⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
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—Hablando de peones, me acabo de acordar, ¿no dicen que la hija del Conde Canyon fue entregada a ese tal Laszlo?
—Fue probablemente el momento más impactante de la fiesta de celebración por la victoria. Todos rogaban como perros por esa mujer, pero el Emperador, sin más, se la dio a Laszlo.
—Es un ejemplo, claro está. Pobre mujer.
El Duque de Berington chasqueó la lengua y negó con la cabeza, pero Isaac esbozó una ligera sonrisa.
—El Conde Canyon, que entregó a su propia hija al Duque Lancaster para ganar conexiones, terminó en una situación bastante ridícula. Aun así, viendo que logró mantener su casa intacta en medio de todo esto, no es ningún tonto del todo…
Todos captaron las insinuaciones al final de sus palabras.
—¿Planeas usar a la casa del Conde Canyon?
—Esa casa últimamente se ha mantenido muy reservada.
Isaac se encogió de hombros.
—Solo estoy prestando un poco de atención. No parece que el Conde Canyon vaya a hacer algo particularmente grandioso de todos modos.
—Si se usan bien, las casas del Barón Owen o el Conde Tessian también podrían traer buenos resultados.
Continuaron su conversación enumerando casas que podían servir como chivos expiatorios en su lugar.
No les importaban los daños que pudieran sufrir esas casas.
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—Ethel, hoy ve tú a recoger la ropa para lavar. Nosotras terminaremos de lavar lo que no logramos ayer.
Celia, quien estaba asignando las tareas del día, pidió a Ethel que recogiera la ropa sucia.
En realidad, recoger la ropa era de las tareas más fáciles en el lavadero. Había margen para tomarse un respiro si se tenía cuidado.
Por eso, al principio, Celia y Laila se turnaban para recoger la ropa, pero conforme se fueron llevando mejor con Ethel, eventualmente también le asignaron esa tarea a ella.
—La jefa de criadas ha salido con la señorita Linia, así que no te preocupes y tómate tu tiempo.
Ese comentario era casi como darle permiso para tomarse un descanso.
Ethel intentó rechazar la oferta, pero como Celia y Laila ya habían empezado a mojarse las manos, no tuvo más remedio que tomar el gran cubo y salir del lavadero.
Colocó el cubo en el carro que estaba junto a la entrada de la mansión y decidió empezar por el segundo piso, bajando después.
Mientras empujaba el carro con la misma habilidad de quien ha hecho esa tarea por mucho tiempo, sintió una cierta nostalgia.
Ya casi han pasado dos meses desde que comencé a trabajar aquí.
Hoy se cumplían exactamente cincuenta días.
Aunque no llevaba mucho tiempo en este lugar, últimamente había notado muchas cosas extrañas sobre esta casa del Conde.
No tiene sentido que no haya un mayordomo, y que la jefa de criadas sea la autoridad real en la mansión es simplemente absurdo…
Era cierto que la posición de jefa de criadas era importante, pero al final del día, no dejaba de ser una criada veterana encargada de supervisar a las demás.
En una gran casa noble como esta, que la jefa de criadas tuviera el poder real era inaudito.
Encima, Marsha, la jefa de criadas, ejercía su autoridad de una manera extremadamente mezquina.
Formar facciones entre los pocos sirvientes que hay y comportarse como una reina dentro de su pequeño grupo…
El trabajo se acumulaba no solo porque hubiera pocos empleados, sino también porque los sirvientes que buscaban congraciarse con Marsha se mostraban visiblemente negligentes, lo que obligaba al resto a asumir más carga de trabajo.
Especialmente las criadas jóvenes o con poca experiencia son las más afectadas.
Las criadas cercanas a Marsha pasaban el tiempo comiendo bocadillos y charlando, mientras que las demás tenían que trabajar más bajo sus órdenes.
Las criadas nuevas no se atrevían a rechazar las órdenes de Marsha. Si renunciaban, su experiencia laboral sería demasiado breve como para conseguir una recomendación.
La jefa de criadas tiene mucha influencia y probablemente tiene control sobre el presupuesto aprobado por el Conde. De ahí viene su poder.
A juzgar por la baja calidad de los alimentos y suministros de la mansión, parecía que ni siquiera estaba utilizando bien ese dinero.
Quizás su criterio era terrible, o simplemente no se molestaba en buscar proveedores de calidad.
Encima, también manipula a Linia. Estoy casi segura de que alimenta sus inseguridades a propósito.
Eso le permitiría usar a Linia más fácilmente.
A menudo se podía ver a Marsha susurrándole cosas a Linia, actuando como si supiera más que nadie.
Probablemente era ella quien contactaba a los diseñadores de vestidos y joyerías que visitaban a Linia. El estilo y calidad de los vestidos y joyas elegidos por una jefa de criadas difícilmente serían bien vistos por otros nobles.
Solo de pensarlo, un escalofrío recorrió la espalda de Ethel.
Y seguramente también se está llevando comisiones de esas tiendas.
Todo en la casa del Conde Crises parecía un caos absoluto, y Ethel no pudo evitar suspirar.
¿Por qué el Conde Crises no pone orden en nada? Por ocupado que esté, si no gestiona bien su casa, ¿cómo espera que las demás cosas salgan bien?
