⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

Ian tenía razón. El sol se había puesto y la oscuridad cubrió el paisaje antes de que lograran cruzar la montaña. Los caballeros, atrapados en la ladera, comenzaron a preparar el campamento.

—No bajen la guardia y asegúrense de que las guardias no tengan fallos.

—Sí, entendido.

El comandante de los caballeros asintió y volvió a su lugar. Iandros observó cómo los caballeros preparaban el campamento en la ladera, montando las tiendas con destreza y sacando cálidas y suaves mantas de los carruajes para cubrir las camas dentro de las tiendas.

Las mantas eran para Thiel, y las habían traído Ferdian, Rudian y Olivier. Eran tantas y tan gruesas que si las apilaban desde el suelo, quedarían casi al mismo nivel que las camas.

—Ah, qué dolor de cuerpo… —murmuró Rudian mientras salía del carruaje, estirándose. 

Iandros, que lo observaba, señaló con la cabeza hacia los caballos detrás de él.

—Ya que lo anticipé, traje algunos buenos caballos. ¿Por qué no cabalgas mañana?

—Si cabalgo, no podré ver a Thiel… —respondió Rudian con un bostezo, sin mucho interés. 

Iandros, dándose cuenta de algo, hizo una expresión extraña.

—Así que por eso… ¿Es que prefieres ir en el carruaje para estar con ella?

¿Era esa la razón? ¿Quería pasar tiempo con su hermana? Lo curioso era que Iandros podía entenderlo. Sacudió la cabeza, pensando que él también tenía un problema.

En ese momento, Ferdian salió con una pequeña cría de leopardo de las nieves en brazos, seguida por Olivier, que llevaba una manta. Olivier notó que el viento estaba frío y cubrió cuidadosamente a la dormida Thiel con la manta.

—¿Está dormida? —preguntó Ian mientras se acercaba para ver al pequeño leopardo. 

Ferdian respondió en un susurro.

—Ian… aléjate un poco.

—…

Iandros retrocedió sin decir nada. No quería despertar a Thiel, además, había algo en Asterian por lo que se sentía culpable…

Ferdian chasqueó la lengua y se dirigió hacia la tienda. Iandros, que lo observaba, señaló con la cabeza hacia otra tienda.

—Déjala dormir en esa.

La tienda a la que se refería era la más grande y lujosa, la que en teoría debería haber sido para el propio príncipe heredero.

Ferdian, Rudian y Olivier intercambiaron miradas mientras sus rostros se torcían.

—Ian, no estarás sugiriendo…

—¿No será posible, Su Alteza?

—Vamos, Ian, no puedes ser tan descarado…

Uno por uno, Rudian, Ferdian y Olivier comentaron. Iandros captó de inmediato lo que estaban pensando.

Queriendo ceder la tienda buena a Thiel, pero sintiéndose incómodo, Ian apretó los labios antes de hablar lentamente.

—…Puedo dormir en otra tienda, así que dejen que Thiel duerma allí. Si lo prefieren, ustedes también pueden dormir en esa tienda.

Solo entonces los ojos de Ferdian, Rudian y Olivier se suavizaron. Ian se sentía como si hubiese sido desgarrado por bestias salvajes, solo por haber pronunciado esas palabras.

—Si así lo ordena, no me opondré, Su Alteza —dijo Ferdian con una sonrisa amable, inclinando la cabeza. Ian, ignorando la sonrisa de Ferdian, miró a la cría de leopardo dormida en sus brazos.

Sin darse cuenta, Ian dio un paso adelante y tocó suavemente la blanda pata rosa de Thiel.

—¡…!

Los ojos de Ferdian se afilaron por un momento, pero por suerte Thiel no se despertó.

—Uhm…

La cría de leopardo, acomodándose, se estiró y empujó la manta con sus pequeñas patas antes de volver a colocarla sobre su abdomen.

—¿Ahora tienes la costumbre de despertar a los que duermen? —murmuró Olivier en tono sarcástico. 

Iandros, sintiéndose avergonzado, se cubrió la boca con la mano, ruborizado.

—No, no es eso…

—¿Entonces por qué la tocaste, sabiendo que te dije que no la despertaras?

—…

—Ya basta, vamos a acostarla antes de que la molestes más.

¡No la molesté! Ian se contuvo de intentar justificarse, sabiendo que no le harían caso.

Después de que Ferdian, Rudian y Olivier entraran en la tienda de Iandros, él se quedó en su lugar, inclinando la cabeza en confusión.

—¿Por qué hice eso?

