⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Lilica ha estado terriblemente ocupada desde por la mañana.
El día que ella había estado anticipando había llegado, sin embargo, el tiempo voló afanosamente en el día mismo.
Llevaba un vestido recién hecho y un panier mucho más exquisito que de costumbre.
A pesar de que Lilica dijo que se lo hiciera lo más largo posible, el vestido sólo le llegaba hasta la espinilla.
En cuanto sea mayor, me pondré un vestido largo. Uno con una cola más larga por detrás…
Un pequeño deseo echó raíces en su mente.
Brynn estaba llena de espíritu. Su pelo corto, que se había convertido en largo, parecía indicar su experiencia.
Lilica llevaba unas bonitas medias de seda que se ajustaban a su vestido, así como unos zapatos recién hechos.
Era un zapato con un nuevo diseño, que tenía una fina correa que envolvía la parte superior de su pie.
Se notaba la cantidad de atenciones que le dedicaron de pies a cabeza el diseñador, la Emperatriz y Brynn.
Brynn sonrió extasiada al ver el acabado.
Lilica también sonrió ampliamente tras ver su reflejo en el espejo.
—Es tan bonito.
—Sí, mi princesa. Eres realmente encantadora. Las familias que piden compromiso formarán filas.
Brynn dejó escapar un acalorado suspiro. Lilica se rió.
Era verdaderamente aristocrático en cierto sentido, pues quienes pedían un compromiso no eran ‘personas’, sino ‘familias’.
Lilica se metió la mano en el bolsillo.
La sentía vacía porque no sentía el colgante que siempre tendría al alcance de la mano.
Me pregunto qué hará Su Majestad.
Sentía curiosidad y emoción al mismo tiempo.
Con una sonrisa, Lilica volvió a mirarse en el espejo y giró sobre los dedos de los pies.
Brynn dio una palmada.
Lilica sonrió después de pellizcarle el dobladillo y saludarla.
Lilica miró a Lauv.
Extrañamente, su acompañante parecía hoy más tenso que de costumbre. Aunque los demás no pudieran notarlo, Lilica sí.
—Lauv, ¿estás bien?
—Estoy bien.
Lauv respondió cortésmente.
Lilica habló mientras ladeaba la cabeza.
—¿Te preocupa que haya más gente? Pero en cambio será más seguro, ya que Su Majestad y muchos otros caballeros también estarán presentes.
Ningún imbécil lanzaría un ataque en esa situación, ¿verdad?
Brynn habló.
—¿No es sólo porque sus ropas son demasiado sofocantes?
Lilica rió ante las palabras de Brynn.
Lauv estaba vestido mucho más elegante que de costumbre hoy, tal vez debido a la Parta.
Iba tan elegante que los demás podrían pensar que Lauv, y no Athil, acompañaba hoy a Lilica.
En ese momento, un criado se acercó y anunció la llegada de Athil.
De repente, Lilica se sintió muy nerviosa.
Definitivamente era el momento que había estado esperando, pero comenzó a sentirse nerviosa cuando lo tuvo frente a sus ojos.
Como si Brynn se hubiera dado cuenta de esos sentimientos de Lilica, la tomó del brazo levemente, antes de soltarla.
Lilica asintió.
—Puede entrar.
En cuanto Lilica habló, el sirviente abrió rápidamente la puerta.
Los ojos de Lilica se abrieron de par en par.
Aunque se había arreglado bastante, Athil no palidecía en comparación con ella. Su atuendo la hizo pensar, sin querer, en una elegante caja de caramelos.
Athil se rió de Lilica, que tenía los ojos muy abiertos.
—La ropa fina hace al hombre.
—Lo mismo vale para Athil.
—¿Esto? —Athil rió entre dientes y extendió la mano con una reverencia—. Entonces, ¿me concedes el honor de escoltarte hasta mí hoy, mi princesa?
Lilica miró su mano extendida y la agarró.
Las yemas de sus dedos temblaban ligeramente.
—Lo permitiré.
Con una sonrisa, Athil le besó el dorso de la mano y luego la colocó en el pliegue de su brazo.
—¿Vamos?
Habló con sencillez, como si no fuera gran cosa, lo que alivió la tensión de Lilica.
Ella asintió.
El tiempo era tan agradable que no se podía comprar.
