⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Ahh!
Thiel abrazó a Ian rápidamente, cerrando los ojos con fuerza. Sintió una poderosa fuerza que los arrastraba sin fin.
Con miedo de perder a Ian, apretó sus manos con más fuerza alrededor de él.
No lo dejaré ir.
No podía perderlo. Estaba claro que Ian no sabía en qué estado se encontraba.
Por eso, tenía que hacérselo saber.
En ese momento.
¡Thud!
—¡¡¡Aahh-!!
Los cuerpos de Thiel e Ian, que caían sin fin, chocaron contra algo y rodaron por el suelo.
Sin embargo, Thiel no resultó herida, ya que seguía abrazada fuertemente a Ian, quien la protegió, cubriéndole la cabeza.
—Ugh, ugh.
El impacto hizo que Thiel parpadeara por un momento. Al mirar a Ian, quien estaba tumbado inconsciente, presionó suavemente su abdomen.
—¡Ian!
—…….
Pero Ian no se movió ni un poco.
Thiel intentó despertarlo durante un buen rato, pero finalmente desistió y miró a su alrededor.
Entonces, ¿dónde estaban…?
—…….
¿Dónde estaban?
La chica se levantó de un salto y, con cuidado, comenzó a inspeccionar el lugar en el que se encontraban ella y Ian.
Estaban en un salón de recepciones dentro de una mansión. Aunque el lugar no era muy grande, era sencillo y carecía de adornos, lo que parecía estar en consonancia con los gustos del dueño.
Thiel extendió la mano para tocar un jarrón cercano.
Estaba intrigada, ya que sabía que, en el espacio alterno de Ian, las cosas desaparecían cuando se tocaban, como la última vez que entró en su espacio.
Sin embargo.
Toc.
No ha desaparecido…
El espacio alterno de Ian estaba compuesto por cosas que se desvanecían al tocarlas, pero en esta sala de recepción, curiosamente, nada desaparecía cuando Thiel lo tocaba.
En ese momento.
—Váyase, su Majestad.
Una voz desconocida hizo que Thiel girara rápidamente la cabeza.
El dueño de la voz estaba sentado en una mesa en el centro del salón de recepción, observando el vacío frente a él.
Era un hombre que Thiel no conocía.
Sin embargo.
…De algún modo, no me resulta extraño.
El hombre tenía un brillante cabello dorado, y sus ojos esmeralda brillaban cada vez que parpadeaba.
De repente, Thiel se dio cuenta de a quién se parecía el hombre.
Ah, se parece a Ian.
No era solo un ligero parecido. El hombre era casi una copia exacta de Ian.
El hombre, ajeno a Thiel, volvió a hablar. No parecía poder ver ni a Thiel ni a Ian.
—Ian no puede.
—No seas tonto. ¿Aún dices eso después de haber leído todos los registros de la biblioteca del palacio?
En ese momento, otro hombre apareció frente al primero. Thiel abrió mucho los ojos al verlo.
¡Esta vez lo conocía!
¿El Emperador?
Aunque se veía más joven, no había duda: era el Emperador Wilhelm.
¿Qué estaba sucediendo? Thiel miró de reojo al inconsciente Iandros.
Si al menos Iandros despertara, podrían encontrar una manera de resolver esta situación…
Pero Iandros no daba señales de despertar, y parecía que los dos hombres no podían ver a Thiel. Así que lo único que podía hacer era quedarse quieta y observar.
—Leí todo.
—…….
—No he cambiado de opinión.
El hombre sonrió suavemente mientras hablaba. Por otro lado, el rostro del Emperador se volvió pálido, y luego se enrojeció de ira repetidamente.
Parecía que iba a explotar en cualquier momento.
Después de un breve silencio, el Emperador se levantó de un salto. Sin decir una palabra más, comenzó a caminar hacia la salida.
—Cuídese, padre.
—¡Tch!
El Emperador salió de la sala de recepción, y el hombre se quedó, llevando la taza de té a sus labios.
Thiel observó cómo el hombre bebía su té.
La forma en que movía ligeramente la taza para que el té se agitara antes de beberlo, e incluso cómo lo llevaba lentamente a sus labios, era asombrosamente similar a Iandros.
¿Será el padre de Ian?
Thiel deseaba que Ian despertara. Si viera esta escena, probablemente estaría contento. Después de todo, estaba viendo a su padre fallecido. Tal vez…
En ese momento, el salón de recepción comenzó a distorsionarse de manera extraña.
El hombre que bebía té frente a Thiel desapareció sin dejar rastro, y solo quedó la taza de té, rodando por el suelo con el líquido derramado.