No había sido su intención despertar a la cría dormida… simplemente había pasado tanto tiempo desde la última vez que vio a Thiel transformada.

La primera vez que Ian vio a Thiel en su forma animal fue en la mansión de Nesstian.

( Por favor, sálvame… )

( ¿Sabes cómo transformarte? )

Una noche, una niña asustada había entrado en su habitación.

Inmediatamente después, Thiel se transformó en un leopardo de las nieves. Iandros aún recordaba vívidamente a Thiel en ese momento.

Su pelaje seco y áspero, su cola y cuerpo flacos, y sus ojos llenos de miedo.

Era tan pequeña que podría haber sido confundida con un gato. Pero la cría de leopardo que estaba en brazos de Ferdian ahora…

Ha crecido mucho.

Había crecido mucho desde entonces, con un pelaje brillante y una cola gruesa. Y sus patas, que parecían tan suaves como una gelatina…

Eran tan suaves…

Y muy blandas. Solo ahora entendía por qué había tocado la pata de Thiel como si estuviera hipnotizado.

No lo había hecho solo porque la cría de leopardo durmiera adorablemente. Fue porque al recordar cómo era Thiel antes, ahora podía apreciar lo mucho que había cambiado.

Se maravillaba al descubrir hasta qué punto el amor de una familia podía cambiar a una pequeña niña, y fue por esa curiosidad que Ian tocó a Thiel.

Iandros había vivido una vida muy alejada del amor familiar.

Sin embargo, ese hecho ya no le entristecía. Iandros había crecido demasiado rápido como para lamentarse por algo así. En lugar de sentirse triste, decidió sentirse agradecido.

Estaba agradecido de haber conocido a Thiel.

Aquel día, el hecho de que fuera él y no otra persona quien estuviera en aquella mansión le parecía una suerte que alguien hubiera dispuesto para él.

✦   　 .        *        ˚             ✦   　 .        *        ˚             ✦

«El pueblo no es una opción. Hay demasiadas luces inútiles allí…» 

Siguiendo la orden de la voz, Zender bloqueó el camino hacia el pueblo para que los niños no pudieran quedarse allí.

Bloquear el camino fue sencillo. Los caballeros de Nesstian, que habían llegado temprano, destruyeron el paso de manera que parecía como si nunca hubiera existido.

Habían cortado por completo el acceso directo desde la montaña hacia el pueblo, obligando a los viajeros a acampar en la montaña.

Eso era exactamente lo que Zender deseaba. Tras recibir el informe de que los caballeros de Nesstian habían bloqueado el camino, Zender sonrió satisfecho.

—Enfrentarse a todos esos muchachos sería casi imposible.

Además, ellos eran parte de la comitiva del Emperador, con caballeros que él mismo había asignado. Un ataque imprudente podría acabar no solo en desastre, sino en la completa aniquilación de la familia, acusada del crimen de atentar contra la realeza.

Pero…

¿No basta con no tocar al príncipe heredero?

Mientras no usaran el hielo de Nesstian ni los rayos de Iker, no habría manera de culparlos a ellos, independientemente de lo que sucediera en la montaña.

«Necesitamos una oscuridad absoluta…»

La voz siniestra volvió a susurrar en el oído de Chender.

Aquella voz, que había estado resonando en su mente de manera tenue durante mucho tiempo, se había vuelto clara recientemente.

Como si alguien le susurrara al oído…

Zender, con los ojos vagos y perdidos, asintió y rió como un loco.

—Sí, la montaña será completamente oscura…

Aunque los caballeros no serían tan tontos como para no llevar antorchas o fogatas, esas luces eran insignificantes comparadas con las del pueblo.

Además, ni las fogatas ni las antorchas podían disipar por completo la oscuridad. Tendrían que pasar la noche sumidos en ella.

La oscuridad cegaría sus ojos, y engulliría a Thiel, esa pequeña. Tendrían que sentir cómo la niña que tanto apreciaban desaparecía, cegados por la oscuridad.

Ha sido más fácil de lo que pensaba.

Todo se había resuelto sorprendentemente bien desde que Thiel había dejado los brazos protectores de Alpheus y Karthus.

En una habitación sin una sola vela encendida, sumido en la oscuridad, Zender se acurrucó y rió como un demente.

✦   　 .        *        ˚             ✦   　 .        *        ˚             ✦

En una cálida y acogedora tienda llena de suaves mantas, Olivier, Ferdian y Rudian rodeaban al pequeño leopardo dormido con expresiones bastante serias mientras miraban a Thiel.

En ese tenso momento, Rudian señaló cuidadosamente a la cría de leopardo dormida.

—¿Está… brillando?