La Parta se celebraba en la sala de cristal más grande del Palacio del Sol.
Se llamaba así debido a los largos ventanales que se alineaban a ambos lados de la gran sala rectangular.
Sobre las ventanas colgaban cuadros llenos del esfuerzo de sus artistas. La brillante luz del sol se esparcía por todo el salón acristalado.
Todas las ventanas reflejaban la luz del sol como espejos de plata, y las vidrieras parecían más deslumbrantes que las joyas.
Hermosos dibujos se entrecruzaban en el suelo de mármol donde se posaba la luz del sol.
La sala se llenó de gente emocionada.
Los regalos de Parta para la princesa ya habían sido entregados a los sirvientes, y se exponían en el estrado uno tras otro.
Todos trajeron a sus hijos porque querían que la princesa se encariñara con ellos, así que, para variar, la sala de cristal se llenó de niños.
La orquesta tocaba música melodiosa.
Cuando la música cambió a una que anunciaba la entrada de un miembro de la familia imperial, todos volvieron la mirada hacia las escaleras.
Aparecieron Altheos y Lydia.
Normalmente, un sirviente anunciaría sus nombres, pero la única protagonista de la Parta de Lilica era la propia Lilica.
Aun así, todos inclinaron la cabeza en señal de saludo.
Y esperaron con diversas emociones a la persona que aparecería a continuación.
Lilica permanecía ansiosa en la sala de espera.
Habló en voz baja.
—Estoy nerviosa.
—Los que deberían estar nerviosos son los humanos que están debajo de la escalera —Mientras Athil decía eso, le cogió la mano con fuerza—. ¿No me tienes a mí?
Ante eso, Lilica finalmente le dedicó una sonrisa.
Entonces, el sirviente llamó en voz alta.
—¡La princesa, Lilica Nara Takar!
Lilica dio un fuerte paso adelante.
La intensa luz del sol la hizo sentir mareada.
En cuanto apareció, todos aplaudieron.
La orquesta tocó una alegre melodía.
Lilica cogió la mano de Athil y bajó las escaleras.
Los aplausos cesaron cuando se paró en medio de la escalera. Lilica sonrió y habló como había practicado.
—Les doy las gracias a todos los que han venido hoy a celebrar mi Parta. Espero que todos pasen un rato agradable.
Luego, tras una simple reverencia, las palabras de felicitación brotaron sin cesar.
—¡Felicidades por tu Parta, mi princesa!
—¡Deseamos que alcances tu mayoría de edad sano y salvo!
—¡Felicidades!
Con una sonrisa, Lilica subió al estrado para situarse junto a su madre y la saludó una vez más.
Altheos y Lydia la felicitaron uno tras otro.
Lydia abrazó fuertemente a Lilica y le besó la frente.
—Felicidades por tu Parta, hija mía.
—Gracias.
Habló Altheos.
—Entonces, ¿miramos primero los regalos de los que vinieron a felicitarte?
—Sí.
Este orden fue desarrollado después de varios días de contemplación, ya que los regalos de aquellos con alto status, o pertenecientes a un confidente, serían abiertos más adelante.
Todas las familias que traían a sus hijos dejaban que su hijo se presentara y, tras un cordial saludo, el niño explicaba el regalo mientras Lilica abría el obsequio que le traía el sirviente.
El número de regalos abiertos junto a Lilica empezó a aumentar gradualmente. Todos dejaron escapar suspiros de admiración a medida que los regalos se volvían extravagantes.
Incontables joyas y ornamentos se derramaron.
Peines de marfil con incrustaciones de nácar, casas de muñecas exquisitamente elaboradas, diademas decoradas con joyas, encajes delicados y hermosos de aspecto vaporoso…
Justo entonces, apareció una cara conocida.
—¡Diare!
Cuando Lilica la saludó con una enorme sonrisa, Diare le devolvió el saludo con valentía y dijo.
—Felicidades por tu Parta, mi princesa.
—Mm, gracias por venir.
—Por supuesto, tengo que venir, como tu compañera de conversación.
Mientras Diare hablaba, se golpeó el pecho, antes de mirar la caja de regalo traída por el criado y hablar con timidez.
—Pedí esto con el dinero que había ahorrado sin la ayuda de mi familia.
