Traductora / Correctora: Day.

Mientras tanto, el Duque Hesmann, que seguía tambaleándose ante el baile de máscaras, se detuvo mientras rechinaba los dientes.

Jadeo.

‘De repente, sentí una ráfaga de dolor entre los muslos’.

Era extraño.

Cada vez le costaba más caminar, y por primera vez vio los ojos fríos que le rodeaban.

Un gran nacimiento, una forma fluida de hablar, gestos hábiles y habilidades perfectas.

Salvo su compromiso con Meldenique, su vida era completamente sólida.

‘Recogí la basura, pero no sabía que ese sujeto se atrevería, ¿Cómo se atreve…?’

Subió tambaleándose la parte inferior de su cuerpo.

Mientras tanto, una mirada arrogante a la izquierda le recorrió.

No creo que pueda manejar mi imagen en este lugar.

Habiendo perdido la razón, frunció el ceño mirando a su alrededor.

—Cállate y no digas nada.

Sus palabras siempre tenían autoridad, pero hoy no.

La gente dio un paso atrás, mientras ocultaba su sonrisa de satisfacción en los labios.

‘¡Mierda!’

Tal vez mañana todo el mundo social hable de los acontecimientos de hoy.

El Duque Hesmann no pudo encontrar ninguna manera de reavivar este ambiente. Todo lo que tenía que decir era permanecer en silencio.

El salón de baile era una lucha, y la gente le miraba fríamente.

—Es un adúltero.

Gente que se patea la lengua y se insulta.

Las miradas eran demasiado punzantes.

No debería haber hecho esto. Tenía que ser el objeto de la envidia de todos.

Escondió sus puños temblorosos y salió por la puerta fingiendo ser contundente.

Lo último que oyó fueron críticas.

Detrás de él, un extraño joven de voz chasqueó la lengua al Duque de Hesmann.

—… Wow, ¿huyes porque te han pillado teniendo una aventura?

Hoy no tenía intención de gritar. 

Todos sus planes estaban completamente arruinados.

Puede que ahora sea imposible tener un hijo.

‘Estoy seguro. Meldenique tiene algunos poderes misteriosos. Ya sea alquimia, uso de fantasma o lo que sea’.

Su predecesor, el Duque Hesmann, había insistido repetidamente en que Meldenique no debe ser iluminada sobre sus habilidades.

‘¿Quién era el hombre con el que estabas?’

Ahora que lo pienso, el hombre que trajo también era sospechoso.

No sabía qué tipo de ayudante era porque no lo comprobé bien, pero estaba claro que era una persona con bastante talento.

‘¡En qué punto!’

No podía entenderlo.

La gente que se había aferrado a ella no hacía mucho había cambiado de repente.

Incluso su actitud era arrogante.

La mujer arrogante se despreciaba a sí misma y se sentía patética. Porque sentía que la forma en que la trataba era como si fuera inferior a ella en su forma de hablar y de comportarse.

Sobre el tema de Meldenique.

‘Cosa insolente. Te aplastaré como es debido’.

El Duque Hesmann se dirigió apresuradamente a su mansión. Para ser precisos, entró en la villa de la mansión en la que sólo él podía entrar y salir, incluso dentro de la familia. En la entrada de la villa, innumerables artefactos mágicos se apilaban como una montaña.

‘Tienes que mostrarme lo que ves’.

Recorre los artefactos con la mirada, buscando algo que le haga más fuerte.

‘Los tres primeros son prácticamente inútiles’. 

Hoy ha confirmado claramente con sus propios ojos que las palabras de los tres esbirros que me informaban con regularidad eran todas erróneas.

‘Ya no deberías fiarte de nadie’.

Tengo que tener cuidado porque no sé con certeza qué habilidad tiene.

Lennox apretó los dientes.

En ese momento, una luz parpadeó en la esfera de vídeo que el Duque Hesmann llevaba siempre encima.

Era Sheria. 

¿Está previsto que vuelva mi amante, que estaba de vacaciones?

Duque Hesmann pulsó el botón de la video esfera.

Pronto, una encantadora mujer de pelo rosa apareció delante de la video esfera.

—Mi amado Lennox.

En la video esfera sonó una dulce voz de miel. Aunque tenía un rostro joven, era lo suficientemente elegante y seductora.

Era una mujer que tenía el título de la flor social más bella de este imperio.

—He oído malas noticias.

—¿Qué?

—¿Escuché que mi Unni comenzó un nuevo negocio frente a la Academia? 

—Sí, además, ella me tendió una trampa. Habrá malos rumores sobre nosotros —murmuró el Duque Hesmann con el rostro sombrío.

