⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

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Después del banquete, cuando regresó a su habitación, lo único que quería hacer Lilica era lavarse y quedarse dormida, pero Brynn le dijo que no debía dormirse aún.

—¿No puedo dormir?

—No, claro que puede, pero primero le haré un masaje en las piernas.

Brynn aplicó generosamente un aceite aromático y comenzó a masajear los gemelos de Lilica sin piedad. Lilica, recostada sobre la almohada, soltó un gemido.

—Bry… Brynn, duele.

—Si lo hago suave, mañana le dolerá más. Es mejor relajar bien los músculos ahora.

—Pe… pero, ay…

Realmente dolía. Mientras le masajeaba los pies, aunque se sentía un poco avergonzada, era agradable; pero en las pantorrillas, le dolía tanto que le brotaban lágrimas.

—¿Le duele mucho?

—Sí.

Brynn redujo un poco la intensidad.

—¿Así está mejor?

—Sí… Gracias, Brynn.

—No hay de qué.

Brynn le sonrió ampliamente. Con el masaje más suave, Lilica empezó a sentirse relajada, y pronto el cansancio la invadió. Mientras cabeceaba de sueño, se quedó profundamente dormida, y cuando despertó, ya era de mañana.

—¿Se ha despertado? —preguntó Brynn, abriendo las cortinas como si lo hubiera estado esperando. 

Lilica asintió lentamente con la cabeza. Sus piernas se sentían ligeras.

—Gracias, Brynn… Ayer me quedé dormida sin más…

—Jeje, no se preocupe. Debía estar muy cansada. Hoy tenemos la cacería.

—Es cierto, sí.

—El Marqués fronterizo también estará presente.

Al oír esto, acompañado de una sonrisa, Lilica se levantó rápidamente. No lo había visto en mucho tiempo, y la sola idea de estar en el mismo lugar que él la hacía feliz. Tras un desayuno rápido, se puso su vestido para montar y un pequeño sombrero ágil. No era una cacería larga como en los festivales de caza, sino una en la que irían a caballo y regresarían pronto.

Pronto llegaron al coto de caza cercano. Lydia, con pantalones como parte de su atuendo de montar, volvió a atraer todas las miradas. Lucía extremadamente elegante con su chaqueta de montar decorada con botones dorados.

Las reglas de la cacería eran las mismas de siempre. Era la primera vez que se presentaban artefactos reales en un evento oficial de la familia imperial. Animales hechos de sombras salieron corriendo. A diferencia de otras ocasiones, no liberaron ningún tipo de depredador, solo ciervos, conejos y palomas. Los enviados extranjeros miraban la escena con sorpresa.

—¿Magia?

—¿Es magia de verdad?

Los murmullos y las miradas inquietas se intercambiaban entre los presentes, pero Athil, ignorándolos, explicó las reglas. Se permitía usar arcos o lanzas, y quien quisiera podía pedir prestado un rifle de caza. Era una pequeña demostración de poder.

Por primera vez, Lilica recibió un rifle largo.

Siempre he usado arcos en las cacerías, pero por fin tengo un arma de fuego, pensó, con el corazón latiendo con emoción.

Athil se acercó a ella y dijo:

—No te separes de mi lado.

—Me gustaría, pero…

Por supuesto, los invitados tendían a dividirse entre hombres y mujeres, y siendo anfitriones, tanto Lilica como Athil tenían la obligación de acompañar a los invitados.

Athil frunció el ceño y luego suspiró profundamente.

—Cuídate.

Lilica tocó suavemente su broche de colgante y le sonrió.

—Al disparar, apunta alto, ¿vale? No dispares hacia los caballos. Y cuando bajes el arma, ten mucho cuidado.

—No me digas cosas tan aterradoras —dijo Lilica, haciendo como si tapara las orejas del caballo.

Athil sacudió la cabeza.

—Bueno, al menos hoy no hay depredadores.

—Sí.

Lilica también se sintió aliviada por eso. Unos momentos después, el sonido de un cuerno marcó el inicio de la cacería, y los participantes comenzaron a dirigirse al bosque en pequeños grupos. Lilica, junto a Lauv y Diare, se adentraron en el bosque cuando un caballo se acercó.

Lilica sonrió ampliamente.

—Hola, Fjord.

—Saludos, princesa.

Sonriendo, ambos cabalgaron juntos, sus caballos lado a lado.

—Es un placer verte.

—Lo mismo digo. Ten cuidado en la cacería. ¿Nos veremos esta noche?

—Mm, creo que esta noche será difícil.

—Ah, entiendo.

Al ver la expresión decepcionada de Lilica, Fjord apretó las riendas y susurró suavemente:

—¿Puedo visitarte más tarde?

