⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Iandros Cracion tuvo un sueño extraño.
—Ian.
Era un sueño en el que aparecían sus padres.
Sus padres habían fallecido hacía mucho tiempo, e Iandros llevaba bastante sin pensar en ellos. Entonces, ¿por qué habría soñado con ellos?
—Ven aquí, hijo mío.
En el sueño, Iandros era muy pequeño.
Su cuerpo parecía tener, a lo sumo, unos cinco años. Sus manos eran suaves, como si nunca hubieran conocido el trabajo duro.
Pero Iandros sabía que aquello era un sueño.
Sabía que no tenía cinco años, sino que era un adulto de más de veinte.
Sin embargo…
Es un sueño, así que tampoco está mal.
Iandros se acercó a su madre y, sujetando su regazo, la miró fijamente.
Su madre lo observó en silencio, con amor, y luego acarició con cuidado sus mejillas redondas.
—¿Has dormido bien?
Ah, ¿acaso ella acababa de despertar también? Iandros asintió sin mucho esfuerzo.
—Sí, he dormido bien. ¿Y tú, madre?
—Yo también he dormido bien, hijo mío. Ven aquí.
Ella lo levantó en brazos y lo estrechó contra su pecho.
Aunque fuera solo en sueños, Iandros pudo sentir el abrazo de su madre.
Sus recuerdos de estar en los brazos de su madre se habían desvanecido con el tiempo. Ya no podía recordar con claridad cómo se había sentido en aquel entonces.
Pero en este momento…
Es cálido.
El calor de su madre, incluso en sueños, era tan reconfortante que Iandros sintió ganas de quedarse dormido en su abrazo.
Sin embargo, no lo hizo. Quería despertar de ese sueño.
El hecho de que soñara con su madre significaba que aún no había dejado atrás su apego a sus padres.
Iandros no quería pasar su vida anhelando a sus padres fallecidos.
En lugar de extrañarlos, quería amarlos.
Pero este sueño era prueba de que, en el fondo, todavía los extrañaba más de lo que los amaba.
¿Cómo podía sentirse bien con eso?
Mientras permanecía en los brazos de su madre, se preguntó durante un largo rato si aún estaba aferrado a sus padres fallecidos.
En ese momento…
—Ian, mi hijo valiente y orgulloso.
Desde algún lugar, escuchó la voz de su padre.
Iandros giró la cabeza.
El rostro de su padre estaba oculto por la luz, por lo que no podía verlo bien.
Pero sabía con certeza que era su voz.
Una mano grande y firme se posó sobre su cabeza.
—No odies demasiado a tu abuelo, ¿de acuerdo?
—Sí.
—No hay nadie en este mundo que te ame y se preocupe tanto por ti como él.
Iandros asintió ligeramente.
Pareciendo satisfechos, su madre y su padre lo abrazaron con fuerza.
Y entonces…
—Ah…
El sueño terminó.
Iandros despertó lentamente del sueño.
Al abrir los ojos, revisó a su alrededor y se revisó a sí mismo.
Sus padres ya no estaban.
Ya no tenía el cuerpo de un niño de cinco años.
Y en lugar de su padre, cuyo rostro ni siquiera había podido ver en el sueño…
—Ian, ¿has dormido bien?
Estaba la persona que amaba.
Gracias a ella, Iandros pudo abrir los ojos con una sonrisa.
En ese momento, Thiel depositó un suave beso en su frente.
Iandros, aún acostado en la cama, se movió levemente.
—Thiel…
—Si quieres dormir un poco más, puedes hacerlo.
—No, debo levantarme…
Pero sus acciones no coincidieron con sus palabras.
Tomó a Thiel por la cintura y la atrajo hacia sí en un abrazo.
—¡Ah! ¡Ian!
—Pero quiero quedarme acostado un poco más… contigo.
El cabello blanco y sedoso de Thiel desprendía una fragancia agradable.
Iandros apartó suavemente su cabello y enterró el rostro en la delicada piel de su nuca.
Murmuró con voz soñolienta:
—No puedo creer que ya hayan pasado tres semanas.
—Sí… Se han pasado volando.
Hoy se cumplían exactamente tres semanas desde que Thiel e Iandros habían dejado Asterian y el palacio imperial para quedarse en la residencia de verano.
Esta tarde, partirían de allí.
Pero…
¿Me he encariñado con este lugar?
Pensar en dejar este lugar, donde había pasado tres semanas junto a Iandros, le producía una extraña sensación en el pecho.
Thiel, aún abrazada a él, permaneció en silencio escuchando el sonido de las olas.
