⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Mientras miraba a Altheos con insatisfacción, Lydia habló con voz vacilante.
—De acuerdo, hablemos de ello más tarde. Ahora mismo, debo hablar con Lily.
Altheos miró a Lydia con inquietud, antes de asentir brevemente.
Cuando salió de la sala de recepción, Lilica no tardó en entrar.
Lydia hizo un gesto a su hija, que parecía ansiosa, para que se acercara y preguntó.
—¿Eres maga?
—Sí.
Lilica respondió bajando la cabeza, y Lydia reprimió sus emociones.
Habló despacio y con la mayor suavidad posible.
—¿Pensabas seguir ocultándoselo a mamá?
—….
No hubo respuesta.
Aunque sólo fueran palabras vacías, esperaba que Lilica dijera ‘no’, pero no fue así…
Su voz se volvió un poco más aguda.
—¿Por qué no contestas? ¿Pensabas ocultarle a mamá un asunto tan importante sólo porque Altheos te había prohibido hablar de ello?
—Lo siento…
—Si sabes que deberías disculparte, ¿por qué? ¿No confiabas en mamá? ¿Es por eso?
—No, no es por eso.
Lydia agarró los brazos de Lilica con ambas manos.
—Lilica, mira a mamá. Mira a mamá y dímelo. ¿Por qué has hecho eso?
A Lilica le temblaron los labios y los ojos se le llenaron de lágrimas.
No llores, dime la verdad.
A duras penas consiguió contener las palabras que estaban a punto de escapar de su boca.
Se había esforzado por ser una madre fiable.
Lo había intentado.
Creía que lo había hecho bastante bien.
Pero, ¿aún le faltaba tanto?
En esta coyuntura, ¿cómo iba a esforzarse más? ¿Estaba haciendo algo mal?
No, ¿no es normal que alguien se enfade en momentos así? ¿O es que todavía son comprensivos?
¿Soy la única a la que le resulta tan difícil ser madre? ¿Soy la única que está luchando tanto?
—E-Es porque tenía miedo de que algo malo pudiera pasar si no cumplía mi promesa con Su Majestad…
Lilica apenas contuvo las lágrimas y habló como si hubiera leído los pensamientos de su madre.
—Lo siento, me equivoqué.
Sí, se había equivocado. No, ¿tenía razón?
Deseó que alguien pudiera darle la respuesta correcta. Lydia respiró hondo y abrazó a Lilica con ternura.
—Mamá estaba preocupada por Lily. Si algo así se mantenía en secreto, no sabría si algunas personas malas le decían cosas desagradables a Lily más adelante.
—Sí, estaba equivocada.
—Es encomiable que quisieras mantener tu promesa. ¿Su Majestad usó esto para pedirle algo a Lily, o para ordenarte hacer algo?
—No, no me pidió nada de eso. Sólo me enseñó magia para que pudiera usarla correctamente. También me dijo que no debía usarla arbitrariamente, y que nunca debía revelarla a los demás.
—Ya veo —Lydia apretó con más fuerza a Lilica—. Me gustaría que Lilica confiara y se apoyara un poco más en mamá. Mamá también, mamá también me esfuerzo al máximo, ¿sabes? Aunque me falte, incluso entonces. Hablemos de esas cosas juntas. ¿Hmm?
Lilica sintió que se le saltaban las lágrimas, pero consiguió hablar en voz baja.
—Sí, yo… sólo quiero que mamá sea feliz.
Lydia no pudo contener las lágrimas ante su murmullo.
—Lily, mamá es muy feliz. Porque Lily está aquí.
—Yo también soy feliz por mamá. Hic, a partir de ahora, te lo contaré todo.
—Mm. Siento haberme enfadado.
La pareja de madre e hija lloraba mientras se abrazaban fuertemente. Después de un rato, Lydia sacó un pañuelo y limpió primero la cara de Lilica. Ella también se secó las lágrimas.
Qué felicidad poder mirarse a la cara y reírse después de llorar.
Pensando eso, Lydia miró el rostro resplandeciente de su hija.
Lydia no pudo evitar sentirse avergonzada.
—¿Mamá parece un desastre después de llorar?
—¡No! —Sobresaltada, Lilica dijo—. Eres la persona más guapa del mundo.
—Tú también eres la persona más hermosa del mundo.
Lydia abrazó a su hija una vez más y luego dijo.
