⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Altheos estaba sentado en el tejado de la torre del castillo. Aunque la superficie era lisa e inclinada, lo que podría hacer que cualquiera pensara que estaba intentando suicidarse, él se veía completamente relajado, como si estuviera sentado en un terreno plano. Con los codos apoyados en las rodillas, contemplaba la capital desde lo alto.
El castillo, ubicado en el centro de la ciudad, era el punto más alto, lo que permitía ver todo el panorama desde la torre. Escuchó a alguien acercarse por detrás, pero decidió ignorarlo. Poco después, esa presencia le habló.
—Padre.
Altheos dio un par de golpecitos a su lado en silencio, invitando a la persona a sentarse. Athil sonrió y se sentó junto a él. Aunque en público seguía llamándole ‘Su Majestad’ o ‘Señor’, en privado lo llamaba ‘Padre’. Al principio le resultaba incómodo, pero con el tiempo le había empezado a gustar.
Athil se sentó con cuidado. Aunque podría caerse, no tenía miedo. Si me caigo, él me atrapará, pensó con confianza.
—¿Qué tal? ¿Cómo fue allá afuera? —preguntó Altheos.
Athil sonrió de medio lado y respondió:
—¿No crees que habrá más conflictos armados?
—Ah, ¿de verdad?
Altheos se rió. La aparición del Imperio Dragonia era como la de una nueva organización irrumpiendo en una zona establecida. Inicialmente, habría pequeños choques de fuerza, tanteos entre las partes, pero si una resultaba ser débil, estallaría una gran batalla. Si no, seguiría habiendo un tira y afloja. Los enfrentamientos militares eran inevitables.
Ya había recibido informes de pequeños roces en la frontera por parte del Marqués de Ignaran. Pero eso solo era el comienzo. Dado que se trataba de naciones, no podían medir a sus rivales sólo en términos de fuerza militar.
Athil se encogió de hombros y añadió:
—Además, estarán curiosos.
Curiosos por saber qué tipo de país era el Imperio Dragonia, su estructura, su cultura. Las tres naciones más cercanas eran Ilain, al otro lado del desierto, y Eldonreed y Rohan, más allá del mar de árboles. Sabían que al otro lado del mar también había países, pero las naciones con las que compartían frontera eran las que más tensiones provocaban.
Normalmente, las naciones lejanas mantenían relaciones amistosas, mientras que las cercanas eran las que se enfrentaban.
Hasta ahora, ambas partes solo se habían estado observando. Pero con la apertura de nuevas rutas a través del mar de árboles, inevitablemente surgirían disputas territoriales entre Eldonreed y Rohan.
Espero que el Marqués de Ignaran no solo se preocupe por Lily, pensó Athil, frunciendo el ceño al pensar en su hermana, la única Gran Hechicera del mundo, aún apodada ‘la niña maga’.
Altheos habló de nuevo:
—Es precisamente para saciar esa curiosidad que hemos convocado esta fiesta. Será un punto de inflexión importante.
Aunque ya habían recibido numerosas delegaciones diplomáticas, la fiesta que comenzaba esta noche sería diferente. Se había enviado invitaciones formales a la realeza de los países vecinos. Era una reunión oficial. Cada nación traería regalos extravagantes y grandes delegaciones para presumir de su poder, y el Imperio Dragonia respondería con una recepción a la altura.
Podría considerarse una competencia de poder mediante el lujo.
Durante el día, habría cacerías y torneos, lo que implicaba una lucha de fuerza militar. Ambas partes no podían permitirse perder en lo que era una guerra diplomática encubierta. Lydia estaba completamente ocupada organizando la fiesta, y aunque Lilica había tomado algunas de sus responsabilidades, el caos seguía presente.
Por otro lado, Athil había dejado la capital y no había regresado, lo que justificaba la furia de Lilica.
Athil tosió ligeramente y comentó:
—Parece que todos están trayendo a sus ejércitos completamente equipados.
