⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Rashid bajó la mirada hacia Siana y le preguntó:
—Siana.
—Sí.
Rashid continuó, dirigiéndose a Siana, quien respondió con una expresión incómoda:
—¿Qué te parece mi apariencia hoy?
—…….
—¿Te gusta?
—…….
—¿No te agrada?
¡Dios mío! ¿Quién no se sentiría atraído por alguien que se ve tan bien arreglado? ¡Sí, me gusta! ¡Es simplemente perfecto!
Siana reprimió el deseo de gritar esto y respondió con calma:
—Una doncella no Evelúa la apariencia de la persona a la que sirve. Permítame servir el té.
Mientras Siana llenaba la taza, Rashid tomó un gran trozo de pastel de la mesa con un tenedor y lo acercó a Siana.
Con los ojos bien abiertos por la sorpresa, Siana miró a Rashid, quien dijo:
—Ábrelo.
—…….
Que un príncipe heredero le diera pastel a una doncella era algo inaudito. Siana intentó rechazar el pastel cortésmente, pero…
—Vamos, pruébalo. Hice este pastel para ti desde esta mañana.
—¿Perdón?
Siana ni siquiera tuvo tiempo de sorprenderse por el hecho de que Rashid había hecho el pastel para ella.
—Vamos.
El hermoso rostro de Rashid se inclinó ligeramente, haciendo que el pendiente en su oreja tintineara.
En ese momento, Siana, deslumbrada por su belleza, abrió la boca sin darse cuenta. Rashid aprovechó la oportunidad para colocar el suave pastel en su pequeña boca.
El sabor dulce y suave del queso llenó su boca. Sorprendida por la habilidad de Rashid, Siana tragó el pastel.
Rashid la miró y preguntó:
—¿Está bueno?
—… Sí.
Rashid sonrió con una dulzura y ternura tan evidentes que cualquiera podría darse cuenta de que estaba enamorado.
Siana apretó con fuerza la tela de su falda.
Princesa, ¿qué voy a hacer con este seductor Príncipe Heredero?
Siana sintió que, si bajaba la guardia aunque sea un poco, perdería la razón y correría hacia Rashid. Esta era la mayor crisis de su vida como doncella.
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En realidad, Siana pensó que, como era la doncella encargada del té de Rashid, no tendría mucho tiempo para estar con él.
Generalmente, una hora de té en solitario duraba unos 30 minutos, a lo mucho una hora.
Pero el tiempo de té de Rashid era interminable.
Esa mañana, pasó 2 horas, y en la tarde, 3 horas tomando té.
Si no fuera porque Sol, el caballero guardián, lo había llEvedo a una reunión diciendo que tenía compromisos en la noche, habrían seguido tomando té hasta la noche.
Después del atardecer, Eve transmitió las palabras de Rashid:
—Su Alteza desea tomar té. Por favor, prepáralo.
Siana asintió ante las palabras de Eve. Una cosa buena era que Eve solo le hablaba a Siana sobre el trabajo, sin interesarse en por qué Rashid tomaba té por tanto tiempo o lo que ocurría en la habitación durante esas horas.
Si Eve hubiera preguntado algo al respecto, Siana se habría sentido muy incómoda.
No puedo decirle que Su Alteza está haciendo todo lo posible por seducirme para destrozar mi razón.
Siana preparó el té en la despensa. Hoy eligió té verde, conocido por ser bueno para la resaca.
Lo había preparado después de escuchar que Rashid había bebido.
Seguramente no bebió mucho, ya que solo acompañó el vino con la reunión, pero aun así, le ayudará a sentirse mejor.
Empujando el carrito con el té, Siana abrió los ojos de sorpresa al ver a Sol frente a la puerta del Príncipe Heredero.
Como caballero guardián, Sol siempre estaba al lado de Rashid, pero cuando Siana servía el té, él salía discretamente. Sin embargo, era la primera vez que lo veía salir antes de que ella llegara.
—Señor Sol, ¿por qué está fuera?
—Me resulta incómodo estar adentro.
—¿Qué quiere decir?
—Lo entenderás cuando entres.
Sol, con una actitud cortés, le abrió la puerta.
Siana entró en la habitación, intrigada, y pronto entendió lo que Sol había querido decir.
—…….
Rashid estaba recostado en el largo sofá, con las mejillas ligeramente sonrojadas y los ojos cerrados.
Pero lo sorprendente era cómo se veía.
Vestía un traje negro ceñido al cuerpo, probablemente debido a la reunión, pero parecía incómodo, ya que tenía los botones desabrochados, revelando su firme pecho musculoso.
Siana sintió un calor subir a su rostro.
Un hombre perfectamente arreglado de pies a cabeza, así de descompuesto… Eso es hacer trampa.
Solo con verlo se sentía como si estuviera cometiendo un pecado.
Bajando la mirada, Siana dijo:
—Su Alteza, he traído el té.
—…….
Pero Rashid no se movió.
Después de repetir las mismas palabras varias veces, Siana se dio cuenta de que estaba dormido.
¿Qué hago ahora?
Siana, con una expresión incómoda, levantó la cabeza y dio un paso hacia Rashid.
—¿Su Alteza?
Él seguía sin moverse.
—Su Alteza.
Lo llamó de nuevo, acercándose un poco más, pero no hubo respuesta.
—…….
¿En qué estaría pensando?
Siana, con cautela, inclinó la cabeza para observar el rostro de Rashid.
