⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Debido a la situación, Siana casi no salía del palacio del príncipe heredero. No quería causar problemas ni alterar la atmósfera del palacio real deambulando sin motivo.
Sin embargo, después de mucho tiempo, Siana salió del palacio del príncipe heredero y se dirigió al palacio de la cuarta consorte, Angelina. Había recibido una carta de Angelina expresando su deseo de verla, y por eso decidió visitarla.
Siguiendo a la sirvienta que la guiaba dentro del palacio, Siana apretó sus manos entrelazadas con fuerza.
Es la primera vez que veo a la consorte desde que surgió el escándalo con Su Alteza, ¿verdad?
Se sentía nerviosa. Sabía muy bien que había una gran ira hacia ella entre los miembros de la familia real.
Angelina no era una excepción.
Es una persona muy amable, así que no me abofeteará ni se enfadará de inmediato… pero podría insistir en que deje a Rashid ahora mismo con una voz suave.
Si Angelina llegaba a decir eso, la respuesta de Siana estaba decidida:
Lamento mucho, Su Alteza.
Podía imaginarse la expresión de decepción en el rostro de Angelina al escuchar esas palabras.
Pero no tengo otra opción, pensó Siana mientras se mordía los labios y se preparaba mentalmente.
En ese momento, escuchó una voz familiar que la llamaba:
—Siana.
—…
Era una voz suave, como una brisa de primavera, que no había escuchado en mucho tiempo. Siana levantó la cabeza lentamente, y abrió los ojos con sorpresa al ver la cara de Angelina.
La expresión en el hermoso rostro de Angelina no reflejaba resentimiento ni lamento hacia Siana. Solo había pura preocupación.
Angelina habló:
—¿Estás bien?
—…
—¿Alguien de la familia real o alguna sirvienta te ha molestado?
—…
Al no poder responder, Angelina acarició suavemente la mejilla de Siana mientras continuaba hablando:
—Afortunadamente, no parece que tu rostro esté muy afectado. Aun así, debes haber sufrido mucho ¿verdad? Debe haber sido difícil enfrentar algo tan grande de repente.
No, no fue difícil en absoluto. Desde que se propagaron los rumores sobre mí, Su Alteza no me ha dejado ni un segundo fuera de su abrazo, siempre protegiéndome, pensó Siana, hasta hace solo unos momentos.
…Pero, por muy atento que fuera Rashid, no podía proteger a Siana perfectamente en todo momento. Aunque las sirvientas y los asistentes del palacio del príncipe heredero la trataban con más respeto que antes, algunos no podían ocultar su repulsión hacia ella. Lo mismo ocurría cuando Siana salía del palacio del príncipe heredero. Aunque nadie la criticaba abiertamente, la gente la miraba de reojo y susurraba sin cesar entre ellos.
En esos momentos, Siana a veces sentía que le faltaba el aire. En este vasto palacio, solo Rashid y su guardia personal, Sol, estaban de su lado. A pesar de que ya lo había previsto, de repente el camino que debía recorrer se sentía más pesado.
—Oh, no.
Angelina parecía preocupada. Los ojos de Siana, grandes y redondos, estaban llenos de lágrimas.
—Realmente has pasado por mucho. ¿Qué vamos a hacer contigo?
Angelina, angustiada, rápidamente abrazó a Siana, intentando consolarla con palabras amables.
—Si hubiera sabido que te sentías así, te habría visto antes. Pasó tanto tiempo porque no sabía cómo tratarte.
La voz de Angelina estaba llena de remordimiento.
No diga eso. Estas lágrimas no son por el sufrimiento, sino porque estoy conmovida por su amabilidad, pensó Siana, a punto de responder cuando la puerta se abrió de golpe y entraron dos mujeres robustas y un joven delicado.
Eran la princesa Grace, Chuchu y Leisis. Los tres se quedaron boquiabiertos al ver a Siana sollozando en los brazos de Angelina.
Grace fue la primera en hablar:
—¿Por qué estás llorando? ¿Quién te ha hecho daño esta vez?
Grace, flexionando sus brazos, que se habían vuelto aún más musculosos desde la última vez, continuó:
—Dime quién fue. Haré polvo a quien sea.
Chuchu, que estaba a su lado, fue aún más exagerada.
Chuchu comenzó a llorar instantáneamente mientras decía:
—¡Yo también ayudaré! ¡Voy a deshacerlo en polvo, de verdad!
Entre las dos mujeres que lanzaban amenazas, Leisis miraba a Angelina y Siana con una expresión de desconcierto. Luego, se acercó lentamente y abrazó a ambas con sus delgados brazos.
—¡…!
Aunque el gesto fue torpe, la intención era clara: quería consolarlas. Grace y Chuchu, conmovidas, se acercaron pesadamente y abrieron sus fuertes brazos para abrazar a los tres.
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Desafortunadamente, el emotivo abrazo entre las cinco personas no duró mucho.
—¡Ayuda, por favor!