No solo había recorrido la capital, sino que también había investigado cómo venían las delegaciones extranjeras. Aunque su asistente, Jazz, había suspirado diciendo: Deja eso a tus subordinados, Athil lo había ignorado. ¿Por qué delegar algo tan interesante? Los papeles eran lo único que merecía delegarse.
Altheos se rió abiertamente ante su comentario.
—Claro, es natural que vengan armados si va a haber cacerías y torneos.
Quería que vinieran bien armados, con sus lanzas y espadas en alto, y que mostraran todas sus cartas. Tenía curiosidad por ver qué tan impresionantes podrían ser esas cartas frente al aliento de un dragón.
Altheos se levantó y revolvió el cabello de Athil antes de decir:
—Buen trabajo.
Athil, algo avergonzado, se mordió el labio y se pasó la mano por el cabello desordenado. De repente, una ráfaga de viento sopló y Altheos desapareció.
Athil se levantó y murmuró:
—Gracias a ti.
Altheos había decidido seguir ocupando el trono imperial, lo que fue un alivio para Athil. Aunque muchos susurraban que él sería el próximo Emperador, la aparición de nuevas fuerzas extranjeras había acallado esos rumores.
Un dragón. El dragón protector del Imperio Dragonia. De repente, tenerlo en el trono parecía increíblemente reconfortante y majestuoso.
John Weil había estado ocupado manipulando la opinión pública. Desde la creación del periódico Wale, había utilizado todo su poder para conseguir al ‘Escritor Amatista’. Gracias a esto, el periódico Wale estaba alcanzando ventas increíbles.
Athil, liberado de sus responsabilidades gracias a Altheos, se sentía más libre que nunca. Nunca había imaginado que podría disfrutar tanto de su puesto como príncipe heredero.
—Si caigo desde aquí, me moriré al instante —comentó Jazz, asomando la cabeza por una ventana de la torre—. Baja rápido, Brann está perdiendo la cabeza por los preparativos para la fiesta —añadió.
—Sí, ya voy —respondió Athil, levantándose.
❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖
—Hola, Ludy —dijo Altheos mientras se acercaba a Lydia, que estaba supervisando los preparativos de la fiesta desde el centro del salón.
Levantó su cabello y besó su cuello.
—Hola, Al. ¿No crees que el candelabro debería estar un poco más alto? —Lydia dirigió esta última pregunta al sirviente que estaba cerca, no a Altheos.
No era raro que el Emperador mostrara su afecto por la Emperatriz de forma pública. De hecho, desde que se habían casado, sus gestos de cariño habían aumentado. El sirviente se acercó a los trabajadores para ajustar la altura del candelabro.
—Yo lo veo perfecto —comentó Altheos.
Lydia, observando el salón, se rió con ironía.
—Claro que estaba perfecto… hasta que alguien decidió entrar con esas banderas ridículas.
—¿Una bandera?
—Sí, en su país es costumbre colocar una bandera en el salón de baile.
Es un pobre intento de comparar quién tiene el techo más alto: nosotros construimos el techo de nuestra sala tan alto, ¿y qué hay de la tuya?
Altheos se encogió de hombros.
—Menos mal que el techo es alto.
—Sí, al menos Takar no escatimó gastos cuando construyó su palacio —Lydia dijo eso y le dio un suave beso en los labios a Altheos—. Tengo que ir a cambiarme.
Altheos sonrió ampliamente.
—Me emociona pensar en cómo se desmayarán al verte.
—No tanto como cuando vean a mi esposo.
Lydia bromeó, haciendo referencia a que Altheos era un dragón, y soltó una risa ligera.
Ella empezó a caminar y Altheos la siguió.
Lydia dijo:
—Hoy Athil y Lilica estarán más ocupados que nosotros.
—Hmm, seguramente terminarán con las plantas de los pies ardiendo de tanto bailar.
