⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
—¿La séptima princesa desea verme a mí?
—Sí.
—Yo no puedo abandonar mi lugar ahora mismo…
Anais se quedó callada en medio de su frase. De repente, se sintió dudosa acerca de seguir esperando a alguien que claramente no tenía intención de recibirla.
Entonces, Michael dijo algo que pareció penetrar en sus pensamientos.
—Su Alteza me pidió que le asegurara que no desperdiciará su tiempo, señorita.
¿Sería porque esas palabras dieron consuelo a alguien que ya sentía que estaba desperdiciando su tiempo? Anais sintió que no podía rechazar aquella invitación.
—Si es solo por un momento, está bien. Por favor, guíame.
—Por aquí.
Anais aceptó la escolta de Michael y salió del salón principal de la fiesta.
En el oscuro y profundo corredor, se encontraban las habitaciones de las Perlas de Nácar, alineadas una tras otra.
El lugar escogido sugería, de alguna manera, que la reunión que estaba por ocurrir podría ser un acuerdo sumamente confidencial.
Frente a una cortina de terciopelo rojo que indicaba uso reservado, Michael se detuvo.
—Puede entrar con confianza. Yo esperaré aquí.
—De acuerdo.
Anais observó la cortina gruesa durante un largo momento antes de tragar saliva, nerviosa.
Sin saber por qué, sintió la necesidad de tomar una respiración profunda.
Tiró suavemente de la cuerda junto a la cortina. Un leve sonido de campana resonó y la cortina se apartó.
Una persona, sentada en un diván, le dio la bienvenida con una sonrisa.
—Bienvenida, señorita Anais de la familia Luchiad.
—Ah, soy Anais Luchiad. Un honor conocer a Su Alteza, la séptima princesa.
—Por favor, tome asiento.
—Muchas gracias.
La séptima princesa, quien podría decirse que era la verdadera protagonista de aquella fiesta, estaba realmente allí.
Los rumores sobre la princesa repudiada, que había sido ignorada y menospreciada, pero que de repente parecía transformada en una dama experimentada, resultaron ser ciertos.
Con la espalda recta y una postura elegante, la princesa emanaba una tranquila dignidad.
Pero… ¿por qué me habrá llamado?
Anais había intentado encontrar alguna conexión entre ellas mientras llegaba a la habitación, pero no pudo pensar en nada que las relacionara.
Sus ojos azul cielo reflejaban la confusión mientras observaba a la princesa.
Notando esto, la sonrisa de Eve se hizo más amplia mientras comenzaba a hablar.
—Será mejor que explique de inmediato la razón de esta reunión antes de que la señorita Luchiad se preocupe innecesariamente. Estoy al tanto de que la familia Luchiad enfrenta una gran crisis debido al proyecto delegado por la familia imperial. He considerado que podría ser de ayuda para usted, y por eso solicité esta reunión.
Un rayo de esperanza completamente inesperado apareció ante Anais. No pudo ocultar su emoción.
—¿Podría ayudarme a reunirme con la tercera princesa?
—Hmm…
Era necesario corregir aquel malentendido. Eve respondió con calma.
—¿Qué es lo que planea pedirle a la tercera princesa si logra reunirse con ella?
—Bueno, por supuesto, pediría que se levanten las restricciones sobre el uso de fuego.
Con el aumento en los precios del cristal mágico, los métodos tradicionales de calentar agua con fuego habían demostrado ser mucho más rentables.
Si se permitiera utilizar fuego en los baños públicos, tal como en los pequeños negocios, podrían evitar las pérdidas.
Anais creía firmemente que esta era la solución.
Pero Eve, con una expresión de compasión, negó con la cabeza.
—¿No lo sabía? La tercera princesa recientemente presentó una propuesta a Su Majestad para endurecer aún más las regulaciones contra incendios en la capital. De hecho, está actuando en la dirección opuesta a lo que usted espera.
Anais quedó impactada, conteniendo la respiración por un momento.
Eve, consciente del golpe que esto suponía para la joven, continuó hablando con cuidado.
—¿No le parece extraño? Las minas de cristal mágico están bajo el control exclusivo de la familia imperial. El alza en los precios comenzó a principios de este año, pero la disminución en la extracción debió haberse percibido mucho antes. Es difícil creer que la tercera princesa no lo supiera cuando decidió asignar el proyecto de los baños a la familia Luchiad.
—¿Po-por qué…? ¿Por qué haría eso la tercera princesa?
Eve respondió con calma.
Para aclarar la duda de Anais, sería necesario contar una historia bastante extensa.
—La empresa de materiales de construcción de los Luchiad tiene una excelente reputación y una relación cercana con los gremios de artesanos y arquitectos. Además, tienen exclusividad en el suministro de materiales únicos como el ciprés plateado, y también poseen muchas técnicas patentadas, como los techos de vidrio abovedados.
—Es usted muy amable, Su Alteza…
—Recientemente, Su Majestad ha mostrado interés en un proyecto de expansión y renovación de la capital. Planea extender los límites de la ciudad, limpiar los barrios marginales y los distritos antiguos, y mejorar las instalaciones de agua y alcantarillado. Será un proyecto de gran escala.
—Entonces, ¿si logramos soportar las pérdidas por un tiempo, habrá una oportunidad…?
—No, la tercera princesa no permitirá eso.
—¿Qué?
—La tercera princesa tiene la intención de asignar todos los contratos de construcción al consorcio Chensley, para garantizarles enormes beneficios.