—Su Majestad tenía razón. Es mejor mantener en secreto que eres una maga. Es una buena idea engañar a los demás fingiendo que usas un artefacto.
No había nada mejor que poder protegerse con magia.
También…
Y su propio regreso debió ser por Lilica.
Lilica ya había muerto antes de la muerte de Lydia.
Así que su deseo debe haber sido para Lydia, para ella misma. Incluso el último deseo de Lilica no fue para ella misma.
¿Qué clase de deseo pidió su hija?
Cuando Lilica se paró frente a la horca e hizo contacto visual con ella.
Me duele el corazón.
Pensar que a pesar de que le habían dado una segunda oportunidad, aún no sabía si estaba siendo una madre adecuada.
Lydia dejó escapar una sonrisa irónica.
—Lilica.
—Sí, madre.
—Te quiero.
No importa lo que pase.
No importa lo que les pase. No importa cuál sea la situación.
Ante esas palabras suavemente susurradas, Lydia vio cómo el rostro de su hija se enrojecía y sus ojos brillantes se llenaban de felicidad.
Y escuchó atentamente el suave susurro de su hija.
—Yo también te quiero.
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Fjord hizo una pausa mientras subía las escaleras.
—¿El Marqués de Sandar?
Aunque sólo fue un atisbo de su silueta, no pudo evitar fijarse.
El marqués desapareció rápidamente entre la multitud, disfrazado a conciencia, pero los ojos de Fjord eran bastante agudos.
¿Por qué está Sandar aquí? ¿Ha ocurrido algo?
Fjord organizó sus pensamientos mientras subía a su habitación.
Con el colapso de la Unión del Sur, Sandar debió enfrentarse a tiempos difíciles, pero fue un alivio en muchos sentidos.
Como toda la basura inútil fue barrida.
Hubo noticias de que las líneas colaterales de Sandar se habían tragado varios territorios fragmentados.
Por supuesto, el Sur estaba actualmente en agitación gracias a eso…
¿Pero Barat y Sandar?
Las flores y las serpientes, eh.
Necesitaba investigar más sobre esto.
Cuando Fjord entró en su habitación, un asistente trajo una carta en una bandeja de plata. Los demás le quitaron el abrigo en silencio.
Los sirvientes del ducado de Barat eran escasos con sus palabras.
Fjord echó un breve vistazo a las cartas y una leve sonrisa apareció en su rostro. Una carta procedía de la familia imperial, mientras que la otra era de Lilica.
Fjord detuvo las manos que le cambiaban la ropa por otra de interior y recogió las cartas.
Oh, así que es una invitación al festival de caza.
Sin leer la carta del palacio, Fjord rápidamente dirigió su atención a la carta de Lilica.
⌜¡Invitación a la Alianza Frambuesa!⌟
Los ojos de Fjord se abrieron de par en par al leer la primera frase de la carta y, al seguir leyendo, soltó una risita.
⌜Reclutamiento de miembros de la alianza para cosechar y cocinar frambuesas juntos. Aquellos que no tengan miedo de recoger frambuesas ellos mismos.
Aquellos que son capaces de cocinar las frambuesas que habían recogido juntos. Los que son capaces de compartir y disfrutar de las frambuesas cocinadas.
Los que saben reconocer y respetar a sus compañeros de alianza.
Los que son capaces de mantener todo en secreto.
Si desea unirse a la alianza, envíe una respuesta.⌟
En la parte inferior, había dibujos de dos llaves que se cruzaban y frambuesas que parecían haber sido dibujadas personalmente.
Fjord pensó que debía responder inmediatamente.
Podía adivinar más o menos a quién incluirían en la alianza.
Aunque Athil se pusiera furioso, no podía perder esta oportunidad.
—Joven Maestro —El asistente se acercó en silencio y susurró suavemente—. El Duque le llama.
Fjord dejó la carta y asintió.
El estudio estaba espléndido como siempre.
A pesar del fuerte aguacero que caía por la ventana, el estudio estaba bastante tranquilo. Como de costumbre, se encontró con la espalda del Duque Barat.
Fjord esperó a que sacara el tema.
—¿Recibiste una carta de la princesa?
—Sí.
—Deja ya de meterte en asuntos triviales. Ya es hora de que prestes atención a los asuntos aparentes.
—…
Fjord permaneció en silencio.
El Duque de Barat se dio la vuelta al no obtener respuesta.
—Fjord, no arruines las expectativas de esta madre.
Fjord respondió con el mismo silencio de antes.