Los invitados de los distintos países seguramente habrían traído a princesas, príncipes o jóvenes nobles de igual rango. ¿Qué mejor alianza que un matrimonio?
Y si aún quedaban solteros entre los miembros de la realeza, el interés sería mayor.
—No te distraigas con nadie más.
Ante el susurro de Altheos, Lydia rió mientras le daba un suave empujón en el pecho.
—Oh, Altheos. No te preocupes, no hay otro dragón en este mundo aparte de ti.
Altheos sonrió con picardía ante esas palabras y preguntó:
—¿No tienes nada más que decir?
—Nada más —Lydia le sonrió elegantemente—. Después de todo, no hay nadie más hermosa que yo.
❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖
Diare tenía su cabello rosa polvoriento perfectamente trenzado y llevaba puesto el uniforme del cuerpo de caballeros. El uniforme de la guardia real le quedaba estupendamente.
El artefacto mágico llamado ‘Colmillo’ seguía brillando en sus orejas con una luz radiante.
Hoy estaba programado un baile. Aun así, siempre llevaba su espada negra de filo real.
—Buenos días, Princesa.
Diare hizo un saludo formal de caballero. Lilica, que estaba siendo atendida por Brynn y otras doncellas, levantó la mano para saludar, ya que no podía voltear la cabeza.
—Hola, Diare.
Diare sonrió al ver a Lilica.
—Como siempre, la Princesa está hermosa hoy.
—Y tú estás increíble, Diare.
Las doncellas peinaban el cabello de Lilica, desenredando suavemente sus mechones antes de empezar a trenzar y levantarlo en un elegante recogido. Su cabello castaño, brillante y sedoso, era un espectáculo cautivador.
Hoy, Lilica llevaría una pequeña tiara.
Además, era la primera vez que se maquillaba.
Lilica cerró los ojos, disfrutando de la suave sensación del pincel de maquillaje rozando su rostro y del delicado toque de las cerdas pasando sobre sus párpados. Todo era nuevo y fascinante.
—La Princesa no necesita maquillaje.
—Quizá un toque de color.
—Es tan hermosa de por sí que no sabemos qué más podríamos hacer.
Las doncellas no dejaban de murmurar halagos mientras la adornaban de arriba abajo.
—Pero hoy es un día especial; llevará un vestido de adulto por primera vez.
—¿Le damos un toque más maduro?
—Eso estaría bien, dado que habrá muchos emisarios extranjeros.
Diare intervino en la conversación de las doncellas.
—Tienen razón. Todo el mundo está lleno de curiosidad. También escuché que visten de manera muy diferente a nosotros.
—Ah, ¿siguen usando esos vestidos con enaguas voluminosas?
Una de las doncellas respondió con una risa contenida.
El crinoline ya se sentía algo anticuado.
Lilica comentó:
—Cuando vean a mi madre, querrán deshacerse de sus ropas.
Ante esa afirmación, las doncellas se miraron entre sí y asintieron.
—Así es.
—Definitivamente.
Cuando Lydia apareció en su vestido de delicadas capas de telas fluidas, todos en el salón quisieron encargar el mismo modelo de inmediato.
Esas telas, por cierto, eran tan caras que podían costar lo mismo que una mansión.
Lilica, aterrada por tal ostentación, rara vez se atrevía a vestir prendas tan lujosas.
Pero hoy era diferente.
Diare dijo:
—Hoy eres la protagonista, Princesa. Quería escoltarte hoy, pero…
Apretó los dientes, frustrada.
Lilica rió.
—No es posible, ¿verdad? Athil estará allí.
—Seguro que hay muchas mujeres esperando que él las acompañe. ¡Humph! ¡Pero yo solo quiero escoltar a la Princesa!
—Aun así, me acompañarás como guardia hoy, ¿no? Me alegra que estés aquí, Diare.
Lilica trató de consolarla, y Diare se encogió de hombros, alzando la barbilla con orgullo.