—¿El consorcio Chensley? ¿No es uno de los tres mayores consorcios del imperio y también el que financia políticamente a Brigitte?
En cuanto Anais escuchó el nombre de ese consorcio, un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
Eve continuó su explicación, dirigiéndose a Anais, quien parecía haberse quedado paralizada.
—El consorcio Chensley está haciendo todo lo posible por adquirir empresas relacionadas con la construcción. Para obtener contratos del gobierno imperial, necesitan cumplir con ciertos requisitos básicos. Sin embargo, justo ahora, el consorcio Chensley está pasando por una crisis financiera. Por eso…
—¿Por eso quieren arruinar el negocio de nuestra familia y luego adquirirlo a un precio irrisorio?
Como era de esperarse de alguien apodada ‘la joven condesa’, Anais era astuta.
Gracias a ello, Eve no tuvo que pronunciar por sí misma aquella cruel conclusión.
—¿Cómo… cómo puede la tercera princesa hacerle esto a nuestra familia?
—Señorita Anais Luchiad…
Anais no pudo contener su traición ni su ira. Miró al vacío como si quisiera descargar su frustración, rechinando los dientes mientras hablaba.
—Creo que entiendo por qué el consorcio Chensley se quedó sin dinero. ¿Acaso no han estado acaparando cristales mágicos?
—Sí. La tercera princesa ya estaba al tanto de todo esto. Sin embargo, como sería problemático si se supiera sobre el acaparamiento, no pueden venderlos ahora mismo, lo que ha causado su crisis temporal de liquidez.
—¡Ja! Nuestra familia está enfrentando esta situación por culpa de los precios del cristal mágico, ¡y la tercera princesa ha aprovechado eso para acaparar cristales mágicos!
Las manos de Anais, entrelazadas sobre su regazo, temblaban incontrolablemente.
Sus ojos azul cielo, abiertos de par en par por la impotencia, comenzaron a llenarse de lágrimas.
Con el rostro atormentado, Anais confesó, su ira transformándose en una amarga autocrítica.
—Fui una tonta. A pesar de esta situación, quise seguir confiando en la tercera princesa. Esto es prácticamente como si yo misma hubiese arruinado a los Luchiad… Sniff…
—No es tu culpa. No te culpes a ti misma.
Aceptar que alguien como Brigitte estaba detrás de esto no era algo fácil para nadie. Eve sinceramente intentó consolarla.
—Con su permiso, señorita.
Cuando vio que el temblor de Anais no cesaba, Eve decidió recurrir a la magia.
Eve se acercó a Anais y colocó sus propias manos sobre las de la joven, que seguían temblando.
Un calor reconfortante emanó de Eve, y esa energía mágica fluyó hacia Anais.
—Ah… Gracias, Alteza.
Con la magia de calma, Anais logró tranquilizarse.
Limpiándose las lágrimas, sus ojos azules se fijaron en Eve. La determinación de alguien digna de ser la próxima líder de los Luchiad brillaba en su mirada.
—Recuerdo lo que dijo al inicio de nuestra conversación. Su Alteza mencionó que podía ayudarnos a superar esta situación.
Eve asintió con la cabeza.
—Sí. Existe un método ingenioso que solo requiere una inversión inicial y luego permite suministrar agua caliente a bajo costo.
—En nombre de la familia Luchiad, pagaré cualquier precio necesario. Por favor, dígame cuál es ese método.
Mirando los ojos cargados de urgencia y esperanza de Anais, Eve sonrió.
Era hora de que la experiencia acumulada en su vida pasada demostrara su utilidad.
—En pocas palabras, se trata de utilizar el calor residual de otros lugares.
—Por favor, explíquese con más detalle.
—Entendido. No es mi intención hacerla esperar, pero permítame comenzar con una explicación algo periférica.
Aunque en su vida pasada conocía las respuestas correctas, la tarea de persuadir a Anais era responsabilidad de la Eve de esta vida.
Eve sacó a relucir la información que había recopilado y ordenado en la biblioteca, ayudándose con magia para recordarla. Levantó un dedo y comenzó a dibujar en el aire.
Desde la punta de su dedo, una luz blanca dejó un rastro como si fuera tinta.
—Un elemento esencial en la dieta de los ciudadanos de clase media y baja es el pan. En el pasado, cada hogar horneaba su propio pan, pero hoy en día la mayoría lo compra en panaderías que funcionan en toda la capital. Para satisfacer la demanda, estas panaderías mantienen los hornos encendidos todo el día. Esto genera un excedente de calor. Entonces… si colocamos tanques cerca de los hornos y los conectamos con tuberías, podemos suministrar agua caliente.
—¡Ese método…!
Anais no pudo ocultar su asombro ante la explicación.
Mirando fijamente el dibujo de los hornos y las tuberías hecho de luz, Anais murmuró.
—¿Cómo es posible que nunca se me ocurriera algo así?
—Es porque, hasta ahora, el cristal mágico era tan barato que parecía casi gratuito, y había abundancia de él. Nadie se molestó en pensar en métodos para mejorar su eficiencia.
Hace 200 años, después de que el dragón demoníaco Galamut fuera derrotado, su cuerpo cristalizado formó vastas minas de cristal mágico.
Gracias a eso, el cristal mágico fue distribuido a precios bajos, mejorando enormemente la calidad de vida en el imperio.
Sin embargo, donde hay luz, también hay sombras.
Con un tono más serio, Eve añadió:
—En lo personal, espero que, incluso cuando la distribución de cristal mágico se normalice, no volvamos a subestimar su verdadero valor.
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