⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Karthus se quedó sin palabras.
—¿… Un almacén? ¿Un granero?
Miró hacia abajo, a la pequeña niña que temblaba frente a él.
¿Qué tipo de vida habría llevado esta niña para que, al reencontrarse con su padre, no lo culpara, y le dijera que le bastaba con dormir en un granero o en un almacén?
Karthus no podía ni imaginar todo lo que debió haber pasado su hija para llegar a decir algo así.
Además, el rostro de la niña, que parecía a punto de romper a llorar, lo hacía sentir como si también él quisiera llorar.
La di por muerta.
Desde que Lena, con un embarazo muy avanzado, desapareció, Karthus había recorrido todo el imperio buscándola, pero ni siquiera había logrado ver el borde de su vestido.
En su desesperación por al menos saber si su hija estaba viva, revisó los orfanatos del imperio, una y otra vez, revisando los registros de los niños hasta en decenas de ocasiones.
Todo con la frágil esperanza de que su hija pudiera seguir con vida.
Pasaron los años y la familia Nesstian informó oficialmente a los Asterian de la muerte de Lena. Dijeron que Lena Nesstian había muerto el año de su desaparición, al dar a luz al niño.
Junto con el bebé.
La familia Asterian tuvo que celebrar un funeral para Lena y el niño fallecido sin siquiera recibir el cuerpo de Lena.
Pero ahora, la hija que creía muerta estaba viva y frente a él.
Karthus se sintió abrumado por una sensación de impotencia al darse cuenta de que no había podido hacer nada mientras su hija sufría hasta llegar a este estado.
Al mismo tiempo, el sentimiento de culpa por no haber podido ni abrazar a su hija una sola vez desde su nacimiento le hacía incapaz de levantar la cabeza.
Inconscientemente, extendió la mano hacia la niña.
Desde que perdió a Lena, siempre había soñado con ella y con su hija, cuyo rostro nunca pudo ver con claridad.
Había escuchado la voz de Lena y de su hija llamándolo en sueños tantas veces. Solo quería consolarse con el calor de su hija, ese pequeño calor que nunca había sentido.
Quería asegurarse de que la niña que tenía frente a él no era un sueño, una ilusión o una alucinación, sino su hija, viva y real.
Sin embargo, cuando la niña vio que su mano se acercaba, cerró los ojos con fuerza.
¿Acaso pensaba que él iba a golpearla? Karthus pudo sentir cómo su pequeño cuerpo temblaba bajo su mano.
No podía imaginar el dolor que esta niña había soportado, así que lentamente retiró su mano.
Fue entonces cuando la niña abrió los ojos tímidamente y, tras mirar a Karthus, dio un paso hacia atrás, situándose al lado de Iandros.
Karthus tenía una montaña de preguntas para ella.
¿Dónde había estado todo este tiempo? ¿Cómo había sobrevivido? ¿Había comido bien? ¿Y qué había pasado con Lena?
Pero al ver el estado en que estaba la niña, supo que no era momento de hacer preguntas. Decidió darle un poco de tiempo.
Con una expresión sombría, Karthus se pasó la mano por la cara. Luego miró hacia la puerta cerrada del salón y habló.
—¿No hay nadie ahí?
A su llamada, dos sirvientas que estaban esperando afuera entraron en la sala e hicieron una reverencia.
Eran dos sirvientas de aspecto amable, una con el cabello castaño claro y la otra con el cabello castaño rojizo.
—Llévense a la niña. Parece asustada, así que denle algo caliente para comer y prepárenle un lugar provisional donde pueda quedarse.
Hizo una pausa antes de continuar.
—Y como parece tímida, eviten que se encuentre con otros sirvientes.
Karthus miró a Thiel, como si pidiera su comprensión.
—Tengo que hablar con mis invitados, ¿podrías dejarnos un momento?
Thiel miró a Iandros y Cedric por un instante antes de asentir lentamente.
La sirvienta que estaba a la derecha de Karthus sonrió dulcemente y le ofreció la mano a Thiel.
