⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
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En ese entonces fui yo quien llamó al médico. Nadie vino a verme mientras estuve en cama, y ni siquiera recibí un ‘¿estás bien?’ cuando me recuperé.
Pero ahora, como sirvienta, el dueño de esta casa había llamado al médico, estuvo pendiente de ella y le dijo que descansara más. Incluso le sugirió que llorara si tenía algo que la entristeciera, que comiera abundantemente y que durmiera profundamente.
Que viviera con la esperanza de que algún día llegarían días mejores, que resistiera un poco más…
Ethel apretó con fuerza el pañuelo que Laszlo le había dado.
Sí, viviré con determinación. Estoy segura de que llegarán días mejores.
Al pensar así, se dio cuenta de que hoy ya había sido un buen día. Había recibido un trato más humano que en sus días como Duquesa.
Y eso le arrancó una sonrisa.
—Ethel, ¿estás bien?
Daisy, preocupada por verla sonreír sola, le preguntó. Ethel, sintiéndose mejor que nunca, le respondió con una amplia sonrisa.
—Sí, estoy muy bien.
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Después de que Ethel, con un rostro pálido, viniera a agradecerle y se retirara, Laszlo permaneció sentado frente a su escritorio hasta tarde, sumido en sus pensamientos.
¿Una persona que estuvo a punto de morir se levanta y lo primero que hace es venir a dar las gracias? ¿Por qué tiene algo que agradecer?
Aunque la responsable directa de la situación de Ethel había sido Masha, la causa principal había sido él. Después de todo, había lanzado a una mujer delicada, criada como noble, a trabajar como sirvienta.
Recordaba eso perfectamente, pero no podía entender por qué Ethel había venido a agradecerle.
¿Es que los nobles están obsesionados con las formalidades?
Aunque trataba de pensar de manera cínica, al recordar la mirada limpia y la actitud tranquila de Ethel, algo en su interior se sentía incómodo.
Ese tipo Aylan tiene un talento increíble, incluso logró hacerla sonreír.
Cuando esa mujer, que siempre parecía fría y triste, soltó una risa, Laszlo sintió como si algo dentro de él también se liberara. No sabía qué era, pero lo había sentido.
De todas formas, mientras Aylan lograba que Ethel sonriera, él había arruinado su ánimo con comentarios como ‘un regalo del Emperador’.
No lo había dicho con malas intenciones, pero, de alguna manera, había terminado hiriéndola en su punto más sensible.
Aun así, Ethel respondió con la misma elegancia de siempre, manteniendo la compostura y considerando incluso su perspectiva.
¿Cómo puede hacerlo?
Laszlo nunca había creído en la nobleza ni en sus valores de elegancia y decoro. Para él, las reglas que seguían eran absurdas.
Pero Ethel era diferente. No fingía; parecía que la dignidad estaba naturalmente arraigada en ella.
Cuando estaba frente a ella, Laszlo sentía que el olor del viento en su ropa era aún más áspero.
Incluso si fuera hipocresía, ese nivel sería admirable. Pero si no es hipocresía… tal vez su vida habría sido aún más difícil.
Los recientes resultados de la investigación sobre la traición de la familia Ducal de Lancaster apuntaban más hacia la segunda opción.
Según el testimonio de un mayordomo de la casa Lancaster, capturado mientras intentaba escapar, Ethel Lancaster no era más que una figura decorativa como Duquesa. Los empleados del ducado, incluida la amante del Duque, la trataban como una extraña. Especialmente las hijas menores del Duque, que tenían una edad similar, la despreciaban abiertamente.
( Aun así, nunca mostró debilidad. Fue amable con los sirvientes y cumplió con sus deberes de manera impecable. Incluso podría decir que mi vida mejoró después de que ella se convirtió en Duquesa. )
El mayordomo, que había criticado abiertamente a los hijos del Duque, habló con gran respeto hacia Ethel.
Gracias a su testimonio, se confirmó que Ethel no sabía nada de la traición del Ducado ni de los pasadizos secretos en la mansión.
Eso era una fortuna, pero también una desgracia.
Porque ahora me siento aún más incómodo.
El momento en que su incomodidad alcanzó su punto máximo fue cuando Ethel lloró frente a él.
Al mencionar la palabra ‘normal’, las lágrimas brotaron de inmediato. En ese instante, Laszlo sintió compasión por ella.
La vida de Ethel estaba lejos de ser normal. Había nacido como hija de un Conde codicioso, se convirtió en la flor de la sociedad, luego en la joven esposa de un anciano Duque y finalmente en una sirvienta.
No sabía exactamente qué significaba ‘normal’ para ella, pero estaba claro que había soñado con una vida sencilla.
Así que podía entender por qué lloraba.
Lo que lo tomó por sorpresa fue no encontrar un pañuelo en sus bolsillos o en su chaleco.
¡Maldita sea, ¿quién iba a pensar que necesitaría un pañuelo?!
Afortunadamente, había uno en el primer cajón de su escritorio. Aunque el pañuelo estaba arrugado y no parecía muy limpio, buscar otro habría sido aún peor. Así que se lo ofreció.
Hasta ahí todo iba bien, pero no esperaba que, al recibir el pañuelo, ella rompiera a llorar aún más.
Sus delgados hombros temblaban de una manera que resultaba desgarradora.