Su fino cabello plateado, sus largas pestañas que coincidían con ese color. Sus rasgos faciales, esculpidos a la perfección como una estatua sin margen de error, eran tan hermosos que cualquiera quedaría fascinado. Había incluso algo de inocencia en su expresión.
Pero sé que no es así.
En el momento en que abriera los ojos, se convertiría en un hombre apasionado que desea fervientemente el corazón de una mujer. Sin duda, como ahora.
En algún momento, Rashid abrió los ojos, revelando sus intensos ojos morados, reflejando la imagen de Siana en ellos.
Siana, sorprendida, intentó retroceder, pero Rashid extendió el brazo y la atrajo hacia él, envolviéndola en su abrazo.
Siana, sorprendida, exclamó:
—¡S-Su Alteza!
—Tengo frío.
—Entonces iré a buscarle una manta…
—No.
—…….
—Esto es lo mejor.
—…….
Con una voz aún somnolienta, Rashid murmuró, y Siana mordió su labio.
No, no. Por mucho que sea así, no tiene sentido estar en esta posición con el Príncipe Heredero.
Tenía que salir de los brazos de Rashid cuanto antes. Sin embargo, su abrazo era amplio, cálido y olía a dulce vino.
Siana se sintió atrapada, como un ratón en una trampa, incapaz de moverse. Escuchando los latidos de un corazón, sin saber si eran suyos o de él, cerró los ojos con una expresión incómoda.
Después de un rato, escuchó su profunda voz:
—Gracias, Siana.
—……¿Por qué?
—Por no abofetearme, por estar jugando con una doncella inocente.
No lo rechacé porque, para empezar, Su Alteza es demasiado apuesto.
Siana mantuvo ese pensamiento para sí misma y preguntó:
—¿Ocurrió algo en la reunión de hoy?
—¿Por qué preguntas eso?
—Parece que ha bebido bastante.
Rashid normalmente no tocaba ni una gota de alcohol. Él admitió suavemente el hecho.
—Recibí un telegrama antes de la reunión.
—¿……?
—Mi padre y mi madre regresarán pronto al palacio.
Siana abrió los ojos con sorpresa. El Emperador y la Emperatriz habían estado ausentes del palacio durante casi un año. Su prolongada ausencia había sido tema de murmuraciones constantes entre las doncellas, quienes se preguntaban cuándo regresarían.
Siana, después de un momento de duda, preguntó:
—… ¿Le incomoda que Su Majestad el Emperador y Su Majestad la Emperatriz regresen?
—No, estoy aliviado de que regresen sanos y salvos. Pero no puedo evitar sentirme nervioso. Mi padre y mi madre son muy estrictos.
Siana abrió los ojos aún más.
—Me sorprende escuchar que alguien como usted, que parece no temerle a nada en este mundo, pueda sentirse así.
—… Qué cruel. ¿No te doy pena?
—Vaya. Es natural sentirse presionado cuando tu padre es el Emperador y tu madre la Emperatriz.
—… ¿De verdad?
—Por supuesto. … Pero como parece que lo estás pasando mal, te animaré.
Rashid abrió los ojos ampliamente. Siana, aún en sus brazos, extendió su mano y comenzó a acariciar suavemente su cabeza.
Fue un gesto afectuoso y cálido.
—De acuerdo. Siento como si recuperara fuerzas. Es la mejor forma de animar.
Mirando a Rashid, que sonreía con ingenuidad, Siana pensó:
… Sí. Por más maduro y fuerte que parezca, Su Alteza solo tiene dieciocho años.
Legalmente, ya era un adulto, pero todavía era joven, a una edad en la que podía sentirse oprimido por la autoridad de sus padres.
De repente, Siana vio a Rashid no como un hombre fuerte, sino como un joven vulnerable que aún no había encontrado todo su poder.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
El tranquilo palacio real estaba lleno de actividad.
Todo debido a la noticia del regreso del Emperador y la Emperatriz.
En todo el palacio, se realizaban grandes labores de limpieza y preparación. Las doncellas y sirvientes se movían con una energía inusitada.
Siana, con los ojos muy abiertos, comentó sorprendida:
—Parece que Su Majestad el Emperador y Su Majestad la Emperatriz son muy populares.
La respuesta vino de Eve, la doncella jefe del palacio del Príncipe Heredero.
—Para ser exactos, es la Emperatriz quien es popular. Su Majestad el Emperador tiene un temperamento fuerte y es difícil servirle, mientras que Su Majestad la Emperatriz es muy amable con sus subordinados.
Siana había oído muchas veces comentarios así durante su tiempo en el palacio. Las doncellas siempre aprovechaban cualquier oportunidad para alabar la bondad y belleza de la Emperatriz.
Pero la popularidad de la Emperatriz no se debía solo a eso.
También tenía que ver con la historia de la Emperatriz, que parecía sacada de un cuento de hadas.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Hace 20 años.
El ambiente en el palacio real no era bueno.
Todo por el joven Emperador, que había ascendido al trono a la edad de solo 24 años.
Era arrogante, violento… y livinidoso.
Frecuentemente acosaba a las jóvenes doncellas e incluso tenía relaciones cercanas con damas nobles que ya estaban comprometidas.
Lo curioso era que, a pesar de todo esto, muchas mujeres admiraban al Emperador.
Con el poder absoluto del imperio, a su joven edad, y con su imponente apariencia, era algo natural.
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