⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

Lauv tomó la palabra.

—El confidente de Su Alteza Athil lleva un cuchillo casualmente.

El cuchillo que Jazz llevaba en su espalda era una monstruosidad para Lauv. Tener a un oponente armado cerca de Lilica mientras él estaba a distancia debía ser muy estresante para él.

—Eso es cierto.

Lilica asintió con la cabeza. No se permitían armas en su fiesta.

—Es sólo por hoy. La próxima vez, estaré cerca de Lauv, así que todo irá bien. Además, aún tengo un talismán.

Lilica palmeó el bolsillo que contenía su colgante.

Los sirvientes se acercaron y comenzaron a ordenar la sala. Brynn tomó la palabra.

—¿Irás directamente a ver a Su Majestad la Emperatriz? Probablemente te esté esperando.

—Mm, vamos.

Lilica salió del vestíbulo con pasos ligeros. Desde que su fiesta de cumpleaños se celebró en el Palacio del Cielo, había una gran distancia que recorrer para llegar al Palacio del Sol. Como el cumpleaños de Lilica caía a principios de primavera -el mes en el que la nieve se derrite (marzo)- todavía hacía frío fuera.

Aunque podía montar a Saebyeol, hoy hacía calor, así que decidió caminar.

Brynn envolvió a Lilica en un fichu que había traído consigo. Tenía colores vibrantes y dibujos intrincados, lo que lo hacía perfecto para un día primaveral.

Lilica caminó pisando sólo las piedras del jardín. Si quería cruzar a una piedra que estaba un poco lejos, miraba a Lauv. Coger a Lauv de la mano y saltar ligeramente le permitiría aterrizar incluso en las piedras más lejanas sin esfuerzo.

Sus zapatos blancos adornados con zafiros brillaban bajo la luz primaveral.

—Sabes, tengo una lista cada vez más larga. 

—¿Qué lista?

—Una lista de los que se han enamorado de Madre.

Al oír las palabras de Lilica, los ojos de Brynn se abrieron de par en par mientras Lauv reía suavemente. Era una voz grave y agradable.

Lilica miró con aprobación a Lauv, que ahora era capaz de sonreír con total naturalidad.

—Es sólo una vaga sensación. Cuando un hombre que no conozco me mira con una mirada melancólica y dice: ‘Ah, eres la princesa Lilica’, está cien por cien confirmado.

—Su Alteza —llamó Brynn en tono de reproche, pero había un atisbo de risa en su voz. 

Lilica continuó,

—Entonces, mientras decía, ‘Creo que le sentará bastante bien a los ojos de la Princesa’ y envió un regalo.

Sus ojos se parecían a los de su madre. Lilica se apoyó teatralmente una mano en la mejilla y suspiró.

—Sería mejor que se lo enviaran directamente a mamá, pero ninguno tiene el valor de hacerlo.

—Es cierto, pero es una lástima que nadie se atreva a enfrentarse a un dragón.

Brynn también le siguió el juego a la teatralidad de Lilica. Era una excelente asistente.

Lauv miró a Lilica.

Era cierto que Su Majestad la Emperatriz era hermosa. Pero a sus ojos, su señora era igual de hermosa. Puede que no destacara por su esplendor cuando estaba con la Emperatriz, pero era imposible apartar los ojos de su belleza una vez captada su atención.

Las rosas en un jardín de flores pueden ser hermosas, pero la alegría de seguir un aroma en lo profundo del bosque y encontrar un valle lleno de lirios de los valles era algo completamente distinto.

Aunque nunca diría tales cosas en voz alta, Lauv deseaba que la princesa tuviera más confianza en sí misma.

Su Alteza Athil no se quedaba mirando y espantaba bichos sin motivo.

Pero no sabía cómo transmitirlo. 

Al sentir su mirada, Lilica se volvió hacia él.

—¿Eh? ¿Qué te pasa? 

—No es nada.

Lauv desvió la mirada, y aunque Lilica ladeó la cabeza, no insistió más.