Suspirando, Ethel recogió la ropa sucia de la habitación de Linia.
La habitación estaba desordenada, llena de adornos que saturaban el espacio.
A juzgar por la falta de coherencia en el estilo, parecía que compraban lo que estuviera de moda sin pensarlo mucho.
Tal vez Marsha simplemente la convencía con un ‘esto está de moda’ y le hacía comprar cosas al azar.
Si al menos tuviera algunas amigas nobles de su edad, no sería tan manipulada por la jefa de criadas. Aunque, ¿realmente está en una posición para hacerlo?
Ethel también había escuchado los rumores de que Laszlo no encajaba fácilmente en la sociedad noble.
Un hombre que perdió a sus padres cuando era niño, quedó en la calle con su hermana menor y comenzó como recadero en un gremio de mercenarios hasta convertirse en el rey de los mercenarios.
Era fácil imaginar que había superado innumerables adversidades a lo largo de su vida, pero los nobles no valoraban en absoluto su pasado.
Alguien que solían despreciar como un simple plebeyo ahora es un noble importante bajo el favor del Emperador. Es natural que todos estén celosos y lo envidien.
Tal vez por eso, a los ojos de Ethel, parecía que Laszlo se concentraba exclusivamente en sus tareas en el palacio imperial, como si quisiera demostrarles algo.
Sin embargo, simplemente haciendo bien su trabajo no lograría integrarse en el círculo social ni convertirse en un apoyo confiable para el emperador.
Para ser franca, no tenía muchas cualidades que llevaran a los nobles a tragarse su orgullo y acercarse a él primero.
Debería ser inteligente y elocuente, ofrecer beneficios económicos a quienes colaboren con él, o al menos facilitar conexiones cercanas con el Emperador. Incluso su apariencia podría ayudar, pero…
Su rostro, parcialmente cubierto por su cabello y su barba, parecía bastante atractivo, pero Laszlo parecía tener una fuerte aversión a destacar y mostrarse. No mostraba ningún interés en cuidar su apariencia.
Además, su carácter reservado hacía difícil saber qué podría ganar alguien al llevarse bien con él.
Y si encima se supiera que su casa está en un estado tan desastroso…
No sé si su reputación puede caer más bajo.
Especialmente Linia, que apenas era capaz de levantar la cabeza cuando no estaba acompañada por su hermano mayor, quedaría aún más hundida.
El Conde Crises no parece entender lo que significa ser un noble. Si no quería aceptar el título, no debería haberlo hecho. Pero una vez que lo aceptas, debes cumplir con tus responsabilidades.
Ethel frunció los labios mientras reflexionaba.
Al fin y al cabo, su propia vida ya estaba Condenada, así que no le importaba demasiado lo que sucediera. Pero, ¿qué culpa tenían Linia, que era manipulada por una simple jefa de criadas, o las criadas que trabajaban más de lo debido por un salario miserable?
¿Sería atrevido de mi parte señalar estas cosas?
Mientras Ethel meditaba sobre los problemas internos de la casa del Conde Crises, caminaba hacia el dormitorio de Laszlo.
—Si hacemos eso, el ‘Zorro Amarillo’ podría darse cuenta de nuestras intenciones. Entonces usaría al ‘Ratón Rojo’ como chivo expiatorio para escaparse. ¿No sería eso beneficioso solo para el Zorro Amarillo?
—El Ratón Rojo está lleno de veneno, así que esta vez será mucho más cauteloso. Pero no es alguien que pueda ignorar un pedazo de queso frente a sus ojos.
Desde el despacho de Laszlo se oían voces discutiendo algo. Probablemente, una criada que había llevado té no cerró bien la puerta al salir.
¿Zorro Amarillo? ¿Ratón Rojo?
Parecían apodos o claves para referirse a ciertas personas.
Ethel sintió curiosidad por un momento, pero pronto sacudió la cabeza y empujó el carro con la ropa sucia.
Ya no soy una noble, e incluso estoy acusada de traición. No debería prestar atención a conversaciones políticas como esta.
Cuando intentaba pasar de largo frente al despacho, alguien dentro pareció notar su presencia y abrió la puerta de golpe.
—¡¿Quién está ahí?!
Un joven desconocido salió gritando. Aunque no vestía como un miembro de la guardia o un caballero real, su mirada era aguda y penetrante, y su ropa estaba un poco descuidada.
Ethel se sobresaltó, pero temiendo ser acusada de escuchar a escondidas, inclinó la cabeza con calma y respondió:
—Soy una criada del lavadero. Estoy recogiendo la ropa sucia.
El joven no apartó su fría mirada de ella y preguntó a Laszlo, que estaba dentro del despacho:
—Es la primera vez que veo a esta criada, capitán. ¿Está completamente seguro de su identidad?
Ante esa pregunta, Laszlo se acercó.
Después de mucho tiempo, lo vio sin barba. Aunque parecía que se la había afeitado hacía unos días, quizás dos o tres.
Es bastante apuesto, después de todo. No, si se arreglara adecuadamente, tendría un aspecto que podría causar sensación en la sociedad.
Con solo echarle un vistazo, Ethel percibió rápidamente el potencial de Laszlo. Sin embargo, era frustrante que él mismo no aprovechara los puntos fuertes que tenía.
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