—¡Claro!

Lilica levantó la cabeza con una sonrisa radiante. Fjord sonrió, se quitó el sombrero en un gesto de despedida, y se alejó.

Justo en ese momento, varias damas se acercaron a Lilica. Miraron hacia Fjord, que se alejaba, y suspiraron con una mezcla de admiración y lástima.

—Princesa, ¿le gustaría unirse a nosotras para la cacería?

—En Dragonia, parece que participan en la cacería. Nosotras normalmente sólo observamos.

—Es mi primera cacería, y estoy algo nerviosa.

—Por cierto, ¿qué eran esos animales hechos de sombras? ¿De verdad era magia?

Lilica, sonriendo, respondió a sus preguntas. Como muchas habían tomado rifles prestados, le correspondía a Lilica explicar cómo usarlos, advirtiéndoles que debían contar bien el número de balas, ya que estaban limitadas.

Los enviados extranjeros, que al principio se mostraban reticentes, pronto se entusiasmaron con la cacería. Parecía que les gustaba el hecho de no tener que matar animales reales. Cuando cazaban un conejo o una paloma, estas se transformaban en adorables figuras. Lo que al principio les pareció incómodo ahora los tenía cabalgando activamente y disparando sus armas.

Lilica, que se había quedado con ellos, se dio cuenta de que ahora estaba sola.

—¿Por qué estoy sola otra vez? —murmuró, extrañada.

Diare se encogió de hombros.

—Tal vez quisieron evitar la presencia de la princesa.

—Oh…

Lilica esbozó una sonrisa amarga.

—Quizás están desarmando los rifles por curiosidad.

—Si los desarman, dudo que puedan volver a montarlos. Pero probablemente estén examinando su estructura.

Lilica asintió. Lauv, con una expresión ligeramente preocupada, preguntó:

—¿Pero está bien que hagan eso?

—Sí. Incluso si logran copiar el rifle, sin los cartuchos mágicos o la fuerza mágica, no les servirá de mucho.

Lilica levantó su rifle.

—Aunque no he atrapado ni uno.

Diare comentó con seriedad:

—Creo que las balas son demasiado pequeñas.

Lilica soltó una carcajada.

—Sí, es cierto… ¿De verdad es eso? Entonces…

Tal vez si añadiera un poco más de su energía mágica y aumentara el tamaño de las balas, podría acertar incluso si fallaba por poco.

Mientras pensaba en eso, Diare susurró:

—Hay una paloma justo arriba a la derecha.

Lilica tragó saliva y levantó la vista para observar la paloma. Encima de la rama, una paloma negra hecha de sombras se sentaba descaradamente, como si se estuviera burlando de ella. Lilica levantó lentamente el rifle y apuntó a la paloma. 

Y le agregaré un poco de mi poder mágico…

En ese momento, el cañón brilló sorprendentemente brillante. El círculo mágico grabado en la punta del cañón se hizo gigantesco. Justo cuando la paloma, asustada, comenzó a volar, Lilica apretó el gatillo. 

Pum.

Un pequeño sonido se escuchó, y el área de unos 30 centímetros alrededor de donde estaba la paloma simplemente desapareció. Literalmente se desvaneció. 

—…

—…

—Eh, yo solo… agregué un poco de poder mágico…

Lilica dejó la frase incompleta y disimuladamente le entregó el rifle a Diare. Diare lo recibió respetuosamente con ambas manos, como si le hubieran dado un objeto temible, y lo guardó cuidadosamente en la funda detrás de su silla de montar. 

Lilica aclaró su garganta y dijo: 

—No hay ninguna figura de paloma…

—Se rompió.

—Se destruyó.

Parece que Wolf, con su excelente vista, vio cómo por un breve momento la paloma se convirtió en una figura antes de desintegrarse en pedazos. Lilica se puso abatida.  

—Espero que no me hagan pagar por ello.

Diare la animó: 

—¡Pero al menos esta vez acertaste! Un poco más de práctica y estarás bien.

—Sí…

Lilica trató de animarse a sí misma. 

—Mi madre también es muy buena en esto. Si practico, también lo haré bien.

Mientras Lilica intentaba darse ánimos, Diare y Lauv miraban hacia el mismo punto. Lilica, un poco retrasada, también siguió su mirada. Pero no vio nada. Diare sonrió y dijo: 

—¿Por qué no vas a ver?

—¿Qué? ¿Eh?

Mientras Lilica parpadeaba confundida, Fjord salió de entre los árboles. Detuvo su caballo rápidamente y dijo:  

—Vi algo brillando por aquí. ¿Estás bien?

—¡Fiyo! Ah, sí, estoy bien. Solo… usé algo de magia.

