⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Lilica se sintió completamente desconcertada en ese momento. Su mente daba vueltas.
¿Matrimonio?
¿Conmigo?
¿Eh?
Aturdida, Lilica habló:
—¡Yo, yo también quiero casarme contigo, Fiyo!
Apenas lo dijo, una oleada de calor la invadió de repente. Fjord la miraba fijamente. Era una mirada intensa, como si la estuviera devorando con los ojos. Lilica, cautivada por esa mirada, continuó hablando:
—Pero, pero entonces… Fiyo… —Lilica tragó saliva y dijo—: Nosotros… ¿no íbamos a casarnos?
Él me propuso matrimonio y yo lo acepté, ¿no?
Definitivamente, aunque tome tiempo, ¿no habíamos prometido casarnos?
Definitivamente, eso es lo que recuerdo.
Definitivamente.
La fuerza abandonó poco a poco las puntas de sus pies, y cuando empezó a encogerse, Fjord la agarró rápidamente por los hombros.
—Lo haremos, nos casaremos.
Lilica levantó la cabeza rápidamente.
—¿Verdad?
Con el ánimo renovado, Lilica pudo ordenar mejor sus pensamientos.
Un momento, entonces, ¿qué relación tiene todo esto con el trabajo de Fiyo?’
Lilica, finalmente agarrando el hilo de la pregunta, preguntó:
—Lo que haces, Fiyo, ¿qué tiene que ver con nuestro matrimonio?
Para entonces, la mente de Fjord Ignaran ya se había enfriado por completo.
—Un momento, disculpa.
Extendió las manos, la tomó por la cintura y la levantó en brazos. Sorprendida, Lilica lo abrazó, y Fjord soltó una pequeña risa. La depositó suavemente en el sofá y se sentó a su lado. Lilica rápidamente se enderezó y lo miró. Fjord se llevó el puño a los labios y carraspeó levemente.
—Parece que no tiene relación, pero en realidad la tiene. Yo reclamé y desarrollé las tierras inundadas, me convertí en Marqués de Ignaran y ahora puedo estar a tu lado.
Lilica ladeó la cabeza, pensativa, y luego asintió. Aunque Fjord no hubiera sido Marqués, habrían seguido estando juntos, pero no era el momento de discutir eso.
Fjord continuó hablando:
—Nos han reconocido como pareja, pero no hemos anunciado oficialmente el compromiso. Así que quiero lograr algo más, para pedirte en matrimonio con todo el orgullo.
Sonrió levemente.
—Quería pedirle al Emperador que me concediera tu mano, princesa Lilica.
—¡¡…!!
Lilica saltó como un conejo, y su rostro se puso rojo como un tomate. Después de un momento de confusión, su expresión cambió. Se volvió afilada, con esa mirada de maga que Fjord tanto disfrutaba. Incluso ese cambio fugaz en su expresión le resultaba placentero. Siempre que la mirada de Lilica se posaba directamente en él, Fjord se sentía feliz.
Esos ojos verde-azulados, siempre fijos en él, lo miraban intensamente. Y como siempre, ella susurró palabras que atravesaron sus preocupaciones:
—Fjord, te hice una promesa. Pase lo que pase, estaré contigo.
La situación es confusa. La familia Barat ha sido destruida, Fjord sobrevivió como Ignaran, pero no tiene una buena reputación. Y ahora, Lilica también estaba involucrada. No importa quién fuera Fjord, lidiar con el príncipe heredero que lo gruñía y el Emperador que mostraba descontento no era algo fácil. Esas personas son, por supuesto, la querida familia de Lilica, pero eso no significaba que Fjord tuviera que sufrir.
¿No era Fjord también alguien importante para ella?
Si él estaba arriesgándose o poniéndose en peligro por eso, ¿qué sentido tenía?
Con la seriedad en sus palabras, Fjord sacudió ligeramente la cabeza.
—Entiendo tus sentimientos, princesa, pero…
Sentía que no era suficiente. Necesitaba demostrar aún más su valor y utilidad para ser aceptado. Tal vez entonces todo sería más fácil.
