⋆˚ʚɞ Traducción: Nue / Corrección: Nue
⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄
—¡Ah, ahhh!
La mezcla de tensión, miedo y cansancio dejó a Ethel incapaz de pensar en nada. Cerró los ojos con fuerza, preparándose para rodar violentamente por el suelo.
Sin embargo, justo cuando su cuerpo se inclinaba hacia adelante, unas grandes manos la sujetaron firmemente, y su rostro, que estaba a punto de golpear el suelo, chocó contra algo sólido pero ligeramente flexible.
Un aroma desconocido la envolvió, haciéndola sentir aturdida.
Cuando se dio cuenta de que su frente había chocado contra el pecho de Laszlo, instintivamente lo empujó. Al menos tuvo la fortuna de no gritar.
¡Mi vida no puede ir peor!
Recordó las palabras de su profesora de etiqueta de hace mucho tiempo.
Fingir desmayos para caer en brazos de un hombre es una forma vulgar de seducción. Es algo que una dama nunca debería hacer.
Aunque no había tenido esa intención, cualquiera podría malinterpretar la situación.
Con las piernas temblorosas, Ethel hizo un esfuerzo por mantenerse erguida mientras murmuraba una disculpa.
—Lo siento mucho.
Añadir una explicación solo habría parecido una excusa patética, así que dejó la disculpa tal cual.
Intentó disculparse de la manera más neutral posible, para no irritarlo, pero ni siquiera estaba segura de si su voz había salido correctamente.
Laszlo, con un rostro inescrutable, simplemente la miró antes de girarse y decir:
—Sígueme.
Ethel, reprimiendo las ganas de llorar, lo siguió al interior de la mansión, que seguramente sería su infierno personal.
⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄
—El Conde Crises se llevó personalmente a la prisionera.
Al escuchar el reporte del sirviente, el Emperador Dimarcus sonrió levemente.
—Era de esperarse.
A pesar de que todavía sentía los efectos de la resaca, estaba de buen humor. Todo lo que había planeado el día anterior había salido como esperaba.
Una de esas cosas era cargarle a Laszlo la responsabilidad de Ethel Lancaster.
Ese hombre tan rígido parece mostrar cierto interés por Ethel Lancaster.
Dimarcus recordó cómo Laszlo había mirado a Ethel en un banquete hace dos años.
En la última guerra de conquista, donde utilizó a Laszlo y a los mercenarios bajo su mando, este último había demostrado ser una fuerza imparable, logrando hazañas que ningún caballero noble podría igualar.
Exagerando un poco, podría decirse que prácticamente ganó la guerra él solo.
Sin embargo, Laszlo no era ambicioso.
( Dime lo que deseas. Lo que sea. )
( El monto que recibiré está claramente estipulado en el contrato, Su Majestad. )
Dimarcus, quien había ascendido al trono a una edad temprana en circunstancias nada favorables, ofreció a Laszlo prácticamente un cheque en blanco para atarlo a su servicio. Pero Laszlo rechazó la oferta con indiferencia.
Intrigado y desafiado por esa actitud, Dimarcus le concedió un título de Conde sin previo aviso.
Por supuesto, añadió algunas palabras persuasivas, pero sabía que Laszlo entendía que rechazar tal honor podría significar su muerte.
( Tch. En realidad, no tenía intención de firmar contrato con Su Majestad. )
Dimarcus había quedado fascinado con ese hombre que no temía desafiarlo abiertamente.
Es perfecto para convertirlo en un fiel perro guardián.
Sin embargo, tras investigar un poco más sobre Laszlo, cambió ligeramente de opinión.
Descubrió que Laszlo ocultaba un secreto muy interesante.
Aunque ese secreto podría ser una ventaja para los enemigos de Dimarcus si se revelaba, estaba dispuesto a correr el riesgo con tal de tener a Laszlo de su lado.
No es solo un perro; con el cuidado adecuado, puede convertirse en un pilar que sustente mi reinado.
El problema era encontrar el cebo adecuado para atraparlo.
No tiene interés en las cosas que los demás anhelan desesperadamente…
Ya tenía suficiente dinero, y los mercenarios de su gremio, Calliope, superaban en número a los ejércitos de muchas casas ducales.
Por lo tanto, los títulos nobiliarios eran irrelevantes para él. Los recursos, el poder militar y la influencia de los nobles comunes no podían igualarlo.
Incluso intentaron atraerlo con mujeres hermosas, apelando a deseos más primitivos, pero tampoco funcionó.
Enviaron a una bailarina famosa por ser irresistible para los hombres, pero Laszlo la rechazó con un evidente desagrado.
( Dime, ¿es posible que, en algún momento de tus campañas, hayas sufrido una herida grave en… algún lugar delicado? )
( ¿En qué lugar exactamente…? )
( Bueno… ya sabes, ahí. )
( …No. No entiendo por qué pregunta algo tan absurdo. )
Aunque Laszlo lo miró con desprecio, Dimarcus no podía evitar sospechar que tal vez era incapaz de sentir atracción.
Por eso, al descubrir que Laszlo mostraba cierto interés en Ethel, fue una revelación sorprendente.
