⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
Una semana había pasado desde el cumpleaños de Roseneit.
Eve se había mudado a los aposentos de Shinnok.
Los aposentos de Shinnok eran un lugar decorado con papel tapiz de un suave tono esmeralda y madera plateada de abedul, que en conjunto daban la sensación de un misterioso jardín.
A diferencia de sus aposentos anteriores, estos no solo contaban con espacios básicos como un tocador y un comedor, sino también con un despacho privado e incluso tres habitaciones para el personal y los caballeros.
De todos los espacios, Eve especialmente apreciaba el salón de recepción. En sus cuatro columnas, que se extendían hasta el techo, había una decoración en forma de pérgola de glicinas hecha de cristal, que brillaba intensamente y era preciosa.
Chrt.
El agua del té llenaba una taza blanca. Eve, en ese momento, disfrutaba del aroma del té mientras escribía una carta en su despacho.
Desde el banquete de cumpleaños de Roseneit, la reputación de Eve había mejorado significativamente en la sociedad. Como prueba de ello, todos los días llegaban cestas llenas de invitaciones a eventos sociales.
Leer las invitaciones, decidir si asistir y responder era ahora parte de su rutina diaria.
Aunque la mayoría de las respuestas las dictaba a Piony para que las redactara, las invitaciones de personas importantes las escribía ella misma.
Tal era el caso de la carta que ahora escribía, dirigida a ‘Mi estimada dama Amelros’.
—Así que, la dama Amelrose realmente envió una carta. —comentó Eve.
—Sí. Quiere que elijamos juntas el vestido y las joyas que lucirá en el próximo banquete imperial. Ha reservado a la madame de un salón de lujo y al diseñador principal de la joyería Amelrose para que estén disponibles en su casa en la ciudad. Me pide que asista.
Sedella arqueó una ceja de color castaño claro.
—Es la primera carta que envía a un miembro de la realeza, y en lugar de pedir permiso para ingresar al palacio, manda una invitación. Es una falta de protocolo.
—Es una norma antigua. La dama Amelrose tiene una personalidad libre; debemos entenderla.
Al decir esto, Eve se sintió un poco extraña por defender a Amelrose.
Sedella, aceptando la decisión de su señora, no objetó más.
—El banquete imperial más próximo será el torneo de caza de bestias mágicas.
—Así es.
—Es uno de los eventos más destacados del festival de primavera. Contar con la ayuda de la dama Amelrose no será algo negativo. Según su comportamiento en el banquete anterior, puede ser algo irrespetuosa, pero no parece tener malas intenciones hacia usted, Alteza.
—También pienso lo mismo, Sedella.
Asintiendo, Eve continuó redactando la respuesta aceptando la invitación. Usó tinta verde brillante, que dejó un trazo elegante y fluido.
Sedella mostró curiosidad.
—Alteza, la tinta es peculiar.
—Ah, ¿verdad que es bonita?
Era una ‘tinta perlada’ que, en circunstancias normales, Roseneit popularizaría dentro de medio año. Eve había decidido adelantarse y marcar tendencia.
—La hice del color favorito de la dama Amelrose. Espero que le agrade.
Diciendo esto, Eve se concentró en añadir comentarios sociales a la carta.
Sedella, al leer un fragmento que decía: ‘Mi corazón transmitido en tinta verde granate, similar al color de tus ojos’, comentó con seriedad:
—Si fuera yo, lo conservaría para siempre.
—Ja, ja, ja.
Tras un buen rato luchando con el papel, la muñeca de Eve comenzó a doler. Mientras descansaba tomando té, Sedella le presentó varios reportes.
—Esta mañana vino la doncella de la Baronesa Parnell. Dijo que se veía obligada a partir urgentemente hacia su territorio hoy. Después de inspeccionar los diques y las defensas, enviará una carta para saludar.
—Entendido. Cuando llegue la carta, asegúrate de entregármela. Responderé personalmente.
—Sí. Por otro lado, el Barón Laplier no podrá asistir hoy a la reunión presupuestaria del segundo trimestre. Se disculpó profundamente y prometió traer sus famosos financiers cuando venga la próxima vez.
—Qué curioso. Es alguien que viene casi todos los días.
Parecía que tendría una tarde tranquila debido a la cancelación del compromiso.
Sedella continuó con su informe.
—La espada encargada en la herrería Liblo estará lista para el próximo fin de semana. Podremos regalarla a Sir Agnito antes del torneo de caza.
—Eso es un alivio.
—El proyecto de la joven Condesa Luchia avanza sin contratiempos. Mañana comenzarán las obras de instalación de los tanques de agua caliente. Dicen que tomará menos de un mes terminarlo. Para entonces, los baños públicos podrán comenzar sus operaciones.
—Entonces, debemos prepararnos. ¿Qué pasó con la adquisición del taller de alquimia que mencioné antes?
—Sí, se completó la adquisición del taller de alquimia ‘Poción Verde’.
—Ah, ¿te refieres a ese taller que los tres hermanos manejan en lugar de su padre?