Al escuchar esto, Fjord suspiró largamente.  

—Qué alivio.

Siempre que había una cacería, todos a su alrededor tendían a sobreproteger a Lilica en exceso. 

—¿Y tú, Fiyo? ¿No estabas con alguien?

—Sí, estaba entreteniendo a unos invitados —Fjord sonrió levemente—.   Pero mi princesa siempre es lo primero.

Invitados, pensó Lilica. Esa elección de palabras era muy característica de Fjord. Sin embargo, era extraño que el Marqués de Ignaran tuviera ‘invitados’ que entretener. ¿Acaso estaba con la realeza?  

Lilica le preguntó:  

—Entonces, ¿no deberías volver rápido?

—No importa. Ah, un conejo. Corrí hacia acá como un tonto solo por eso.

Esa respuesta hizo que Lilica frunciera ligeramente el ceño. Primero lo de los ‘invitados’, y ahora lo del ‘tonto’. Sus elecciones de palabras eran un tanto molestas. 

En ese momento, se escucharon cascos detrás de ellos. Lauv y Diare guiaron sus caballos al frente de Lilica, colocándose a ambos lados de ella.  

—Marqués Ignaran, no debería correr así de repente…

La persona que los alcanzó se detuvo al ver a Lilica, pareciendo sorprendido. Lilica lo reconoció de inmediato. Era la persona que había cedido el baile a Fjord la noche anterior.  

—Príncipe Mion. 

—Princesa Lilica.

Mion levantó ligeramente el borde de su sombrero a modo de saludo. Miró a Fjord con una mirada fugaz y le dijo:  

—Estaba cazando con el Marqués, pero de repente vio un conejo y corrió tras él.

—Espero que no haya perdido el conejo por mi culpa.

Lilica sonrió.  

—Al contrario, tener la oportunidad de ver a una princesa tan hermosa es una ganancia.

Fjord respondió a la broma de Lilica. Mion, mirando a ambos, se dirigió a Fjord:  

—Bueno, ¿seguimos cazando? El Marqués parece conocer bien este terreno.

—Yo no soy muy hábil con la caza, así que no quiero estorbar.

Fjord le hizo una pequeña inclinación de cabeza a Lilica antes de que los dos hombres dieran media vuelta y desaparecieran por otro camino. 

Lilica entrecerró los ojos y observó sus espaldas.  

Algo pasa.

Algo estaba ocurriendo.  

Lo averiguaré luego.

Lilica decidió y dio media vuelta con su caballo. 

❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖

Fjord estaba alojado en una de las habitaciones para huéspedes en el palacio. Sentado en una silla, miraba fijamente un papel. En ese momento, un gato ágil se deslizó por la rendija de la puerta y se acomodó en una silla frente a él, transformándose en humano. Lisett bostezó ligeramente y dijo:  

—Todos están discutiendo sobre las escopetas mágicas. Vi a las delegaciones de Eldonreed y Rohan conversando. Parece que están planeando formar una alianza para oponerse a Dragonia.

Lisett, en su forma de gato, había estado vagando cómodamente, recopilando información.  

Después de escuchar todo, Fjord le dijo a Lisett:  

—Gracias. Me has ayudado mucho al reunir información.

Lisett lo miró fijamente. Bajo esa mirada, Fjord levantó la vista de sus papeles y se encontró con la mirada de Lisett. Lisett, después de un momento de vacilación, dijo:  

—Si es necesario, puedo hacer muñecos… Puedo colocarlos por todos lados. También recuerdan lo que se dice, así que… si necesitas…

Las palabras que había comenzado emocionada se fueron apagando poco a poco. Fjord, observando a su hermana, pensó en la princesa. Haciendo un esfuerzo por imitar su suave tono de voz, dijo:  

—Sería de gran ayuda. ¿Podrías hacerlo por mí?

Lisett se alegró y se levantó de golpe.  

—¡Por supuesto! ¡Claro que sí! Necesitaré materiales para los muñecos.

—Los tendré listos para mañana en la mañana.

Y una vez más, mirándola directamente a los ojos, añadió:  

—Gracias, Lisett. Eres de gran ayuda.

Lisett, desviando la mirada incómodamente, rápidamente volvió a convertirse en un gato. 

Fjord sonrió con suavidad. Lisett estaba aliviada de haber vuelto a su forma de gato. Si no lo hubiera hecho, su cara estaría roja como un tomate. Para Lisett, quien solo había escuchado palabras como ‘inútil’, ‘fracasada’, ‘incapaz’, las palabras ‘gracias’ y ‘te necesito’ eran increíblemente dulces. Ella miró de reojo a Fjord. Fjord Barat, quien ella siempre había querido ser, pero nunca había logrado convertirse en. Y ahora Fjord, quien había abandonado el apellido Barat.

