⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Laila preguntó con una mirada brillante:
—Pero, Su Majestad la Emperatriz, mientras conversábamos, me surgió una duda. He oído que Siana es extranjera, ¿cuál era su estatus en su tierra natal?
En realidad, la Emperatriz ya había investigado sobre Siana. Había descubierto que Siana era hija de una familia de comerciantes en decadencia de un pequeño país llamado Guratín, que había sido conquistado por el Imperio. Sin embargo, la Emperatriz no quería revelar que había investigado a Siana, por lo que respondió de manera indirecta:
—Trabaja como doncella de nivel medio, así que debe ser de origen plebeyo.
La mayoría de las doncellas de nivel bajo y medio en el palacio eran plebeyas. Las nobles solían trabajar como doncellas de alto nivel, y aunque ocasionalmente alguna noble trabajaba como doncella de nivel medio, era un caso tan raro que inmediatamente corría el rumor. Sin embargo, la Consorte Laila parecía confundida.
—¿Alguien tan educada y capaz de conversar con los nobles de manera tan fluida puede ser plebeya?
—Hay plebeyos que, mediante la educación, alcanzan cierto nivel.
—Pero, ¿y si resulta que proviene de una familia más importante de lo que pensábamos? ¿Por qué no aprovechamos esta oportunidad para confirmarlo?
—¿Qué?
Antes de que la Emperatriz pudiera continuar, la Consorte Laila envió una doncella a llamar a Rashid y Siana. Poco después, Rashid y Siana se acercaron a la Emperatriz y a la Consorte Laila, como si hubieran estado esperando.
En ese momento, la Emperatriz sintió que algo estaba mal. Sin embargo, los eventos se desarrollaron tan rápidamente que no tuvo tiempo de intervenir.
Ignorando la expresión severa de la Emperatriz, la Consorte Laila preguntó:
—No es nada grave, pero mientras conversaba con Su Majestad la Emperatriz, surgió una pregunta que me gustaría que ambos respondieran.
Laila miró a Siana.
—Siana, ¿es cierto que vienes del extranjero?
—Sí, es cierto.
—¿De qué país eres?
Del Reino de Guratín. Sin embargo, Siana dio una respuesta diferente a la que esperaba la Emperatriz.
—Del Reino de Asilond.
La Emperatriz abrió los ojos con sorpresa.
Laila continuó preguntando:
—¿Eras plebeya?
Sí.
Pero una vez más, Siana dio una respuesta diferente a la que esperaba la Emperatriz.
—No.
—Entonces, ¿eras noble?
—No.
El rostro de la Emperatriz se torció.
Siana continuó hablando con una voz clara:
—Yo era la primera princesa del Reino de Asilond.
En ese momento, el amplio salón de banquetes quedó en silencio. Y poco después, estalló el caos como si hubiera explotado una bomba.
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Que una doncella de nivel medio, proveniente de un país derrotado, resultara ser en realidad una princesa era una noticia impactante. La gente no podía ocultar sus expresiones de asombro.
—Por mucho que su país haya caído, ¿cómo puede una princesa convertirse en una simple doncella?
—Exactamente. ¿Será que Su Alteza el Príncipe Heredero se enamoró de ella a primera vista y la trajo como doncella? Tal vez quería tenerla cerca a toda costa.
—¡Oh, por Dios!
La gente estaba tan intrigada que casi se volvía loca por saber cómo Rashid y Siana se habían conocido y enamorado. La mayoría de las personas en el salón eran jóvenes interesadas en el amor, lo que hacía que el ambiente fuera aún más tenso.
En medio del alboroto, Rashid miró a la Emperatriz con las cejas fruncidas.
—Lamento no haberle informado de este hecho tan importante con antelación, madre.
Siana, que estaba a su lado, también inclinó la cabeza.
—No fue mi intención engañarla, Su Majestad la Emperatriz. Simplemente estaba viviendo como doncella después de renunciar a mi doloroso pasado como princesa, por lo que no lo mencioné.
La Emperatriz estaba desconcertada. Se dio cuenta de que todo había sido una situación cuidadosamente orquestada.
¡Han difundido información falsa para hacerme bajar la guardia y luego usaron a la Consorte Laila para ejecutar este plan!
Siana, leyendo los pensamientos de la Emperatriz, asintió para sí misma.
Sí, fue un plan bastante complicado.
El motivo de Siana para organizar todo esto era dar a conocer su verdadera identidad frente a la mayor cantidad de personas posible, y de la manera más dramática.
Y aún no había terminado con su plan.
La Consorte Laila, con una sonrisa radiante, tomó la mano de la Emperatriz.
—¡Su Majestad la Emperatriz, qué milagro tan asombroso! Usted mencionó que el único inconveniente de Siana era su estatus, pero ahora resulta que es de sangre real.
—…….
—Una princesa de un reino es un partido perfecto para convertirse en la esposa del Príncipe Heredero, ¿no le parece? ¡Mis más sinceras felicitaciones!
La Emperatriz frunció el ceño al ver cómo la Consorte Laila exclamaba en voz alta, como si quisiera que todo el mundo lo oyera. Estaba claro que Laila quería crear un ambiente favorable. Quería mostrar una escena hermosa en la que la Emperatriz, benevolente y cariñosa, bendecía a su amado hijo y a su pareja.
