⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
( ¿Su Alteza? )
Fue entonces cuando Sedella comprendió la situación y quiso regresar inmediatamente al palacio.
Sin embargo, para ese momento, Eve ya había partido con Michael hacia el bosque de abetos.
No tuvo más remedio que esperar a que terminara el período de vacaciones, mientras disfrutaba de la hospitalidad de las doncellas del palacio.
Finalmente, llegó el día en que acabaron las vacaciones y retomó sus labores.
( Alteza… )
( ¿Sedella? ¿Por qué lloras? ¿Quién te hizo llorar? )
( ¡Usted, Alteza! )
En cuanto vio a Eve, Sedella olvidó todas las palabras que había preparado. Las lágrimas comenzaron a brotar mientras abrazaba a Eve y lloraba desconsoladamente.
Era la primera vez que su dama de compañía, siempre perfecta y serena, mostraba tal vulnerabilidad.
( ¿Fue porque no te gustó el regalo? )
( ¡Todo lo contrario! )
La familia del Conde Arpel, propietaria de un empobrecido terreno montañoso que apenas era cultivable y un castillo en ruinas, era conocida como una nobleza en decadencia.
Ni siquiera podían permitirse una residencia en la capital, y mucho menos el viaje hasta allí. La idea de debutar en un baile a los 14 años era algo completamente ajeno a la vida de Sedella.
Para su familia, Sedella no era más que un recurso doméstico en lugar de una hija preciada.
Finalmente, fue enviada al palacio como doncella, casi como si la hubieran vendido, y allí tuvo la oportunidad de pisar un lugar como ese.
Allí conoció a Eve y se convirtió en su dama de compañía. Aunque la pobreza parecía ser su destino en esta vida, el carácter amable y recto de la princesa, aunque algo rígida, hacía que disfrutar de su crecimiento fuera algo gratificante para Sedella.
Había pensado que no estaría mal pasar el resto de su vida al lado de una princesa que parecía destinada a pasar sus días estudiando alquimia.
Pero entonces, la princesa cambió repentinamente de objetivo en la vida y le regaló a Sedella una casa adosada en la exclusiva zona sur del río Ravello.
Un simple regalo ya es suficiente para conmover a alguien si lleva un buen mensaje, pero si además viene con generosidad, el impacto se multiplica.
Sedella no pudo evitar sentirse emocionada al tener su propio espacio en una lujosa casa adosada.
—Sedella.
—¡Ah! ¿Me llamó?
—Sí, tres veces. ¿En qué estabas pensando tanto?
—Lo siento. Estaba recordando el vergonzoso momento que tuve con usted el día después de recibir la casa adosada…
—Ese día fuiste adorable, mi Sedella. Valió la pena regalarte la casa.
—¡No me moleste!
Eve apoyó la barbilla en las manos entrelazadas y, con tono juguetón, preguntó:
—Ahora que tienes casa, ¿cuándo me vas a invitar?
—¿De verdad vendría?
La pregunta inesperada hizo que Sedella se emocionara, y Eve no pudo evitar encontrar encantadora a su dama de compañía.
—Si me invitas, claro que iré.
—Puede venir cuando quiera. Use la casa como si fuera suya. Seré muy feliz.
—¿En serio? Entonces, ¿qué tal mañana?
Después de concederle la casa adosada, Eve también extendió a su dama de compañía el sistema de turnos que antes solo se aplicaba al personal general. Así, al día siguiente era el día libre de Sedella.
—Prepararé todo para atenderla con el mayor cuidado.
—Espero con ansias.
Concluida la conversación, Eve dejó ir a Sedella.
Poco después, se escuchó un golpe en la puerta del despacho. Con permiso, entró Lian con una expresión radiante y emocionada.
—Alteza, ¡lo conseguí!
—¿Las entradas para el musical?
—¡Sí!
Finalmente, las codiciadas entradas para el musical de la compañía Pegaso estaban en manos de Eve.
El nombre del protagonista se leía claramente: ‘Limona Lund’.
—¿Fue difícil conseguirlas?
—Un poco. Originalmente era por orden de llegada, así que tuve que hacer fila desde el amanecer, pero había tanta gente que la fila desapareció. Al final, repartieron números y fue por sorteo. ¡Tuve suerte de ganar!
—Eso no es ‘un poco’. Muchas gracias, Lian.
Limona era, sin duda, una de las artistas más destacadas del momento. Recibía constantes invitaciones a fiestas de salón y estaba a punto de debutar en la ópera.
—Con esto, creo que ya tiene suficientes méritos como mecenas de las artes, Alteza.
—Sí. Planeo aprovechar el musical para reunirme con el director de la compañía y asegurar el certificado de patrocinio.
Eve verificó la fecha y hora del espectáculo en las entradas.
—Es mañana. Perfecto.
Justamente coincidía con el día que planeaba visitar la casa adosada de Sedella, una señal de que incluso el cielo parecía estar alineando sus planes.
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—Princesa… ¿Por qué?
El atractivo rostro de Michael se contorsionó de dolor. Su mirada herida reflejaba un sufrimiento que Eve nunca había visto en ninguna de sus vidas, pasada o presente.
Decidida a no flaquear, Eve habló con firmeza:
—No tengo otra opción. Michael, eres mi caballero personal.
—¿Acaso has olvidado tu promesa de no ejercer el poder del vínculo sobre mí? Nunca pensé que la princesa pudiera hacerme esto.