La boca de Lauv se torció levemente hacia abajo.
Hoy, Lilica iba a estar escoltada no solo por Lauv, sino también por Diare, debido a la gran cantidad de extranjeros. Era una precaución sugerida por Tan para incrementar la seguridad.
Además, siendo una mujer, Diare podía seguir a la princesa incluso en áreas privadas, lo cual la hacía indispensable.
Hasta ahora, Brynn, su doncella, había cubierto los momentos en los que Lauv no podía estar, pero eso tenía sus límites.
—Lo dije, ¿verdad? Que me convertiría en tu guardaespaldas.
Diare rió y lanzó una mirada desafiante a Lauv, quien desvió la mirada discretamente.
Lilica preguntó:
—¿Estás segura de esto? También participarás en el torneo, ¿no deberías estar entrenando? Tendrás que escoltarme todo el día…
—Por supuesto.
La expresión de Diare se tornó seria.
—El torneo es importante, pero la Princesa lo es más. Es cuestión de habilidades. Yo soy el ‘Colmillo de la Casa Wolf’. Todos sabrán lo afilado que es el colmillo del lobo —Diare sonrió mientras añadía—: Y también lo buena que soy haciendo compañía a la Princesa.
Aunque la mayoría de los nobles del imperio sabían sobre el artefacto, era un secreto bien guardado para los extranjeros. Algún día lo descubrirían, pero por ahora, mantener el misterio aumentaba su valor.
Lilica asintió.
Finalmente, Brynn ajustó la falda del vestido y roció un perfume más femenino de lo habitual.
Las doncellas miraron con admiración su obra final.
—Estás increíble, Princesa.
—Cualquiera que no se arrodille ante ti es un tonto.
—Desearíamos poder ver el baile con nuestros propios ojos.
—Qué adorable eres.
Las mejillas de Lilica se sonrojaron por los elogios. Al verla así, las doncellas se agarraron las manos con entusiasmo, exclamando:
—¡Qué adorable!
No había una frase que describiera mejor a Lilica. Cualquiera que la viera, se sentiría inevitablemente atraído por su dulzura y no podría evitar amarla. Sus largas y espesas pestañas proyectaban sombras en sus mejillas, sus ojos eran de un verde azulado transparente y su mirada irradiaba un brillo místico. Hoy, sus ojos, delineados de forma sutil, la hacían parecer más madura de lo habitual. Sus mejillas sonrojadas y sus labios ligeramente húmedos no reflejaban su habitual aspecto infantil, sino que resaltaban su madurez. Su cuello blanco y elegante, resaltado por el cabello recogido, y los pendientes que colgaban y brillaban suavemente, añadían un toque de sofisticación.
Con guantes de encaje perfectamente ajustados, Lilica tomó la mano de Diare y se levantó. Diare sonrió.
—Definitivamente, hoy eres la protagonista, Princesa.
—¿De verdad?
—Por supuesto.
Diare asintió con la cabeza y la guió suavemente hacia el espejo.
—Mira.
Lilica abrió los ojos con sorpresa al verse reflejada en el espejo. Después de observarse detenidamente durante un rato, susurró:
—Me hubiera gustado que Fiyo estuviera aquí.
—Es complicado que el Marqués deje la frontera en estos momentos —susurró Diare en respuesta.
—Sí, lo sé… pero aun así…
Lilica suspiró, deseando que Fjord fuera el primero en verla así. Con una ligera frustración, se miró una vez más en el espejo.
—Creo que iré a verlo —decidió, apretando sus puños.
Dirigiéndose a los demás, anunció:
—Voy un momento a mi habitación, vuelvo enseguida.
Aunque Brynn, Lauv y Diare fruncieron ligeramente el ceño, no intentaron detenerla. Lilica se apresuró a su habitación y, al estar sola, utilizó magia de teletransportación.
—¡Yap!
