⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Alpheus y Karthus llevaron a Thiel de regreso al palacio. No había nada bueno que pudieran hacer quedándose más tiempo en el palacio imperial.
Cuando el carruaje llegó frente a la mansión de la familia Asterian en la capital, Ferdian y Rudian, que ya estaban esperándolos, ayudaron a Thiel a bajar del carruaje.
—Thiel, ¿te fue bien?
—¡Hermano!
—Veo que te fue bien, tu expresión está muy alegre…
—……
—¿….?
Ferdian y Rudian miraron las caras de Alpheus y Karthus, que estaban en el carruaje detrás de Thiel.
Ambos tenían expresiones tan serias que parecía que las cosas no habían terminado bien.
Entonces, ¿por qué Thiel está tan contenta?
Bueno, mientras Thiel estuviera feliz, eso era suficiente.
Desde el principio, a Ferdian no le importaban los sentimientos de Karthus y Alpheus, así que decidió ignorarlos. Rudian pensaba lo mismo.
Rudian miró de reojo a su padre y abuelo, que parecían molestos, y decidió escabullirse antes de que le dijeran algo.
—……
Alpheus, al observar la escena, mostró una expresión como si pensara que había criado mal a los niños.
Ferdian, sin prestar atención a Alpheus y Karthus, que estaban abatidos, abrazó a Thiel y le apartó el cabello de la frente mientras le preguntaba:
—¿Por qué estás tan feliz, Thiel? ¿Ocurrió algo bueno?
—¡Exacto! Papá y el abuelo están con caras largas, pero tú… ¡Ay!
Rudian se quejó, sólo para recibir un golpe en la cabeza de Alpheus. Se alejó frunciendo los labios.
Thiel escuchó la pregunta de Ferdian y respondió sin dudarlo, sonriendo alegremente.
—Ian despertó, ¿no es un alivio? Estaba preocupada de que no despertara a tiempo…
¿Ah, era por eso?
Ferdian, al escuchar que Ian había despertado, tuvo que reprimir el impulso de soltar a Thiel y correr hacia él para gritarle en la cara.
En ese momento, Karthus se dirigió a Ferdian y Rudian.
—Vengan, Ferdian, Rudian. También tengo que hablar con ustedes.
—Sí, padre.
Ferdian, todavía sosteniendo a Thiel, siguió a Karthus. Detrás de ellos, Rudian tomó la pequeña mano de Thiel.
—Thiel, Ian no te dijo nada malo, ¿verdad? Cuéntale a este hermano, y él lo regañará por ti…
—¿Eh? ¡No, para nada! ¡Ian me ayudó!
—¿Él te ayudó? ¿Cómo pudo ayudarte si estuvo desmayado todo el tiempo y acaba de despertar?
Ferdian preguntó mientras seguían a Karthus hacia la habitación. Thiel se encogió de hombros después de dudar un momento. De todas formas, parecía que Karthus les explicaría todo a Ferdian y Rudian.
Ferdian, Rudian y Thiel se sentaron juntos en un largo sofá. Frente a ellos, Karthus se sentó, y entre los dos sofás, Alpheus ocupó otro asiento.
—Ferdian, Rudian.
—Sí, padre.
—Sí.
Karthus les dio un breve resumen de lo que había sucedido en el palacio imperial.
Explicó que Zender Nesstian había interrumpido y que, debido a que pidió una prueba de habilidades, Thiel fue enviada a la tierra donde nunca amanece. También mencionó que Ian la acompañaría, y lo que él le dijo a Thiel.
Después de resumirlo, Karthus miró a sus hijos.
—Así que ustedes dos también irán.
Fue una notificación. Ferdian y Rudian, que habían estado escuchando en silencio, mostraron expresiones de asombro.
—¿Esto es solo una notificación, padre?
—¿Ni siquiera nos pregunta nuestra opinión?
—¿Vas a dejar que tu hermana y el príncipe heredero vayan solos? Si hubieras escuchado que iban solos, habrías hecho un escándalo por ir con ellos.
—Por supuesto que no.
—¡Claro que no!
—Entonces, ¿cuál es el problema?
—Es verdad que de todas formas habríamos ido, pero que nos lo notifiquen así de golpe… me hace sentir algo incómodo. Aunque ahora que lo pienso, no es algo por lo que valga la pena molestarse.
Ferdian se encogió de hombros.
—Tienes razón, eres muy elocuente.
—Así que, por favor, no nos lo notifiques la próxima vez. Al menos, haz como que nos preguntas nuestra opinión, padre.
Ferdian se cruzó de brazos y miró a Thiel.
Karthus tenía razón.
Si Karthus y Alpheus les hubieran impedido ir, habrían escapado de la mansión en medio de la noche para seguir a Thiel.
¿Cómo íbamos a dejar que fuera sola con él?