La pequeña niña tomó la mano de la sirvienta con fuerza mientras se alejaba a pequeños pasos del salón.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
…¿Estará muy enojado?
Mientras caminaba rápidamente de la mano de la sirvienta, Thiel no dejaba de pensar.
Cuando le dijo a Karthus que quería quedarse allí, su expresión se había endurecido de inmediato.
Y no le dio ninguna respuesta sobre quedarse en Asterian.
Ni positiva, ni negativa, ninguna.
Así que Thiel interpretó su silencio como un rechazo.
Con esos pensamientos en mente, mientras caminaba agarrada de la mano de la sirvienta, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y no podía levantar la cabeza.
…¿Qué voy a hacer ahora?
Si a Karthus no le agradaba, seguramente no le daría dinero para sobrevivir fuera.
Así que, si la echaba, tendría que irse literalmente con las manos vacías. Thiel miró el vestido que llevaba puesto.
Era un vestido que Iandros y Cedric le habían comprado con amabilidad… pero tal vez tendría que venderlo para poder comprar comida.
Pensando en eso, sintió aún más culpa hacia Iandros y Cedric, y de repente las lágrimas comenzaron a caerle otra vez.
Mientras tanto, Thiel y las sirvientas llegaron a una pequeña y bonita habitación junto a la cocina.
Como la habitación estaba justo al lado de la cocina, el olor del pan recién horneado se colaba suavemente en el interior.
La sirvienta guió a Thiel hacia un pequeño y bonito sofá color crema.
—Vamos, siéntate aquí… ¿Señorita?
Fue entonces cuando la sirvienta se dio cuenta de que el pequeño rostro de Thiel estaba completamente cubierto de lágrimas y abrió los ojos con sorpresa.
—¡Dios mío! ¿Qué ha pasado? ¿Quieres que te lleve de vuelta con el señor Karthus?
La sirvienta parecía pensar que Thiel lloraba por estar separada de su padre.
Thiel sacudió la cabeza.
—No, hi-hic, no…
Una vez que las lágrimas comenzaron a fluir, no podía detenerlas. Con una expresión de angustia, Thiel se secaba las lágrimas con rudeza.
La sirvienta la miró preocupada y dijo:
—Si sigues frotándote así, podrías lastimarte. Quédate aquí y te traeré un poco de agua para lavarte la cara. ¡Ria, quédate con la señorita!
Thiel quiso detenerla, pero la amable sirvienta ya había salido corriendo de la habitación.
No pasó mucho tiempo antes de que la sirvienta que había salido a buscar agua regresara. Con un gesto respetuoso, le pidió permiso a Thiel y, con un toque suave, comenzó a limpiarle el rostro. Usando una toalla suave, limpió delicadamente su pequeña cara hasta dejarla impecable.
En ese momento, la sirvienta llamada Ria apareció trayendo en una bandeja varios dulces y panes que había recogido en la cocina. Entre ellos estaba la galleta que Thiel había dejado cuando Karthus irrumpió en la sala.
Gruu…
Un sonido embarazoso salió del estómago de Thiel. Con el rostro completamente rojo, se abrazó el estómago, intentando ocultar su vergüenza.
—E-esto…
Intentó dar una excusa, pero no se le ocurrió nada adecuado.
Las sirvientas sonrieron amablemente, como si entendieran la situación, y comenzaron a servir los postres en la pequeña mesa de té frente al sofá.
—Es hora del almuerzo, así que es natural que tengas hambre. Mientras el señor Karthus habla con sus invitados, ¿por qué no comes algo primero?
Una de las sirvientas le entregó un tenedor a Thiel.
Finalmente, la niña asintió con la cabeza.
De todos modos, si la iban a echar, al menos debía comer todo lo que pudiera mientras tuviera la oportunidad. No sabía cuándo volvería a comer algo caliente una vez que la echaran de Asterian.
El problema no era la comida caliente. Si la echaban, quizás tendría que rebuscar en los basureros de las calles para poder sobrevivir.
…Mejor comer todo lo que pueda ahora.
Comería lo suficiente como para no tener hambre durante dos días.