Con esta confesión cargada de traición, Michael apartó la mirada. Frente a él, un cartel enorme rezaba:
[ Compañía Pegaso. ]
Michael dejó escapar un suspiro cargado de resignación.
—Otra vez… un musical sobre el amor entre la realeza y un homúnculo.
—Ya que vine a buscar el certificado de patrocinio, también aprovecharé para ver a los artistas que apoyo. No puedo asistir a los salones.
—Entendido, Alteza…
—Y además, dijimos que nos llamaríamos por nuestros nombres cuando estuviéramos fuera.
—Entendido… Eve…
Eve salió del palacio acompañada únicamente por Michael.
Eve llevaba el mismo uniforme celeste de doncella que solía usar, mientras que Michael, en un cambio de estilo, vestía un atuendo de jardinero acompañado de una boina.
Era una combinación que daba la impresión de ser una pareja escapando a escondidas para disfrutar de un paseo.
Los dos entraron en el pequeño teatro. No solo estaban ocupados todos los asientos, sino que incluso las áreas para estar de pie, que normalmente no se vendían, estaban repletas de espectadores.
Pronto, las luces se concentraron en el escenario, y las cortinas de terciopelo rojo se abrieron hacia ambos lados.
Era el momento en que comenzaba la obra, basada en una historia de amor inspirada en ellos.
Eve y Michael se prepararon mentalmente para el impacto.
—¡Limona!
Cuando apareció en escena una joven gitana de piel dorada y saludable, estallaron aplausos y gritos de entusiasmo.
En respuesta a la cálida reacción del público, el musical comenzó con fuerza con la canción de Limona.
Es magnífico. Hermosa.
Eve unió las manos, profundamente conmovida. Pero a medida que la canción terminó y el musical avanzó hacia la narrativa y los diálogos, su rostro cambió a un tono pálido.
El musical era una continuación de la obra presentada en el festival de mercado.
La historia comenzaba con la reencarnación de la princesa y el caballero, quienes en su vida anterior no lograron estar juntos y enfrentaron un trágico final.
En esta nueva vida, la princesa y el caballero derrotan a sus enemigos políticos y, al mismo tiempo, superan las barreras de clase social con su amor, en una emotiva tragedia romántica.
Por supuesto, si solo se tratara de esto, Eve podría haber disfrutado la obra, riéndose moderadamente gracias a la inmunidad adquirida con la experiencia anterior.
El problema era un elemento clave de la trama que resultaba demasiado impactante.
—¡La princesa recuerda su vida anterior! Y aunque no siente amor, utiliza al caballero sabiendo que es el homúnculo más poderoso, todo para obtener poder.
Eve, sintiéndose extrañamente aludida, no pudo levantar la cabeza.
Durante todo el musical, Eve lo observó con la mirada fija en el suelo. Aunque el público parecía disfrutar la actuación apasionada de Limona, alabando incluso el rol de la princesa villana, esto no le ofrecía consuelo alguno a Eve.
Qué cruel soy. Snif.
Por suerte, el director de la compañía no tenía intención de arruinar la reputación de sus mecenas, por lo que al final del guion, la princesa no quedó como una completa villana.
Hacia el final, la princesa comprendía su amor verdadero hacia el caballero, se volvía más devota y explicaba que sus acciones previas eran inevitables por razones políticas, lo que le otorgaba cierta redención.
Para entonces, Eve estaba demasiado consciente de las posibles reacciones de Michael. Lo observó de reojo con cautela.
Por alguna razón, Michael permanecía en silencio, viendo la obra tranquilamente.
No parecía que simplemente estuviera siendo educado; realmente parecía estar concentrado en la función.
Incluso cuando terminó el musical, ofreció un comentario positivo.
—Esta vez ha sido interesante.
—¿De verdad?
—El villano fue intrigante.
Eve tragó saliva, anticipando una crítica mordaz hacia la princesa de la obra y preparándose mentalmente para ello.
Pero el comentario de Michael tomó un rumbo diferente al esperado.
—El rival político de los protagonistas era la princesa heredera. Las obras populares tienden a incluir mensajes sociales además de su atractivo general. Me pareció interesante cómo reflejaron la percepción negativa hacia la tercera princesa.
—Ah… Así que el villano no era yo…
—¿Por qué pensarías eso?
—Porque yo… ya sabes, utilicé a Michael tanto física como emocionalmente…
Decir esto le hizo sentir como si estuviera confesando un crimen. Sin embargo, Michael con amabilidad, corrigió su percepción.
—No era sobre ti ni sobre mí, sino sobre la princesa y el caballero de la obra. Solo es un musical.
—Ah, claro. Tienes razón.
Eve finalmente se dio cuenta de que estaba exagerando al identificarse con la historia.
Quizá fue porque sentía un gran peso por las deudas de su vida pasada y encontraba paralelismos inquietantes con su vida actual, lo que la llevó a sentirse tan aludida.
Incluso mucho después de que terminó el musical, el pequeño teatro seguía lleno de alboroto. Todos se apresuraban al escenario para ver de cerca a Limona.
Limona Lund se ha convertido en toda una celebridad.
—Quería saludarla, aunque fuera brevemente, pero parece imposible con tanta gente.
Dejando atrás su pesar, Eve se dirigió a la oficina de la compañía Pegasus.
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