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—Lily, ¿cómo fue? ¿Te fue bien? ¿Alguien fue grosero?

Preguntó su madre en cuanto entró en la Cámara del Dragón Plateado. Iba vestida con un vestido de té, un diseño recién ideado por Lydia que se podía poner y quitar sin corsé.

La cómoda prenda, adecuada para la hora del té o del café con las amigas, se había puesto rápidamente de moda.

El toque final era el fajín alrededor de la cintura. 

—Sí, ha ido bien.

Con la breve respuesta de Lilica, Lydia acercó a Lilica a la chimenea mientras decía: 

—Cuéntame más. 

Dos mecedoras estaban colocadas una al lado de la otra frente a la chimenea. Lilica se sentó en la mecedora y se envolvió en una cálida manta.

Cuando estaba sentada en la mecedora de mangos pulidos, tendía a mecerse vigorosamente hacia delante y hacia atrás. Lydia se sentó frente a ella.

—Uhm, ahora que lo he hecho yo mismo, entiendo lo que querías decir, madre. El flujo de comida, el orden de los bailes… Pero no hubo peleas.

Brynn añadió desde un lado.

—Fue muy bien recibido. Hubo muchos invitados. Creo que recuperamos todas las invitaciones anónimas.

Mientras Lilica hablaba de con quién había bailado, de cómo estaba la comida y otros asuntos triviales, Lydia asentía continuamente. Finalmente, Lilica añadió.

—Ah, y el príncipe Athil se pasó por aquí. 

—¿Athil? —Lydia frunció el ceño y luego se echó a reír—. Bueno, ese es Athil para ti.

—Sí, así es Athil. Pensé que se quedaría un rato antes de irse, pero escapó cortando el suelo en diagonal.

Lydia rió secamente. 

—Como era de esperar de Athil.

Demostró lo mucho que el príncipe heredero, cuya influencia crecía día a día, se preocupaba por su hermana menor.

A pesar de las habladurías y cotilleos sobre su procedencia de un barrio pobre, legalmente, Lilica era la única princesa de la familia imperial.

Si sólo el Emperador apreciaba a Lilica, en el momento en que el Príncipe Heredero ascendiera al trono, la princesa adoptiva podría ser considerada una molestia.

Pero incluso el Príncipe Heredero quería a su prima.

Cuanto más se ponía de manifiesto este hecho, más se fortalecía la posición de Lilica. A medida que su posición se consolidaba, empezaron a llegar propuestas de matrimonio.

Por supuesto, no eran propuestas descaradas. Eran más bien del tipo: 

( Nuestro hijo es xxxx, ¿no estaría bien que conociera a la princesa alguna vez? Ya sea como compañeros de conversación o amigos. )

Ese tipo de charla. 

Matrimonio, de todas las cosas.

Lydia reprimió un gemido. Una parte de ella quería decir: ‘No te vayas a ninguna parte y vive con mamá para siempre’, pero eso no serviría.

Después de lo ocurrido en el pasado, Lydia abordó la cuestión de elegir al marido de Lilica con mucho cuidado.

Ya tenía algunos candidatos.

Tal vez era hora de empezar poco a poco por Lilica.

Podría preguntarle moderadamente sobre sus pensamientos con respecto a un amigo. Sin presionar…

Mezclemos la proporción de chicas y chicos uniformemente al presentarlos. 

—¿Madre?

Al ver la expresión seria de Lydia, Lilica llamó a su madre con ansiedad. Lydia levantó la vista y sonrió amablemente.

—No, sólo estaba pensando en cómo organizar la primera reunión de Lilica.

Lilica soltó una risita.

—No creo que haya que tomárselo tan en serio.

—Vaya, pero yo me tomo en serio todo lo relacionado con Lily.

La expresión juguetona y a la vez seria de Lydia era deslumbrante. Lilica volvió a darse cuenta de por qué tantos hombres la miraban con expresión melancólica.

Como era de esperar, es porque se ha vuelto aún más hermosa. 