Lo único en lo que podía confiar ahora eran las palabras de la princesa. Pero Lilica valoraba a su familia. Aquí, en este lugar. Si la Emperatriz o el Emperador se oponían firmemente, ¿no lo dejaría, sufriendo, diciéndole ‘Encuentra a alguien mejor’ mientras lo soltaba?
Pero no podía decir todo eso en voz alta.
Lilica miró a Fjord en silencio. Extendió la mano y tomó la suya. Luego ofreció una solución inmediata:
—Entonces, ¿qué tal si dejo de ser princesa?
Los ojos de Fjord se abrieron como platos. Lilica, al ver su expresión sorprendida, no pudo evitar reírse.
—Si no soy una princesa, no necesitaríamos el permiso del Emperador ni del príncipe. Y yo tampoco, realmente, necesito ser una princesa.
Probablemente solo Lilica podría hablar tan ligeramente sobre el título de princesa.
Frunciendo el ceño, cruzó los brazos.
—Claro, todos se enfadarían mucho, pero creo que Brynn y Lauv me seguirían. Y Diare sería mi amiga, princesa o no —Mientras contaba con los dedos, Fjord la miraba en estado de shock—. El problema sería Athil. Estaría furioso, pero… ¿no me perdonaría? Además, ya dejé de ser princesa una vez.
No había sido tan difícil.
De repente, Fjord, dándose cuenta, gritó desesperado:
—¡Eso no puede ser!
Esta vez fue Lilica quien lo miró sorprendida.
—No puedes dejar de ser princesa, Lily. Eso es absurdo.
¿Acaso había alguien a quien el título de princesa le quedara tan bien como a Lilica?
¿Quién más que ella podría ser la segunda mujer más noble del imperio?
Claro, Lilica brillaría en cualquier lugar, pero Fjord no quería que renunciara a ese puesto por ello.
Él continuó:
—Y además, no es que me esté esforzando tanto.
—¿De verdad?
—Sí, si soy sincero —Fjord sonrió ligeramente. Era una sonrisa puramente aristocrática—. En realidad, lo estoy disfrutando mucho.
Los planes, las intrigas, las trampas… Todo era emocionante. Disfrutaba cada paso, y la emoción que sentía al conseguir lo que quería al final no se comparaba ni con una apuesta ni con una partida de ajedrez.
—Me divierte mucho ver a esos idiotas tambalearse ante mis palabras.
Lilica abrió la boca ligeramente, luego la cerró.
Como pensaba, eso era raro.
A pesar de que había pasado más tiempo en el palacio que en los barrios pobres, todavía no podía entender esas ideas tan aristocráticas.
—Entonces, ¿no hay nada en lo que pueda ayudarte?
Fjord estuvo a punto de responder que no, pero rápidamente cambió de opinión.
—Sí, hay algo.
—¿Qué es?
—Déjame que te mime.
Lilica parpadeó antes de reír. Extendió los brazos.
—Está bien, ven aquí.
Fjord, sin dudarlo, la abrazó. El tiempo que podía pasar con ella era escaso, así que no desperdiciaría la oportunidad de tenerla para él solo.
Aunque parecía que era Fjord quien estaba siendo abrazado, Lilica lo acarició suavemente en la espalda y luego le pasó la mano por el cabello. El cabello plateado de Fjord era sorprendentemente suave y abundante, tan agradable al tacto como la seda.
Fjord disfrutó cada caricia de ella. Donde su mano tocaba, sentía como si se derritiera. Tener a la persona que más amaba en el mundo entre sus brazos era una sensación increíble.
Inhaló profundamente su aroma y jugó con su largo cabello. Lentamente acarició sus delgados hombros, brazos y espalda a través de la suave tela de su bata, grabando cada sensación en su mente.
Fjord se sentía mareado por la cercanía de Lilica, completamente embriagado por ella. El blanco inmaculado de su cuello brillaba ante sus ojos.
Chrrr-
En ese momento, se oyó un pequeño ruido de la puerta.
Instintivamente, Fjord se inclinó sobre Lilica para protegerla y alzó la cabeza rápidamente.
—¿F-Fiyo?—
Lilica, sorprendida, llamó su atención.
Fjord se encontró con una mirada brillante y vio unos ojos violeta asomando por la rendija de la puerta.