Por poco la abrazo.
Fue un momento realmente crítico.
¿Tenía quince años? Una vez encontré un cervatillo empapado por la lluvia en el bosque y lo abracé. Nunca pensé que sentiría lo mismo al ver a una mujer adulta.
Quería abrazar a Ethel con fuerza hasta que dejara de llorar y se calmara, igual que sostuve a aquel cervatillo que temblaba como si fuera a morir hasta que la lluvia cesó.
Aunque, si hiciera eso con una mujer, seguro me tacharían de indecente.
Sabía perfectamente que los nobles detestaban su apariencia.
Su cabello cortado de cualquier manera, su barba desordenada, su piel bronceada por el sol y áspera por el viento, su gran corpulencia, y las cicatrices que cubrían no sólo el dorso de sus manos y sus brazos, sino todo su cuerpo…
De joven, parecía haber sido bastante apuesto, según decían, pero estuvo tan ocupado trabajando para ganar dinero que nunca tuvo tiempo de preocuparse por su apariencia. Así terminó convertido en lo que era ahora.
Por eso siempre era consciente de que no debía acercarse imprudentemente ni a mujeres ni a niños.
Pero, aun así, ¿echarla del cuarto de inmediato? ¿Estoy loco? Y además, soltar esas palabras raras intentando consolarla.
Incluso su intento de consuelo era ridículo.
Le había dicho algo tan obvio como que fuera a su cuarto, llorara todo lo que quisiera, comiera bien y durmiera profundamente, pero lo había hecho en forma de una ‘orden’.
Si una persona está enferma, debe comer bien y dormir bien. ¿Qué se supone que haga? ¿Comer menos y quedarse despierta toda la noche? Tch.
Recordar esas palabras tan vergonzosas hizo que Laszlo se cubriera el rostro con ambas manos.
De todas formas, es un alivio que recuperara la compostura antes de reunirme con la Marquesa Viuda de Celestine.
Hablando de eso, realmente estuvo a punto de ocurrir un desastre.
Hace unos días, recibió una invitación formal de la Casa del Marqués Celestine para tomar el té juntos. Era obvio que en esa reunión se hablaría de Ethel.
Y justo en ese momento, Ethel cayó enferma con una fiebre alta.
Si la hubiéramos encontrado demasiado tarde y esa mujer hubiera muerto, seguro habríamos hecho del Marqués Celestine un enemigo.
De haber sucedido, Laszlo probablemente habría acabado matando a Marsha.
Aunque, por suerte, Ethel se recuperó, lo que evitó el peor escenario. Pero si la Marquesa Viuda insiste en ver directamente el estado de Ethel, ¿qué pasará entonces…?
Ya podía imaginarse a la Marquesa Viuda lanzándole una mirada acusadora, como si lo atravesara.
También estaba seguro de que ella pensaría que la respuesta que Ethel envió había sido escrita bajo su presión.
La Casa del Marqués Celestine es una familia bastante respetable. Aunque el anterior marqués era enfermizo y se mantuvieron en un perfil bajo, tienen un legado antiguo y una base sólida. Y todo eso lo ha manejado la Marquesa Viuda.
Por eso había planeado aprovechar esta oportunidad para estrechar relaciones con el Marqués Celestine y atraerlo al lado del Emperador. Todo estaba al filo del desastre.
De repente, una duda cruzó por su mente.
¿Hasta dónde está dispuesta la Marquesa Viuda a ayudar a Ethel?
En un momento en que todos evitaban involucrarse con el Duque de Lancaster, Bárbara Celestine había llegado al punto de movilizar al jefe de su familia por Ethel.
Eso no era algo común.
El hecho de que la invitación llegara tanto tiempo después de que Ethel enviara su carta demostraba que no había sido un proceso sencillo.
Sea como sea, primero debo reunirme con ella y analizar la situación. Tal vez, para ellos, Ethel no sea más que una excusa y su verdadero objetivo sea tantearme a mí para medir mi cercanía con Su Majestad el Emperador.
Sin tomar ninguna decisión apresurada, Laszlo comenzó a ordenar el lugar.
No tenía mayordomo, por lo que debía revisar él mismo todos los registros de ingresos y gastos de dinero y bienes. Como resultado, el escritorio estaba cubierto de papeles, recibos y documentos desordenados.
Ver todo aquello le provocó un estallido de irritación.
En cuanto case a Linia, cerraré las puertas de esta mansión.
Mientras pensaba en esas cosas poco productivas, dejó todo el trabajo de lado y se tumbó en la cama.
De repente, recordó las palabras que le había dicho a Ethel.
( En la vida, seguramente llegará un buen día. Aunque por ahora sea difícil, trata de aguantar un poco más. )
Eran palabras que también podrían aplicarse a él mismo, pero si alguien se las hubiera dicho, probablemente habría reaccionado con furia.
¡¿Hasta cuándo se supone que aguante?! ¿Por qué dije algo tan tonto?
¿Por qué le dijo eso a Ethel, que ya estaba haciendo todo lo posible por resistir y soportar?
Abrumado por la vergüenza y la incomodidad, Laszlo golpeó con fuerza la colcha con el puño.
Esa noche, parecía que tampoco lograría conciliar el sueño fácilmente.
N/Nue: Me muero, es tan tierno AJHDJA.
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