Incluso la gente que estaba confusa cuando Lilica sacó el tema por primera vez asintió después.

Cogió el marco de pandereta que su madre había dejado a un lado.

—Estoy pensando en organizar una reunión de bordadoras. Una reunión en la que todo el mundo pueda mover adecuadamente las manos y la boca. La hora del té sería divertida, ¿pero no lo será también una reunión de bordado?

—¿Qué vamos a coser?

—Artículos para subastar 

—¿Una subasta?

—Sí, una vez terminada la labor de aguja, ya sean pañuelos u otra cosa, organizaré una subasta y todo lo recaudado se donará a un orfanato.

—Es una idea maravillosa. 

—¿No lo es?

Lydia rió entre dientes. No se trataba sólo de una reunión de cotilleo sin sentido -aunque, en realidad, Lydia pensaba que esas reuniones eran excelentes en sí mismas-, sino que, sobre todo, daba a los participantes la sensación de contribuir a la sociedad.

—Por eso estoy practicando. Pase lo que pase, no quiero acabar sin saber coser.

—¿Pero se te da bastante bien?

—Todavía no.

—Pero aún así, los bordados de mamá alcanzarán el precio más alto.

—¿Es así?

—Sí, porque padre lo compraría.

Lydia rió ante las palabras de Lilica. 

—Ese es, en efecto, el objetivo.

¿No haría una generosa donación a su propia esposa? Era una forma más juguetona de pedir donativos que directamente pedir dinero.

Meciéndose perezosamente en su mecedora frente a la chimenea, Lilica charlaba con su madre, que estaba cosiendo.

Había llegado la primavera. Era más o menos la época en que Haya debía abandonar la capital, así que, con un poco más de paciencia, conseguiría la libertad. El tiempo era agradable, y ver a su madre bordar resultaba placentero.

Era delicioso monopolizar la suave voz de su madre. Era natural que se quedara dormida en la mecedora.

Lilica se despertó por una conmoción repentina. 

—¿…?

Parecía haber una discusión fuera. Aunque había pasado mucho tiempo, el sonido de gritos o sonidos agudos todavía la ponía nerviosa.

Sus ojos se abrieron involuntariamente. 

—¿Eh…?

Antes de darse cuenta, estaba de vuelta en su dormitorio. Lauv la había movido mientras dormía.

Con el sonido de las discusiones afuera, la iluminación exterior se encendió gradualmente. A Lilica pronto se le unió Brynn, que llevaba una lámpara.

—¿Estás despierta?

—Mm, ¿qué pasa?

Mientras se frotaba los ojos y preguntaba, Brynn sonrió irónicamente.

—¿Parece que ha aparecido un retador para enfrentarse al dragón?

—¿Eh?

Todavía no completamente despierta, Lilica preguntó aturdida, y Brynn explicó claramente.

—Hace un momento, un hombre estaba recitando un poema a Su Majestad la Emperatriz.

—¡¿?!

Su somnolencia huyó en un instante. 

—¿Qué?

Brynn ladeó ligeramente la cabeza y se golpeó la mejilla con un dedo. 

—El poema no estaba mal, ¿sabes?

—…¿Sigue vivo?

—Quién sabe, creo que fue apresado por los guardias hace un rato, pero gritó algo sobre la opresión del arte y cómo su amor no puede ser detenido.

—Ugh…

Lilica se tapó los ojos.

—Ahora, duerme un poco, porque parece que las cosas se complicarán mañana.

—¿Mañana? ¿Qué pasa?

—Uhm, parece que los periódicos de cotilleos no se van a quedar quietos. 

—Ah.

Lilica dejó escapar un suspiro y volvió a tumbarse en la cama. Brynn le subió las mantas.

—Brynn.

—Sí, Su Alteza.

—¿Puedes abrir un poco la ventana?

—Todavía hace bastante frío fuera.

—Sí, pero aún quiero respirar un poco de aire fresco.

Brynn consideró por un momento, luego asintió. Ella podría volver y cerrarlo cuando la princesa está dormida.

