⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Lisett miró a su alrededor, aturdida.
No puedo creer que esto me esté pasando a mí…
Después del shock, sintió una abrumadora sensación de vacío.
Desde el incidente en el que, incapaz de ir al baño, se vio obligada a hacer sus necesidades delante de todos, había renunciado a toda resistencia.
Después de eso, empezó a notar otras cosas.
Sentía una sensación muy extraña.
—¡Miren! ¡Es un gatito!
Cuando Perry mostró a Lisett a las doncellas, todas gritaron ‘¡Kyaa!’.
—¡Dios mío, realmente es un gatito!
—¡Qué adorable!
—¿De dónde lo sacaste?
—La Princesa lo recogió en su camino aquí.
—¡Dios mío, es tan lindo!
Últimamente, Lisett escuchaba cosas que nunca había oído en toda su vida.
Todos, al verla, iluminaban sus rostros y exclamaban:
—¡Dios mío, qué lindo!
Todos la miraban con ojos brillantes y la trataban con gran afecto.
Eso empezó a penetrar poco a poco en la sólida muralla de su corazón.
Si alguien hubiera intentado derribar esa muralla a golpes, ella la habría reforzado aún más.
Pero no pudo evitar que el cariño se filtrara por las grietas de su muro bien construido, goteando dulcemente.
Era completamente diferente de cuando se transformaba en Fjord. No necesitaba esforzarse para parecer Fjord.
—¡Miau!
Aunque, molesta por todo esto, levantara las garras y lanzara un zarpazo al aire.
—¡Oh, está enfadada! ¿Qué hacemos? Está enfadada.
—Eso es porque le metiste la cara de repente. ¡Oh, es tan linda!
La única respuesta que recibía era que era adorable.
Eso era muy extraño.
Se sentía inquieta.
Estaba abrumada por pensamientos extraños que no podía controlar.
No pienses en tonterías.
Lisett sacudió la cabeza y se dejó caer de lado.
—¡Ay, qué adorable! ¿Le gustarán las bolas de lana?
—¡Voy a buscar una!
Lisett miró los rostros felices de las doncellas.
No saben quién soy.
Aunque eran humanos molestos y tontos.
Tal vez podría jugar con ellos un poco.
De todas formas, aquí nadie sabía quién era realmente.
Lisett se lanzó furiosamente hacia la bola de lana que la doncella había hecho rodar.
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La hospitalidad de la Familia Sandar era espléndida.
Lilica no lo sabía, pero después del festival de caza, parecía que había habido muchas conversaciones entre Su Majestad y el territorio de Sandar.
Menos mal que no intenté sacarles nada en ese momento.
Era un alivio haber dejado los asuntos de adultos a los adultos.
El té que servían en la casa de Sandar era realmente excelente, y Lilica vivía con té frío día y noche.
También tuvo momentos a solas con el Marqués.
—¿Deberíamos enviar al joven Barat a un viaje por el desierto?
Lo preguntó casualmente durante una conversación, y Lilica casi respondió sin pensar.
La pausa mientras bebía té le permitió evitar responder de inmediato.
—No, es mi invitado, así que planeo llevarlo de regreso a la capital.
Cuando Lilica respondió, el Marqués de Sandar inclinó la cabeza y dijo:
—Entendido.
Luego, el Marqués de Sandar le confió respetuosamente cartas para Su Majestad el Emperador y Su Alteza el Príncipe Heredero.
Las cenas formales y los bailes con las nuevas facciones del sur también fueron cómodos.
Todos fueron muy amables, y, sobre todo, hablaban muy bien de Athil. Lilica elogió a Athil varias veces diciendo:
—Sí, mi hermano es realmente asombroso.
Perry, quien se autoproclamaba doncella, intentaba pegarse a ella, pero siempre era rechazada por Diare.
Cada vez que eso sucedía, Perry miraba a Diare con ojos estrechos, sin dejar que su orgullo de dama de una casa noble se derrumbara.
Después de terminar todas las actividades en Sandar, Lilica recibió a Lisett. Perry, muy apenada, le rogó:
—¿No podrías dejarla aquí?
Pero Lilica respondió con firmeza que no.
El gatito, que había estado con Perry durante unos días, parecía bien alimentado y juguetón. Estaba redondo y brillante.
Al ver esto, Fjord preguntó en un susurro a Lilica, visiblemente preocupado:
—¿No se habrá convertido realmente en un gatito, verdad?
—No, no lo creo… No, no lo es.
—…
—Yo lo hice, pero es la primera vez que aplico este hechizo a una persona. Pero lo hice correctamente. Conservará su mente y su alma.
—Entiendo —Fjord esbozó una sonrisa forzada—. ¿Es triste o no que ella parezca más feliz como un gatito que cuando era humana?
Lilica, conmovida por su tristeza, tomó su mano para consolarlo.
Fjord sonrió débilmente.
—Mientras siga viva, puede mejorar. ¿Verdad?
—Sí, todo estará bien —Respondió Lilica con determinación.
El camino desde Sandar hasta la capital fue corto si era corto, y largo si era largo.