Los tres hermanos menores dirigían un modesto taller de alquimia de hierbas en lugar de su padre enfermo.
Sin embargo, al ser inexpertos tanto en la fabricación de pociones como en la gestión del taller, era imposible que los niños alcanzaran el nivel de su padre.
Fueron engañados repetidamente por adultos sin escrúpulos que les cobraban precios exorbitantes por los materiales y productos. Debido a la escasez de suministros, la calidad de los productos disminuyó, y poco a poco dejaron de llegar clientes.
Finalmente, cuando la salud del padre empeoró gravemente, los tres hermanos decidieron vender el taller a Sedella para reunir dinero urgente y poder llamar a un médico.
—La familia de los hermanos no tiene otro lugar donde vivir, así que se quedaron en el ático del taller ‘Poción Verde’. No los expulsé. Recordé que su alteza mencionó que necesitaba empleados…
Sedella titubeó, algo poco común en ella. Era evidente que intentaba ayudar a la familia de los tres hermanos.
Por supuesto, Eve no la reprendió por ello.
—Hiciste bien. ¿Les estás pagando un salario a los niños?
—¿Qué? Ah… bueno…
—Aunque aún no tengan trabajo asignado, ya son empleados. Asegúrate de cuidarlos bien.
—Sí, alteza. Lo tendré en cuenta.
Sedella sonrió con alegría, complacida.
Eve sacó un fajo de papeles del cajón.
Era la receta del jabón que debía entregar a la familia del conde Luthierd.
—El primer encargo no está relacionado con alquimia, ya que es fabricación de jabón. Tal vez los pequeños alquimistas se molesten. Sedella, encárgate de persuadirlos.
—Gracias a su alteza, esos niños han recibido ayuda. Seguirán las instrucciones sin quejarse.
Eve revisó la orden de producción al final de la receta y mostró cierta preocupación.
—Tenemos que abastecer tres baños públicos, así que el volumen es considerable. No sé si los niños podrán manejarlo solos.
—Son chicos habilidosos, podrán hacerlo. Además, el señor Raman, es decir, el padre de los tres, está recuperándose poco a poco. Cuando mejore del todo, podrá ayudarlos con la producción. No habrá problemas.
—Bien, eso es un alivio… ¿Qué? ¿Dijiste Raman?
El nombre le resultaba familiar. Eve, sorprendida, volvió a preguntar.
—¿Te refieres a Raman Haviol?
—Ah, sí. Es él, alteza.
—¡Increíble!
El nombre pertenecía a un genio de la alquimia, conocido por crear productos de alto valor agregado con materiales despreciados por otros, como los subproductos de las bestias mágicas.
El disolvente universal, que Raman creó a partir de la esencia de baba de limo, era un componente esencial en los estudios de alquimia. Su poción de resistencia, fabricada con los órganos internos de gusanos de piedra, se había convertido en un tónico seguro y esencial en la vida nocturna.
Además, los inventos de Raman habían contribuido enormemente tanto a la alquimia como a la vida cotidiana.
¡Justo estaba pensando en buscar a Raman Haviol antes del torneo de caza de bestias mágicas!
Sin duda, Sedella había hecho un descubrimiento valioso.
Eve, emocionada, exclamó:
—¡Sedella, realmente te luciste! ¡Eres increíble!
—Me alegra que esté satisfecha con mi trabajo, alteza.
Aunque Sedella no entendía completamente la magnitud de su logro, sonrió tímidamente ante los elogios de Eve.
—Entonces, iré a entregar el encargo al taller ‘Poción Verde’.
—Sí, ve con cuidado.
Después de encargarle la importante tarea a Sedella, Eve recordó que también tenía algo que hacer. Tocó una pequeña campana para llamar a alguien.
Lian entró al despacho.
—¿Dónde está Michael?
—Debe estar entrenando en la arena de Coloso, alteza. Le ordenó que continuara con su entrenamiento si no lo llamaba a sus aposentos.
—Ah, es cierto. ¿Podrías traerlo, por favor?
—Por supuesto, alteza.
Mientras tomaba otra taza de té, Michael finalmente apareció en la puerta del despacho.
—Respondí a su llamado, Alteza.
—Estamos solos. Puedes hablar con libertad.
—Entonces lo haré con gusto.
Eve notó que el cabello de Michael estaba ligeramente húmedo.
—¿Te bañaste?
—Estaba cubierto de sudor y polvo por el entrenamiento. No podía presentarme en un estado tan descuidado ante usted.
—¿Entrenamiento? ¿Con quién?
—Con muchos, ya ni recuerdo cuántos.
Los ojos ámbar de Michael brillaron.
Que ya pudiera enfrentarse a varios oponentes en duelos de espada, incluidos homúnculos, significaba que se estaba adaptando bien a la vida en el palacio.
Sin embargo, lo que Michael dijo a continuación rompió las expectativas de Eve.
—Algunos intentaron provocarme. Como no quería gastar saliva discutiendo, decidí resolverlo con la espada.
Comments for chapter "36"
MANGA DISCUSSION