La tierra donde nunca amanece.
Ese lugar estaba en el extremo norte del Imperio Cracion y era una zona prohibida para los animales depredadores.
Por eso Alpheus y Karthus no podían acompañarles allí. El equipo de caballería debía ser formado por el palacio imperial, ya que todos los caballeros de Asterian eran felinos.
Lo bueno era que los depredadores que no habían alcanzado la mayoría de edad podían entrar en ese lugar.
Aunque nadie sabía por qué estaba prohibida la entrada a los depredadores adultos, era una antigua regla del Imperio Cracion, por lo que nadie la desafiaba.
Eso incluía a Alpheus y Karthus. Ninguno de los dos podía poner un pie en ese lugar.
Por eso Ferdian y Rudian tenían que ir. Si Alpheus y Karthus no podían, ellos serían los encargados de proteger a Thiel.
—¿Cuándo partimos?
—Cuando el príncipe heredero se recupere y los preparativos estén listos. Todavía hay que organizar la caballería y preparar varias cosas, así que no será de inmediato.
—Wow~ Debería esconderle esto a Olivier. Si se entera, se va a volver loca queriendo venir.
Rudian comentó con desdén. En ese momento, los ojos de Alpheus y Karthus brillaron sutilmente.
—¿Olivier? No es mala idea.
—De todos modos, no tiene mucho que hacer… Será mejor que hable con Stefan de antemano.
Rudian inclinó la cabeza, incrédulo, mientras escuchaba la conversación entre Alpheus y Karthus.
—¿Eh? ¿De qué están hablando? ¿A quién van a traer? Abuelo, aunque necesitemos protección, no puedes traer a cualquiera y decir: ‘Este es tu compañero de viaje’. ¡Tienes que ser más selectivo…!
—Cállate.
Ferdian, quien rápidamente le tapó la boca a Rudian, que había estado haciendo comentarios sarcásticos, giró bruscamente su cabeza para mirar a Alpheus.
—Entiendo que esté preocupado porque no puede acompañarnos.
—…Cierto.
—Pero abuelo, en este mundo hay personas que ayudan y personas que no. Tu nieta, Olivier, claramente pertenece al segundo grupo. Si la llevamos, sólo nos causará más problemas, así que por favor, no le digas nada.
Rudian, con la boca tapada, miraba a Ferdian con una expresión de injusticia.
Me tapa la boca por hablar mal, ¡pero él habla incluso peor!
Ferdian soltó a Rudian y sacó un pañuelo para limpiarse las manos, luego miró a Thiel.
—Thiel.
—¿Sí?
—Prefieres ir con tus confiables hermanos mayores, en lugar de llevar a cualquier persona, ¿cierto?
—Pero la hermana Olivier no es cualquier persona…
—¿Sí? ¿Es mejor así? Sabía que nuestra Thiel entendía perfectamente el corazón de su hermano mayor.
Thiel decidió no decir nada más. Era evidente el esfuerzo desesperado por evitar que Olivier se uniera al grupo.
Mientras tanto, Ferdian y Rudian sonreían como si dijeran: Si le dices a Olivier, no te lo perdonaremos.
Karthus y Alpheus fingieron no notar las miradas de los gemelos.
Parecía que las cosas no se desarrollarían como Ferdian y Rudian esperaban.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
Ian estaba frente al espejo, mirando su cuello.
Cuando levantó la mano hacia esa zona, una marca oculta comenzó a brillar lentamente, como el amanecer.
Una pequeña marca en forma de pez.
Es similar a la habilidad de Thiel.
Thiel manipulaba la luz a voluntad, dándole la forma de peces. Ver cómo los pequeños peces nadaban desde sus pequeñas manos era una escena deslumbrante.
A Ian le gustaban los peces de Thiel… pero.
—Haa…
No quería que se grabara de esta manera.
Ian suspiró. Si hubiera estado bien, jamás habría permitido que Thiel lo marcara. No habría permitido que ocurriera.
Aunque, eso también es extraño.
No entendía por qué él había recibido la marca, pero Thiel no. Normalmente, marcarse requiere el consentimiento de ambas partes.
Entonces, tal vez Ian había deseado inconscientemente el vínculo con Thiel o…
El joven frunció el ceño con frustración y se frotó la cara con las manos.
No le importaba con quién terminara marcado, siempre y cuando esa persona no fuera Thiel Asterian.
Sabía lo que le esperaba a su pareja en un vínculo como ese.
No quería arrastrarla a ese destino.
Thiel,
Eres lo más valioso que conozco, y quería cuidarte.
Quería protegerte con todo mi corazón para que siempre pudieras sonreír.
Pero…
¿Qué pasaría si soy yo quien te arruina?
Ian se apoyó en la pared y, con la mirada perdida, observó en silencio por la ventana.
La luz del sol era deslumbrantemente brillante.
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