Parecía que los esfuerzos de la Consorte Laila estaban teniendo éxito. Las personas en el salón, fascinadas por esta situación dramática que se desarrollaba como una obra de teatro, observaban con interés, esperando ver cómo respondería la Emperatriz.
Sin embargo, la Emperatriz no era tan tonta como para dejarse llevar por la situación y cometer un error. Con una expresión severa, dijo:
—Es problemático hacer alboroto sobre algo que aún no ha sido comprobado.
Pero la Consorte Laila no se inmutó y respondió:
—Es algo que se puede confirmar con una investigación. ¿Cree que alguien mentiría frente a tanta gente? Además, mire el comportamiento de Siana, o mejor dicho, de la Princesa Siana. ¿Qué doncella habría aprendido tales modales? A cualquiera le quedaría claro que es una princesa de un reino.
Las palabras de la Consorte Laila hicieron que la gente asintiera con la cabeza en señal de acuerdo.
Incluso para ellos, tenía más sentido que Siana fuera una princesa que ocultaba su identidad en lugar de ser simplemente una doncella. La Emperatriz también reconoció ese hecho, pero…
—Aunque Siana sea una princesa del Reino de Asilond, eso no cambia nada. El Reino de Asilond es tan pequeño que apenas se puede ver en el mapa. Además, hace poco fue conquistado por el Imperio, por lo que es como si ese reino ya no existiera. ¿Qué significado puede tener ser princesa de un país así?
Era una forma de decir que, en comparación con Rashid, Siana seguía estando muy por debajo.
La Consorte Laila frunció el ceño y murmuró:
—Su Majestad la Emperatriz es realmente ambiciosa. Incluso usted, que proviene de una humilde familia de barones, ascendió al alto rango de Emperatriz…
—¡…!
Ante esas palabras, la expresión siempre benevolente de la Emperatriz se rompió en pedazos. Con un rostro temible, la Consorte Laila soltó un pequeño grito y se escondió detrás de la ancha espalda de Grace, que estaba a su lado.
El ambiente en el salón de banquetes se volvió frío en un instante. En medio del silencio sofocante, fue Rashid quien rompió el silencio.
—Tengo algo que decirle, madre.
Con un mal presentimiento, la Emperatriz alzó las cejas. Delante de ella, Rashid se arrodilló.
—Amo a Siana con todo mi corazón. Quiero pasar el resto de mi vida con ella. Por favor, permítanos comprometernos.
—¡…!
Fue una declaración impactante, tanto que la Emperatriz dejó caer su abanico.
Junto a Rashid, Siana también se arrodilló ante la Emperatriz y unió sus manos. La imagen de esos dos jóvenes con rostros inocentes arrodillados, mirando a la Emperatriz, era tan conmovedora que resultaba desgarradora.
Sin embargo, la Emperatriz mordió sus labios y no respondió.
Pensé que solo estaban jugando a enamorarse, pero ahora están hablando de un compromiso.
Obviamente, era algo inaceptable. Pero antes de que la Emperatriz pudiera pronunciar esas palabras, Rashid habló.
—Madre, usted siempre ha deseado mi felicidad. Cuando estoy con Siana, siento la mayor alegría.
—Pero…
Rashid continuó en un tono bajo.
—¿O acaso quiere emparejarme nuevamente con esa mujer horrible que mintió diciendo que estaba embarazada de mi hijo?
—¡…!
La Emperatriz miró a Rashid con ojos muy abiertos. Rashid esbozaba una leve sonrisa, pero en esa sonrisa se podía percibir una ira que no había mostrado cuando era eternamente sumiso.
Al ver por primera vez esa emoción en su hijo, el rostro de la Emperatriz se contrajo.
Entre los dos se creó una tensión sofocante. No se sabe cuánto tiempo pasó así.
La tensión fue rota por una voz clara.
—Por favor, deténganse ambos.
La Emperatriz abrió los ojos de par en par.
La dueña de esa voz no era otra que la Consorte Angelina. Era la primera vez que la Consorte Angelina, quien siempre había permanecido en silencio, intervenía de esta manera.
Con el rostro ligeramente tenso, Angelina continuó hablando.
—He oído que cuando a los padres no les gusta la pareja que su hijo ha elegido, pero el hijo no está dispuesto a ceder, hay una forma de resolver ese problema en la familia imperial.
La Emperatriz frunció el ceño.
—¿Acaso estás hablando de la Prueba de la Emperatriz?
Angelina asintió.
Hace mucho tiempo, Ashurey, el segundo Emperador del Imperio, tuvo un conflicto con su madre, la Emperatriz Viuda.
El Emperador y la Emperatriz Viuda habían elegido a diferentes mujeres para ser la futura Emperatriz.
A medida que el conflicto entre el Emperador y la Emperatriz Viuda se intensificaba, hasta el punto de estar dispuestos a ir a la guerra por sus elecciones, un miembro de la familia real propuso una solución.
Se decidió someter a las dos candidatas a pruebas, y la que obtuviera los mejores resultados sería coronada como Emperatriz.
Las dos mujeres compitieron intensamente en las pruebas, y al final, la mujer elegida por el Emperador fue coronada como Emperatriz.
Así nació la Prueba de la Emperatriz.
En los primeros tiempos del Imperio, esta prueba se realizaba regularmente para seleccionar a una Emperatriz digna, sometiendo a varias candidatas a este desafío.
Con el tiempo, esta práctica se convirtió en una tradición arcaica.
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