⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Como la Emperatriz había predicho, Siana no tenía ninguna relación personal con la nobleza del imperio. Sin embargo, Siana estaba bien informada sobre ellos. Esto se debía a que había estudiado cuando asistió al Festival de la Rosa. Esa preparación le había resultado muy útil.
—La familia del Barón Iris está en el negocio de los perfumes, ¿verdad? ¿Podría ser que el perfume que estás usando ahora sea uno de sus productos?
—…Sí, es correcto.
—El aroma es muy fresco y agradable. Me hace sentir como si estuviera en un huerto de naranjas en pleno verano.
Ante el elogio sincero de Siana, la mujer se sonrojó. Rashid añadió un comentario en medio del ambiente suavizado.
—Si un producto es capaz de alegrar tanto el olfato de mi pequeña ardilla, sin duda debe ser excelente. Envíen una variedad de perfumes del Barón Iris al palacio.
—…¿Qué?!
La mujer abrió los ojos con asombro. El simple hecho de suministrar al palacio imperial era una promoción significativa que aumentaría el valor del perfume. En otras palabras, el negocio de perfumes del Barón Iris estaba a punto de recibir una gran oportunidad para despegar. La mujer, incapaz de ocultar su emoción, respondió.
—Me aseguraré de preparar un perfume especial que combine perfectamente con la pequeña ardilla y se lo enviaré también.
—¡Qué amable, muchas gracias!
Siana sonrió de alegría.
Era una sonrisa radiante que llenaba de satisfacción a la mujer. Con la conversación desarrollándose de esta manera, más personas comenzaron a acercarse sutilmente a Rashid y Siana. Al principio, el objetivo era aprovechar la oportunidad para intercambiar palabras con Rashid, algo que no era fácil de lograr. Pero al darse cuenta, todos estaban pensando lo mismo.
Qué adorable es la pequeña ardilla.
Por supuesto, esto solo lo pensaban algunos de los muchos invitados. Aún había muchos que se sentían hostiles hacia Siana. Las damas, reunidas en un círculo, miraban con recelo a Siana, quien estaba rodeada de personas y sonreía.
—Como es una doncella, parece que se le da muy bien adular.
—Es cierto. Gracias al favor del príncipe heredero, está aquí sin ninguna vergüenza.
Querían acercarse a Siana y reprenderla, diciéndole que una simple doncella no tenía lugar imitando a la nobleza. Pero no podían hacerlo por la presencia de Rashid al lado de ella. Además, Rashid no solo estaba ahí de pie.
Los ojos de Rashid estaban fijos en el rostro de Siana, y su cuerpo se movía en sintonía con los movimientos de Siana. Incluso la persona más torpe se daría cuenta de que Rashid estaba completamente enamorado de ella, mostrando abiertamente cuánto le gustaba.
Por lo tanto, las damas no podían evitar sentirse más molestas. Como muchas otras mujeres del imperio, también ellas admiraban a Rashid.
—¿Qué le habrá visto el príncipe heredero en esa doncella para estar tan loco por ella?
Es cierto que Siana era increíblemente hermosa y tenía una elegancia que hacía difícil creer que era una simple doncella. Pero eso no era suficiente para atraer al príncipe heredero, conocido como el Príncipe de Sangre.
—¿Qué otro método tendría una simple doncella para seducir al príncipe heredero? Probablemente le habrá dicho algo como: ‘No soy como las demás damas nobles, te amo de verdad’. Con esa cara inocente, parece perfecta para decir esas cosas.
—O tal vez lo sedujo sonriendo con picardía mientras se desnudaba por completo.
Si Siana hubiera escuchado esto, habría gritado: ‘¡Eso no es cierto! ¡Él fue quien me sedujo!’ Pero, por mucho que se esforzaran en difamar a Siana, no lograban aliviar su frustración.
Fue entonces cuando una de las damas tuvo una idea y habló con entusiasmo.
—¿Qué tal si probamos ‘eso’ de nuevo, después de tanto tiempo?
Los ojos de las mujeres reunidas brillaron con una luz siniestra.
Siana abrió los ojos de par en par al escuchar las voces de las mujeres a su alrededor. Las damas, que estaban a un paso de Siana, abanicaraban sus rostros mientras conversaban. Sin embargo, el idioma que usaban era completamente desconocido para Siana.
—ÆÐĦIJĿ ŁØÐĦÞ ÆÐĦIJĿ ŁØÐĦÞ.
—ŁØÐĦÞ ÐĦIJ ĿÆÐ ÆÐÆÐ ØÐĦÞ.
Rashid, que estaba junto a Siana, murmuró.
—Es grangés.
El grangés era un idioma antiguo de un reino desaparecido hace mucho tiempo y ya no se usaba. Sin embargo, los nobles lo aprendían como parte de su educación y lo usaban ocasionalmente en sus conversaciones.
Normalmente lo usan cuando quieren mostrar sus conocimientos, pero… no creo que ese sea el propósito esta vez.
Siana entendió inmediatamente las intenciones de las damas.
Parece que realmente quieren humillarme.
Y, efectivamente, así era. Las mujeres se reían mientras miraban a Siana, que estaba de pie junto a Rashid con los labios apretados.
Seguro que estás muriendo de curiosidad por saber de qué estamos hablando, ¿verdad?
Esa es la diferencia entre nosotras y tú. Este es un mundo en el que alguien tan insignificante como tú no debería estar.
Si tienes un poco de sentido común, deberías irte ya.
Sin embargo, algo sorprendente sucedió poco después. Siana miró a Rashid y abrió la boca para hablar.
—ØÐĦÞÐĦIJĿÆÐ ÞÐĦ IJĿ ÆÐÆÐØÐĦÞ. (Su Alteza, los nobles del Imperio son realmente impresionantes. Hablan este difícil idioma grangés con tanta fluidez).