Ya estaba harta de los viajes en carruaje y deseaba llegar pronto a casa.
Casa.
Lilica reflexionó sobre esa palabra.
Casa.
Ahora consideraba el palacio real como su hogar.
Dentro de tres años me iré…
Le asustaba que ese momento llegara. ¿Qué pasaría si todos la acusaban de haberlos ‘engañado’?
Lilica dejó escapar un pequeño gemido.
Pero ahora era un momento crucial para Fjord, y no parecía apropiado hablar de ello.
Ya habrá oportunidad más adelante.
Y aunque se fuera del palacio real, se esforzaría por escribir cartas a todos.
No podría visitar el palacio, así que escribiría muchas cartas. Si la odiaban, se disculparía.
Ahora que nuestras posiciones son diferentes, ¡no podemos encontrarnos más!
Ese tipo de pensamiento nunca cruzó la mente de Lilica. Porque ella siempre se encontraba con las personas sin importar su estatus.
Sin embargo, conocía bien las reglas.
Solo puede encontrarse con alguien si la persona de mayor estatus lo desea.
Si Fjord y Athil deciden que no quieren verla, Lilica no podría hacer nada al respecto.
Solo podría seguir enviando cartas.
—Oye, Diare. Y tú también, Fjord.
—Sí.
—¿Qué sucede?
—Si alguna vez se enfadan mucho conmigo en el futuro, seguiré enviándoles cartas, ¿de acuerdo? ¿Las leerán?
Diare y Fjord miraron a Lilica, sin entender muy bien, mientras ella hablaba seriamente.
—Puede que algún día se enfaden mucho conmigo. Podrían pensar ‘Lilica, ¡eres horrible! No quiero volver a verte.’
Diare se echó a reír.
—Eso nunca sucederá.
—No, en este mundo no hay nada imposible.
Fjord también miró a Lilica con una expresión extraña. Solo Brynn parecía entender.
Acariciando a Lisett, que dormía en su regazo, Brynn comentó:
—Tiene razón, no se puede prever el futuro.
Incluso la doncella más cercana estaba de acuerdo, por lo que la mirada de Fjord se volvió más penetrante.
Sin embargo, en lugar de interrogarla, prometió:
—Está bien. No importa cuán enfadado esté, leeré tus cartas.
—Sí, gracias. ¿Y tú, Diare?
—Yo también.
Aunque todavía parecían confundidos, Diare también prometió.
Lilica se sintió aliviada.
Diare preguntó:
—Entonces, Alteza, ¿qué pasa si alguna vez te hago enfadar tanto que decides no volver a verme?
—Hmm, primero te preguntaría por qué hiciste eso. Y si no me convence tu explicación, entonces tú también deberías enviarme cartas.
Diare asintió.
—Entendido.
—Lo tendré en cuenta —Respondió Fjord.
Lilica sonrió.
Se sintió tan relajada que empezó a sentirse somnolienta. Brynn, dándose cuenta, dijo:
—Alteza, si tiene sueño, duerma un poco.
—¿En serio puedo?
—Claro. Siéntase cómoda y duerma.
Acomodando los cojines, Brynn miró fijamente a Fjord.
¿Vas a quedarte vigilando mientras duerme? No, ¿verdad?
Parecía decir su mirada.
Fjord carraspeó y dijo:
—Saldré a correr un poco fuera del carruaje.
—¿Eh? Ah, está bien.
Golpeó ligeramente la pared del carruaje para detenerlo y salió. Diare también pidió salir.
Con los dos fuera, Lilica pudo acomodarse mejor. Brynn bajó las cortinas de la ventana del carruaje.
El interior se oscureció, y Lilica pronto se sumergió en un sueño.
Sabía que esto pasaría.
Lilica estaba de pie junto a un oasis. Se sentía extrañamente frustrada y miró a su alrededor.
—¿No crees que estás siendo demasiado?
—No es que esté siendo demasiado, es que es difícil hacer que la Alteza sueñe por lo bien protegida que está. Soy yo quien debería pedirte que me abras la puerta.
Erhi apareció lentamente con un suspiro. Lilica se quedó perpleja.
—¿De verdad?
—Por supuesto. La Alteza en vida es mucho más fuerte. Yo solo soy una mera existencia residual dejada por la sangre.
Erhi sonrió mientras hablaba, y Lilica se quedó pensativa.
Esta vez, el oasis no era de noche sino al atardecer.
El crepúsculo del desierto era tan intenso que parecía que podía absorberte.
Incluso el oasis estaba teñido de rojo.
Nunca había visto un desierto en la realidad, así que no sabía si el paisaje del sueño era verdadero, pero era hermoso de una manera inquietante.
—Entonces, te haré una pregunta. ¿Qué significa que soy la última maga?
—Significa exactamente eso. Después de ti, la era de los magos se cierra. No nacerán más magos. La magia misma desaparecerá y los artefactos mágicos serán destruidos.
—¿Por qué?
Ante la pregunta de Lilica, Erhi esbozó una extraña sonrisa.
—¿Prefieres una explicación larga o corta?
—Corta.