Su cuerpo se tensó y luego se relajó mientras miraba a la persona bajo él. Lilica, con las mejillas sonrojadas y los ojos centelleando de calor, lo miraba fijamente.
Apartando la mirada con esfuerzo, Fjord dijo:
—Era Brynn. Creo que es hora de que te vayas.
—Fiyo.
—Sí.
Lilica lo jaló de repente con ambas manos y le dio un suave beso en los labios. Luego, rápidamente se deslizó de debajo de él, sonriendo.
—Por haberte dejado que te mimara.
Lilica empujó a Brynn, que había entrado por la puerta, y le dijo:
—Buenas noches, Fjord.
—Que descanses, princesa.
Fjord, como si estuviera en trance, respondió y observó cómo la puerta se cerraba.
Cuando la puerta se cerró sin hacer ruido, Fjord dejó escapar un largo suspiro y enterró la frente en el sofá.
De verdad, la princesa era demasiado adorable.
¿Es posible que alguien muera porque encuentra a alguien demasiado adorable?
Con esa idea en mente, se tocó los labios distraídamente.
❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖
Lisett estaba completamente emocionada.
Su nariz estaba sonrojada por la excitación, y lo mismo le ocurría a sus orejas. Incluso su cola estaba rígida y erguida.
¡Ser espía es tan divertido!
¿Quién iba a pensar que el trabajo de un espía podía ser tan emocionante?
Lisett disfrutaba reuniendo todo tipo de palabras que flotaban en el aire: palabras llenas de maldad, palabras necias, palabras tontas, palabras amables, palabras sinceras, palabras con significados ocultos.
Palabras.
Palabras.
Palabras.
Recoger palabras era algo que le encantaba. Además, le daba una sutil sensación de superioridad.
Le gustaba no tener que usar muñecos para pelear.
Cada vez que sus adoradas muñecas se rompían o destrozaban, Lisett sentía dolor. Pero ahora ya no tenía que sentirlo.
Después de todo, nunca había sido buena luchando.
Peleabas para sobrevivir. Matabas para sobrevivir.
Si hubiera alguien dispuesto a dejar de pelear, entonces podría morir como un humano.
Había chicos del laboratorio de donde ella venía que habían decidido eso.
Pero ella los mató a todos y sobrevivió en el silencio.
Así que tenía que seguir luchando.
Peleaba tanto como las muertes que había devorado, y debía seguir ganando.
Solo entonces le proporcionarían un asiento.
Sin embargo, tener un lugar sin luchar es divertido. Es interesante.
—Me alegraba descubrir que no todo se trataba solo de pelear apuñalando y siendo apuñalado con una espada.
También me gustaba que cuando le contaba las historias que había recopilado a Fjord, él siempre me dijera ‘gracias’.
Escuchar un ‘gracias‘ de Fjord Barat… ¡qué sorpresa!
En cualquier caso, Lisett estaba extremadamente feliz últimamente.
A veces, la felicidad la invadía tanto que, en mitad de la noche, no podía evitar correr emocionada por ahí.
Fjord siempre escuchaba atentamente las charlas de Lisett mientras ella comía galletas a altas horas de la noche.
Él, como ella, casi nunca olvidaba lo que escuchaban.
—Los enviados de Eldonreed y Rohan van y vienen constantemente. Sin duda, deben tener mucho de qué hablar —Lisett sonrió mostrando los dientes—. Cuanto más sepan lo fuerte que es el Imperio de Dragonia, más inseguros se sentirán.
Fjord se sorprendió ante el orgullo que había en sus palabras.
Hasta hace poco, tanto él como Lisett eran Barat y querían la caída de Takar.
Pero ahora ambos se sentían orgullosos de la fuerza del imperio.
Quizás el aislamiento del mundo exterior había estancado a Barat, causando una mayor distorsión.
Tal vez la antigua oscuridad de Barat solo necesitaba una válvula de escape.
Si hubiera habido un enemigo externo, Barat habría apoyado a Takar con todas sus fuerzas.
Después de todo, no podían permitir que Takar cayera en manos de alguien ajeno a Barat.
Lisett continuó:
—Por eso parece que esos dos príncipes están desesperados por acercarse a la princesa.
—Lo sé.