Luego, de repente, se giró.
—¡…!
—Ian, vayamos al mar una vez más antes de irnos.
Thiel besó el puente de la nariz de Ian y susurró.
Iandros asintió lentamente con la cabeza.
—Por supuesto. Si quieres quedarte un poco más, podemos hacerlo.
—No, eso no puede ser… Estás ocupado. Habrá muchas cosas que hacer cuando volvamos al palacio imperial.
—Son cosas que se pueden posponer.
—Sé que… son cosas que no deberían posponerse.
Iandros dejó escapar un leve quejido.
Thiel rió suavemente.
—Podemos volver en otra ocasión. La próxima vez, vendremos de nuevo y nos quedaremos más tiempo.
—Sí. Y además…
Iandros besó la frente de Thiel con un rápido roce de sus labios.
—La próxima vez, no habrá necesidad de usar habitaciones separadas.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¿Ha regresado? ¡Le ayudaré a cambiarse el vestido!
Las doncellas trajeron el vestido que habían preparado con anticipación.
Thiel asintió con la cabeza y se dejó atender por las manos de las doncellas.
Ellas también parecían apenadas por despedirse de Thiel y la miraban con tristeza.
—Thiel… Fue un placer atenderla durante este tiempo.
Una de ellas habló con cautela.
Thiel sonrió.
El palacio de verano rara vez recibía visitantes, por lo que los sirvientes que trabajaban allí no tenían muchas oportunidades de ver a otras personas aparte de Iandros y Thiel.
Y justo cuando menos lo esperaban, Iandros y Thiel llegaron al lugar.
Para las doncellas, su presencia debía de haber sido una grata sorpresa.
Parecería que es más fácil trabajar en un lugar donde nadie viene…
Pero después de años limpiando y manteniendo un palacio en el que nadie ponía un pie, era inevitable que desearan que alguien viniera a ocuparlo, aunque fuera por poco tiempo.
Una vez que terminó de vestirse, Thiel se giró hacia la doncella que le había hablado antes y le sonrió.
—Yo también disfruté mi tiempo aquí. Volveré en otra ocasión. Hasta entonces, cuídense mucho.
—¡Sí, señora Thiel!
Las doncellas inclinaron la cabeza.
Thiel salió de la habitación en la que se había alojado y subió a la carreta junto con Iandros.
Gracias a que los sirvientes ya habían preparado todo para la partida, lo único que Iandros y Thiel tenían que hacer era subirse a la carreta.
Iandros ayudó primero a Thiel a subir y luego subió él.
Una vez que ambos estuvieron sentados con seguridad, la carreta comenzó a moverse lentamente.
Thiel apartó ligeramente la cortina de la ventana y observó cómo el palacio de verano se iba haciendo más y más pequeño.
Aquel lugar que les había dejado a ella e Iandros tan buenos recuerdos se alejaba poco a poco.
—¿Te da pena irte?
Al escuchar la voz desde el asiento de enfrente, giró la cabeza y vio a Iandros mirándola fijamente.
Thiel sonrió.
—Un poco.
—¿A pesar de que ya metiste los pies en el agua?
—Digamos que la próxima vez quiero meterlos hasta las pantorrillas…
Mientras los dos charlaban tranquilamente, los caballos que tiraban de la carreta aumentaron la velocidad.
Iandros observó a Thiel en silencio por un momento y, finalmente, habló con calma.
—Thiel, anoche soñé con mis padres.
—¿Tus padres?
—Sí. Me dijeron que no odiara demasiado a mi abuelo. ¿Será que entraron en mi sueño solo para decirme eso?
Iandros murmuró, recordando el contenido del sueño.
Parecía que no estaba preguntando exactamente a Thiel, sino más bien haciéndose la pregunta a sí mismo.
Después de escuchar su historia en silencio por un momento, Thiel lo miró y le preguntó:
—Ian, ¿todavía odias a Su Majestad el Emperador?
—Por supuesto que no. Es la única familia que me queda. No lo odio. Sé cuánto se preocupa por mí.
—Hmm, en ese caso…
Thiel pareció pensativa por un instante, luego habló con cautela.
—Ian, dime… ¿Sabes exactamente qué pasó aquel día?
Mientras lo miraba con expresión seria, pequeñas luces parecieron titilar a su alrededor.
Eran una señal de cuánto le importaba Iandros.
Él observó aquellas luces en silencio antes de negar con la cabeza.
—Sé lo que pasó, pero no con precisión.
Iandros continuó.
—No tengo recuerdos de aquel día.
Comments for chapter "SS12"
MANGA DISCUSSION