Su pronunciación era absolutamente perfecta. Rashid, sorprendido, abrió los ojos y esbozó una sonrisa.
—ÐÆÐØÐĦ ÆÐØIJĿ IJĿ ØÐĦ ÆÐØIJÐØÐ Ø IJØÐĦ. (Así es. Aprendí a la fuerza de un maestro estricto, aunque nunca pensé que lo usaría, pero resulta útil en lugares como este).
Siana se rió, mostrando su acuerdo. Ella también había aprendido ese idioma gracias a las duras enseñanzas de su madrastra.
Rashid, mirándola con ternura, continuó hablando.
—ØÐĦ ÆÐØIJĿØÐĦ, ÆÐØIJ? IJĿ… (Pero, ¿por qué están haciendo esto de repente? ¿Están aburridos? ¿O tal vez…?)
La mirada de Rashid se dirigió hacia algunos de los nobles que estaban conversando.
—ÆÐØIJĿ ØÆÐØIJ IJ? (¿Quieren poner a prueba a mi pequeña ardilla?)
—¡…!
En ese instante, los corazones de las mujeres que cruzaron miradas con Rashid latieron con fuerza. Sus ojos violetas, que las observaban, eran extremadamente intimidantes.
Siana, tocando suavemente la espalda de Rashid, frunció el ceño y le dijo:
—No debería poner una cara tan aterradora frente a los invitados, Su Alteza.
La mirada de Rashid, que había sido tan fría como el hielo, se suavizó inmediatamente, volviéndose tan cálida como la luz del sol en primavera.
—Sí.
Las personas que presenciaron la escena quedaron petrificadas. Fue un momento impactante. Ahora, no quedaba nadie en el salón que no supiera cuánto estaba Rashid enamorado de Siana.
Al ver las caras de asombro de las personas, Siana sonrió con satisfacción.
Valió la pena asistir a esta fiesta.
El propósito de Siana al asistir no era solo irritar a la Emperatriz, sino también mostrar públicamente la relación que tenía con Rashid.
Y eso no es lo único que obtendré en esta fiesta.
Siana hizo una señal con los ojos. La Princesa Grace, que estaba en la distancia, recibió su mirada y asintió antes de susurrarle algo a la Tercera Consorte, Laila. Laila, con los ojos brillando, comenzó a caminar elegantemente.
Se dirigió hacia la Emperatriz, que estaba sentada en un rincón del salón, conversando con algunos nobles. Laila, con una suave sonrisa y una mirada felina, se acercó a la Emperatriz y le habló.
—Su Majestad la Emperatriz, estoy realmente sorprendida.
Laila no era una mujer que se acercara amablemente a la Emperatriz sin razón alguna, por lo que la Emperatriz, ligeramente en guardia, le preguntó:
—¿Sorprendida por qué?
—La doncella llamada Siana, a diferencia de lo que temíamos, es una dama muy impresionante. Su belleza, su comportamiento impecable, su habilidad para conversar con los nobles… Realmente es digna de admiración —En ese momento, una de las cejas de la Emperatriz se levantó, pero Laila continuó hablando, ignorándolo—. Y lo más sorprendente es cómo el Príncipe Heredero, que siempre ha sido tan frío con las demás mujeres, la mira con tanta ternura. Me pregunto si alguna otra dama podría ser una mejor Princesa Heredera.
—¡Consorte Laila!
Laila soltó un pequeño grito.
—Me asustó, Su Majestad, al alzar la voz de repente.
La Emperatriz frunció el ceño ante la exageración de Laila y, recobrando la compostura, respondió:
—Es porque tus palabras fueron demasiado imprudentes.
—¿Fueron imprudentes?
—Sí.
La Consorte Laila puso una cara inusualmente triste.
—Si fue así, lo lamento. Solo lo dije porque sé cuánto ama y cuida Su Majestad al Príncipe Heredero, y pensé que tal vez, aunque no lo exprese abiertamente, podría compartir mis sentimientos.
Fue entonces cuando la Emperatriz se dio cuenta de las miradas dirigidas hacia ella. Muchas personas en el salón la estaban observando. Aunque la mayoría de ellos se preocupaban por cómo la Emperatriz se sentiría viendo al Príncipe Heredero jugando con una doncella, algunos parecían estar de acuerdo con las palabras de la Consorte Laila.
Si la Emperatriz amaba profundamente a su hijo y era amable incluso con sus subordinados, tal vez su corazón podría estar vacilando.
Con un dolor de cabeza creciente, la Emperatriz habló.
—Invité a ambos a la fiesta porque conozco el cariño que Rashid le tiene. Pero hasta ahí llega mi comprensión.
—¿En serio?
Ante las palabras de la Consorte Laila, que ahora tenía las cejas caídas, la Emperatriz asintió con firmeza.
—Sí. Por mucho que posea las cualidades de una dama, sigue siendo una simple doncella sin un apellido adecuado. No puedo permitir que una mujer así ocupe el puesto de Princesa Heredera.
Aunque debería haber terminado allí, la Consorte Laila insistió una vez más.
—Entonces, si Siana no fuera una doncella y tuviera una posición adecuada, ¿sería aceptable para usted como pareja del Príncipe Heredero?
La Emperatriz estaba más que harta de esa conversación. También estaba molesta por las miradas llenas de una vaga expectativa de que ella podría ser diferente de otras madres de figuras de poder.
Quería acabar con la conversación lo antes posible, por lo que dio una respuesta que no sentía en absoluto.
—Sí. Si ese fuera el caso, no tendría motivo para oponerme.
En ese momento, la Consorte Laila sonrió como un gato que acaba de atrapar un ratón.
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