Por alguna razón, sentía que lanzar un grito la ayudaba a hacer la magia más eficaz. En un instante, apareció en la habitación de Fjord. Miró a su alrededor.
—¿Fiyo?
Pero Fjord no estaba en la habitación. Sabía que a veces sucedía, así que tiró de la campanilla para llamar a un sirviente. Cuando el mayordomo entró y vio a Lilica, se inclinó sorprendido y dijo:
—Bienvenida, Princesa.
—¿Puedes llamar a Fjord?
Sin perder tiempo, fue directa al grano. El mayordomo puso una expresión de disculpa.
—Lamento informarle que hace poco comenzó una ronda de patrullas por las tierras. No regresará hasta dentro de unos días.
—¿Patrullas?
—Sí, dijo que debía reforzar las defensas en la zona inundada…
Lilica quedó atónita por un momento y luego dejó caer los hombros con un suspiro. Entendía la situación. Con los ejércitos extranjeros en la capital, era necesario asegurarse de que las fronteras estuvieran bien defendidas. Sabía que era importante, pero no pudo evitar sentirse decepcionada.
—No hay nada que hacer —dijo, forzando una sonrisa.
—Gracias por informarme. Por favor, dile al Marqués que vine a verlo cuando regrese.
—Por supuesto, Princesa. Lamento mucho la situación.
—No te preocupes —respondió, moviendo la mano antes de que el mayordomo se retirara.
Normalmente, estamos en contacto tan frecuentemente que no solíamos tener este tipo de contratiempos, pensó Lilica mientras se teletransportaba de vuelta a su habitación.
Al salir, con los hombros aún caídos, Brynn adivinó lo que había pasado y le dedicó una sonrisa comprensiva.
—La próxima vez se lo mostrarás. Lo haré exactamente igual, te lo prometo.
Lilica asintió con la cabeza. Otra doncella apareció rápidamente con un ligero refrigerio y comentó:
—Hoy no tendrás mucho tiempo para comer. Es mejor que tomes un poco ahora.
—¿En un banquete no tendré tiempo para comer? —exclamó Diare, sorprendida.
Lauv, con una postura orgullosa, intervino:
—Ya he comido.
Mostraba una expresión de ‘Así es como debe actuar un caballero de guardia’. Diare entrecerró los ojos. Brynn se rió y comentó:
—Hoy estarás tan ocupada con las interacciones sociales que no tendrás tiempo para disfrutar de la comida. ¿Te gustaría que te trajera algo de comer, Sir Diare?
—Por favor —respondió rápidamente Diare.
Brynn dio una señal al sirviente, quien se retiró rápidamente. Poco después, Diare devoró una abundante comida, y justo cuando terminó de enjuagarse la boca, Athil llegó a buscar a Lilica.
Curiosa por su reacción, Lilica salió de su habitación para encontrarse con él. En el salón de espera, los ojos de Athil se abrieron de par en par al verla. Junto a él, Jazz comentó:
—¿Cuántos se van a postrar para pedir la mano de la Princesa?
—Ya hay varios en fila —bromeó Pi, levantando la mano.
—Aunque hoy mi corazón late aún más fuerte. ¡Puhah!
Antes de que terminara, Athil cubrió rápidamente la boca de Pai, haciendo que emitiera un sonido raro. Athil frunció el ceño con disgusto.
—Deberías controlar esa lengua —le dijo.
—Esto es lo básico. No puedes culparme por decir lo que otros no se atreven —replicó Pi, apartando la mano de Athil.
Después de carraspear un par de veces, Athil ofreció su mano a Lilica y le dijo:
—No te separes de los guardias hoy bajo ninguna circunstancia.
Lilica rió y tomó su brazo. Respiró profundamente. La fiesta de hoy sería una verdadera batalla. Una guerra. Y no podía permitirse perder.
Con altivez, Lilica de Takar levantó la barbilla, lista para enfrentarse a lo que viniera.
Comments for chapter "SS II 2"
MANGA DISCUSSION