—Muy bien.

Brynn abrió la ventana de tormenta por sólo una grieta. El aire frío y fresco entró, llevando el aroma de la tierra y la primavera.

Su decimotercera primavera seguramente también sería deslumbrante. Envuelta en una cálida manta, Lilica se quedó dormida.

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Al día siguiente, Athil dejó un montón de periódicos delante de Lilica. 

—Mira esto.

—Oh, vaya. Esto es algo.

<Una Recitación En El Palacio A Medianoche; ¡La Impertinencia!>

<¡La Opresión Del Arte! ¡La Liga De Los Poetas!>

<La Belleza De Su Majestad La Emperatriz Es El Orgullo De Todos, Que Recite>

<¿Es correcto recitar escandalosamente poemas de amor en medio de la noche?>

<La intrusión es un crimen, el amor no>

Mirando los titulares, Lilica no sabía si reírse o enfadarse. Pero no había duda de que la conmoción de ayer se había convertido en un gran problema. Athil refunfuñó.

—Después de soltar a estos tipos, y se creen que son todo eso…

—Pero hay artículos que nos apoyan.

—Trabajan tanto como les dan de comer.

Athil miró los artículos del periódico mientras hablaba. 

—Sí que están encendidos.

Lilica se rió mientras miraba los artículos del periódico. Suspiró al ver las ilustraciones delicadamente impresas de su madre.

—Pero ninguno de los dibujos se parece a mamá. 

—¿Oh? ¿Este no se parece un poco a ella?

—No capta ni una décima parte de Madre.

—…Ya veo.

Athil dio una respuesta tibia y se cruzó de brazos. 

—¿Cómo crees que se va a manejar?

—Quién sabe. Seguro que no matándolos. 

—Quién sabe. Si fuera yo —Athil sonrió—. Yo recompensaría a los obedientes. 

—¿Eh?

—En primer lugar, darle a este tipo una buena humillación, y si hace lo que le digo correctamente, podría conseguir algunas migajas de pan, esa es la idea.

Tras escuchar las palabras de Athil, Lilica asintió con un ‘Ah’. 

—Si ese es el caso, Madre probablemente lo manejaría bien. 

Ante las palabras de Lilica, Athil sonrió y dijo: 

—¿Verdad?

Lilica asintió y hojeó las páginas de los periódicos. Ah.

Había un artículo sobre Fjord.

<Joven Duque Fjord Barat, Rumores de Relación>

<¡¿Es Inminente el Compromiso de Barat?!>

Fjord es muy popular también. Pero, como era de esperar, la calidad de las impresiones aquí tampoco son tan buenas, ¿eh?

Cuando el periódico se levantó, la cabeza de Lilica hizo lo mismo. Athil señaló el artículo del periódico.

—¿Ves eso? Así es Fjord Barat. Es un vividor, un asqueroso bastardo. 

Lilica reprimió una carcajada y asintió con seriedad.

—Sí, en efecto. Lo más sorprendente es que el tema de sus rumores de relación cambia cada vez.

Miró a Athil.

—Ahora que lo pienso, Athil, ¿tienes esos artículos…?

—Alto ahí. No quiero que mi hermana pequeña se entrometa en mi vida amorosa. 

—Pero para que eso suceda, tienes que tener una vida amorosa.

—¿Qué has dicho? Pequeña.

Athil alargó la mano y pellizcó la mejilla de Lilica, que se echó a reír. Aunque dijera eso, Athil también se había convertido en un tema de conversación bastante popular.

Era guapo, apuesto y alto.

Por no hablar de que era el único príncipe heredero del imperio.

La personalidad voluntariosa de Athil no hacía sino aumentar su encanto. Con quién se comprometería era uno de los temas de conversación más importantes de la alta sociedad.

En resumen, los solteros más codiciados de la alta sociedad en ese momento eran Fjord Barat y Athil Sau Takar.

No sería exagerado decir que estos dos dominaban absolutamente la escena.