Todavía soy Lisett Barat…

Se levantó lentamente de su lugar y salió por la rendija de la puerta. Quería recopilar un poco más de la información que se escuchaba por todos lados.

❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖

Lilica se despertó de repente en medio de la noche. Estaba tan ocupada con el banquete de la tarde que se había olvidado de que Fjord dijo que vendría esta noche.

Es casi de madrugada.

¿Fjord no había llegado aún o acaso no vendría en absoluto?

Además, no puedo dejar de pensar en ello.

Por más que repasaba lo ocurrido antes, no llegaba a una conclusión agradable. Quería hablar con Fjord antes de enfrentarse a Athil o a su padre.

Se puso las pantuflas y se levantó de la cama.

…

Podría usar la magia para trasladarse, pero su padre la descubriría si lo hacía.

Lo mejor es usar el pasaje secreto.

Sin embargo, ya había adoptado los modales propios de una princesa, así que Lilica despertó a Brynn. Susurró en voz baja:

—Voy a irrumpir en la habitación de Fjord.

Brynn se quedó sin palabras por un momento, luego se llevó la mano a la frente, y finalmente, como la perfecta doncella que era, le sonrió.

—No irá con esa ropa, ¿verdad?

—¿Ah? Oh… sí.

Lilica respondió de manera ambigua.

Pronto, con el toque de Brynn, su atuendo cambió de inmediato. Aunque acababa de salir de la cama, ahora llevaba un conjunto bastante adecuado, natural, pero con un esfuerzo por aparentar naturalidad. Su cabello también se recogió suavemente en un peinado medio recogido.

—Ya está lista para partir.

—Gracias, Brynn.

Lilica, acompañada por Brynn, se dirigió con determinación a través del pasaje secreto hasta las cercanías de la habitación de invitados donde estaba Fjord. Pidió a Brynn que esperara y abrió la puerta con cuidado.

En ese mismo instante, un destello de una daga brilló cerca de su cuello. Lilica parpadeó sorprendida, mientras Fjord, completamente asustado, rápidamente escondió la daga tras su cintura, tartamudeando:

—¿Prin… princesa?

—¡Ay, qué susto…!

Fjord, visiblemente nervioso, la sacó rápidamente del pasillo. Al girarse, se topó con una mirada gélida de ojos violetas que lo observaban desde atrás. Solo entonces, recuperando el autocontrol y el alivio, cerró la puerta suavemente.

Fjord la tomó del brazo y miró a su alrededor en el dormitorio antes de aclararse la garganta y decir:

—¿Podemos hablar afuera?

—…Sí.

Lilica también se sonrojó al darse cuenta de que no sabía que el pasillo conducía al dormitorio.

Ambos se dirigieron a una sala frente al dormitorio. Fjord cerró las puertas a ambos lados, creando un ambiente cerrado, y preguntó:

—¿Qué sucede, princesa?

—Dijiste que vendrías a verme hoy.

—Ah, pensé que estarías cansada…

Fjord dejó la frase en el aire.

Lilica lo observó detenidamente y le preguntó:

—Fjord, ¿me estás ocultando algo?

—¿Ocultando algo? —repitió Fjord.

Lilica dio un paso hacia él.

Fjord, evitando su mirada, retrocedió.

Lilica volvió a avanzar otro paso.

Fjord retrocedió una vez más, hasta que finalmente chocó contra la pared. Al intentar moverse a un lado, Lilica extendió los brazos y los apoyó firmemente en la pared a ambos lados de su cabeza. Luego, haciendo todo lo posible por acercarse más, se puso de puntillas.

La distancia entre ellos se volvió muy pequeña, y finalmente, Fjord no tuvo más opción que mirarla directamente a los ojos.

Lilica lo observó mientras le susurraba rápida y suavemente:

—¿Acaso te han asignado una tarea demasiado difícil? Algo como ser un espía doble entre Eldonreed y Rohan… ¿No es eso, verdad? ¿El Emperador te lo ordenó? ¿O fue el príncipe? Si te están obligando a hacer algo así, entonces yo-

—No.

Fjord la interrumpió apresuradamente.

Lilica guardó silencio.

Fjord, con voz baja, dijo:

—No me lo han ordenado.

Lilica esperó a que continuara. Finalmente, Fjord, desviando la mirada, respondió en voz baja:

—Solo lo hago por mí mismo.

Lilica lo observó y, con una voz firme y decidida, preguntó:

—¿Puedo saber la razón?

Fjord, sin poder contener el rubor que se extendía por su rostro, se cubrió con el dorso de la mano y murmuró tímidamente:

—Porque quiero casarme con usted, princesa.