Entonces Sheria hizo un gesto que parecía exageradamente melancólico.

—No sé exactamente qué está pasando, pero… Deja que Unnie se desboque —Sheria susurró por lo bajo como para consolarlo—. Si vuelvo, mi Unni estará acabada de todos modos.

Como respuesta fiable, Hesmann asintió con la cabeza.

‘Mi amante siempre fue perfecta’.

Es especialista en colarse entre las heridas de Meldenique y aislarla.

—Confío en ti, Sheria. Te quiero.

De hecho, el Duque Hesmann no la amaba. Para él, Sheria no era más que una herramienta para hacerle brillar.

Sin embargo, si puede vengar a la arrogante Meldenique, que lo abandonó y humilló brutalmente…

Decir te quiero fue fácil.

Sheria sonrió ampliamente y susurró dulcemente hacia él.

—Yo también.

—Estoy deseando casarme contigo.

Una sonrisa fantástica se formó alrededor de los labios de Sheria.

—¿Por fin has pensado en romper con Unni?

—Sí. Porque estamos hechos el uno para el otro.

Sheria sonrió alegremente y dijo.

—Sí. Yo también tengo muy buenas noticias.

Sheria mostró el interior cambiando el ángulo de la esfera de vídeo.

Dentro había unos hombres, vestidos con uniformes blancos de sacerdote, limpiando algo parecido a un barril de cristal gigante. Su cara se volvió de perplejidad cuando vio la espada gigante y la extraña criatura atrapada en su interior.

—¿Qué es… eso?

—¿Te enfadarás si te digo que es un secreto, Lennox?

Hizo un exagerado mohín con los labios y silbó.

A sus espaldas, algo enorme y de un blanco puro brilló y desapareció.

Era como una estatua o un arma.

—Umm….. ¿Debería decir que es un objeto relacionado con la maldición de Unni?

—Estás equivocada, Sheria. Ella no está bajo una maldición.

Sin embargo, Sheria susurró inocentemente como si ya lo supiera.

—¿Te refieres a que la línea de sangre de Kinnoa fue bendecida por un dragón? Sí, lo sé. Pero creo que la bendición del dragón es definitivamente otro nombre para una maldición.

Sheria rió en voz baja.

El Duque Hesmann estaba hipnotizado por la sonrisa excepcionalmente encantadora de su amante.

—De todos modos, ven a verme, Lennox. ¿Eh?

—…. Debería.

Su corazón se tranquilizó por las dulces palabras de su amante.

Como si estuviera cantando Sheria habló suavemente. 

—Ya me he puesto en contacto con mi madre. Mi madre dijo que Unni sería excomulgada de la familia.

—Ah.

—Después de que Unni sea excomulgada, podré deshacerme de ella de inmediato. Será como arrancar todas las malas hierbas.

—De acuerdo. Ya veo, iré a buscarte.

—Lennox, ven rápido. Y volvamos juntos al Imperio.

Pronto, la luz se apagó de la esfera de video.

—Si…

De todos modos, no podré salir en sociedad durante un tiempo.

Era obvio que no podría mostrar su rostro abiertamente durante los deberes superiores del Duque de Hesmann.

‘Mierda’.

¿Qué tal si te confías a Tierra Santa por un tiempo y regresas tres días después del juicio de excomunión?

‘Hildegart se encargará del juicio de excomunión.’ 

El Duque Hesmann apoyó sus temblorosas manos en el suelo.

No huía como una rata.

Cuando termine el juicio de excomunión, la mujer se convertirá en plebeya.

Meldenique era una mujer que sería destruida de todos modos. Mi imagen ha quedado algo dañada, pero eso es todo.

La única persona que se reirá al final es él mismo.

La mujer que no sabe esto seguramente se desgarrará las extremidades algún día.

—¡Mierda!

Aún así, me dolían las piernas y me quedé dormido.

‘Tendré que llamar a un sanador’.

La nuca se me heló al pensar en mi futura familia, por si acaso.

Miraba entre sus piernas y se mordía el interior de la mejilla.

Duque Hesmann colocó bruscamente la esfera de vídeo entre sus brazos. 

Luego se colocó frente al cuenco de Maná, que había robado de la torre, poniendo una sonrisa en sus labios.

Ya había absorbido todo el maná del cuenco de maná.

‘Esta vez me pillaron desprevenido, pero la próxima vez no caeré en la trampa’.

Sus habilidades también mejoraron significativamente. No importa lo grande que sea Meldenique Vaveloa. Al final, él será el que gane.