Ante la fría voz de Fjord, Lisett cruzó las piernas y sonrió.
Muchos hombres coqueteaban con Lilica en los bailes, pero entre todos, esos dos destacaban.
De hecho, la rivalidad entre ambos países era evidente.
Era lógico. No había una alianza más sólida que una basada en un matrimonio.
Aunque Eldonreed y Rohan probablemente planeaban unirse secretamente para contener a Dragonia, la verdad era que ambos países preferirían mantener la paz con el imperio antes que enfrentarse a él.
El primer paso hacia una relación amistosa es un matrimonio.
Ambos príncipes mostraban un interés evidente por el puesto de Emperatriz, aunque los avances hacia Athil no se comparaban con los que hacían hacia Lilica.
Claro, incluso si sólo se tratara de beneficios, el imperio no dejaría ir a Lilica.
Ella era la última gran maga y un ser único en el mundo.
No la enviarían a un país extranjero.
Pero una cosa es entenderlo con la cabeza y otra aceptarlo con el corazón.
A Fjord le molestaba.
No importaba si Lilica correspondía o no, el hecho de que otros hombres se atrevieran a acercarse a ella lo irritaba profundamente.
Se sentía sucio.
Lisett observó a Fjord en silencio.
La princesa…
Sus sentimientos hacia ella eran extremadamente emocionales.
La odiaba.
De verdad la odiaba.
Pero cuando rasgaba esa capa de odio, se daba cuenta de algo.
Me gusta.
Aunque no podía admitirlo en voz alta, Lisett tenía aprecio por la princesa Lilica.
Si alguien quería acariciar a la felina que era ella, solo permitiría que la princesa Lilica lo hiciera.
Toc, toc.
En ese momento, sonó un golpe educado en la puerta. No hubo ningún anuncio de un sirviente.
Lisett rápidamente volvió a su forma de gato y desapareció mientras Fjord se levantaba para abrir la puerta.
Para su sorpresa, Pi Sandar estaba allí.
Pi sonrió ligeramente.
—¿Puedo pasar?
El acompañante del príncipe heredero añadió:
—Ah, y dentro de poco también vendrá Su Alteza.
❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖
Altheos entrecerró los ojos mientras observaba a la gente que se movía de un lado a otro.
Ahora que todos conocían su rigidez y falta de sociabilidad, los miembros de la delegación evitaban acercarse a él.
Solo Lydia parecía moverse como si estuviera en su elemento.
¿No dijo que no le gustaban las fiestas?
Altheos esbozó una pequeña sonrisa al recordar las palabras de Lydia.
Puede que no le gusten, pero sin duda se le dan bien.
El ganador de la caza ya había sido decidido, y solo quedaba el torneo.
La arena temporal instalada para el torneo era sorprendentemente grandiosa.
El sorteo para decidir las parejas había concluido, y todos susurraban con emoción ante la perspectiva de la competencia.
Altheos encontraba divertido el hecho de que todos creyeran con tanta certeza que su caballero ganaría.
Y…
Altheos miró directamente a Athil.
Athil estaba mezclándose con la gente del Reino de Rohan.
Nunca lo había visto tan sociable.
Lydia, que había terminado de hablar, entregó su copa a un sirviente y se acercó a él.
Al llegar, presionó suavemente su dedo contra su ceño fruncido y le preguntó:
—¿En qué piensas?
—En lo que está haciendo Athil.
—Ah.
Lydia apartó la mano y echó un vistazo al salón de baile.
—Con el Marqués de Ignaran, ¿verdad?
—Y Lilica, que finge no verlo.
—Bueno, como padres, a veces hay que observar el crecimiento de los hijos.
Altheos se encogió de hombros ante el comentario de Lydia.
Ya estaba aburrido de la fiesta, al punto de que sentía ganas de arruinarla.
Pero si los niños están trabajando duro en algo, no debería arruinar la diversión.
Quizás, como decía Lydia, era correcto observar su crecimiento.
El dragón cerró sus fauces, conteniendo su ardiente aliento y sus afilados dientes, mientras miraba a su querida esposa con amor.
—Entonces, ¿bailamos?
—No me negaré.
Lydia sonrió y tomó su mano.
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