El regalo eran herraduras de plata.
Era sencillo en comparación con los regalos que habían ido apareciendo ante ella, pero Lilica estaba bastante contenta y sonrió alegremente.
—Recuerdo que solíamos montar a caballo juntos todos los días. Gracias, Diare.
—No, por favor, espero que las herraduras de plata te protejan de cualquier cosa malvada.
—Sí, gracias.
No paraba de dar las gracias a Diare cuando pensaba en cómo Diare debía de haber ahorrado hasta el último céntimo de su paga.
Lilica le dio un gran abrazo a Diare, mientras Diare sonreía ampliamente, antes de dar un paso atrás.
La siguiente persona que se acercó también era alguien familiar.
—Fjord.
—Mi princesa.
Fjord la saludó con elegancia.
Como siempre, cada uno de sus movimientos era cautivador. El sirviente trajo el regalo del Ducado de Barat.
—Felicidades por tu Parta. Espero que te mantengas ilesa hasta tu ceremonia de mayoría de edad.
Se recitó una frase de felicitación típica de Parta y ofreció su regalo.
Era una jaula de oro.
Lilica se sorprendió al ver un pájaro en su interior.
—Es… oh, no está vivo.
—Por favor, gira la manivela del lado.
Lilica giró la manivela junto a la jaula y oyó el sonido de un resorte enrollándose.
Cuando soltó la manivela, el pájaro que había dentro batió las alas y empezó a piar.
—Es increíble…
Era un pájaro regordete y bonito, de color marrón, con ojos turquesa y el pecho rojo.
Lilica reconoció que era un petirrojo, pero no lo dijo en voz alta.
Se limitó a mirar a Fjord con una sonrisa.
Fjord también la miró con una suave sonrisa.
Cuando terminó el hermoso canto del pájaro en la jaula, Lilica habló.
—Me gusta bastante este regalo. Gracias.
—De nada. Es un honor poder presentar a la princesa el trabajo en el que esos artesanos de autómatas se han dejado el alma.
Los dos intercambiaron miradas significativas. Fjord hizo una reverencia y bajó de la plataforma.
Entonces, inesperadamente, subió Tan.
Lilica habló con una sonrisa.
—No esperaba que Tan asistiera.
—Es imposible que falte a la Parta de la princesa. Más aún teniendo en cuenta el corazón del regalo.
—¿El corazón del regalo?
Mientras se preguntaba si un regalo puede tener corazón, Lauv apareció junto al sirviente.
Lilica miró a Lauv y luego a Tan.
—¿Me están haciendo un regalo conjunto?
—No, este es el regalo que te hago.
Wolf le dio una palmada en la espalda a Lauv.
Si Lilica hubiera sido golpeada así en la espalda, habría rodado como una bellota al instante, pero Lauv no se movió.
Con expresión tensa, dio un paso adelante y se arrodilló ante Lilica.
Entonces sacó una pequeña caja y la abrió.
Una perla blanca.
Lauv habló en voz baja.
—Quería devolver la perla que había recibido por primera vez, junto conmigo. Por favor, acéptame como tuyo, mi princesa.
Su voz recorrió la silenciosa sala.
Cuando Lilica miró desconcertada a Tan, éste se encogió de hombros y sonrió. El puño de Lilica se cerró y aflojó, antes de hablar con un suspiro,
—Lauv, si tú, tal vez, quieres pertenecer a una princesa, está bien si te detienes ahora.
Es porque sólo permanecería como princesa seis años más.
Lauv negó con la cabeza.
—No, mi juramento pertenece a la señorita Lilica.
Lilica miró la perla.
Era difícil para ella negarse en un lugar con tanta gente mirando, pero también era bastante difícil para ella aceptarlo.
Lo mismo ocurría con Lauv.
Lilica estaba bastante preocupada.
Pero no volvió la mirada hacia su madre ni hacia nadie.
Era ella quien tenía que decidir.
Pudo notar que los hombros de Lauv temblaban. Las partículas de polvo bailaban bajo la luz del sol.
La larga reflexión de Lilica terminó en medio del silencio.
Lilica aceptó la caja de Lauv, se la entregó al sirviente y juntó sus manos entre las suyas.
Lauv levantó la vista.
Lilica habló con seriedad.
