⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
Los ojos de color ámbar de Eve se agrandaron ligeramente por la sorpresa mientras miraba a Michael.
Sin embargo, Michael, quien estaba a punto de pronunciar algo solemne, apartó la mirada con esfuerzo, incapaz de enfrentarla.
—Si no estoy equivocado, lo haré… ahora.
—¿Eh? ¿Qué? ¿Qué harás?
Eve estaba desconcertada. Pero, al parecer, Michael no escuchó el tono de sorpresa en su voz y continuó hablando.
—Si me dices tus preferencias… eso ayudaría. Según lo que aprendí, a la realeza le gusta ser tierno de cintura para arriba e… intenso de cintura para abajo.
Tic, tic.
Eve parpadeó siete veces antes de finalmente entender lo que Michael había dicho.
Y en ese momento, deseó no haberlo entendido. La comprensión le provocó una sensación tan abrumadora que sintió que iba a perder la razón.
En su mente, Eve gritó:
¡¿Qué demonios enseñan en ese lugar de entrenamiento?!
Tomó una decisión en ese instante: no solo cerraría ese lugar, sino que lo haría volar por los aires.
—Michael, oye…
—Dime lo que deseas, mi princesa.
El más afectado por la situación era, sin duda, el propio Michael, quien apenas lograba mantener el control de sí mismo.
Con el ceño ligeramente fruncido, bajó la mirada. Esa expresión y postura eran extrañamente cautivadoras.
Cada vez que se mordía ligeramente el labio, intentando contenerse, Eve sentía que su corazón se estremecía.
—Ah…
Era como si la atracción letal que había estado reprimida detrás de su habitual rostro estoico se liberara a través de su expresión angustiada.
Era una visión peligrosa, demasiado encantadora. Eve comprendió en ese momento por qué lo llamaban un hombre de belleza fatal.
No puedo seguir así…
Para recuperar la calma, incluso tuvo que recurrir a la magia.
Después de lanzar un hechizo de estabilización mental sobre sí misma, finalmente pudo controlar el impacto de las palabras de Michael y resistir el efecto de su presencia.
—Mi-Michael, primero que nada, relájate. Pensé que lo habrías entendido, pero parece que no fue así. Lo siento por causarte este malentendido.
—¿Malentendido?
—Sí. Cuando dije que te quedaras a descansar, no tenía la intención que tú crees.
—Entonces, ¿qué quisiste decir?
—Quería decir que simplemente te quedaras a dormir. Literalmente, solo dormir.
Finalmente, la mente de Michael entendió correctamente las intenciones de Eve.
Eve había decidido cambiar su imagen como la princesa problemática del palacio y consolidar su poder en la corte.
Aunque debía seguir las tradiciones del palacio, no era necesario que las llevara a cabo de manera literal.
Con una sonrisa algo incómoda, Eve explicó:
—Solo necesitaba que se corriera el rumor. Si pasas la noche en mi habitación y te vas por la mañana, será suficiente. Además, cenamos juntos esta noche, así que pensé que era una buena oportunidad. Pero… parece que no lo interpretaste así.
Al escuchar la verdad, Michael sintió una profunda vergüenza. No se le había ocurrido un plan tan simple y práctico.
Incluso había considerado seriamente cómo manejar la situación si realmente tuviera que cumplir con las supuestas expectativas de Eve.
—Ah…
Michael se cubrió los ojos con una mano temblorosa, tratando de ocultar su vergüenza.
¿Qué me pasa?
El hecho de atender un llamado nocturno de un miembro de la realeza era algo serio, pero también era algo que le habían inculcado hasta el hartazgo durante su entrenamiento.
Nunca antes en su vida había perdido su sentido común de esta manera. Esto simplemente no era propio de él.
—Debe ser por el vínculo… por el maldito vínculo.
Mientras Michael murmuraba, casi como si tratara de convencerse a sí mismo, Eve lo observaba con preocupación.
Debe estar pasando un mal rato…
Eve sabía que cualquier broma en este punto podría ser un error fatal que arruinaría su relación con Michael para siempre.
Con cuidado, eligió sus palabras para calmarlo:
—De ahora en adelante, me aseguraré de que nos comuniquemos claramente sobre este tipo de temas. No quiero que te malinterpretes ni te decepciones de mí sin razón.
Eve no lo dijo con intención alguna, pero esas palabras impactaron profundamente a Michael.
Se dio cuenta de que, a pesar del malentendido, nunca se había sentido decepcionado con Eve.
Esto es una locura.
Sumido en sus pensamientos, Michael evitó mirar directamente a Eve.
En ese momento, Eve se levantó de su asiento y se acercó a él.
Colocó suavemente una mano sobre su frente, como si estuviera comprobando su temperatura.
Incluso con ese contacto ligero, Michael dio un pequeño respingo, lo que dejaba claro lo tenso que estaba.
Eve sonrió con amargura y lanzó sobre él el mismo hechizo de estabilización mental que había usado en sí misma.
—¿Te sientes mejor ahora?
—…Es muy efectivo.
—Me alegra oírlo.
Finalmente, después de todos los altibajos, Michael logró recuperar algo de calma.
Gracias a ello, ambos pudieron mantener una conversación más clara y racional.
—No me entusiasma la idea, pero si no queremos levantar sospechas, convertirlo en un hecho consumado es la manera más sencilla y práctica. Ahora mismo, lo mejor es aparentar que sigo las tradiciones del palacio. Luego, cuando haya ganado suficiente poder, las cambiaré. Es un poco cobarde, pero es el camino más rápido y fácil.
—Eso no es cobarde, lo considero algo práctico.
—Gracias. Entonces, Michael, ¿puedo asumir que estás de acuerdo en quedarte esta noche en mi habitación?
—Por supuesto.
Eve sonrió mientras obtenía su consentimiento.
—No solo esta noche, sino que de ahora en adelante deberás venir regularmente a mi habitación, cenar conmigo y descansar antes de irte.
—¿Con qué frecuencia debería hacerlo?
—Creo que una vez por semana sería adecuado.
—Entendido.
—¿Elegimos un día? Creo que el miércoles estaría bien. ¿Qué opinas?
—El miércoles está bien.
El acuerdo sobre este ‘trabajo nocturno’ se alcanzó sin problemas.
Eve incluso prometió preparar un gran sofá en su habitación para que Michael pudiera usarlo cómodamente como cama a partir de la próxima semana.
De repente, Michael pareció recordar algo y preguntó:
—¿Qué hacemos con los sirvientes? ¿Les diremos la verdad?
—No. Creo que esto es algo donde primero debemos engañar a nuestros aliados para luego engañar a nuestros enemigos. Hagamos todo lo posible por mantener la farsa.
—En ese caso, necesitamos ‘evidencias’.
—Ah, eh, eso te lo dejo a ti.
—…Haré mi mejor esfuerzo.
Michael, con su entrenamiento en artes de la seducción, no tenía dudas sobre cómo proceder. Eve, aunque no era completamente ignorante en temas románticos, se sintió algo incómoda.
Un breve silencio incómodo surgió entre ellos.
Eve decidió cambiar el tema para aliviar la tensión.
—Michael, mañana por la mañana, cuando salgas de la residencia, asegúrate de actuar como si estuvieras exhausto.
—No será un problema.
El plan era actuar bajo el concepto de una princesa enérgica y su caballero predilecto.
—Entonces, cuento contigo.
De este modo, la primera noche simbólica de Michael y Eve se llevó a cabo.
Todo salió según lo planeado, y al día siguiente, los rumores inundaron el palacio:
Eve había exprimido a Michael toda la noche hasta quedar satisfecha.
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