—Sabes que todos los que llegaron a esta tierra eran magos, ¿verdad?
—Sí.
—¿Sabes que la magia destruyó el mundo original?
—No, eso no lo sabía.
—La mayoría de los magos de sangre pura eran amables y cariñosos. Dado que crean con magia, si tuvieran mal carácter, sería un desastre.
—Sí, eso tiene sentido.
—Pero con el tiempo, no siempre nacían así. ¿O tal vez eran demasiado amables y eso causó problemas?
Erhi extendió la mano y el agua del oasis se elevó.
El agua tomó una forma humana, y Erhi chasqueó los dedos.
Sobre el muñeco de agua apareció un círculo brillante.
—Había un mago muy poderoso, el rey de todos los magos, que amaba profundamente a alguien —Otro muñeco surgió del agua—. Y había alguien más que amaba al rey mago.
Un tercer muñeco apareció.
—Ahora, el que amaba en secreto pensaba mientras miraba a la pareja feliz. ‘Si esa persona no estuviera…’
—¡Oh!
Lilica exclamó sorprendida, mirando a Erhi. Él esbozó una sonrisa amarga.
—Es como un drama de celos, ¿verdad? Entonces, el mago más poderoso perdió a su amado.
El agua se desplomó.
—Y en su desesperación, el rey mago deseó con todas sus fuerzas.
( No puede ser. No necesito nada más que a ti. No quiero un mundo sin ti. ¿Cómo puede seguir funcionando todo sin ti? El mundo sin mi ser querido debería desaparecer. )
Lilica abrió los ojos de par en par, y Erhi agitó la mano, deshaciendo al muñeco restante.
—Y así, la isla de los magos quedó hecha pedazos. Entonces Takar intervino.
Lilica tragó saliva.
Ahora sobre el agua aparecieron figuras de un dragón y un humano.
—Pidió al dragón que los ayudara a escapar con los supervivientes. El dragón se negó. Dijeron que ustedes se habían vuelto demasiado peligrosos. Merecen ser destruidos.
Lilica comprendía completamente el pensamiento del dragón. Destruir el mundo con solo pensarlo, ese es un poder demasiado peligroso.
—Takar entonces juró renunciar a ser mago, es decir, abandonar la magia. Todos los que escaparon con ella también hicieron ese juramento.
—Oh.
Lilica hizo un pequeño sonido.
Cuando Erhi aplaudió, todas las figuras de agua desaparecieron.
—Entonces el dragón ayudó a algunos de los supervivientes a escapar. No había ningún mago capaz de anular el deseo del poderoso rey mago, pero pudieron torcerlo. Restringieron el ‘mundo’ que él mencionaba a la ‘isla de los magos’. Y lograron escapar.
Lilica hizo una cara extraña al escuchar la historia.
—Entonces, ¿no deberían dejar de nacer más magos?
—Así es. Eso es correcto —Erhi sacudió la cabeza—. Pero surgió un problema. Algo terrible ocurrió en la isla. Takar lanzó una maldición sobre Altheos, sobre el dragón, convirtiéndolo en humano.
Lilica abrió la boca de asombro.
—¿Entonces, de verdad mi padre era un dragón?
—Sí.
Erhi arrojó esta revelación con una cara tranquila, lo cual molestó a Lilica.
Aunque estaba sorprendida, también sintió una especie de confirmación interna.
Mi padre era un dragón. De alguna manera, eso tiene sentido. Pero no pensé que fuera un verdadero dragón. Qué genial.
En medio de la confusión en su mente, seguía avanzando positivamente, y Erhi continuó explicando.
—No se puede romper la maldición si no nacen más magos. Así que Inro lanzó una maldición sobre su linaje.
Aquí es donde entra Inro.
Recordando a Haya, Lilica tragó saliva.
—Te lo mencioné antes, ¿verdad? La maldición estaba ligada. Inro formuló la magia de esta manera: Mientras la magia exista, los magos seguirán naciendo.
—Eso fue lo que mencionaste antes.
—Sí, la maldición del dragón, la maldición de no poder salir de este lugar. Y la maldición de Inro. Finalmente, Inro lanzó la maldición porque al imponer una prohibición, se podía ejercer un gran poder. Pero eso lo dejaremos de lado.
Erhi agitó la mano como si no fuera gran cosa.
—Así que he estado esperando mucho tiempo a que naciera un mago lo suficientemente poderoso como para romper esa magia. Esperando a que el último mago cierre la era de la magia. Es triste prolongar el final.
—…Entonces, mi padre.
¿Sabía que yo era la persona que podía romper la maldición?
Erhi entendió lo que Lilica no dijo.
—Sabía todo.
—Entonces, ¿por qué?
¿No pidió que rompiera la maldición?
—No quería cargar a una niña con ese peso. Yo, sin embargo, tomé la oportunidad porque pensé que no tendría otra —Erhi sonrió y luego suspiró—. La verdad es que hay muchas más cosas que me gustaría contarte. Pero más información no siempre da más respuestas. También estoy en un dilema.
Lilica lo miró y dijo:
—Entonces, ¿puedo hablar primero con mis padres sobre qué hacer?
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