Traductora / Correctora: Day.
Ahora que lo pienso, no tuvimos que caminar tengo a Dominique a mi lado que es una de las personas con más talento en este mundo.
—Dominique.
—¿Eh?
—Movimiento momentáneo, ¿sabes cómo usarlo?
Por alguna razón, me miró con recelo y asintió.
Hablé, mirándole el pelo.
—Vamos a ir a la papelería del Imperio Pabrik, donde estamos ahora mismo. Para ser exactos, el edificio que es nuestra papelería.
—¿Papelería? Vale, dime las coordenadas —Susurré suavemente las coordenadas a Dominique.
Las coordenadas conducían a un edificio viejo y abandonado que la madre de Meldenique le había dejado, en el mantenimiento de la Duquesa del predecesor.
—Cierra los ojos ahora.
Cerré los ojos con fuerza.
El viento rodó a mi alrededor y se detuvo suavemente. Podía oír la voz de Dominique en mi oído, con los ojos cerrados, era una sensación agradable.
—Hemos llegado.
Cuando abrí los ojos, vi la Academia Maltend frente a mí.
La prestigiosa Academia Maltend era donde se graduaban los principales miembros de la familia real y los aristócratas, también era la mejor academia del Imperio, que formaba a plebeyos sobresalientes.
Tal vez por eso la academia era tan hermosa. Parecía un castillo profusamente decorado con oro precioso.
—¿Es aquí? —Preguntó Dominique mirando al frente. Dominique, que echó un vistazo a la elegante puerta principal hecha de colorido marfil, asintió con la cabeza con satisfacción—. Le falta un poco de esplendor, pero al menos debe ser así para servirme.
—¿…?
‘¿De qué está hablando?’
Entonces Dominique empezó a caminar directamente hacia las puertas cerradas de la Academia.
Susurré a sus espaldas en lugar de seguirlo.
—¿Sabes, Dominique?
—Mel, ¿Qué haces sin entrar en el edificio en el que vamos a vivir?
Negué con la cabeza a Dominique que me miraba con misterio.
—No está ahí.
Los ojos de Dominique me miraron.
—… Sin embargo, este es el único edificio aquí.
—¿Qué quieres decir? Allí hay otro edificio, Dominique —Señalé un edificio muy oscuro, viejo y destartalado a unas cinco manzanas de la Academia.
La mirada temblorosa de Dominique se movió con cuidado hacia donde yo señalaba.
—…
Sus agudos ojos debieron de captar bien el edificio.
—Ahí es donde vamos a vivir a partir de ahora.
Cerca de la enorme y espléndida Academia, se veía un edificio de piedra de dos pisos que dañaba la belleza de la elegante Academia.
El lugar parecía un edificio abandonado. Estaba cubierto de musgo, lleno de una sensación de antigüedad, y parecía a punto de derrumbarse.
Pensé que estaba empujando mi camino hacia allí.
‘Hm… No sabía que fuera tan antiguo. Todo esto es herencia de mi madre, así que no puedo hacer nada’.
Después de la muerte de su madre, la última hija y ex Duquesa de Kinoa, se le dijo que su título fue atribuido temporalmente a la familia real.
‘La riqueza fue absorbida por el Duque Vaveloa’.
Pero lo único que mi madre dejó claramente ante mi nombre, fue este edificio.
‘Sólo limpia y repara el edificio, es perfecto para usarlo como papelería’.
Le di un golpecito a Dominique que se detuvo sin seguirme.
—Creo que sería perfecto usar el primer piso como papelería… ¿qué pasa, Dominique?
Dominique se quedó helado. Como un guerrero que ve el cadáver de un camarada caído.
—¿Estás… diciendo que debo comer y dormir en esta habitación destartalada?
—Sí, tenemos un contrato.
Dominique miró hacia la puerta principal de la Academia y me murmuró mientras caminaba en silencio.
—Me estafaron. Es un contrato de estafa.
Aunque el chico guapo de aspecto inocente me mirara así, no parecía amenazador en absoluto.
Tarareé y le di unas palmaditas en el hombro que se había acercado a mí.
—No te preocupes. Lo remodelaré más bonito y más grande. ¡Voy a ser la dueña de una papelería que mande en este continente! Tengo un plan.
Cuando levanté el puño y me golpeé el pecho, Dominique soltó un largo suspiro y dejó caer los hombros.
—Eso es lo que dicen todos los estafadores… ‘Esta vez no pasa nada’, ‘Seguro que me toca el gordo’, así nos va.
—¡Sí! ¡Esta vez está bien! ¡Me va a tocar el gordo! ¡Vamos, entremos!
Por desgracia, Dominique ya estaba atado a mí.
Le di un golpecito en la espinilla y pensé.
‘¡Te trataré bien si sale realmente bien!’
Dominique, que me seguía, se tragó el sonido de su voz, supiera o no lo que estaba pensando.
Abrí la chirriante puerta del edificio abandonado sin cerrar.
El primer piso ya estaba cubierto de polvo, la primera planta era completamente blanca.
