Traductora / Correctora: Day.

Tras decir esto, Meldenique se marchó.

Lenox frunció el ceño al ver partir a Meldenique.

Era extraño. A sus ojos, Meldenique Vaveloa parecía una persona completamente distinta.

Recordó a la hermana de Meldenique, Sheria, su contratista de negocios, y la que constantemente le llamaba la atención.

No hace mucho, en el complejo turístico, Sheria le envió una carta llena de amor.

Al final de la cariñosa misiva, se decía que Meldenique había dejado a la familia y le pedía que resolviera su compromiso con ella.

‘Sheria es una mujer hermosa, pero…’

Se mordió el interior de la boca para volver en sí.

‘No puedo renunciar a Meldenique Vaveloa’.

Sus ojos eran negros y brillaban con una luz intensa.

Recordó las palabras ‘Debes casarte con Meldenique Vaveloa’ que figuraban en el testamento de su padre.

Incluso había una explicación que le haría abrir mucho los ojos.

Si me caso con ella…

Sonrió al pensar en su futuro perfecto.

Sus confusos pensamientos pronto se calmaron.

‘Debo hacer mía a Meldenique Vaveloa. Entonces todo será perfecto’.

Por supuesto, Meldenique no le interesaba.

No era más que una mujer molesta, y era obvio que él prefería a Sheria. Sheria era una mujer hermosa e inocente. Era ideal para él.

Lenox sonrió mientras apretaba la boca.

No hacía mucho, se sentía satisfecho de que su relación con Sheria se extendiera como las fiestas de Año Nuevo en el mundo social.

Nadie sabía que Sheria y Lenox mantenían ese tipo de relación, pero todos decían que se les veía bien juntos y los animaban.

Era una rutina satisfactoria.

Si Meldenique no hubiera exigido de repente una ruptura, todo habría ido según lo previsto.

No se había imaginado que Meldenique haría esto, después de haber notado que su corazón se inclinaba hacia Sheria.

Una ruptura.

Pero su relación amorosa con Sheria y su matrimonio con Meldenique son asuntos diferentes.

Él iba a seguir adelante con su matrimonio con Meldenique de todos modos.

‘Ella sólo está tratando de llamar mi atención.’

Pero Meldenique, que pensaba de esa manera, era tonto. No era en absoluto un adversario fácil.

Los ojos del Duque se entrecerraron mientras miraba la espalda de Meldenique marchándose enérgicamente.

‘Esta vez actúas inusualmente por celos, pero no tengo intención de detenerte’.

Lenox intentó apartar los ojos de ella.

Sin embargo, no pudo. Meldenique se volvió de nuevo y lo miró.

Se rió sarcásticamente por dentro.

Lo sabía.

Meldenique Vaveloa nunca podría abandonarle.

Era una mujer que había hecho todo tipo de viajes y negocios por él. Una mujer así no podía cambiar tan de repente.

‘Has sido entrenada para escucharme sólo a mí. No puedes traicionarme’.

Miró cínicamente a Meldenique, que volvió hacia él.

Era una treta para perdonar a su prometida que se atrevió a engañarle. Por supuesto, el perdón era sólo una vez.

Meldenique habló mientras caminaba hacia él.

—Ahora que lo pienso, hay algo que olvidé mencionar.

Ante las amables palabras de Meldenique, Lenox habló con voz fría.

—No necesito una disculpa.

Meldenique le dedicó una gran sonrisa, escuchándole.

—¿Una disculpa?

El Duque, que la miraba, dudó un instante.

‘¿Hacía alguna vez ese tipo de cara cuando pedía perdón?’

Creo que sólo he visto su cara normalmente deprimida o sollozando.

Pero al final cambiaría, cumpliendo sus expectativas.

Miró fijamente a Meldenique y esperó tranquilamente a que las palabras salieran de su boca.

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‘¡Disculpa mi culo!’

Fruncí el ceño mirando al que sería el Protagonista Masculino y mi ex prometido, que parecía esperar una disculpa por mi parte.

‘Si él es realmente el Protagonista Masculino, esta novela está arruinada. Por lo tanto, seguiré mi propio camino’.

Di un paso más hacia él.

Ahora la distancia entre nosotros es de menos de 30 centímetros. Es la primera vez que me acerco tanto. Debió de ponerse nervioso.

Sólo quedaba una lánguida sonrisa en su rostro. Sin duda era una cara de póquer.

Pero frunció el ceño cuando oyó lo que dije.

Sin embargo, no me interesaban sus expresiones.

—No pensarás que mis acciones son un plan para ‘llamar la atención‘, ¿verdad…?

—¿…?

Sus cejas volvieron a fruncirse.

Sonreí y volví a hablar.

—Estás pensando que ‘Aun así, es una tonta, así que, si la pillan, la pillan’. ‘Al fin y al cabo, es una muñeca de madera’.

—¿Qué?

Volvió a preguntar con voz aturdida.

Como si le hubiera leído el pensamiento, chasqueé la lengua mientras le miraba.

El Protagonista Masculino no conoce la mente del lector, pero el lector conoce muy bien la suya.

En las novelas de fantasía romántica, no sólo hay uno o dos protagonistas que lloran cuando la mujer a la que habían estado ignorando rompe el compromiso.

O hay muchos locos que de repente vuelven los ojos y dicen: ‘¡Nunca me rendiré!’ sin afecto.

Así que iba a evitar que hiciera eso.

Por supuesto, no soy una de las heroínas, así que eso no sucederá.

Pero hay una cosa.

El interés de Lenox por mí es vergonzoso.

Ya sea su arrepentimiento tardío o su inútil obsesión, ¡no lo aceptaré!

Levanté una comisura de los labios y le respondí perfectamente.

—Ese es tu delirio.

Me fulminó con la mirada mientras temblaba.

—… ¿Encontraste un nuevo hombre? ¿Me engañaste?

‘Ah, ¿así son todos los hombres?’

Él es el que ha estado teniendo una aventura como un hombre despreciable.

Me tapé los oídos.

—¿Crees que le gustarás a alguien que no sea yo?

Es la luz de gas que ha estado haciendo una y otra vez.

Por supuesto, no tengo intención de responderle adecuadamente.

—A decir verdad.

Levanté el dedo y señalé bruscamente un punto más allá de su espalda.

Había alguien detrás de él.

—Prefiero casarme con ese transeúnte de ahí que casarme contigo.

Sabía muy bien que señalaba a alguien al azar.

La cara de Lenox estaba roja como la sangre.

—Te atreves…

Estaba rechinando los dientes como si le hubiera golpeado el hacha que había estado descuidando.

Pero es demasiado pronto para cabrearse sólo con esto. Todavía no ha terminado.

Hacía falta un final más contundente.

—Seguro que a estas alturas lo has entendido —Por último, le sonreí tan brillante como el sol—. Ahora, ¿podrías por favor perderte y salir de mi vida? No me abordes más con el tema de una aventura.

—Estás loca.