—Cuando conocí a Lauv, no empezamos con buen pie. Han pasado muchas cosas desde entonces, y así seguirá siendo —Unos ojos azul-grisáceos la miraron en silencio—. Aun así, creo que este tipo de sufrimiento y adversidad no acabaría sólo en penurias, sino que se convertiría en un tesoro entre nosotros.
Lilica sonrió beatíficamente.
—Una perla que brillará para siempre.
Se formarán gotas de lágrimas durante la pena y el dolor. Se formarán gotas de lágrimas durante la felicidad y la alegría. Las perlas son la cristalización de todas las lágrimas.
Recogió la perla con una mano y la colocó de nuevo en la palma de Lauv.
—Como tal, te devuelvo la perla y acepto a Lauv. En cambio, yo también tengo que pedirte un favor.
—Obedeceré cualquier orden que me des.
Lilica recordó a Lauv, que se vio obligado a sonreír. Miró a los ojos de su caballero.
—Por favor, vive libremente.
Los ojos que miró temblaban.
Lauv comprendió lo que significaban esas palabras.
A través de sus miradas se intercambiaban muchas conversaciones. Incapaz de superar las emociones que le embargaban, bajó la mirada. Lauv bajó la mirada hacia la perla que tenía en la palma y besó el dorso de su mano.
La escena de un caballero arrodillado en una enorme sala iluminada por la luz del sol, haciendo un juramento mientras besa el dorso de la mano de una joven, parecía sacada de una ilustración.
Todos miraban con la respiración contenida.
En ese momento, Tan se inclinó con elegancia y dijo.
—Felicidades, mi princesa.
Entonces, la gente de abajo de la plataforma también aplaudió y vitoreó como si hubieran despertado de un sueño.
—¡Felicidades a los dos!
—Felicidades, mi princesa.
El juramento entre el caballero y la muchacha tenía algo que tocaba el corazón de la gente, así que todos aplaudieron con fuerza.
Este incidente, llamado ‘El juramento de la perla’, se convirtió después en un tema de conversación candente.
Después de que Lauv se levantara, Lydia tenía una expresión que se debatía entre un suspiro y una sonrisa.
Altheos se levantó de su asiento y dijo,
—Lauv Wolf será nombrado caballero permanente bajo el mando directo de Lilica.
Lauv se inclinó hacia Altheos en señal de gratitud.
Lilica también se inclinó.
—Gracias, Majestad.
Altheos sonrió.
—Aunque el regalo de Sir Lauv es impresionante, mi regalo no es menor que el suyo. Tráelo.
El sirviente trajo hábilmente una pequeña caja y se la ofreció a Lilica.
Lilica pudo adivinar lo que contenía mirando el tamaño de la caja.
Era su péndulo.
—Ábrelo y echa un vistazo.
Ante el gesto de Altheos con la barbilla, Lilica abrió la caja.
Como era de esperar, su familiar colgante estaba dentro. Una luna creciente y un corazón, así como una pequeña corona. ¿Debo poner cara de sorpresa?
Cuando levantó la vista, Altheos habló.
—Debes de estar muy sorprendida, ya que se parece al péndulo con el que solías jugar. El colgante del péndulo ha sido emparejado deliberadamente con ese artefacto.
¿Hm? No, no lo es. Sin embargo, ¿este es mi colgante?
Después de dos años de tocarlo constantemente, era el colgante que ella podía distinguir por el tacto.
Cuando Lilica inclinó la cabeza, Altheos le dirigió una mirada significativa.
—Ese es mi regalo. El artefacto ‘Magical Girl’. Es un artefacto para un solo usuario que permitirá a los usuarios disfrutar de la sensación de ser un mago. Prueba a tocarlo.
Pequeños susurros resonaron por todo el lugar.
Se debía a que era un artefacto que nunca se había visto antes, y también a su nombre único.
Además, el artefacto de usuario único significaba que sólo una persona podía ser designada como usuario del artefacto.
Por lo tanto, quedaban muy pocos artefactos de usuario único. Lilica levantó el colgante con cuidado.
Justo entonces, el colgante irradió una luz brillante de repente.
—¿Kyaah?
Pporororong pporororong.
Al mismo tiempo, el alegre sonido de la música comenzó a sonar desde algún lugar.
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