Probablemente es un lugar donde los matones locales venían a buscar fantasmas.
‘El edificio está completamente descuidado’.
Susurré en voz baja a mis espaldas, mirando a Dominique, que estaba en silencio.
—Dominique, te daré un sueldo si sale bien. Entremos.
—… He tenido hasta una montaña de oro. Un sueldo decente no es aceptable. ¿Entiendes?
T/N: Lo que significa que su salario debe ser grande.
Me reí interiormente de los comentarios arrogantes de Dominique.
‘¿Qué le pasa? Es como un lindo hermanito’.
Nunca he tenido la experiencia de tener a alguien emparentado a raudales porque yo era huérfana, y Meldenique nunca tuvo una relación familiar propiamente dicha.
Tal vez por eso Dominique, que había vivido mucho más que yo, se sentía como un hermanito lindo.
—No me mires con esa expresión.
—… ¿Qué expresión?
Dominique se frotó la nuca, bajó los ojos y frunció tímidamente el ceño.
—Como si fuera lindo, ese tipo de expresión.
‘¿Era obvio? Eres rápido de reflejos’.
—Vale —Sonreí y asentí como si lo supiera.
Abrí la puerta de par en par y entré en el edificio abandonado.
Crujido, crujido.
Nada más entrar, un fuerte ruido salió de la habitación. Probablemente era un ratón.
Gracias a mi experiencia anterior, era inmune a las ratas y las cucarachas, cuidadosamente contenía todo uno por uno en mis ojos.
‘Estoy a punto de estornudar por culpa del polvo’.
Obviamente, este viejo y abandonado edificio necesitaba reparaciones.
Pero…
Ahora soy la propietaria del edificio.
Sonreí alegremente y le dije a Dominique.
—Vaya, ¿no es muy bonito?
—…Veo que no estás cuerda. Como era de esperar era un contrato estafa. Dios, ¿por qué me abandonas? —Murmuró Dominique con mirada desconcertada.
—¿Por qué buscas a Dios? A la izquierda vamos a poner una caja de sorteos, a la derecha un estante, y por fuera vamos a vender nuestra propia comida casera. Algo como dulces.
—¿Y?
—¡Vender suministros a los chicos de la Academia!
Para ello, tenemos que tener una estrecha relación con la Academia… Eso es en un futuro lejano.
‘Acercarse a los chicos es lo primero’.
A partir de ahora, ¡venderemos calendarios para niños, caramelos de goma, caramelos que parecen cerveza y caramelos azules que se deshacen en la boca y cambian de color!
El corazón me latía con fuerza.
Aquí seguía lleno de polvo, pero para mí, mi nueva vida parecía transparente y brillante.
Sonreí y miré a Dominique al darme cuenta de que mi sencillo sueño no tardaría en hacerse realidad.
—¡Soy tan feliz!
Dominique me miraba fijamente y sonreía feliz.
Aunque estaba demasiado oscuro aquí para ver bien mi cara, asintió como si pudiera ver todas mis expresiones.
—… Bueno, sí. Hablemos de cómo hacer la papelería.
Asentí enérgicamente ante las solemnes palabras de Dominique.
Una gran bombilla apareció en la mano de Dominique con el sonido de un apretón. Cuando una luz parpadeante apareció frente a mis ojos oscuros, mi visión se aclaró.
—¡Bien! En primer lugar, me gustaría poner un gran cartel fuera para que lo vean los niños.
—¿Y?
—Espero que siempre haya una puerta abierta para cualquiera, sea plebeyo o aristócrata.
—Una puerta abierta, sí.
—Estaría bien tener un bonito jardín delante.
Hablando con Dominique, me recordé a mí misma en el pasado.
Yo era una huérfana sin hogar, y no podía ir a la escuela sin una beca.
La razón por la que pude crecer con fuerza de voluntad fue porque tuve adultos que me apoyaron en mi infancia.
El señor Jun, que pagó mi viaje escolar, el dueño del orfanato que intentó ir contra las burlas de mis amigos, y…
El dueño de la papelería frente a mi escuela.
Recordaba todos los nombres de los niños y los llamaba uno por uno.
Yo, que no tenía 100 won, no era una excepción. Su voz sonaba débil en mis oídos.
—¿Quieres comer esto, cariño?
—¡Vaya! ¡Tengo la punta de la lengua azul!
—Pero no comas demasiado. No es bueno para la salud.
Recordando mi infancia, me reí convulsivamente.
‘Como yo en el pasado, espero que todos los niños que visiten esta papelería crezcan siendo infantiles y felices’.
‘¿Cómo es posible que los niños de aquí crezcan con cierto afecto?’
Mientras yo seguía soñando, Dominique asintió.
Estaba tan emocionada mientras planeaba remodelar la papelería con Dominique.
Me divertía hacer planes. Estaba emocionada porque sentía que estaba dando un paso más cerca de mi sueño.
No pude dormir hasta que pasó aquella larga noche y empezó a amanecer.
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