Thiel apretó con fuerza el tenedor entre sus cinco dedos. Raramente había usado uno en Nesstian, pero sabía cómo manejarlo después de haber observado a Rowen.
Torpe con el tenedor, Thiel pinchó un trozo de pastel y se lo llevó a la boca. El dulce y amargo sabor del chocolate, junto con la crema suave, se deshizo en su lengua.
Sus ojos se abrieron de par en par.
Entonces, sin pensarlo, comenzó a devorar el pastel rápidamente.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
Iandros le explicó a Karthus cómo fue que se encontró con Thiel. Describió lo desaliñada y asustada que estaba la niña cuando le contó que había huido de su abuelo.
También mencionó las numerosas cicatrices que cubrían el cuerpo de Thiel y cómo los de Nesstian intentaron justificar su escape diciendo que la niña era una ‘joven sirvienta con problemas mentales’.
Cedric también agregó su testimonio.
—Durante todo el viaje en el carruaje, la niña estuvo constantemente preocupada. Ni siquiera comió, observando todo con cautela…
Karthus, que había escuchado en silencio, apretó los dientes.
La rabia lo invadió por completo. No podía soportar el pensamiento de lo que le habían hecho a esa pequeña niña.
…Aunque ya puedo imaginarlo.
Sabía por qué la familia Nesstian había escondido y criado a la hija de Lena Nesstian.
Las dos familias de leopardos, Nesstian y Asterian, habían sido enemigas durante mucho tiempo. Los leopardos de hielo y los de fuego.
Desde tiempos antiguos, la familia que ocupaba la posición de líder entre los leopardos se decidía en una competencia de habilidades sobrenaturales. La familia cuyo líder mostrara mayor poder se convertía en la cabeza de los leopardos.
Durante seis generaciones consecutivas, Asterian había sido el líder, lo que hizo que el poder de Nesstian disminuyera cada vez más, hasta quedar como una Familia Ducal solo de nombre.
La casa líder, Asterian, no solo dominaba el territorio del Duque Evald, sino también el de Nesstian, Buchanan. Todo estaba bajo su control.
Dado que Nesstian no tenía posibilidad de superar a los Asterian, el resentimiento y la vigilancia eran inevitables. El hielo rara vez vencía al fuego.
En medio de esa situación, nació Lena Nesstian, una poderosa usuaria de habilidades de congelación.
Lena Nesstian.
Ella tenía una habilidad sobrenatural mucho más fuerte que la del propio Karthus, el heredero más probable para la cabeza de la familia Asterian. Todos pensaban que si Lena y Karthus llegaban a ser los líderes, Nesstian finalmente se convertiría en la cabeza de los leopardos.
Pero eso no ocurrió porque Lena rechazó el liderazgo de su familia.
( Yo no soy apta para ser la líder de Nesstian, padre. )
En lugar de asumir la posición de líder, Lena eligió convertirse en la esposa de Karthus Celeste Asterian.
Con esa decisión, Nesstian perdió a su heredera más fuerte y, con ello, su última oportunidad de dominar a los leopardos.
La actual heredera, Cornelia Nesstian, tenía una habilidad muy débil en comparación con su hermana Lena y tampoco tenía el carácter para liderar. Así que, tarde o temprano, Asterian seguiría siendo la familia dominante.
…Por eso debieron haber escondido a la niña.
Porque era la hija de Lena.
Seguramente pensaron que la niña heredaría las poderosas habilidades de Lena y por eso la ocultaron.
Si la niña mostraba un poder extraordinario, Nesstian podría reclamar el liderazgo.
Estaban dispuestos a utilizar a una niña pequeña para sus juegos políticos.
Karthus sintió una profunda repulsión por los oscuros motivos de la familia Nesstian.
En ese momento, alguien golpeó la puerta del salón con urgencia. Karthus permitió la entrada.
La sirvienta que había acompañado a Thiel entró, con gotas de sudor en su frente, como si hubiera corrido.
Habló con desesperación.
—L-la joven que trajeron… ¡la joven está…!
La joven que habían traído solo podía ser Thiel.
Los tres hombres se levantaron rápidamente de sus asientos.
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