Siana, aplastada por los músculos de Grace y Chuchu, no pudo soportarlo más y gritó.
—¡Oh, lo siento!
Grace y Chuchu rápidamente soltaron sus brazos, y tanto Angelina como Leisis respiraron aliviados.
Leisis, molesto porque por un momento no pudo moverse, salió de la habitación después de golpear suavemente a Angelina y a Grace con sus pequeñas manos.
—Creo que Lei está enojado. ¿Debería disculparme ahora mismo? —preguntó Grace con preocupación, pero Angelina negó con la cabeza.
—No es necesario, estará bien con esto.
—Me alegra escuchar eso —respondió Grace.
La conversación entre Grace y Angelina mostraba una gran cercanía, lo cual sorprendió un poco a Siana. Aunque se habían vuelto más amigas durante sus encuentros en el Palacio de Ruby, no había pensado que fueran tan cercanas.
Angelina, notando los pensamientos de Siana, rió suavemente y explicó:
—Después del escándalo entre tú y Su Alteza el príncipe heredero, la princesa Grace ha estado visitándome con frecuencia.
Grace asintió.
—Hemos hablado mucho.
—¿Sobre qué han hablado? —preguntó Siana, parpadeando con curiosidad. Angelina y Grace respondieron al unísono:
—Sobre cómo podríamos ayudarte, Siana.
—¡…!
Las palabras inesperadas hicieron que Siana contuviera la respiración. Después de un momento, Siana, con una expresión complicada, finalmente habló.
—Pero ustedes son miembros de la familia real. Si se ponen de mi lado, los otros miembros de la familia real se molestarán.
Y no solo eso, también se ganarían la enemistad total de la Emperatriz, quien tiene un control absoluto sobre el palacio.
Ante las palabras cautelosas de Siana, Angelina bajó las cejas y respondió:
—De todas formas, no soy muy cercana a los otros miembros de la familia real.
Además, desde que Leisis dejó de luchar por el trono, Angelina había perdido la mayor parte de su influencia y poder, hasta el punto de que apenas tenía una presencia en la corte.
—Ahora, nada de lo que haga cambiará mucho las cosas —dijo Angelina con una tímida sonrisa.
Siana miró a Angelina con una expresión preocupada, y luego dirigió su mirada hacia Grace. La situación de Grace era diferente. Su madre era Lady Laila, una de las figuras más poderosas del palacio. Si Laila descubriera que su hija se había involucrado en algo como esto, seguramente desataría su furia.
Sin embargo, Grace respondió con indiferencia:
—Increíblemente, mi madre está de tu lado, Siana.
—¿Qué?
—Siempre ha esperado que surja una grieta entre Su Majestad la Emperatriz y mi hermano Rashid. Últimamente, ha estado disfrutando mucho viendo la expresión de la Emperatriz —Grace añadió—: Mi madre tiene un carácter un tanto difícil, aunque es mi madre.
—Ya veo —dijo Siana, todavía sorprendida, parpadeando.
Grace sonrió y continuó:
—Pero no te preocupes, no quiero ayudarte por razones tan retorcidas.
Grace sentía gratitud hacia Siana. Siana la había ayudado en momentos difíciles y también era amiga de su sirvienta más querida, Chuchu. Gracias a Siana, también se había acercado a sus hermanos Aris y Leisis. Y, por último, pero no menos importante…
—Eres increíble, Siana. ¡Has logrado conquistar a mi hermano Rashid!
Grace realmente admiraba la habilidad de Siana. Como en muchas familias reales, Grace no tenía una relación cercana con Rashid, pero había algo que sabía con certeza: Rashid no tenía el más mínimo interés en las mujeres.
—Mi hermano, que ni siquiera muestra interés por una lombriz que se arrastra, ¿cómo lograste hacer que se enamorara de ti?
—Eh, bueno, eso… —tartamudeó Siana, sin saber cómo responder al repentino interrogatorio de Grace.
Grace, con una expresión emocionada, continuó:
—En toda mi vida, solo he visto a mi hermano interesarse por una mujer una vez, en el banquete de la Rosa, cuando asistió con una pareja…
Grace interrumpió sus palabras abruptamente y, sorprendida, abrió los ojos y miró fijamente a Siana. La mujer que acompañó a Rashid al banquete de la Rosa, Roseanna, era completamente diferente de Siana. Tenía ojos afilados como los de un gato, labios pintados de rojo que se curvaban en una sonrisa arrogante, y su voz y risa eran altivas. Pero… tenía cabello rubio y ojos verde esmeralda.
Grace, incrédula, habló con asombro:
—¿…Roseanna?
—¡¿…?!
Al escuchar eso, Angelina y Chuchu se llevaron las manos a la boca con sorpresa. Aunque no habían asistido al banquete, conocían bien los rumores que habían barrido el palacio en ese entonces.
… Sorprendentemente, Siana levantó la mano lentamente.
—Sí, soy yo.
Tenía una expresión que decía ‘me han descubierto’.
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