía molesto con la escena, subió a la carroza y ordenó que cerraran la puerta.
Pronto, la puerta se cerró.
Thiel observaba en silencio por la ventana mientras los árboles pasaban rápidamente.
Lo de antes… ¿qué habrá sido realmente?
Recordó lo que había sentido justo antes de despedirse de Olivier.
Era una sensación extraña. Como ser lentamente absorbida por una inmensa oscuridad. Una sensación que nunca antes había experimentado…
Thiel dudó en contarle a Ferdian y Rudian, pero decidió callar.
Parecía que la ‘competición’ de mañana era algo importante para ellos, y no quería preocuparlos con algo que no estaba segura.
En cambio, decidió mantenerse cerca de Ferdian y Rudian.
Podría ser algo peligroso.
Justo en ese momento, Ferdian apretó la mano de Thiel con fuerza. Al verlo, Rudian no quiso quedarse atrás y también tomó su mano.
—¿Qué pasa, Thiel? —preguntó Ferdian con amabilidad, apartando con suavidad el flequillo de su hermana.
Thiel, sintiendo la gentil caricia de su hermano, apretó aún más la mano que sostenía.
—No es nada —respondió.
Y decidió guardar la sensación desagradable que había experimentado en el fondo de su mente.
Comments for chapter "71"
MANGA DISCUSSION