( Mira cómo los que se oponían a la guerra de conquista ahora cambian de actitud. ¿No es fascinante? )
( … )
( ¿Laszlo…? )
Durante el banquete, mientras Dimarcus murmuraba para sí mismo, se dio cuenta de que Laszlo, quien normalmente respondía de manera brusca, estaba inusualmente callado. Giró la cabeza para mirar a su compañero.
Notó que Laszlo estaba observando a una mujer, con el ceño ligeramente fruncido y una expresión que no parecía amigable.
Sin embargo, el hecho de que Laszlo no estuviera prestando atención a sus palabras y estuviera mirando fijamente a esa mujer despertó un cierto ‘instinto’ en Dimarcus.
Siguiendo la mirada de Laszlo, buscó a quien observaba.
¿Hmm? ¿No es la hija del Conde Canyon?
Ahí estaba Ethel Canyon, conocida como una de las mejores candidatas para matrimonio. Aunque se rumoreaba que pronto se casaría con el envejecido Duque Lancaster, y seguramente ella también lo sabía, mantenía una postura impecable con una sonrisa perfecta.
Dimarcus chasqueó la lengua.
Vaya, no puedo simplemente robar a la prometida de Lancaster y entregársela… eso sería un desastre.
Aunque lamentó la situación, no tenía otra opción, así que desvió su interés y olvidó la existencia de Ethel. Al menos, hasta que recibió información de que el Duque Lancaster estaba preparando un movimiento de independencia.
¿Sabrá Laszlo que salvé y traje a las dos hijas del Duque solo para ofrecérselas?
Dimarcus se rió para sí mismo mientras bebía agua.
Le habría encantado presumir de sus esfuerzos frente a Laszlo, pero sabía que eso podría provocar que el hombre, con su peculiar sentido de la integridad, rechazara también a Ethel.
Todo su plan era una apuesta basada únicamente en la mirada fija que Laszlo había dirigido a ella en aquel banquete, aunque no había mostrado ninguna pasión evidente.
Dimarcus decidió observar cómo se desarrollaban las cosas con los dados ya lanzados.
¿Podrá Ethel Lancaster encender la pasión en ese hombre?
Nunca habiendo perdido una apuesta, Dimarcus se levantó de su asiento con una sonrisa enigmática.
Era una soleada mañana de finales de otoño.
⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄
—¡Marsha!
Laszlo, con Ethel siguiéndolo de cerca, entró en la mansión y llamó inmediatamente a la ama de llaves.
Una mujer que aparentaba unos cuarenta años apareció rápidamente con una expresión que intentaba disimular su molestia.
—¿Me buscaba, mi señor?
—¿Ha habido algún problema?
—¿Problema? Ninguno en absoluto, mi señor. Yo, Marsha, manejo todo perfectamente en esta mansión, así que no se preocupe. Hohoho.
Ethel, que había notado la falta de recepción al entrar, se sorprendió al escuchar que la ama de llaves aparentemente gestionaba todo en la mansión.
¿Qué significa eso? ¿Acaso está exagerando?
La situación era incomprensible para Ethel, pero Laszlo, como si estuviera acostumbrado, fue directo al grano.
—¿Mencionaste que faltaba personal?
—Sí, mi señor. Como ya le he dicho antes, debería controlar un poco a la señorita Linia. Si sigue haciendo que las sirvientas renuncien, ni siquiera alguien tan experimentada como yo podrá mantener la mansión en orden…
—Aquí tienes nuevo personal. Encárgate de asignarlo.
Ante sus palabras, los ojos de Marsha se agrandaron, y también los de Ethel.
¿De verdad me va a emplear como sirvienta?
Mientras Ethel intentaba asimilar lo que oía, Marsha le preguntó a Laszlo.
—¿Nuevo personal? ¿Quién sería…?
—¿Estás ciega? Aquí está.
Laszlo señaló a Ethel con un gesto de su barbilla.
Marsha la miró de arriba abajo antes de preguntar de nuevo.
—¿A esta… persona? ¿Quiere que trabaje como sirvienta?
—No es ‘esta persona’. Es solo una prisionera de guerra que Su Majestad el Emperador me ha otorgado.
—¡Ahhh!
Pareciendo finalmente comprender, Marsha asintió. Pero, aún intrigada por la historia de Ethel, no pudo evitar interrogar a Laszlo.
—Entonces, ¿cómo fue que esta mujer terminó como prisionera? ¿Qué posición tenía antes?
Laszlo no respondió a sus preguntas y simplemente giró sobre sus talones.
—Límpiala, aliméntala y dale un lugar para dormir. Ponla en cualquier habitación libre de las sirvientas y enséñale el trabajo desde mañana. Probablemente necesitará mucho entrenamiento al principio.
Sin más, subió al segundo piso.
Una vez que desapareció, la actitud de Marsha cambió drásticamente, adoptando un aire autoritario.
—Hmph… De noble dama a sirvienta…
Levantó el mentón de Ethel con un dedo.
Aunque la situación era humillante, Ethel mantuvo una expresión impasible, enfocando su mirada en el mentón de Marsha.
La ama de llaves le giró la cabeza de un lado a otro mientras esbozaba una sonrisa burlona.
—¿Cómo aprovecharé a esta belleza?
En ese momento, una joven sirvienta corrió hacia Marsha y le susurró algo al oído.
Comments for chapter "5"
MANGA DISCUSSION