El Duque rió entre dientes.
—Oí que te enfrentarías a una fase rebelde al criar a un hijo. Pensé que no le ocurriría a mi hijo. Muy bien, sígueme.
Su ambiente era más suave de lo esperado, pero Fjord no bajó la guardia.
El Duque se divertía destrozando pequeñas expectativas.
El Duque tiró de un candelabro, haciendo que la estantería girara y revelara un estrecho pasadizo. Ella tomó la delantera y entró.
Fjord la siguió.
Sabía exactamente adónde conduciría este camino.
Una fría sonrisa surgió de lo más profundo de su corazón.
¿Sabe todo el mundo lo que hay en el sótano de la grandiosa mansión Barat?
Camas de hierro frío y ataduras, así como todo tipo de drogas.
Incluso ahora, Fjord se sentía sofocado cuando entraba en aquel espacio sin luz y reducido.
Pero ya no era el niño que temblaba de miedo cuando lo trajeron aquí y lo ataron a la cama.
A pesar de eso, sólo podía cerrar las palmas sudorosas en puños.
El miedo que le habían inculcado desde joven le hizo vacilar.
—Es tu primera vez aquí, ¿verdad?
Fjord levantó la cabeza sorprendido por las palabras del Duque.
Al final del aparentemente interminable sendero oscuro, algo fue manipulado, y un nuevo camino se abrió.
Era un camino que llevaba aún más profundo.
Parecía que nunca volvería si entraba en él.
Fjord echó un vistazo a la cara del Duque antes de entrar.
Fue recibido con gemidos de dolor al entrar.
Divisó siluetas oscuras más allá de los barrotes de hierro densamente entretejidos.
A Fjord se le cortó la respiración en cuanto se dio cuenta de lo que eran. Todo su cuerpo tembló.
El Duque no se molestó en alumbrar con una luz tenue a través de los barrotes de la ventana. Habló.
—Preséntate a tus hermanos.
—¡¡!!
Fjord estaba atónito.
Apenas pudo contener sus crecientes náuseas.
—Todos ellos son piezas fallidas. Sólo estás aquí gracias a sus sacrificios, Fjord.
Su voz estaba llena de diversión. Fjord sintió que el suelo bajo él se balanceaba.
—Las palabras no pueden expresar mi alegría cuando finalmente apareciste. Una fase rebelde, ¿no? Si quieres llegar a ser como esos fracasados —Su voz susurrante resonó con fuerza en el sótano. En medio de los sollozos y gemidos de agonía, la voz del Duque era clara como el cristal—. ¿Qué crees que te ocurrirá si tu princesa se entera de este hecho? ¿Será capaz de aceptarte esa bajeza? Fjord, mi obra maestra. Tú, en tu esencia, eres igual que ellos.
El Duque lo arrastró. Fjord fue incapaz de resistirse.
No le quedaban fuerzas en el cuerpo.
El Duque empujó a Fjord contra los barrotes y sonrió.
—Míralo bien. Deberías estarme agradecido. Si tienes curiosidad por saber qué pasará si dejas de tomar esa medicina, rebélate cuanto quieras.
Su mano alborotó suavemente el pelo de Fjord.
—Ese tipo de sufrimiento es necesario para ti. La obra maestra de la que estoy orgullosa.
Esa tierna voz provocó escalofríos en Fjord.
No podía respirar.
—Piénsalo todo lo que quieras.
El sonido del Duque Barat alejándose llegó a sus oídos. La pesada puerta estaba cerrada.
Dentro de un espacio tan estrecho, sólo los sonidos llenos de agonía permanecían y crecían en volumen.
Fjord sujetó con fuerza los barrotes de hierro con ambas manos. De lo contrario, sentía que iba a desplomarse.
Los barrotes de hierro empezaron a congelarse desde el lugar donde él los agarraba. Se exhaló una condensación blanca.
Antes de que las lágrimas que corrían por sus mejillas pudieran tocar el suelo, se congelaron y se rompieron en pedazos.
El silencio llenaba ahora la prisión subterránea.
Ya no había sonidos de dolor.
Incluso su respiración estaba congelada.
Se hizo un silencio helado.
Incluso cuando hace tanto frío…, pensó Fjord aturdido.
Incluso en un lugar tan helado, sentía que su cuerpo ardía.
Su sangre hervía tan caliente que estaba a punto de incinerar todo su cuerpo. ¿Surgiría fuego en lugar de condensación cuando abriera la boca? El dolor no puede convertirse en su expiación.