Las paredes se arrugaron y el suelo se levantó. El espacio se distorsionó y todo comenzó a temblar.
—¡Ahhh…!
Thiel corrió rápidamente y abrazó a Ian con fuerza. Si se separaba de él ahora, sería el fin.
En ese momento, el entorno cambió abruptamente una vez más, y se encontraron en la entrada de una enorme mansión.
Era una mansión imponente, que Thiel nunca antes había visto.
Aún abrazando a Ian, Thiel levantó la cabeza cautelosamente y miró alrededor con desconcierto.
¿Por qué esto también me resulta familiar…?
Si el hombre le resultaba familiar de alguna manera, este lugar le daba la sensación de que ya había estado aquí antes.
Justo cuando intentaba ponerse de pie para investigar más.
—¡No!
De repente, se escuchó un grito desgarrador.
Thiel, sorprendida, cubrió los oídos de Ian y giró la cabeza para ver quién había gritado.
La persona que había gritado era… una mujer increíblemente hermosa.
Tenía unos ojos suaves y parecía que normalmente hablaría de manera muy tranquila.
Sin embargo, en ese momento, estaba gritando mientras bloqueaba la entrada de la mansión.
Las lágrimas corrían sin cesar por sus mejillas.
La mujer, con una expresión resuelta, miraba furiosamente hacia el exterior de la mansión.
—No, no puede ser. No puedo permitirlo.
Las palabras de la mujer se interrumpían continuamente, por lo que Thiel no pudo escucharlas completamente.
Puedo darme cuenta de que está luchando por proteger algo.
La mujer estaba protegiendo desesperadamente algo dentro de la mansión de lo que estaba afuera.
Thiel se sentía confundida.
¿Qué clase de lugar era este?
El hombre de antes era el padre de Ian, entonces… ¿sería esta mujer la madre de Ian?
Ian…
¿A dónde me has traído?
Thiel apretó la mano de Ian, que seguía inconsciente, y miró el rostro de la mujer, que seguía llorando sin parar.
El rostro de la mujer se veía borroso, como si estuviera cubierto por una niebla, volviéndose nítido y luego desvaneciéndose, lo que hacía difícil concentrarse en ella.
La mujer, que había estado bloqueando el camino por un largo rato, de repente giró la cabeza, alarmada por un sonido detrás de ella.
Se secó rápidamente las lágrimas con la manga y corrió para agacharse y, al parecer, limpiar las lágrimas de alguien más.
Por la altura a la que la mujer levantaba el brazo, parecía tratarse de un niño, de tamaño similar o un poco más alto que Thiel.
—No llores, todo está bien. Mamá está aquí…
La mujer susurró suavemente.
Su voz era pequeña como el canto de un pájaro, y al mismo tiempo, tan suave que Thiel pensó que sonaba como una canción de cuna.
—No puedo tener más hijos, Su Majestad.
La mujer acariciaba la mejilla del niño mientras susurraba.
—Así que hemos decidido hacer la mejor elección…
Poco después, apareció también el hombre que Thiel había visto antes.
Él se paró al lado de la mujer y, con cuidado, la abrazó por sus frágiles y delicados hombros.
Thiel pensó que ambos tenían una expresión increíblemente triste.
Muy, muy triste.
Parecía que esa tristeza los seguiría hasta los sueños de Thiel, haciéndola sentir igual.
Sin embargo, el hombre y la mujer no parecían ver nada más, y, abrazándose suavemente, miraron hacia la entrada de la mansión.
¿Quién estaba en la entrada?
Thiel, siguiendo sus miradas, giró la cabeza hacia la entrada, pero no vio nada.
En ese momento.
¡KWA-KWAK-WANG!
Un estruendo ensordecedor resonó, y una nube de humo negro cubrió el interior de la mansión.
Ah, este humo me es familiar.
El mismo humo que Ian había desatado en la plaza… En cuanto Thiel se dio cuenta de eso, rápidamente volvió la mirada hacia la mujer.
El niño a quien ella había estado secando las lágrimas.
El niño a quien susurraba para que no llorara… ¿Podría ser?
En ese instante, un gigantesco espacio alterno apareció, rasgando el espacio alrededor.
Más que un espacio alterno, parecía un agujero negro, absorbiendo todo.
La mansión se destrozó por completo, y todo dentro de ella empezó a ser succionado hacia ese espacio.
El hombre y la mujer estaban parados peligrosamente cerca del borde del agujero, pero este no los absorbía.
Sin embargo…
—Adiós, mi pequeño.
La mujer sonrió suavemente mientras daba un paso adelante.
Thiel extendió su mano instintivamente para agarrarlos, pero no logró alcanzarlos.
Ambos, así, desaparecieron en el agujero.
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