Sin embargo. Sin embargo.
( No te rompas en pedazos. )
Un par de brillantes ojos azules.
En el momento en que pensó en ellos, la prisión se vació. Sólo cosas parecidas a la nieve en polvo flotaban en el aire suavemente.
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Caía un fuerte aguacero, típico de pleno verano.
Lilica estaba sentada en el porche de la cabaña del jardín secreto, disfrutando de un raro momento de descanso.
La relación con su madre parecía haberse estrechado, y el número de invitaciones que recibía había disminuido debido a la estación lluviosa.
Gracias a ello, tuvo tiempo de escribir la carta para la ‘Alianza Frambuesa’.
—¿Cuántas veces he reescrito esto?
Aún le dolían los dedos.
Se sentó en la mecedora del porche y miró distraídamente las gotas de lluvia que caían.
Era una experiencia agradable ver llover en un lugar seguro y cálido.
Porque el tejado siempre tiene goteras cuando llueve.
No le importaba mojarse, pero sería un gran problema si la ropa de cama o los muebles estuvieran empapados.
¿Por qué estos recuerdos del pasado eran tan vívidos en su mente?
—Su Alteza.
Brynn le ofreció una taza caliente de té con leche. Lilica aceptó la taza con una sonrisa.
—Gracias, Brynn.
—Por favor, ni lo mencione, Su Alteza.
—¿Y Lauv?
Preguntó ella, y Lauv, que estaba vigilando la entrada, asintió con la cabeza.
—Estoy bien, Milady.
Después de jurar lealtad a ella, Lauv se refirió a ella como ‘Milady’.
Era bastante embarazoso que la llamaran así, ya que era un honorífico elevador que se utilizaba para los maestros, pero no tuvo más remedio que aceptar ‘Milady’ cuando él le preguntó si debía llamarla ‘Maestra’.
La sonrisa, el tono y los ademanes discordantes habían desaparecido por completo. En resumen, se volvió aún más estoico de lo que había sido en un principio.
Permaneció en silencio, salvo las palabras necesarias, y ni siquiera ofreció una sonrisa amistosa.
Y aunque se sentía como si estuvieran realizando el Ritual del Silencio cuando estaban juntos, la atmósfera era mucho más cómoda y gentil.
Lilica prefería eso mucho más.
Además, sus expresiones eran más naturales cuando estaban juntos.
—Estaría bien si pudiéramos beber todos juntos—.
Ya que hoy eran sólo ellos tres.
Brynn asintió.
—Es una rara invitación de Su Alteza, por qué no nos unimos a ella.
Al oír las gentiles palabras de Brynn, Lauv la miró sin expresión.
Brynn entendió lo que eso significaba.
Era una mirada de cautela.
Los ojos de Brynn se entrecerraron.
—¿Eh?
En ese instante, Lilica sintió una sensación familiar.
Es como si alguien me estuviera llamando…
Parecía un sueño.
Se inclinó hacia delante en la mecedora, haciendo que los dedos de los pies aterrizaran en el suelo.
Ah, como había pensado.
Sintió un tirón, como si alguien la estuviera llamando.
Cuando levantó la taza y se levantó del asiento, miró a Lauv.
Tenía la mirada fija en una sola dirección, como un perro de caza que oye el canto de un pájaro.
De repente, sus pupilas se ensancharon como las de una bestia.
Lilica también dirigió su mirada en la dirección en la que él miraba.
—¡Ah!
En cuanto divisó el resplandor plateado más allá de los arbustos de frambuesas, reconoció inmediatamente de quién se trataba.
—¡Lauv!
Lilica entregó la copa a Lauv, que se acercó a ella con cautela.
—Milady.
—¡Princesa!
—Estoy bien. Sígueme desde la distancia!
Lilica cogió un paraguas y se lanzó a la lluvia.
En realidad, sólo quería decirles que no la siguieran, pero sabía que no lo aceptarían.
Pero parece que tengo que ir sola.
Por alguna razón, sus instintos le gritaban eso. Fjord no estaba más allá del matorral de frambuesas silvestres.
Ella corrió hacia el árbol donde Fjord estaba de pie debajo en su lugar. Parecía que estaba completamente empapado por la lluvia.
¿Cuándo llegó? ¿Cómo ha entrado?
Tales preguntas surgieron brevemente antes de desaparecer.
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